Partimos rumbo a la isla del faro de Tankar, donde el paraíso nos espera en la costa noroeste de Finlandia. El barco de la compañía M/S Jenny surca las aguas del Báltico desde la marina de Kokkola. Una ciudad que forma parte de la ruta de las ciudades de madera del país, y conserva su fascinante barrio histórico de edificios de madera al igual que Porvoo, Rauma, Raahe, Uusikaupunki, Naantali,…
El verano está a punto de comenzar, pero los días son ya larguísimos y muy templados por estas latitudes. Lo que anima a los finlandeses a embarcarse para visitar sus archipiélagos y disfrutar de la tranquilidad de sus islas. No olvidemos que Finlandia no sólo es el país de los miles de lagos, sino también de los cientos de miles de islas e islotes. El verano en Finlandia se presenta como una época para disfrutar de las innúmeras horas de luz, del calor y de la extraordinariamente bien conservada naturaleza del país.
En la isla de Tankar, una vez más, comprobaremos la pasión y el respeto de los finlandeses por sus espacios naturales. Tanto, que hasta nosotros acabaremos siendo uno de ellos, fusionándonos con la belleza y la tranquilidad de la naturaleza de esta isla incluida en la Red Natura 2000.
Crucero a la isla del faro de Tankar
El barco de la compañía M/S Jenny espera en las aguas tranquilas del Meripuisto (“Marina” en finlandés) de Kokkola al que hemos llegado en bici a lo largo de los 2,5 kilómetros que nos separan de la ciudad. En el camino, hemos pasado por una de las principales atracciones de Kokkola: el embarcadero de las casas rojas de madera para barcas de Sunti, una sucesión de cobertizos donde los marineros guardaban sus botes y aparejos de pesca entre 1883 y 1950, época en la que el tráfico marítimo era muy animado por la zona. Las fotografías en este rincón son extremadamente bellas, tanto como las que haremos los próximos días en la isla de Tankar.
Antes de embarcar en el crucero que nos llevará allí, paseamos por la Marina, cerca de la playa, de la zona de picnic y del restaurante con vistas al mar. En seguida llaman a los pasajeros que en esta ocasión no llenarán las 72 plazas que posee este barco construido en Holanda en 1978, uno de los barcos de crucero más grandes de Finlandia, que hasta tiene un restaurante.
Son los primeros viajes a la isla del faro de Tankar de la temporada, puesto que comienzan en junio. Muchos viajeros y turistas se aventurarán a lo largo del verano hasta el mes de septiembre, cuando se cierran los cruceros y empieza la Ruska, la bella época otoñal finlandesa.
Preferimos hacer el crucero en el exterior para disfrutar de las vistas del Báltico y de la brisa estival, que todavía es algo fresca y nos obliga a abrigarnos. Sabemos que en Finlandia siempre está bien viajar con una chaqueta en la mochila.
Tras una hora deliciosa e ilusionante, avistamos el bello faro rojo y blanco de la isla de Tankar y el bosque que la abraza. Aunque está situada a tan sólo 15 kilómetros de Kokkola, tenemos la sensación de habernos adentrado en tierras paradisíacas alejadas del mundanal ruido. Sabiendo que Finlandia no casa con la palabra ruido, pues es de los países más tranquilos que conocemos.
La isla de Tankar parece pequeña desde aquí. Quién imaginaría todo lo que nos espera a lo largo de los próximos dos días.
Desembarco en la isla del faro de Tankar
El azul del cielo se refleja en las aguas tranquilas del pequeño puerto de Tankar, así como el faro y algunas de las casas de madera rojo fallun típicas de estas latitudes que divisamos.
Jenny se acerca sin prisa al pequeño embarcadero de la isla de Tankar, permitiéndonos contemplarla desde el mar, una perspectiva que pasará a formar parte de nuestras fotografías de viaje.
Desembarcamos junto con aquellos que pasarán las próximas horas en este rincón paradisíaco de Finlandia, y volvemos la vista atrás hacia el barco Jenny que espera a aquellos que regresan a Kokkola. Para nosotros, la aventura comienza.
Historia de la isla de Tankar
La isla de Tankar surgió en el siglo XIII como resultado de una elevación geológica: se conocía como “la Roca” (“Klippan”). El nombre actual de Tankar deriva del nombre “Tankokari”, que hace referencia a una marca marítima de piedra de 3,5 m. que había en la isla desde 1750, financiada por los burgueses y los armadores de Kokkola. En su parte superior había un barril fijado al extremo de un poste de 6 m de largo. En 1825 se erigió una baliza de madera pintada de rojo en forma de pirámide truncada junto al hito de piedra.
Durante siglos ésta fue un lugar desolado por el que solo pasaban cazadores de focas y pescadores. Fue más tarde, cuando se convirtió en un punto de referencia para los navegantes, ya que allí se estableció una estación de pilotos. La razón era la necesidad de hacer segura la entrada de los barcos a Kokkola, debido a sus aguas poco profundas y a sus canales estrechos y peligrosos. En 1770 se contrató a pilotos para Tankar y se construyó una cabina, convirtiéndose en distrito de pilotaje de Ostrobotnia en 1849. Estos estaban establecidos en la parte norte de la isla de Tankar, más accidentada, mientras que los pescadores estaban en el sur. Todavía se pueden ver los restos de los 60 embarcaderos que llegó a haber en Tankar en la década de 1860. Actualmente, los pilotos operan desde el continente, y la estación se utiliza en invierno, cuando el hielo dificulta el tráfico.
El faro también es un punto de referencia para navegantes que se acercan a la costa de Kokkola.
Qué ver en la isla de Tankar
El faro de Tankar
Caminando entre las casas de madera lo vemos: ahí está, imponente, bellísimo. Nos trae recuerdos de los muchos faros que conocimos a lo largo de nuestros viajes: los pintorescos faros naranjas de Islandia, en medio de campos de lava; faros atlánticos en aguas gallegas – el faro del Cabo Ortegal, otro faro blanco y rojo – , el faros romanos que guían a los habitantes de A Coruña desde hace más de dos mil años – la mítica Torre de Hércules; los faros de las islas Azores,…
Quién siente una gran fascinación por estas construcciones ligadas al mar y a los marinos que guían con su luz mágica por las noches y protegen en jornadas de tempestad. A mí, desde luego, me atraen poderosamente y me inspiran, tanto que siempre me imagino como farera, habitante de estas estructuras situadas en los lugares más bellos de las costas. Solitarios testigos de temibles temporales, pero también de bellos atardeceres y amaneceres. Lugares donde los fareros vivían en otros tiempos una vida tranquila, alejados de los tiempos impuestos por tierra firme.
Consciente de que mitifico estas vidas y estos faros, no puedo sin embargo desdeñar el encantamiento que ejercen sobre mí.
Así que, al acercarme al faro de Tankar, me quedo sin palabras: tan alto y espléndido, con sus lucidos 27,5 metros de altura. Y su linterna con tejado verde preparada para iluminar el Báltico cuando anochezca en la isla. El faro de Tankar se viste de rojo y blanco, uno de los trajes clásicos de los faros del mundo entero.
Está rodeado de casas de madera, algunas de las cuales son alojamientos desde los que poderlo contemplar a todas horas. Sin esperar a que comience nuestra estancia en la isla de Tankar, nos fotografiamos junto a él con nuestras ropas marineras a juego con su colorido.
Todavía está en uso y en verano se pueden hacer visitas guiadas subiendo los 122 escalones que tiene. Lo veremos a lo largo de estos dos días desde una y mil perspectivas, y será nuestro hito, la atalaya a la que miraremos en cada momento. Acompañándonos a lo largo de todo el viaje.
Alojamiento con vistas al faro de Tankar
Nos alojamos en el albergue de la isla de Tankar, situado en la estación de los pilotos, que dispone de sencillas habitaciones dobles, apenas 8. Eso sí, no falta la sauna, y tampoco las vistas al faro. Las noches que pasemos en la isla, podremos contemplar el faro de Tankar al amanecer o al anochecer. También lo miraremos desde la terraza de la cocina-sala, un espacio compartido del albergue.
Hay otro alojamiento privilegiado: la casa del maestro farero, situada a los pies del magnífico faro. Una casa con tres habitaciones, una cocina común, y una sauna que utilizaremos una de las noches.
Finalmente, hay otra opción de alojamiento en la isla de Tankar: una acogedora cabaña de pescadores antigua situada en el puerto.
Sendero de la isla de Tankar
Tras dejar las cosas en el alojamiento, nos disponemos a visitar la isla, para lo que seguimos el sendero de 1,5 kilómetros que la rodea, cayendo en la cuenta de que el pueblo de pescadores se concentra en la zona oriental de la isla, junto al embarcadero. Mientras que el norte es más pedregoso e inhóspito. Paseamos por las rocas, mientras escuchamos el canto de numerosas aves: esta isla es un buen lugar para observarlas.
Luce un día soleado y reina la tranquilidad en la isla, a pesar de que está empezando la temporada turística. Pero, como sabemos, Finlandia nunca está demasiado llena de gente. Así podemos disfrutar de la magnífica naturaleza que nos rodea.
La naturaleza de Tankar
De hecho, la isla de Tankar nos conquista desde el primer momento por la belleza de su naturaleza agreste y, al mismo tiempo, frágil, ya que es una zona de conservación natural, incluida en la red Natura 2000 como parte del archipiélago de Luoto.
Según los carteles, hay unas 180 especies de plantas, entre las que se incluyen la rara eufrasia bottnica, la rúcula marina, la hierva lunar común, la clavelina, la lunaria menor,….Los árboles están en flor, el verano ya casi está instalado en la isla de Tankar.
Nos fijamos también en las plantas de bayas que crecen en las zonas de berzal. Sólo reconocemos algunas, como los arándanos, que en junio todavía están en flor. No será hasta julio cuando se pongan rojos y luego negros, listos para recolectar. Agosto es tiempo de las moras árticas, ¡una auténtica delicia!. Recordemos que los finlandeses son unos grandes recolectores de bayas que conservan para el invierno.
La iglesia de la isla de Tankar
Paramos en la iglesia de Tankar, que identificamos por el campanario y la cruz blanca en la fachada. Por lo demás, parece una humilde cabaña de madera. Situada sobre una gran roca en el pueblo de pescadores de Tankar, fue construida en 1754 para evitar que éstos tuvieran un largo viaje en tierra firme en Kaarlela para ir a misa. Al principio se encontraba en el lugar del faro, pero se trasladó en 1889, cuando comenzó la construcción del mismo. Entramos y nos recibe un acogedor espacio de madera con bancos azules, cuadros de santos, un barco velero colgado del techo – como hemos visto en numerosas iglesias y capillas de Finlandia -.
Actualmente se celebran en ella conciertos y bodas. Un bonito lugar para estos eventos.
Café Tankar
Es hora de comer y ha llegado hasta nosotros que, en temporada de verano, en el Café Tankar ponen una sopa de salmón con pan del archipiélago finlandés que está de rechupete. Así que nos dirigimos al puerto de nuevo hasta el edificio de madera del siglo XIX.
Disfrutamos en la terraza de esta sopa típica de Finlandia con uno de nuestros panes favoritos, y son muchos los panes que hay en el país (de patata, de maíz, de trigo, de centeno,…). Pero el pan del archipiélago tiene mucha fama y nos encanta: se trata de un pan negro con un sabor algo dulzón.
Observación de aves en la isla de Tankar
Tras el pequeño festín, buscamos un lugar tranquilo para descansar. Llegamos a una cala escondida donde la quietud del agua nos invita al reposo. Dejamos pasar el tiempo sin prisa, disfrutando solamente de este rincón de la isla de Tankar, de la luz del día y de los pájaros que nos rodean.
Mientras una dormita, el otro se dedica a fotografiar aves. Más tarde sabremos que en la isla se han avistado 260 especies de aves diferentes y 45 anidan con regularidad. Atraídas por la luz del faro más brillante de Finlandia, llegan a la isla de Tankar miles de aves, sobre todo en noches de lluvia o niebla.
Una serreta mediana, también conocida como pato serrucho, se acerca nadando, creyendo que está solo, y pasa rozándome haciéndome salir de mi estado de somnolencia. Mientras la cámara lo inmortaliza en toda su belleza.
No es la única ave que anida en la isla. También el charrán ártico (o gaviotín ártico), el avión común, la bisbita pratense, la serreta cuellirroja, o la gaviota sombría,…Entre las aves de paso se encuentra un águila conocida como pigargo europeo, símbolo de la ciudad de Kokkola.
Más tarde sabremos que en Tankar hay una estación de aves desde 1972, la cual opera bajo el Birdlife Central de Ostrobotnia. Su trabajo es ingente: desde el seguimiento de la migración de aves hasta el anillamiento de unas 2500 aves al año, además de las labores de identificación y recuento.
El momento en la cala rodeados de aves es largo y delicioso, que marcará el ritmo de nuestra estancia en la misma: dulce y reposado.
Paseo por la isla de Tankar
Cabañas de pescadores de Tankar
Tras el descanso, volvemos a explorar la isla de Tankar, paseando por el pintoresco pueblo de pescadores, situado en la zona oriental, alrededor del puerto. Tankar era base para estos pescadores de arenques de Kaarlela desde el siglo XVI, aunque las cabañas de madera son del siglo XVIII. En los mejores tiempos de pesca, el pueblo albergaba a más de 100 pescadores con sus familias, y además de las cabañas estaban los almacenes de sal, los cobertizos para botes y los embarcaderos.
Nos perdemos por un camino hasta llegar a uno de ellos. Las cabañas son humildes, lo que nos da una idea de la vida en la isla en el pasado. Los aparejos de pesca las adornan, junto a motivos marineros. Todavía quedan unas 13 cabañas, de las 40 que había; la más antigua data de 1768 y se llama: “Sjöblom’s bastu”.
Muy cerca está el Museo de la caza de focas, practicada en Finlandia desde el Neolítico, y que era una buena fuente de ingresos para los habitantes de los archipiélagos. La visita es gratuita y expone una buena colección de objetos.
Atarcecer en la isla de Tankar
Se pone el sol en la isla de Tankar, así que nos vamos al norte para saborear este largo atardecer, tanto que no terminará de ponerse hasta bien entrada la madrugada. Estamos en el noreste de Finlandia y es casi verano, por lo que los días son casi los más largos del año y el sol apenas se pondrá en breve. Sabemos que en Laponia no se pone durante el verano.
El atardecer es de una belleza arrebatadora, el sol parece un volcán que sale del mar Báltico. Recordamos que en Finlandia hemos visto los atardeceres más hermosos de nuestros viajes.
Sauna al atardecer
Como todavía hay tiempo, nos vamos a la sauna de la cabaña del farero, y entre löyly y löyly salimos afuera al fresco de la noche. Y todavía está el sol ahí, omnipresente, tiñendo el cielo de rojo y amarillo. Y la luna al otro lado, cada vez más luminosa.
El faro más luminoso de Finlandia
Tanto como el faro más luminoso de Finlandia, que se enciende y proyecta en el mar su haz de luz a 27,5 millas náuticas. Alumbra y guía a navegantes y pescadores hasta el puerto de Kokkola desde 1889. La iluminación es originaria de la fábrica de Henry Lepaute en París – sí, el mismo que fabricó la Torre Eiffel en el mismo año -. Y ya era uno de los faros más potentes de su época: el haz de luz alcanzaba 13 millas náuticas hasta 1961.
Pero el faro de Tankar no era especial únicamente por ser el más luminoso, también porque en 1903 se le puso un dispositivo mecánico de señalización de niebla y, con niebla intensa, enviaba señales acústicas ¡mediante cargas de dinamita! cada diez minutos.
Imaginamos esos días de niebla que no se disipaba en semanas, con la luz del faro como única referencia para no perderse.
Cómo llegar a la isla de Tankar
Como hemos dicho antariormente, para llegar a la isla de Tankar hay que coger el barco Jenny en la Marina de Kokkola, situada a 2,5 kilómetros de la ciudad.
Cómo llegar a Kokkola
Para llegar a Kokkola se puede coger un avión en Helsinki hasta al aeropuerto de Kokkola-Pietarsaari, a 20 kilómetros de la ciudad. También se puede ir en tren desde Helsinki: está a 3 horas y 40 minutos; o en autobus.
Finalmente, aquellos que prefieren alquilar un coche para viajar por Finlandia, deben saber que Kokkola está en la principal red de autovías de Finlandia, la E8, la E13 y la E23.