Europa

Nuestra vieja y querida Europa está cruzada por caminos que funcionan como venas que la unen y vertebran en muchos aspectos. Aún siendo el continente más pequeño la densidad de patrimonio y de cultura es tan vasta que no nos importa volver a revisitar países porque siempre descubrimos rincones nuevos y gente amable que nos abre sus puertas.

Durante nuestros viajes de extremo a extremo hemos pisado la arena de Algarve, navegado por las costas de Cerdeña, subido al volcán más activo de Europa, hecho muchos amigos en rutas variadas por los Balcanes, disfrutado de las auroras boreales en Islandia, tocado la tierra siempre húmeda de Escocia, empapándonos de la interminable sabiduría de los museos italianos, brindado con ouzo en Grecia, hemos dormido en cabañas perdidas en los confines finlandeses del norte de Europa, pero sobre todo hemos hecho del viaje la experiencia y no la meta.

Naturaleza

Los accidentes geográficos, montañas y ríos de Europa son mundialmente famosos, por ende destino del turismo internacional. Los Alpes, los Cárpatos, las colinas de Toscana, los volcanes sicilianos, las islas croatas o griegas, el delta del Danubio, las playas de España, los acantilados de Irlanda…todos ellos son célebres, pero Europa no acaba ahí, y en cualquier país encontraremos paisajes asombrosos y más desconocidos que nos permitirán disfrutar de ellos en silencio.

Ciudades de Europa

A veces frenéticas como Roma, otras veces luminosas como Barcelona o Madrid, a menudo amables como Berlín, pero también deslumbrantes como Viena o Praga, en definitiva todas europeas. Más allá de la colección de capitales hay un puzzle de ciudades peculiares e interesantes, que a veces se abren al turismo demasiado rápido en función de modas o de conexiones de vuelos. En todo caso vale la pena vivir Europa con la facilidad que brindan sus infraestructuras y transportes, moviéndonos a lo ancho pero a poder ser con un ritmo paciente que nos permita saborear las joyas de cada país.