Calviá, nuevos nichos turísticos en Mallorca y las Islas Baleares

Calviá, Mallorca la isla diversa. Otra reflexión sobre el turismo.

Cala de Illetes en Calvia. El nuevo turismo puede empezar con el sol y la playa. ©Iñigo Pedrueza.

Llegamos a Mallorca como hemos llegado a muchos otros lugares, con nuestro bagaje y nuestras experiencias, es decir, con prejuicios e ideas preconcebidas. Algunas eran positivas, ya que todos los destinos mediterráneos nos apasionan, nos encantan y rápidamente nos imaginamos pasando una larga temporada en el lugar. Por otro, las Islas Baleares han sufrido del estigma del turismo de masa. De un modelo demasiado intrusivo, masivo, que ha afectado a las personas que viven en el archipiélago y a su preciosa naturaleza. En esto, las Baleares comparten problemas con buena parte del Levante español y de todo el arco mediterráneo. En el caso de Mallorca y de la comarca de Calviá, desgraciadamente esto ha sido una parte de la realidad. Pero sólo una parte, amplificada hasta la saciedad por la mala publicidad y el populismo de los medios de comunicación, que sólo recuerdan algunos lamentables casos de turismo salvaje en Magaluf, sin tener en cuenta el conjunto del turismo mallorquín. Pero esos casos se convierten en ideas fuerza, en falacias cómodas que aún manchan la imagen de todo el muncipio.

Pensamos que es necesario comenzar por esa, imagen no demasiado buena, que Magaluf y Calviá se han ganado de manera injusta. Nosotros la complementaremos con lo que hemos visto, lo que ha cambiado y que los medios de comunicación tradicionales, obvian y evitan decir. Tristemente, en España, y no sólo en España, cuesta muy poco hablar mal, hablar de todo lo terrible, causando miedo a la ciudadanía. Presentar de manera irresponsable hechos, como un juicio sumario, sin matices ni análisis, todo de manera maniquea, desatando odio y rabia.

Hotel OD Port Portals, de arquitectura curiosa y diseño personal. ©Iñigo Pedrueza.

En el caso del turismo nos encontramos en un momento donde ideas reaccionarias agitan el sambenito del turismo, como un espantapájaros que oculte la falta de políticas públicas, -y privadas-, diferentes, más arriesgadas, viables y sostenbiles. Siempre es mucho más fácil utilizar la cabeza de turco del turista que, reconocer nuestros propios errores. Porque, se olvida muy rápido, que España se ha beneficiado mucho del turismo, de esos mismos alemanes, franceses, escandinavos y británicos, que desde 1967 llegaron a las playas españolas para disfrutar del sol, y para consumir en los chiringuitos, los bares, restaurantes, tiendas y hoteles. Se olvidan de los beneficios turísticos, de la misma manera que se olvida que fuimos, nosotros o nuestros padres o abuelos, inmigrantes que se buscaron la vida en Francia, en Bélgica o Suiza, en Argentina o Venezuela. Hoy olvidamos muy rápido y buscamos soluciones fáciles, siempre muy contundentes, pero que no sirven nunca para resolver los problemas acuciasteis de nuestro planeta..

Sin embargo, evidentemente, todo esto, no implica la necesaria critica de ese modelo, que sacó a tantos de la pobreza pero que ha demostrado ser difícilmente sostenible y terrible en impacto ecológico y económico a largo plazo. Por eso, nos parece importante hablar de Calviá, de Magaluf y de Santa Ponça, de Mallorca y de las Balerares. Porque, afortunadamente, las cosas están cambiando y hay nuevos proyectos y nuevas ideas en el turismo mediterráneo. Ojalá los medios de comunicación tradicionales se preocupen un poco más de las cosas que mejoran, de las cosas que se hacen cada día un poco mejor. Quizá fuera esa, una forma de reducir la tensión social y de evitar que más y más gente apoye, por desidia y desesperanza, ideas extremas que nos separan y nos enfrentan, en España, en Europa y en el Mundo.

Calviá superando estigmas, busca un nuevo modelo de turismo.

Piscina colgante del hotel Melia Beach en Magaluf, en la hora azul. ©Iñigo Pedrueza.

Nada más llegar a la isla de Mallorca y encontrarnos con los organizadores del presstrip, nos dimos cuenta de cuál era la intención del viaje. Después, la confirmamos al encontrarnos con autoridades públicas y gerentes de las empresas colaboradoras. Como ya hemos dicho, Mallorca y, en especial,  algunas zonas de Calviá, han sufrido mucho porque se les ha asociado a un tipo de turismo salvaje y poco productivo. El conjunto de los responsables han decidido actuar e intentar cambiar, tanto la imagen como el propio tejido del turismo en la comarca. No es la primera vez que nos ocurre, y por eso nos agrada encontrar a personas que buscan promover nuevos caminos turísticos tanto en los ayuntamientos, como en las instituciones regionales y nacionales. Y que cuenten para hacerlo, con los bloggers y los nuevos medios de difusión turística. Lo habíamos comprobado en Isora y en Tegueste en Tenerife, en El Hierro, en Málaga, Castro-UrdialesGuadix, Almería o Jaén. Por fin parece que en España se está intentando cambiar activamente la imagen del turismo y de los atractivos a promover.

El Ayuntamiento de Calviá es bastante grande y por ello muy diverso. Como muchos de los municipios de Mallorca posee diversos núcleos de población, algunos en la zona costera, otros en zonas más altas del interior. Históricamente, en el mediterráneo las poblaciones buscaron la protección de las zonas más altas del interior para evitar los peligros de la piratería o las invasiones y, porque las tierras eran más fértiles. El boom turistico de los años 1960 y 70 cambió totalmente el paisaje urbanístico y trajo ingentes riquezas para los propietarios de las peores tierras. La transición de la sociedad agraria a la sociedad moderna de consumo, basada en el turismo, fue muy rápida, a veces brutal. España, y en partículas las Islas Baleares se convirtieron en un destino atractivo y mitificado para millones de personas. El dinero afluyó y la calidad de vida mejoró rápidamente. Calviá situada justo al norte de Palma, fue pronto un nuevo centro turístico.

Iglesia de Calviá. Patrimonio desconocido. ©Iñigo Pedrueza.

Sin embargo, el turismo basado en las playas y el buen tiempo, trajo también aumento de precios, contaminación y destrucción de la naturaleza. La sociedad cambió mucho, en principio para mejor, pero la crisis inmobiliaria de 2008 sacudió los cimientos ya baqueteados, del turismo en España y las Baleares. En 2019, la quiebra del gigante Thomas Cook ha vuelto a mostrar que el turismo del futuro, el turismo del presente, depende:

-de la diversificación de atractivos y de mercados;
-de la solidez económica y financiera,
-de la personalización de servicios y actividades, donde la clave siempre debe ser la calidad.
-del respeto y la colaboración con los habitantes de las regiones turísticas;
-del cuidado de la naturaleza y los recursos que hacen atractivo a cada destino.

Todas son inseprables obligaciones que toda política turística debe contener. Sin esa colisión de beneficio económico y sostenibilidad social y ecológica, el pan de hoy será hambruna en unos pocos años. 2019 ha visto la recuperación de varios destinos mediterráneos como Túnez, Marruecos, Egipto, Turquía. Algo que es muy necesario para dar estabilidad a esos países y mejorar su situación económica. La mejoría reducirá la emigración forzada y la tensión social provocada por esos mismos motivos económicos. Sin embargo, esa recuperación ha afectado a otros mercados del norte del mare nostrum. El sur de Francia, Italia, Grecia, Andalucía y el Levante en España, al igual que los dos archipiélagos, han visto como la afluencia de turistas se ha reducido. Una vez más se muestra que la carrera por reducir los costes y aumentar el número de turistas no hará del turismo un sector económico rentable y socialmente interesante. Sólo una apuesta por la calidad y por un sector equilibrado puede ser viable.

Calviá una oferta amplia y para todos los públicos.

Atardece el otoño en Magaluf y la gente se divierte en el agua de una piscina situada a 30 metros de altura.©Iñigo Pedrueza.

Con nuestra visita de Calviá hemos podido corroborar que la oferta turística del municipio está cambiando para no depender tanto de los grandes grupos y touroperadores, y del turismo de masa. Mallorca, y Calviá en concreto, comparten esa suerte de reposar en una zona de clima agradable o muy agradable, durante tres cuartas partes del año. Calviá cuenta con decenas de playas y calas, algunas tan famosas como las de Magaluf o Santa Ponça, otras menos conocidas pero igual de bonitas en Illetes, Bendinat, Palma Nova, El Toro, Portals Nous, Costa de la Calma, Peguera…

Una orografía rica en penínsulas y cabos, bahías y calas, hace que nunca falte un lugar donde plantar la toalla o bañarse en casi cualquier época del año. En octubre el agua estaba a más de 20º grados, y aunque la tormenta amenazaba, el Gran Azul se volvía turquesa y nos bamboleaba en una playita donde estábamos casi solos. Pocas zonas de Europa pueden congratularse de tales temperaturas, escenarios y panoramas. El nuevo turismo en las Baleares, y no sólo aquí, debe apoyarse en los sólidos hombros de una ventaja diferencial. El sol y las playas son la oportunidad para desarrollar un turismo diferente y variado.

La gastronomia, por el paladar le convenceré.

Buñuelos de Mallorca, recetas populares que no deben perderse. ©Iñigo Pedrueza.

Mallorca, como cualquier parte de España, tiene la inmensa suerte de poseer una gastronomía tan sabrosa como diversa. Hay trazos que unen las recetas gallegas andaluzas y catalanas, los aromas castellanos y vascos, los sabores cántabros y navarros, extremeños y canarios. Y al mismo tiempo, cada pueblecito, cada comarca ofrece verduras, embutidos, carnes, pescados y quesos, vinos y cervezas distintas. En Calviá no podía ser de otra manera.

Y la diversidad de sabores venía de la propia diversidad de restaurantes. Hay grandes restaurantes con estrellas Michelin y otros que no la tienen y son igual de buenos. Pero también hay restaurantes que sólo los lugareños conocen, sobre todo, en la parte del interior, por ejemplo en el núcleo de Calviá. No dude en preguntar pistas a la gente del lugar, son los que mejor conocen la zona.

Toda esa variedad se muestra y se pone de manifiesto en uno de los eventos en los que pudimos participar: la Muestra de Cocina de Calviá. Este año esta manifestación contó con la colaboración de 43 restaurantes del municipio.

Los hoteles se esfuerzan en ofrecer una gastronomía más completa y más interesante, para atraer al cliente por el paladar. Y lo mismo en lugares como la marina del puerto deportivo de Port Adriano, donde pudimos cenar una de las noches de nuestra visita.

Hay sorpresas también, como descubrir recetas platos vinculados a fiestas, estaciones o fechas particulares del año. ¿Por qué no descubrir los buñuelos mallorquines en una pequeña degustación preparada por las abuelas más cocineras de uno de los pueblecitos que componen Calviá? Embutidos, quesos, platos con verduras y hortalzas, pescados del día, carnes de caza o de animales criados libres, la gastronomía siempre es un aliciente para visitar España, y en Calviá lo saben, promoviendo y haciendo de su excelente red de restaurantes y cocineros un emblema distintivo.

Alojamientos con encanto, hoteles para todos los gustos.

¡Playas de Calviá en octubre! ©Iñigo Pedrueza

Magaluf es hoy una población que no cumple el cliché en el que se la encerró. Ha tenido que luchar contra ese estigma, el del turismo bárbaro, que desgraciadamente existe en toda España y en todo el mundo. Sin embargo, no sabemos muy bien porqué con Magaluf se creó un icono negativo que está costando mucho cambiar. Es cierto que no estuvimos en la época alta del verano, pero lo que vimos de Magaluf no es, en nada, diferente de lo que hemos visto en tantas zonas turísticas españolas, italianas, francesas, croatas o portuguesas.

Hay problemas a nivel urbanístico, por supuesto, donde no los hay, herencia de un pasado que no hay que olvidar, pero si cambiar. Sin embargo, parece que las nuevas políticas apuestan por turismo de mayor calidad, ofreciendo alojamientos que ofrecen servicios diferenciados y distintivos, que no dependen de los packs a precio de costo. Los empresarios y las autoridades locales se han dado cuenta de que es mejor apostar por la calidad que por la cantidad.

En ese sentido, los hoteles que visitamos como el Melia Calviá Beach o Hotel OD Port Portals, donde nos alojamos. Otros situados en el interior como el Hotel Castell Son Claret, que se encuentra muy cerca del paraje natural de la Finca Galatzó, apuestan por el entorno natural y la exclusividad. Son ejemplos de ese camino que va desde el hotel de lujo al hotel boutique cercano al cliente y que da un plus, mucho más allá de los apartamentos vacacionales o los hoteles condicionados por los grandes touroperadores.

El deporte, una gran nicho, competición y disfrute.

Salida de la Challenge Peguera ©Iñigo Pedrueza.

Mallorca y Calviá, una vez más, gracias a su excelente clima, son perfectos para atraer a equipos de diversos deportes en periodos de preparación, para stages y entrenamientos de todo tipo. Y no solo eso, también son el teatro de competiciones de talla mundial, como el Triathlon de Peguera, otra de las pedanías de Calviá. Allí se celebra todos los años la Challenge Peguera Mallorca, uno de los triatlones más apreciados en la media distancia.

Tuvimos la suerte de poder asistir a la salida, al discurrir de la prueba de natación y el cambio tras salir del agua. Cientos de atletas de todo el mundo, pero mayoritariamente extranjeros, se reúnen desde hace cinco años en Calviá. 2000 participantes, sus entrenadores, amigos o familias, visitantes y medios de comunicación. Durante varios días suponen varios miles de personas y millones de euros de facturación, en una época que ya no es temporada alta. Y la Challenge Peguera es solo una de las pruebas y eventos deportivos que se celebran en Calviá y Mallorca. El deporte mueve el cuerpo y es bueno para la mente pero también para la economía.

Corredores de la Challenge Peguera Mallorca. ©Iñigo Pedrueza.

La salida de la Challenge Peguera fue tremendamente emocionante. Quizá, porque nosotros, a nuestra manera también corremos y participamos como actores del deporte. Entonces, tal vez, es más fácil meterse en la piel del deportista, del silencioso batir de mil corazones al unísono y en perfecto caos. Todo al mismo tiempo, preparativos, emoción, nervios, la música épica que acompaña los minutos previos a la salida. La arena húmeda bajo los pies desnudos. Y la mañana fresca y cálida en un otoño que para nosotros es primavera. Y miles de personas que luchan contra si mismas. Que no buscan el oro, sino el orgullo de vencer sus miedos y sus límites. El deporte, esa gran metáfora de la humanidad, si se entiende por un camino de la superación que no de conquista. En un instante el cronometro comienza su largo camino y cientos de corredores se lanzan como posesos contra el mar, esta mañana relativamente enfurecido. Comienza la larga marcha, los 2 km a nado, los 90 en bici y para finalizar una media maratón, 20 km que llevarán a cada uno de los participantes a la gloria de haber terminado la carrera. Nosotros clavados en la arena nos limitamos a inmortalizar el momento. A soñar con sus zancadas, vibrar con sus brazadas, gemir con cada pedalada, a exultar con esos pasos que son kilómetros y que estallan en el jubilo de la victoria mínima y personal.

La Calviá menos agitada, camino de la Sierra de la Tramontanta.

Parque arqueológico de la colina de Puig de sa Morisca, Calviá indómita, llena de historia y patrimonio y con un gran potencial de futuro. ©Iñigo Pedrueza.

Una de las oportunidades de Calvia es aprovechar la afluencia de tanta gente que la visita gracias a su meteorología y de sus playas. Hacerlo descongestiona una costa que hay que proteger y evitar masificar. Al mismo tiempo, se desarrolla todo el territorio y se crean beneficios económicos en todo el municipio y en todas las zonas las pedanías. Por otra parte, los turistas se relacionan más con los locales y descubren como de vive fuera de las poluciones eminentemente mas turísticas. En Santa Ponça, la colina de Puig de sa Morisca, alberga yacimientos de las primeras culturas que poblaron la isla. Restos talayóticos y 35 hectáreas de naturaleza, junto al mar.

Calviá centro, donde se encuentra el ayuntamiento fue el principal núcleo de la población en el pasado. Es un pueblecito tranquilo situado a medio camino entre las calas de la costa y la hermosa sierra de la Tramontana que bordea toda la costa norte de la isla de Mallorca. Un pueblo sin ajetreo, con restaurantes menos ruidosos pero con gastronomía igualmente deliciosa. La Iglesia de la ciudad reposa en la zona alta de la población y muestra, para quien llegue hasta allí sus peculiaridades y su belleza terrosa. El edificio actual se terminó en 1897 con una curiosa mezcla de estilos neoclásicos, neorrománicos y neogóticos. Otros edificios más modestos, nos cuentan la historia de Calviá y, por extensión, de todo el Mediterráneo, cuando los tiempos eran más duros y vivir en una isla no era, precisamente, ningún privilegio.

Casa solariega de Calviá. ©Iñigo Pedrueza.

Recordar el pasado, permite valorar lo que se ha mejorado evitar repetir los errores. Visitar Calviá, sus pequeñas tiendas, saludar a los lugareños, compartir con ellos unas palabras en un bar, en una frutería o en un parque donde unas abuelas, que podrían ser las nuestras, fríen buñuelos como ya casi nadie sabe hacerlo. La integración el turismo debe hacerse con cuidado ya que se trata de algo muy poderoso. El turismo es positivo en tanto en cuanto se sitúe junto al local, a su lado, complementando y ayudando económicamente. Nada es permanente y todo cambia, pero los cambios deben producir un cierto progreso, económico, social, cultural. Así se aceptan más fácilmente. El turismo se desarrolla y se vuelve atractivo con y por los habitantes de cada lugar, nunca contra ellos.

Naturaleza, un paseo único por las sendas de Cala Galatzó.

Paraje de afinca Galatzó, una muestra de las casonas rurales del interior de Mallorca ©Iñigo Pedrueza.

Una meteorología caprichosa impidió que descubriéramos la isla de Malgrat cerca de Santa Ponta en una ruta en barco que seguro nos hubiera mostrado una vista increíble de la fachada marítima de Calviá. Un ejemplo de las posibilidades de las actividades náuticas y deportivas en este mar de Mallorca.

En cambio, a pesar de que el cielo se teñía de grises por momentos, pudimos descubrir un paraje natural único. La fica pública de Galatzó. Una antigua propiedad rural que fue comprada por el ayuntamiento y que hoy es un parque abierto para visitar. Por un lado el caserón o pequeño palacete rural donde estuvo el centro de la explotación. Una antigua almazara atestigua la riqueza, y la dureza del campo balear. Frutales, algarrobos, olivos, encinas cubren todo el valle en donde se encaja Finca Galatzó. Un recuerdo del modo de producción de las islas durante muchos siglos, antes de que la panacea del turismo modificase todo.

Hoy el turismo es el impulso, un empuje que hay que domar antes de que su inercia sea perjudicial. En la Finca Galaztó, comienza una de los ramales de la GR, -Gran recorrido de Senderismo-. Uno de los más importantes de todas las Baleares. La GR 221 que recorre la Sierra de la Tramontana desde Andratx hasta Pollensa. Una ruta que se recomienda hacer en siete días si se hace a píe, aunque puede hacerse mas rápido, sobre todo, si se usa la bicicleta. Un recorrido maravilloso por la zona más alta de Mallorca que cuenta con varios refugios y lugares para dormir y comer. Hay proyectos para ampliar la oferta de alojamiento y de servicios y promover tanto la GR 221 como la Finca Galatzó y así un nuevo tipo de turismo.

Casas de Galatzó, casona rural que hoy es un espacio público y el comienzo de una ruta de senderismo por todo el norte de la isla.©Iñigo Pedrueza.

Una ruta más corta para hacer en una jornada es la que nos lleva desde el aparcamiento de Ca l’Amo en Biel hasta el pico del Puig de Galatzó. La ruta dura unas 7 horas y media con una dificultad media difícil ya que hacemos cumbre en el Puig de Galatzó con sus 1027 metros. Son unos 19km de sendero y un desnivel acumulado de 1100 metrosEl recorrido pasa por las Casas de Galatzó por supuesto y luego sigue por un valle donde se van visitando varios puntos claves para la explotación agrícola, Se pasa delante de un antiguo horno de cal y varias carboneras. Se sigue el recorrido de la antigua acequia que proporcionaba agua a las Casas de Galatzó y a los campos colindantes. Después se asciende a una cresta por la que se llega al pico de Galatzó. La flora de la zona es especialmente interesante ya que varios endemismos baleares se encuentran fácilmente. Por ejemplo el coxinet de monja, la estepa joana y la violeta de peñasco.

El Calviá interior nos ha encantado ya que ofrece posibilidades muy diversas, combinando mar y playa, montaña y sendero, gastronomía e historia. Un ramillete de nichos turísticos que piden atraer a muchos tipos de viajeros.

Hasta pronto Mallorca.

Con nuestros compañeros bloggers y los organizadores. ©Iñigo Pedrueza.

El autobús arranca y dejamos atrás Galatzó camino del aeropuerto. La visita de Calviá y de Mallorca ha sido corta, pero inetnsa. Hemos estrechado lazos con otros compañeros, digamos ya amigos, con profesionales y con empresas e instituciones. Nos vamos encantados porque hemos descubierto otro lugar donde parece que algunas cosas se intentan hacer mejor. Y nos encanta contarlo e intentar colaborar y promover esas buenas decisiones.

Gracias a todos ellos, especialmente al Ayuntamiento de Calviá y a las empresas colaboradoras. Y por supuesto al equipo de Pide La Luna: Alessia Comis, María José Tomé e Irene Hermida que hicieron nuestra visita aún más agradable con su presencia y sus consejos y enseñanzas estos preciosos días en Mallorca. Un abrazo también para nuestros compañeros de viaje José María Toro del Blog Hedonista; Celeste del Blog de Celeste; Alessia di Raimondo; Diana Millos de Dianamiaus; Axelle Blanpain y Renaud.

PD. Un recuerdo muy especial para el corredor británico que falleció por un desgraciado colapso durante la prueba de triatlón.

Mapa de Calviá.

Mapa de Calviá.

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