Si los impresionistas hubieran visto estas imágenes,…Pocos elementos en el cuadro: siluetas de árboles y de islotes, una línea de tierra en el horizonte complementan a los auténticos protagonistas: la inmensidad del cielo reflejado en los omnipresentes lagos de Finlandia. Un fulgor amarillo en el confín, el sol acaba de esconderse, es el Sol de Medianoche que en los veranos de Finlandia siempre está presente, en Laponia ni siquiera llega a dormirse y a Medianoche todavía está ahí. Y en las latitudes del sur del país se acuesta una o dos horas, para luego despertarse con la misma energía de siempre.
La partida del sol deja una huella clara en el paisaje. Un color rojo intenso tiñe todo de color: el cielo que contagia a las nubes, y ambos se miran en los lagos. Un ligero movimiento en sus aguas delata una suave brisa de fin del día. Este es el momento que retrataría un impresionista, una impresión, un instante que es diferente a cualquier otro . Si el artista hubiera captado este paisaje en otro momento del día, la luz habría sido diferente. Si lo hubiera hecho en invierno, sería más fría.
Este instante en el verano de Finlandia dura más de lo que jamás había visto. El tiempo se estira en esta estación del año tanto como se vuelve un suspiro en el corto invierno nórdico. Los atardeceres en la Finlandia estival son eternos, el sol parece que no quiere irse, y por poco no se va. Entonces asistimos a una despedida que pareciera que durase más que la noche.
Y el silencio de estos momentos es tal que podríamos pensar que realmente estamos dentro de un cuadro. La quietud, solo el tenue movimiento del agua y el color del cielo que va cambiando sin que apenas lo percibamos. Ese instante está para siempre atrapado en estas imágenes que se repitieron cada día en nuestro viaje a Finlandia.
Verano en Finlandia. Los días más largos
Viajar a Finlandia en verano supuso vivir los días más largos de nuestra vida, solo igualados a aquellos días de la infancia cuando el tiempo era lento y no percibíamos su discurrir. Aún más al noroeste de la Península Ibérica, donde los días de verano también son interminables y el sol se pone muchas veces a las 11 de la noche.
En Finlandia volvimos a olvidarnos del paso del tiempo de tanto que se alargaban los días. Nada más llegar a las Islas Åland nos asombramos con este fenómeno: esas puestas de sol eternas, ese sol que parece que no quiere dar por finalizado el día. Y mirando por la ventana a medianoche y de madrugada, ese resplandor persistente en el cielo. Y de nuevo a las 3 de la mañana el sol que se asoma inaugurando un nuevo amanecer en Finlandia.
Esas imágenes nos acompañaron a lo largo de todo este periplo por Finlandia, desde el inicio en las Islas Åland hasta el final en Helsinki. Aún más evidentes gracias a la ausencia de barreras a esa luz en las casas finlandesas. No hay persianas y apenas hay cortinas en los hogares de los finlandeses, quizás algunas cortinas finas, algunos cortinones en algunos hoteles en Finlandia que sí nos dejaron en la oscuridad algunos días. Pero la tónica general es dejar pasar la luz a las viviendas, dormirse con ese centelleo omnipresente y despertarse con la luminosidad de un nuevo día.
Para unos españoles una habitud extraña, acostumbrados como estamos a dormir en la oscuridad. Para los finlandeses, algo normal. Quizás la respuesta reside en su amor innato por la naturaleza, con la cual tienen una estrecha relación de convivencia. Sus viviendas están integradas en la naturaleza, los árboles penetran en las casas a través de esos enormes ventanales. Ocurre lo mismo con la luz, tan escasa en invierno, y que en verano es omnipresente, y como este dura tan poco, tal vez quieran aprovecharla sin límites.
Y quizás estén en lo cierto. Convivir con esa luz perpetua a lo largo del viaje por Finlandia pasó de ser algo incómodo a convertirse en algo que necesitábamos. Una buena parte del mes de junio y todo el mes de julio, los mejores meses del verano finlandés, nos acompañó esa luminosidad en el cielo, y de pronto ya no podíamos vivir sin ella.
La magia del Sol de Medianoche
Por fin conocimos ese Sol de Medianoche del que tanto habíamos oído hablar. En realidad este existe solamente en Laponia, desde Rovaniemi hasta el norte del país, en todo el Círculo Polar Ártico, a causa de la inclinación del eje de la tierra en relación al sol. Este nunca se pone en verano al norte de Finlandia, y cuando parece que se va a poner en el horizonte, se levanta de nuevo. Los viajeros que se encuentren en Laponia asistirán a un fenómeno extraordinario: el atardecer que se fusiona con el amanecer. En muchos momentos no se sabrá si es de noche o de día, lo que lleva a la pérdida de la noción del tiempo, instalándose un pequeño caos que los finlandeses aprecian, y los viajeros también.
Nuestro viaje a Finlandia fue un recorrido de oeste a este por la franja central del país, por lo que el Sol de Medianoche no era como en Laponia, pero era muy parecido. Después de largas e intensas jornadas de actividades y recorridos por los parques nacionales, bosques y ciudades finlandesas, nos retirábamos a cualquier rincón para asistir a un espectáculo que se repetía cada día: el baile pertinaz del Sol de Medianoche en el cielo luminoso de verano.
Nos sorprendió las primeras veces, habituados como estábamos a unas puestas de sol más o menos veloces, difíciles de atrapar, que te dejan con ganas de más. Estas eran diferentes por la presencia imperturbable de ese sol que se estaba poniendo y no terminaba de irse, por esa luz siempre encendida. Esa presencia tenía unas consecuencias apoteósicas: cielos que poco a poco iban tiñéndose de rojo y de naranja y que permanecían así durante mucho tiempo. Contemplamos así los más bellos atardeceres que nunca habíamos visto.
El verano más caluroso en Finlandia
El pasado verano fue uno de los más calurosos que se recuerda en Finlandia, temperaturas extremadamente altas, cielos azules, días luminosos. Los finlandeses no daban crédito a lo que estaban asistiendo, familiarizados con veranos más bien nubosos, con temperaturas poco extremas, en definitiva veranos cortos que intentan aprovechar al máximo porque a finales de agosto empieza a escapárseles de las manos.
Pero este verano en Finlandia fue excepcional, podría decirse que comenzó ya en mayo, cuando las temperaturas alcanzaron máximas históricas en un mes en el que normalmente todavía la naturaleza se está desperezando del invierno. Claramente el culpable es el cambio climático. Pero mientras en Europa del sur estábamos todavía con frío, en los países escandinavos llegaba el verano por adelantado. Un verano que fue el más largo que se recuerda: desde mayo hasta agosto, ¡inaudito!.
Y estos viajeros giroscópicos tuvieron la fortuna de vivir este verano histórico en Finlandia. La gente entusiasmada, viviéndolo como si fuera el último, a sabiendas que el duro invierno está ahí y que va a terminar llegando. En nuestro anterior viaje por el otoño de Finlandia ya habíamos constatado que los finlandeses no son fríos ni reservados, sino todo lo contrario. Pero este verano era todavía más evidente. Caras felices, iluminadas por la claridad de los días interminables de verano. Gente por todas partes, animación en terrazas, cafés, parques, lagos, …
Nuestro viaje comenzó en dos de los archipiélagos de Finlandia: el archipiélago de las Åland y el archipiélago de Turku, un paisaje de islas e islotes, de casas de madera de colores con su sauna, y sitios naturales de excepción en medio del mar Báltico. Ya allí percibimos esa sensación de verano interminable, de los finlandeses disfrutando de un buen paseo en barco o en bici. Y más tarde, en la Región del Lago Pyhajärvi, de numerosas actividades en torno al lago: canoa, pesca, chapuzones,…Y en los Parques Nacionales de Konnevesi, Punkaharju, Linnasaari, Petkeljärvi, la gente haciendo senderismo y todo tipo de actividades por unos bosques y unos lagos que sienten como suyos.
Los finlandeses disfrutaron del verano con una felicidad franca, de forma intensa, como si no hubiera mañana, conscientes de lo efímero de esta estación, rehuyendo la oscuridad de un otoño que los llevará al otro extremo: jornadas de oscuridad en las que recordarán aquella luminosidad estival.
Como viajeros que se funden con los habitantes de un lugar, vivimos también intensamente el verano en Finlandia, agotándolo como ellos. Y nunca en la vida habíamos visto tantos atardeceres, todos ellos de una belleza que solo un impresionista sabría definir.
Atardeceres impresionistas en Finlandia. Los cuadros más bellos
Los pintores de todos los tiempos siempre se han sentido fascinados por los atardeceres, símbolo del eterno retorno, de la belleza sublime y de la insignificancia del hombre frente a la inmensidad de la naturaleza.
Pero solo los impresionistas se obsesionaron con el análisis de la variación de un mismo paisaje en momentos del día diferentes. Terminaron por revolucionar el mundo del arte reinventando la pintura, porque quisieron reproducir la “impresión” del día que se acaba. Estudiaron el sol en los diferentes momentos del día, en las diferentes estaciones y llegaron a la conclusión de que las diferentes tonalidades de la luz del espectro solar condiciona el color de un paisaje. En verano predomina el rojo, amarillo y naranja, mientras que en invierno es el azul el que prevalece – lo saben bien aquellos que conocen el misterio del “Kaamos”, esa luz invernal de Finlandia -.
Si Monet hubiera estado en Finlandia como estuvimos nosotros este verano, habría podido analizar el cambio de la luz como nunca, estos días largos, estos atardeceres eternos se lo hubieran permitido. El Sol de Medianoche lo hubiera cautivado. Así como las cortas noches del invierno y la noche polar, tiempos de oscuridad, de “Kaamos”. Paisajes blancos dominados por una misteriosa luz azul.
Monet o cualquier otro impresionista sabía que el color tiene ciertas propiedades físicas que le permiten absorber y reflejar la luz y los colores que la componen. Los colores de los paisajes en verano son cálidos: rojos, anaranjados, amarillos que se reflejan en los lagos finlandeses, en las aguas del Báltico.
Después de contemplar tantos atardeceres en Finlandia, nosotros también lo sabemos. Constatamos que la presencia del sol tiene unas consecuencias apoteósicas: cielos que se pintan poco a poco como si fueran cuadros, cuyo reflejo se ve en la inmensidad de los lagos que multiplican el color. La sensación de estar dentro de un cuadro es en esos momentos palpables.
Cada día asistimos a la realización de una obra de arte, siendo la autora la propia naturaleza, ese Sol mágico de Medianoche. Y lo mejor es que no era un lienzo, sino una realidad palpable, inmensa, espectacular.
Amparo
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Una descripción espectacular, casi casi sentí que estaba allí. Cada imagen más hermosa que la otra. Muchas gracias por compartir.
El Giróscopo Viajero
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¡Muchas gracias Amparo, el placer es nuestro! Qué bien que estas palabras y estas imágenes consigan hacer viajar a la gente.
Oscar
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¡Cierto que es espectacular!
También hay que ver la otra cara de la moneda, el KAAMOS que son los colores de la penumbra antes de oscurecer en el equinoccio de invierno… También muy bellos y bajo el manto de nieve.
¡Os lo recomiendo!
El Giróscopo Viajero
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La luz del Kaamos es muy especial. Una luz que no se puede ver en otras latitudes. Su leve tono azulado que tiñe los paisajes nevados, y esa sensación de que hay cierta claridad extraña. Desde luego, es recomendable conocer Finlandia en invierno para descubrir tanto los días oscuros como el Kaamos. ¡Gracias por el apunte, Oscar!
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