Descubriendo Jaén con el Viaje al tiempo de los íberos (y de los romanos)

Jaen territorio íbero y romano, un destino perfecto para el turismo cultural.

Juego de claroscuros en el Patio de los Amores de Cástulo. Un lugar con más de 1500 añosde historia que se convierte en sala de conciertos de música contemporánea. ©Iñigo Pedrueza.

Jaen es un destino ideal para quienes buscan cultura y arte, con Ubeda y Baeza como estandartes de su Patrimonio de la Humanidad en la lista de la UNESCO, y por supuesto gastronómico. La provincia de Jaén se asocia, y con razón, al olivo y al aceite. Sus 64 millones de olivos hacen de esta provincia de Andalucía la zona de mayor producción mundiales de aceite de oliva. España tiene muchas provincias y zonas de producción, y Jaén es una de las mejores sin duda. De aceite de oliva pero, sobre todo, de AOVE, aceite de oliva virgen extra, el mejor, el que tenemos que usar sin restricción ni cuidado. Pero dejemos el aceite para otro artículo, que nos vamos por los Cerros de Úbeda. Como ven no hay manera, en Jaén hay tanto que ver, Úbeda y sus cerros incluida, que es muy fácil dispersarse y perderse por sus cortijos, dehesas y ciudades patrimoniales. Sin hablar de su gente, cercana, trabajadora y curtida en muchas luchas.

Todo esto de lo que hemos hablado es más o menos conocido. Sin embargo, el Jaén que descubrimos, el que vamos a mostrarles hoy no lo es tanto. Hay que remontarse a casi 3 milenios antes del presente, al siglo IV a.C cuando España no existía, pero la piel de toro, la Península Ibérica y el resto de la cuenca Mediterránea sí. Y estaban en el mismo sitio, pero pobladas por otras gentes. Tampoco había todavía españoles, pero había gentes como nosotros, con las mismas necesidades, los mismos deseos y, sin duda, las mismas recurrentes debilidades, todos ellos ancestros nuestros. 

El pasado sirve para entender el presente no para legitimarlo.

Guerrero íbero de la doble armadura, del siglo V a.C. encontrado en Cerrillo Blanco, en Porcuna.

De ese pasado remoto sólo nos quedan los vestigios materiales, los restos de los cimientos de sus ciudades y monumentos, de los templos y lugares de importancia. Nos queda también parte de su cultura material, esto es, de los objetos que utilizaban en todos los aspectos de su vida y su sociedad. Como es evidente, únicamente una parte de esa cultura material ha llegado a nuestros días. Fragmentos y piezas de instrumentos de piedra y metal principalmente. Objetos de gran valor algunos, y otros de la vida corriente, de los útiles y la cerámica usada para almacenar alimentos o líquidos. No sabemos muy bien del todo quienes eran estas personas, no les conocemos fisicamente, pero eso no debe importarnos. No eran nosotros, pero nosotros, españoles y portugueses, europeos, africanos, mediterráneos, somos un poco de ellos, y de muchos otros por supuesto. 

Como no se sabe todo, ni mucho menos de estos períodos tan antiguos, la clasificación que la arqueología y la historia hacen de esos grupos humanos se basa en la cultura material de la que hemos hablado. Así, tradicionalmente se ha hablado para la Península Ibérica de Celtas e Íberos, asimilándolos a “pueblos” o “naciones” cuando en realidad se estaba hablando de los restos de sus ciudades, tumbas e instrumentos. Se han utilizado términos que se inventaron en el siglo XIX y XX, en la Revolución Francesa y con el nacimiento del nacionalismo y el Estado contemporáneo. Es un grave error aplicar conceptos actuales a gentes que vivieron casi tres mil años antes con ideologías y cosmoginías muy diferentes a la nuestra. Sería más correcto mantener la distancia y no utilizar la historia pasada para justificar nuestra mala gestión del presente. Buscar reproducir fronteras actuales de cualquier tipo, políticas, lingüísticas, religiosas es un error rayano en la demagogia y la propaganda. Algo a tener muy en cuenta, para el caso de los Íberos o de cualquier otra entidad o grupo humano del pasado, sobre todo en estos tiempos convulsos y tan poco racionales. Recordemos que hablamos sólo de los restos de esa cultura material que han llegado a nuestro tiempo, 3000 años después.

Con Marcelo Castro, luchador incansable y arqueólogo experimentado, uno de los responsables de la recuperación de Cástulo.

Nuestra visita a Jaén nos sirvió para aprender más y para conocer varios asentamientos íberos, ese conjunto de poblaciones que compartieron, más o menos, una cultura material similar en el sur y este de la Península Ibérica. Durante el Viaje al Tiempo de  los Íberos, pudimos comprender mejor cómo algunas de esas poblaciones íberas evolucionaron de manera más rápida hacia sociedades y modelos culturales más complejos.  Sus Oppida pasaron de poblados a incipientes ciudades-Estado gracias a uno de los conflictos geopolíticos más importantes de la historia antigu:, las Guerras Púnicas entre Roma y Cartago. Dicho esto, viajemos al pasado y disfrutemos con la Ruta de los Íberos que permite disfrutar de la mágica Jaén.

Ruta de los yacimientos íberos en Jaén.

Arqueología íbera en Jaén, un viaje al pasado para descubrir el presente. El mosaico del Patio de los Amores fue uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de 2012. ©Iñigo Pedrueza.

Entre el siglo VII y la conquista romana de Iberia, (que comienza en el 218 a.C y que termina en el 19 a.C) se desarrolló en la actual provincia de Jaén, una rica cultura material que, como hemos dicho, se ha venido a llamar íbera, pero con muchas particularidades. Por supuesto, no fue el único lugar donde los Íberos dejaron su huella. Jaen destaca porque se encontraba cerca relativamente del Mediterráneo y, además ,porque era una zona rica en minas de oro, plata y plomo, en aceite, vino y cereales. Por ello, desde pronto las relaciones comerciales con las colonias fenicias y griegas, después cartaginesas será muy importante. En consecuencia, el patrimonio, las ciudades, los santuarios y los monumentos íberos de la zona son especialmente ricos.

Los Oppida (plural de Oppidum), es decir, pueblos o ciudades fortificadas erigidas en farallones o colinas; las tumbas, santuarios, esculturas, cerámica, todos ellos son vestigios de una sociedad que se hacía más compleja y que marcaba más las diferencias de estatus y riqueza. Los arqueólogos e historiadores, como Vicente Barba y Marcelo Castro que han estudiado el período, hablan de “una sociedad aristocrática de príncipes, héroes, damas y dioses”. Gracias a ellos aprendimos muchísimo y recorrimos Jaén tras las huellas de los Íberos. Fue un privilegio poder ser guiados por estos grandes investigadores que dedican su vida a que todos podamos conocer mejor el pasado.

Una de las características especiales de 2019 ha sido la celebración del 20 aniversario de la Ruta Viaje al tiempo de los Iberos con la organización de varios eventos relacionados de manera diferente con la arqueología y el pasado íbero romano. Por eso se organizó este blog trip en el que, junto a algunos compañeros de otros medios pudimos descubrir las maravillas de Jaén.

Viajando al tiempo de los Íberos.

El Museo Íbero de Jaén.

Caja ceremonial de piedra.

Comenzamos nuestra ruta de los íberos en el Museo Arqueológico de Jaén, inaugurado en 2017 y que contiene una buena colección temática de la historia material de los asentamientos íberos y sus ciudades en la provincia. Es un gran edificio contemporáneo de unos 10 mil metros cuadrados construido sobre el solar donde se encontraba una antigua cárcel. Dentro de unos años, se pretende que se convierta en Museo Nacional de la Cultura de los Íberos (al igual que el Arqua en Cartagena y el Museo Romano en Mérida), ya que posee fondos y piezas más que suficientes para llenarlo. Pretende ser una especie de museo-territorio, referente de toda los yacimientos íberos del Levante.

Vicente Barba, uno de los máximos expertos en los Íberos, afirma que, con la exposición actual “La dama, el príncipe, el héroe y la diosa”, podremos llevarnos una idea interesante de quiénes eran los Íberos. Se trata de un viaje a través de cuatro personajes íberos que aparecen en más de 300 piezas arqueológicas. Como el ajuar funerario de  un príncipe íbero encontrado en la Necrópolis de Piquía de Arjona: cuatro cráteras griegas, cerámica de lujo del siglo IV, en las que se representan estos cuatro personajes.

Cratera de factura griega pero con motivos íberos que muestra las relaciones entre el Levante ibérico y el mundo griego. ©Iñigo Pedrueza.

Gracias a las esculturas, cerámicas y útiles encontrados en los diferentes yacimientos de la provincia se crea un recorrido por varios arquetipos de la sociedad íbera. El primer personaje es el Príncipe, que se muestra como un héroe a imagen y semejanza de Heracles – los Íberos reutilizaron y adaptaron la mitología griega para relatar sus propias cosmogonías -, alcanza la categoría de Héroe o semidiós. El segundo personaje es un héroe representado como un aristócrata triunfando en su lucha contra grifos y leones. El tercero la Dama íbera, una especie de princesas , donde el número de collares indicaba el nivel de poder. Su papel parece ser muy importante en esta sociedad, como portadoras del linaje y del tesoro familiar; incluso mediaban entre el Príncipe y la divinidad. Y el cuarto personaje, la Diosa íbera Betanum, representada de diferentes maneras y que era adoraba en diferentes santuarios, templos y lugares como las ciudades (oppidum), cuevas y abrigos, tumbas…

Como bien decía Vicente Barba, realmente, a través de este recorrido temático por el museo, comenzamos a comprender cómo se organizaba esta sociedad aristocrática y las protociudades Estado íberas antes de su inclusión en el Imperio Romano.

Música electrónica en la ciudad iberoromana de Cástulo.

Patio de los Amores y concierto de DJ Mmm, pasado y presente unidos para aprender con ellos. ©Iñigo Pedrueza.

Poco sabíamos de la ciudad iberoromana de Cástulo, una inmensa ciudad amurallada de 70 hectáreas de extensión junto al río Guadalimar. Cástulo creció y se desarrolló al amparo de sus ricos recursos mineros y agrícolas. El comercio con fenicios y griegos primero, después en mitad de las Guerras Púnicas con cartagineses y romanos, modificó la sociedad de estas poblaciones, haciéndolas más abiertas y mestizas. Un ejemplo son los vasos de factura griega pero decorados con motivos mitológicos íberos. 

El complejo de Cástulo posee diferentes vestigios de siglos de ocupación: necrópolis, zonas de fabricación de manufacturas, de habitación, calles e infraestructuras. Tras muchas vicisitudes, Cástulo pasó bajo dominio romano como ciudad de importancia. Prueba de ello es su extensión y los restos que han llegado hasta nosotros. En las murallas de la zona más alta se encontró el León de Cástulo que se puede visitar en el museo de Linares. 

Durante nuestro viaje tuvimos la suerte de disfrutar de un concierto de música electrónica de DJ MoM entorno al Patio de los Amores. Un gran mosaico que decora aún hoy el suelo de la sala de recepción donde los dirigentes romanos recibían a invitados y dignatarios. Descubierto en 2012, el mosaico se halló impoluto y completo por la forma en la que se derrumbó el edificio que lo protegió de saqueos y destrucciones. Cástulo fue habitado también en época visigoda y medieval. Un castillo árabe ocupó la parte más oriental de la inmensa ciudad. El Castillo de Santa Eufemia que forma parte de otra ruta cultural jienense, la de los Castillos y Batallas que no hay que perderse.

Museo arqueológico de Linares.

Este museo recoge buena parte de los hallazgos realizados en la ciudad íbera de Cástulo y su visita sirve para entender mucho mejor la propia ciudad. Es recomendable visitarlo con antelación para disfrutar después del sitio arqueológico. La excavación y estudio de Cástulo se inició en los años 1950 y aún sigue sin haberse excavado más que una mínima parte. Varias plantas, un patio cubierto y un sótano acogen multitud de piezas y restos de la ciudad iberomana. Entre las obras más famosas encontramos el león del siglo I a.C. y otra de las piezas más famosas, la Patena de Cristo, más tardía ya que esta datada en el siglo IV d.C y que se halló en un edificio paleocristiano.

 

El equinoccio en el Santuario de la Cueva de la Lobera.

Otro de los elementos clave de nuestra visita fue descubrir la importancia que tuvieron para las sociedades íberas los fenómenos solares, marcados por los equinoccios y solsticios. En nuestro caso, pudimos disfrutar del concierto en Cástulo al anochecer y de una recreación del equinoccio de otoño en la Cueva de la Lobera. En este abrigo rocoso se excavó una cavidad para que el sol, durante los equinoccios, iluminase una roca con forma humana. En la Cueva de la Lobera se hallaron muchos exvotos, reproducciones humanas o de miembros humanos que se utilizaban con intención mágica o religiosa y que son comunes en casi todas las religiones. Estos exvotos se pueden ver en el Museo del Santuario Ibérico de Castelar, en el pueblo del mismo nombre a poco menos de un kilómetro de la cueva, y también en el Museo Íbero de Jaén.

El equinoccio llega a la Cueva de la Lobera, santuario íbero. ©Iñigo Pedrueza.

Una senda de medio kilómetro nos llevó acompañados por decenas de personas vestidas con trajes íberos y romanos hasta el abrigo. En esa romería histórica de la Cueva de la Lobera se conmemoraba y disfrutaba del equinoccio, momento muy importante para todas las culturas de ese periodo. Escuchamos un concierto de música, popular y moderna, mientras el sol caía entre las inmensas llanuras pobladas por ejércitos de olivos. Caía, o eso intuíamos, porque no lo veíamos porque su luz se doblaba y escondía entre nubes que no dejaban a sur rayos tocar el santuario. En la inmensa llanura crecían cerros y colinas que, como gigantescos guardianes, protegían a los olivos y quizá a los espíritus de todos los pobladores de estas tierras. Finalmente, el sol apareció, justo en el ocaso para teñir de oro la pared rocosa y acompañar al himno Aceituneros de Jaén, de Miguel Hernandez, adaptado por Paco Ibañez. El mérito lo tuvo la Coral Andrés Segovia de Jaén.

Jaén te hace volver.

Jaén esta repleta de lugares interesantes y la meteorología pareció aliarse con la cantidad de atractivos para no dejarnos verlos todos y así hacernos volver obligatoriamente. Varios de los puntos importantísimos de la Ruta Viaje al Tiempo de los íberos nos quedaron por visitar. 

El mal tiempo no nos dejó montar en los kayaks para llegar, a través del embalse de Rumblar, al yacimiento prehistórico de Peñalosa. Sí que pudimos visitar el castillo árabe de Peñalosa de la Encina, uno de los mejor conservados en toda España del periodo islámico, pero eso quedará para otro artículo.

Atavios de reminiscencia iberoromana durante la romería del solsticio en la Cueva de la Lobera, santuario íbero. ©Iñigo Pedrueza.

Otro de los lugares que quedaron en el tintero fue el inmenso poblado íbero de Giribaile, situado en el lugar donde se unen los ríos Guadalimar y Guadalén. Giribaile fue arrasada durante la conquista romana a diferencia de Cástulo que supo, o pudo, negociar e integrarse en Roma. 

La ciudad amurallada de Puente Tablas es otro de los lugares donde se aprecia la importancia del calendario solar y los equinoccios en la sociedad ibera. Fue uno de los grandes lugares de poder de la zona durante siglos, poblado desde el Bronce hasta la época musulmana. Durante el siglo IV. a.C. sus murallas de 5 metros de altura, defendían su riquezas y mostraban la Puerta del Sol, un santuario dedicado a una deidad femenina. La puerta estaba construida de tal manera que el sol del los equinoccios la atravesaba al amanecer, iluminando la escultura de la diosa.

Agradecimientos.

Manuel Torres Soria, nuestro cicerone en Jaén. Guía y compañero, ¡hasta pronto esperamos!

Este viaje de descubrimiento de Jaen no hubiera sido posible sin la ayuda y la colaboración de la Diputación de Jaén y de la Oficina de Turismo de Jaen, Jaen Paraíso interior. Un abrazo especial para Mabel Selfa que organizó nuestro viaje junto a Manuel Torres Soria, https://www.instagram.com/factoriahistorias/ sin ellos nunca hubiéramos descubierto la maravilla de su provincia. Fue un extremo privilegio descubrir el patrimonio íbero de la mano de dos grandes arqueólogos, Vicente Barba y Marcelo Castro, puntas de lanza de la arqueológica andaluza, un ejemplo de las buenas cosas que también existen en España y que muchas veces olvidamos. Para más información sobre el Viaje al Tiempo de los íberos, visiten su pagina web y asistan a los actos que se celebran cada año, descubrirán una España rica en esa Andalucía mágica que enamora.

Más artículos sobre Jaén y sus tesoros:

El Castillo almohade de Burgalimar en Baños de la Encina.

Descubriendo el AOVE (Aceite de Oliva Virgén) en Jaén y Almeria.

Mapa del Viaje al Tiempo de los Iberos.

Destinos del Viaje al Tiempo de los íberos en Jaén.

2 comentarios de “Descubriendo Jaén con el Viaje al tiempo de los íberos (y de los romanos)

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