Islandia no es un destino europeo, tampoco americano, pero lo es a la vez. No es idílico pero ha sido idealizado por viajeros, literatos y exploradores. Es Islandia una roca refulgente en las puertas del Ártico, un crisol de glaciares, volcanes, geisers, piscinas termales, sifones de ballenas y auroras boreales que iluminan las noches sin fin. La tierra se abre, el suelo truena, surgen islas, la lava funde el hielo, el viento agita las rocas, y los paisajes, de repente se fosilizan, inmutables a pesar de su cambio contante. Ahí el turista se transforma en viajero.
Islandia, un país avanzado que ha cometido los mismo errores que los países pobres. Creyéndose ilusoriamente rico ha entrado en crisis. Islandia, un país que ha sabido cambiar su destino, desde los vikingos hasta su presente dominado por los tiburones de las finanzas. Islandia, un método diferente de Revolución tranquila. Islandia, un reflejo helado y ardiente del Mundo.
Acérquese a este país de frontera, virgen y salvaje, acogedor y humano a través de nuestra Guía de Islandia, recién salida de las entrañas de un volcán.
