Nuestro itinerario pautaba 5 días de intentar bebernos lo que más de la parte norte de Portugal, el segundero giraba incesante y más, tras descubrir, que a los primeros minutos, nuestras primeras impresiones al llegar a Oporto y, a tan sólo darle una ligera probadita, ya habían sobrepasado las expectativas.
El primer día, nada más bajar del avión y arribar a la Estación Sao Bento, un sitio, cabe mencionar, de una belleza remarcable, los gastamos en recorrer un poco las calles de Oporto, estábamos extasiados por su colorida belleza y encanto, para algunos decadente, para nosotros la simbiosis perfecta de una ciudad con aire bohemio y modernidad que nos atrapó al instante.

Hacemos ésta breve introducción para hacer hincapié en que el listón se hallaba alto y lo que viésemos después debía estar a la altura para poder lograr maravillarnos. En fin, decidimos dedicar el segundo día a una ciudad de la que habíamos escuchado sólo alabanzas y recomendaciones: Aveiro
QUÉ VER EN AVEIRO – ACTIVIDADES
AVEIRO Y SUS MOLIÇEIROS
Aveiro está sólo a poco menos de una hora de distancia de Oporto, yendo vía tren desde la Estación Sao Bento, por lo que perfectamente se puede madrugar y hacer un viaje de ida y vuelta, aunque después de estar allí, no nos habría importado dedicarle con esmero más que eso, porque además nos aconsejaron acercarnos al pequeño poblado de Costa Nova y temíamos que no nos cundiera el tiempo.

Aprovechamos para hacer alguna foto de la estación y abordamos el tren, que haciendo una exigua acotación, fue construida en el S. XIX y alberga en su interior la historia de Portugal, majestuosamente contada a través de más de 20,000 azulejos.

El viaje fue cómodo, nos llamó mucha la atención la limpieza que prima en la ciudad de Oporto, tanto como en el transporte público y el resto de los sitios que visitamos, más que destacable y plausible.
Para no causar mayor dilación en mi relato, en un “plis plas”, estábamos en la idílica ciudad de Aveiro, y no exagero en mi adjetivación. La estación de tren se encuentra a unos 15 minutos a pie hasta el centro, yendo sobre la calle Dr Lourenço Peixinho, pero nosotros, ya con la arraigada costumbre de andar por calles menos lineales y más cercanas a los locales y la vida cotidiana de los mismos, sin máscaras o maquillaje para el turismo, decidimos coger una que descendía hacia la que discurre en paralelo a la ría, Cais de Sao Roque, que no era otra que la calle Candido dos Reis, nombrada así en honor a un personaje relevante durante la proclama de la República portuguesa.

Nuestra decisión fue acertada y encontramos a nuestro paso hermosas casitas decoradas al más estilo portugués, una variedad de azulejos de formas, tamaños y colores reluciendo ante nuestro, afortunadamente, soleado día, e incluso un árbol que gozaba de la calidez del sol, abría con delicadeza sus hermosas flores pendiendo de ramales secos, pero con tanta vida aferrada a ellos, que no podía pasar desapercibido a la lente de nuestra cámara y mucho menos de nuestros ojos.

Logramos, después de unos cuantos vericuetos y un camino un tanto rural que cubría la vista de la ría, llegar hasta ella, de aguas mansas y con un moderno paseo por el que circulaban personajes evidentemente oriundos, en su día a día, cordiales ante nuestra presencia y al melodioso saludo portugués de “bom día”, que cruzamos con alguno, nos fusionamos con el entorno y nos dejamos hipnotizar un rato por esa sensación de paz, de familiaridad, de encontrar un nuevo hogar en el mundo.
En ésta catarsis, a lo lejos comenzamos a divisar un objeto multicolor, rozando apenas la superficie del agua, parecía surcar el cielo por el efecto reflectante en ese azul intenso. Conforme se aproximaba, nos dimos cuenta de que ese era nuestro primer encuentro con una de esas tan típicas barcazas que ya habíamos mirado en alguna foto en los folletos turísticos y en nuestras incipientes búsquedas con información de Aveiro, conocidas como “moliceiros”. ¡Vaya suerte hemos tenido! Mostrándose majestuosa parecía ser una vista única y dedicada a nuestros ojos. No había nadie más que nuestras siluetas como testigos silentes de tal espectáculo. Con un gesto el conductor nos saludó, giro sobre sí misma la «góndola» y emprendió el camino de vuelta. Fue como ver al unicornio azul de Silvio Rodríguez, una experiencia de esas de una en un millón.

Ahora entendemos porque Aveiro se ha ganado el título de Venecia del Atlántico o Venecia de Portugal. Totalmente obnubilados por aquel momento surrealista, nos dispusimos a seguir descubriendo la magia de aquel sitio que nos había otorgado tremendo recibimiento y que no decepcionó en nada nuestras expectativas.
En el camino fuimos tendiendo más encuentros fugaces con “moliçeiros” apareciendo de tanto en tanto para alegrarnos la vista.

Antiguamente eran utilizados para transportar el Moliço, un alga que crece en la ría y que, servía como fertilizante y alimento para el ganado, así como para el traslado de mercancías (primordialmente la sal), en el presente se usan únicamente con fines turísticos, ya que sin duda captan la atención del visitante, con su colorida belleza y los dibujos que se hallan en proa y popa.

La ría discurre, casi en perpendicular desde la altura de la estación de tren, hasta entroncar y bifurcarse una vertiente hacia la gran Ría de Aveiro y la otra adentrarse en el corazón de la ciudad, aunque una pequeña canal rebelde se desvía unos metros antes, justo en el Puente Circular, rumbo al Mercado de Pescadería, en donde reposan una hilera de góndolas refulgiendo con sus colores vibrantes y sus pícaros dibujos, donde pudimos apreciar que muchos de ellos, están orientados a connotaciones sexuales principalmente, pero también las hay con motivos religiosos, de oficios o profesión, románticas, pero acompañadas siempre de un tono humorista.

El reloj marcaba poco más de las 9 de la mañana, por lo que el mercado y unas terrazas vecinas, se hallaban con escaso movimiento aún, así que sólo aprovechamos para curiosear en la periferia del mismo y emprender camino hacia la cercana «Capela de São Gonçalinho», la cual desafortunadamente se hallaba cerrada y sólo pudimos fotografiar desde fuera, junto con un conjunto de casas bonitas que le rodean.

Nuestro siguiente punto señalizado en el mapa, era rumbo a la vertiente mayor que baña la ciudad, para encontrarnos con “Las Pirámides” de Aveiro y no, no es que aquí se encuentren yacimientos arqueológicos de la talla de los egipcios o civilizaciones prehispánicas, sino que son un par de columnas que coronan la salida del río hacia el cauce que se encuentra con la riada de Aveiro.

Antes de llegar hasta allí, cruzamos a través del Jardín Do Rossio y una pequeña sorpresa más nos aguardaba justo en la esquina, una casona de fachada digna de admirar.

A la vuelta de nuestro paseo, cerca de «Las Pirámides», se hallan las salinas, ahora convertidas en el Ecomuseu Marinha da Troncalhada, como muestra de un pasado económico glorioso para Aveiro gracias a ésta actividad.

Es fácil moverse en Aveiro siguiendo siempre el camino de las canales, en éste caso ya tocaba el turno de acercarnos por fin al centro de la ciudad y ver qué descubrimientos nos aguardaban allí.
Después de una caminata bajo el sol, paramos a tomar algo, justo en una callecita que se esconde en sentido contrario al centro, en un sitio que ya sólo entrar, nos percatamos era típico y concurrido para la hora de comer, por lo que sin dudarlo ni un segundo, pedimos nos reservasen mesa a la vuelta de nuestra travesía por las pintorescas calles de Aveiro. Y es que además, los olores que emanaban de aquella cocina, nos hizo saber que no estaríamos equivocados en nuestra elección.

Después de nuestra breve intermitencia, continuamos con adentrarnos en el palpitante corazón de Aveiro, en su canal, en más de sus coloridos ”moliceiros”, en sus callejuelas…

En la extensión de la ría flanqueda por las figuras de el hombre y la mujer sosteniendo las herramientas utilizados en el trabajo de las salinas, en un puro y honroso gesto de orgullo por esos ayeres.

Y en esos andares, nos encontramos con un local comercial de toda la vida, una afortunada coincidencia el hallar éste sitio, ya que sólo nos acercamos curiosos al ver que parecían impartir talleres de cocina y la chica que atendía en el mostrador, muy simpática y amable comenzó a contarnos toda la historia de ésta casa de un pasado inmemorial y donde elaboran el postre típico y de gran tradición de éste bonito y colorido poblado, los llamados “ovos moles”, un dulce de peculiar confección, que fuera creado por las monjas del Convento de Jesús.

Se elabora a partir de yemas y azúcar, es de una textura cremosa y una vez elaborado, se vierte en singulares tiestos; el más tradicional, una barrica de madera con decorados alusivos y emblemáticos de Aveiro, que es el que de antaño se utilizaba para envasarlo, en la actualidad también se suelen rellenar con éste suculento manjar, obleas con formas que hacen referencia al mar, pequeños peces, conchas marinas, caracolillos, entre otras curiosas figurillas. Éste capricho azucarado se ha convertido en un referente de Aveiro, por lo que no puedes pasar por aquí y omitir ésta dulce parada.

Ya con el paladar endulzado y con ese reconstituyente exquisitez en las barrigas, seguimos nuestro reconocimiento por Aveiro. Andando sobre la calle Estaçao dos Correiros de la Vera Cruz, donde se halla un diminuta plazuela con restaurantes pequeños, a buenos precios y de aroma apetecible….

Y mientras nuestro sentido del olfato se despertaba una vez más, otro se ponía alerta ante un hermoso canto melancólico en portugués, que a pesar de la nostalgia reflejada, su ingente tristeza no estaba en solitud, un armónico acompañamiento de guitarra le acompasaba, lo que llevó a un tercer sentido, la vista, hacía una pequeña tiendita en una esquina de la plaza, especializada en éste estilo interpretativo típico de Portugal: el fado. Una expresión musical que eriza la piel con su desgarradora interpretación de historias, de amor y desamor, de agonía, melancólicas y apasionadas.
Después de éste disfrute multisensorial, seguimos andando cuesta arriba y unos pasos avante se encuentra la Iglesia de Vera Cruz que data del S. XVII, es un bonito templo de impoluta blancura, contrastado con la vistosa cerámica policromo que recubre muchas fachadas del bello país europeo , éstas adosadas en el S. XX. Vale la pena recorrerla para admirar los retablos de talla dorada y su estilo barroco.

Henchidos de tanta belleza, decimos explorar la cara opuesta a la ría, el lado más antiguo de la ciudad. Siguiendo el camino horizontal del pintoresco mural en alusión a la actividad económica de antaño de Aveiro: las salinas.

Subiendo por la Rua Coimbra, nos encontramos con otro bello mural y la explanada donde se encuentra el Palacio de la República, pasos avante está también la Iglesia de la Misericordia, un imperdible ejemplo de la arquitectura Manierista portuguesa, construida en el S. XVII, en la que resaltan, una vez más, el revestimiento de azulejos y el conjunto de retablos en su interior.

Para nuestro grato asombro, conforme nos adentramos en la parte antigua, descubrimos edificios y más edificios recubiertos de ésta cerámica que tanto hermosea y distingue a Portugal.

Una gratificante caminata nos llevó hasta la Catedral y Museo de Aveiro, éste último ubicado en lo que fuera el Antiguo Monasterio Dominicano, donde se pueden apreciar una remarcable colección de arte sacro, así como también tallas doradas de la Iglesia de Jesús y el túmulo de la Princesa Joana.

De la Catedral, destaca una imponente cruz de Santo Domingo (monumento nacional), de estilo gótico-manuelino, el original se halla preservado en el interior del templo.

Las horas pasaban y ya se acercaba la hora de nuestra reserva para comer en la “Marisqueira Mare e Cheira”, así que comenzamos a emprender el retorno, callejeando un poco más y disfrutando de pintoresco colorido de las fachadas de Aveiro.

La comida no nos decepcionó, fue suculenta y copiosa, el sitio estaba lleno de gente local que se da cita para deleitarse con los manjares que allí sirven. Pudimos constatar que habíamos hecho una buena elección.
COSTA NOVA
El tiempo se agotaba y queríamos apurar la luz del sol para ver Costa Nova y sus casas de pescadores que se ven en todas las postales, rebosantes de color. Por lo que nos acercamos a la parada ubicada en la Rua Clube dos Galitos, que se encuentra justo frente a un bonito edificio de una Escuela de Idiomas.
Hay una tabla de horarios que nos orienta acerca de la ida y vuelta, hay que estar atentos al número de autobús que llega hasta el destino que se desea y si no, siempre se puede preguntar a la gente, que en Portugal, se caracteriza por su cordialidad y simpatía. El trayecto es corto, aproximadamente Aveiro y Costa Nova están separados por unos 10 ó 12 km y el pasaje cuesta entre 3 y 4 euros con retorno.

La extensión de playas se despliega a lo largo de 5 km, entre las que está Costa Nova, Playa Barra, Costinha, Vagueira, Duna Alta, culminando en Praia do Areao.
Nuestro arribo a Costa Nova demoró tan sólo 15 minutos, y ya a la entrada del pueblo pudimos apreciar esas fantásticas vistas de las casitas a rayas con colores llamativos, conocidas como “palheiros”, que era donde antiguamente los pescadores guardaban las redes, hoy convertidas en viviendas, bares, heladerías, pastelerías, etc.

No era época de bañarse, ya que nuestra visita transcurrió en temporada invernal, por lo que sólo tocaba deleitarnos con el paisaje variopinto de las fachadas, primero de las que se hallan en la línea de la ría de Aveiro, llenándonos los ojos de color y el alma de emociones, para luego adentrarnos en los caminos que conducen a aquellas que disfrutan del rumor del Océano Atlántico, un breve paseo en verdad, ya que Costa Nova posee de anchura escasos 250 metros. Lo que lo hace un pueblo pequeñito, pintoresco y con aire muy familiar.

En el kiosco de información nos dijeron que la primera construida se hallaba “a las afueras” del pueblo, hablamos de unos 200 metros hacia el inicio del poblado, al callejear, nos dimos cuenta que hasta los edificios modernos se han mimetizado con la fisonomía del resto para no desentonar, para pertenecer, para no romper con el encanto que les rodea, incluso los restaurantes y bares han adoptado también la personalidad que caracteriza a Costa Nova.

Sin duda un lugar único que merece la pena visitar, y que seguramente en época estival, es abarrotado por locales y turistas curiosos que se acercan a disfrutar de la bien ganada reputación que goza y de sus playas de fina arena, y postales idílicas. Lo que nos hace agradecer poder disfrutarlo sin prisas, sin gente, a nuestro aire, con pasos pausados.
Ya con el ticket de vuelta comprado y la hora marcada para regresar, nos llevamos en el alma un trocito más de ésta hermosa tierra que es Portugal, que nos enamora cada vez más y, para rememorarla una y mil veces, miles de fotos en la cámara y en la memoria.

Ahora volvemos a Oporto, a seguir descubriendo su magia y encanto. A seguir empapándonos de su arte y cultura. Hasta el próximo encuentro amigos lectores y gracias por leer nuestras líneas compartidas y ¡A viajar qué la vida es una!
Natalia
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Hola!!!! Me ha encantado el post y las fotos son preciosas!!!! Voy a Oporto ese verano y queríamos hacer una excursión a Aveiro también, y con tus indicaciones me has ayudado un montón!!! Pero tengo una pregunta,¿ el billete de Oporto a Aveiro en tren a cuanto sale aproximadamente????
Muchas gracias y saludos!!!
Aitor Pedrueza
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Hola Natalia! Gracias, Aveiro es una ciudad encantadora. No te puedo decir cuanto cuesta porque igual ha cambiado de precio el billete pero verás que no es caro desde Oporto. Buen viaje y disfruta de Portugal.
Lurdes
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Me encanto porque yo nací en Aveiro
Aitor Pedrueza
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Gracias Lurdes. Aveiro es realmente preciosa, una de las joyas de Portugal.
Esther
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Hola, la última semana de julio me voy cinco días a Aveiro, con todo lo q has contado, me será más fácil. Tengo muchas ganas tiene q ser precioso. Muchas gracias.
Aitor Pedrueza
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Hola Esther! Gracias. Seguro que te va a gustar, Aveiro es uno de esos lugares especiales de Portugal. Buen viaje!!
Raquel
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Hola, estoy programando un viaje a Oporto para febrero y una de las escapadas que queremos hacer es a Aveiro. Me han gustado mucho las fotos, transmiten un encanto especial. Me gustaría preguntarte, ¿con qué frecuencia pasan los autobuses a Costa Nova? Merece la pena hacer dedicar un rato a visitar esas casitas junto a la playa, ¿verdad? La idea es ir en el día y volver a dormir a Oporto. Muchas gracias!
El Giróscopo Viajero
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Hola Raquel! Sin duda te recomendamos Aveiro, es muy accesible en tren desde Oporto. Los autobuses a Costa Nova pasan cada no mucho, pero puedes preguntar en la oficina de turismo, que está al lado de donde se toman. Las casas de colores son muy chulas y si te gusta la fotografía tienes que ir. Disfruta mucho del viaje a Portugal!
Raquel
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Mil gracias! Me quedo por aquí para seguir tomando nota de recomendaciones de viajes 🙂
El Giróscopo Viajero
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Gracias Raquel! Si nos quieres ayudar un poco puedes ir compartiendo en tus redes sociales nuestros artículos, fotos, etc… Un abrazo!!
JAIME
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Conocemos Aveiro solo de paso y queremos volver para disfrutarlo a tope. Es precioso. Merece la pena Costa Nova? Muy buen reportaje. Enhorabuena
El Giróscopo Viajero
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Hola Jaime! Gracias. A nosotros nos parece que merece la pena costa Nova. si puedes ir con buen tiempo y aprovechar la playa para bañarte mejor que mejor, nosotros fuimos en febrero y como no era tiempo de baño al menos paseamos sacando buenas fotos. buen viaje a Portugal!!
Paula
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Hola… soy de Argentina y en el mes de octubre voy a estar visitando Oporto y obviamente tenia en mente visitar Aveiro y Costa Nova y con tu relato me has ayudado muchísimo.
Gracias por compartirlo
Paula
El Giróscopo Viajero
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Gracias Paula! Te va a encantar Aveiro, es uno de los rincones más particulares de Portugal. Buen viaje!!
Jessica
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Hola! Estamos justo en aveiro, llegamos esta mañana siguiendo tus indicaciones desde Oporto. Mañana iremos a costa Nova y beira Mar. Obrigada! 😉
El Giróscopo Viajero
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Hola Jessica! Os va a encantar Aveiro, Costa Nova, Oporto y todo Portugal. Buen viaje!
Silvia Merino Martínez
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Gracias por estas líneas sobre Aveiro y Costa Nova, sirven de inspiración. Saludos.
Helena
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Hola yo estuve la otra semana en Aveiro y me ha encantado es muy bonito. Soy de Braga y el billete nos costo 12 euros ida e vuelta. Visitamos costa brava y es bonito con las casitas de colores. También andamos de barco por los canales. Es un lugar que se debe visitar.
El Giróscopo Viajero
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Hola, Helena! Nos ha encantado que hayas disfrutado de Aveiro. Braga es otro de los destinos que nos gustaría visitar, así que ojalá pronto podamos ir a conocerlo. Nos encanta Portugal. Muchas gracias. Saludos
Nuria
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Hola! Me ha encantado tu post. Voy en enero 6 días a Oporto, y quiero visitar Aveiro y Costa Nova. Mi pregunta es si me recomiendas ir a pasar un día y volver a Oporto, o hacer noche en Aveiro y pasar allí dos días.
Muchas gracias!
Un saludo.
El Giróscopo Viajero
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Hola! La visita a Aveiro y Costa Nova se puede hacer en un día. En invierno al haber menos horas de luz se hace un poco justa, pero posible. En todo caso nosotros recomendamos hacer noche y así disfrutar del paseo tranquilo por Aveiro, y si hace sol y calor de un poco de playa en Costa Nova. Buen viaje a Oporto!
Saludos