El calor aprieta en Capulálpam de Méndez, en plena Sierra de Juárez al norte de la ciudad de Oaxaca. Por el sinuoso camino que asciende hacia las montañas, el paisaje seco y árido ha empezado a reverdecerse llenando nuestros ojos. La huella de los últimos incendios junto a la carretera ha tiznado de negro desde los inmensos árboles hasta las más diminutas briznas. El calor y la ausencia de lluvia son cada vez más frecuentes y amenazan uno de los paisajes con más especies endémicas de México.
Viajamos buscando el remanso de paz de una de las zonas más auténticas del Estado de Oaxaca. Tierra de zapotecas, el latido de sus habitantes aún está sincronizado con los ruidos del bosque. Nos llama en esta ocasión el eco de palabras que nos susurraron hace años al oído, hablando maravillas de la Sierra Norte oaxaqueña.
Los niños de la escuela de música ya han terminado de ensayar cuando llegamos a Capulálpam de Méndez, cuyo nombre hace alusión a los capulines -los cerezos mexicanos- y a Miguel Méndez Hernández, liberal oaxaqueño que tuvo gran influencia en el ex presidente Benito Juárez.
Todos los habitantes que nos encontramos nos saludan cordialmente y en poco más de media hora ya estamos comiendo en los soportales junto al quiosco, a la sombra de los inmensos sabinos, sintiendo que, como el musgo que cubre la corteza de los árboles, Capulálpam ya nos ha acogido en su seno.
Apoyado en la ladera de la montaña, mirando al suroeste en la que por las mañanas las nubes danzan y por las tardes el sol se baña entre la sombra de los picos recortados, Capulálpam de Méndez fue distinguido como el primer pueblo mágico de Oaxaca.
Tendremos tiempo y días para pasear por sus calles empedradas, de disfrutar del insigne templo de San Mateo hecho con cantera amarilla y conserva retablos del siglo XVI y XVII, de ser observadores de la medicina tradicional indígena transmitida durante generaciones, o para despedir al sol desde la terraza de Café Verbo. Pero el primer impulso, la mirada que ha corrido a buscar una historia ha sido la de visitar y conocer Juguete Arte.
Juguete Arte Capulálpam
El proyecto de Juguete Arte funciona como una cooperativa -seis personas, cuatro mujeres y dos hombres- que se cimenta en valores sociales, igualitarios y medioambientales. La parte social proviene de la actividad de emprendimiento fijada sobre la alusión directa a la cultura y tradiciones zapotecas.
En iguales términos encontramos la oportunidad de empoderamiento e independencia de las mujeres que elaboran los juguetes de madera, que logran así incorporarse al mercado laboral. Todo ello sin olvidar el tercer sostén ambiental, ya que las piezas se confeccionan de los restos de madera desechada, y por tanto dotan de vida, uso y sentido a pequeños troncos cuyo destino sería pudrirse o servir de alimento de las chimeneas.
El bocho descapotable rojo hoy llega con todo el equipo, pero otras veces funciona como furgoneta improvisada llena de trozos de madera del aserradero o del bosque.
El taller abre sus puertas y el olor a madera es imposible de disimular. Como si fuera la tripulación de una nave espacial todos los miembros de la cooperativa toman su lugar, a los mandos del torno, del taladro, de los cuchillos o los pinceles.
Las mujeres que cuidaban los bosques
Dentro de la cultura zapoteca existe la figura del Guardián de los Bosques, al que se honra con respeto y ofrendas cuando la gente de la sierra oaxaqueña se sumerge en su manto verde.
Hoy sus embajadoras son las miembros de la cooperativa de Juguete Arte, cuyo proyecto se basa en la sostenibilidad y la conciencia medio ambiental.
Son tiempos del denominado greenwashing mediante el cual algunas empresas buscan purgar sus pecados y agresiones con la naturaleza, haciendo uso de una falsa etiqueta de defensores del medio ambiente. Y frente a ellos, la comunidad de Capulálpam, regida por el autogobierno de Usos y Costumbres de las tribus indígenas, lleva décadas aplicando medidas reales para que la presión sobre el bosque sea la adecuada.
Como miembros del Forest Stewardship Council -ente que regula y certifica el manejo forestal sostenible a nivel mundial-, el aserradero de Capulálpam selecciona tras estrictos estudios, los árboles que se van a talar de forma responsable.
No en vano, la sierra de Juárez posee extensos territorios de bosques mesófilos de montaña, conocidos también como bosques de neblina, importantes por su capacidad para capturar y controlar los flujos del agua.
Juguete Arte reutiliza los pedazos de madera que por tamaño o por tipología no van destinados a la industria maderera, reaprovechando todo para que ni una astilla se pierda en el camino. Emplean tanto cedro blanco, fresno, nogal, capulín, o ciprés, además de madera de árboles frutales.
Elia Martínez fue la impulsora en 2011, cuando aprovechando el interés de varias entidades financieras puso en marcha Juguete Arte. Así nació la primera colección limitada llamada ‘Pueblo Mágico’, e inspirada en el imaginario popular, juegos tradicionales, oficios, animales de la región -cacomixtle, liebres, el huidizo puma, el tecolote (mochuelo), puercoespines, murciélagos, el venado que podremos ver en la UMA (Unidad de Manejo Ambiental), pájaros carpinteros, ranas y la catarina.- y las leyendas, con diez personajes, cuyos prototipos podemos ver aún en la tienda.
La hija de Elia, Libni nos ilustra con el recorrido, mostrando las diferentes fases para que de un retazo de madera germine uno de los seres o animales de Juguete Arte.
El proceso creativo significó buscar la sintonía e inspiración con el propio sentimiento que produce perderse en el bosque, ir a buscar las plantas medicinales, crear dinámicas aportando ideas para concebir a los personajes que luego cobran vida con la madera tallada. El diseñador hace una especie de retrato robot partiendo de la visión o ensoñación que estas mujeres vierten describiendo a personajes como el guardián del bosque.
A partir del diseño ellas han sido las que han plasmado el proceso creativo en las figuras, con mucha prueba y error. La pintura y barniz que emplean son a base de agua y no son tóxicos, un argumento más para incidir en la parte natural y sostenible. Para complementar el pelo, las patas o el resto de complementos de las piezas se usa mecate de yute, piel sintética o piola de algodón.
La segunda colección ‘Remedio’, está basada en la medicina tradicional y el vínculo con el pueblo mágico. Ante nuestros ojos aparecen la curandera, el huesero, la partera, la embarazada, o el enigmático guardián del monte al que se le hace ofrendas de comida o mezcal cuando se visitan sus dominios del bosque.
La última colección, llamada ‘orígenes, el color de la fiesta’ (2022), donde como su nombre indica, el color es el protagonista.
Dos seres de esta colección nos llaman poderosamente la atención. Los llamados Benegagüis tienen la capacidad de transportarte a una dimensión de felicidad absoluta, mientras que la Matlazihua (en zapoteca significa “mujer que enreda) tiene la cualidad de atraer a los hombres borrachos para hacerlos desaparecer, como los cantos de una sirena y otros seres de la mitología europea.
Tampoco faltan los naguales, las brujas, la banda de música, el tequio es la pareja de hombre y mujer ya que representa el trabajo comunitario sin recibir remuneración o el guardián del Sabino.
Por primera vez usaron maderas cálidas, con el objetivo del contraste de los tonos de color de los árboles frutales como el cerezo, el capulín -que parece caoba-, nogal o manzano o incluso arbustos para los cuernos del guardián como la pingüica.
Libni nos cuenta que se hizo un intensivo trabajo de investigación, charlando y escuchando a las personas mayores, curanderas y conocedoras de la recolección de plantas medicinales.
En estos años, el mayor esfuerzo ha sido lograr que más mujeres de Capulálpam se sumen a Juguete Arte con sus tiempos y horarios, de forma flexible y que les permita participar y tener un espacio de aprendizaje, creación o simplemente de relajación.
-Todo esto lo hicimos por nosotras – Afirma Elia- por sentirnos libres, antes de que llegase el movimiento a veces de cartón piedra de empoderamiento de la mujer. Durante su formación muchos carpinteros les dijeron que ganaban más dinero haciendo sus piezas que enseñándolas. De ese desprecio surgió el coraje para levantar el proyecto, ya con mucha responsabilidad al crear una cooperativa, sin ninguna guía empresarial y desde cero.
Sin duda es cierto, son un ejemplo para ellas mismas pero también para la comunidad, e incluso para aquellas personas a las que se transmiten los valores locales.
Unos pasos más allá, Edgar Santiago se pone manos a la obra para mostrarnos el trabajo. Nos cuenta que la madera que sostiene en sus manos ya está más oreada (seca) y se puede trabajar. El torno comienza a girar y las primeras formas empiezan a asomar.
Las vetas quedan aquí al aire, queriendo de forma intencionada que sean cicatrices reales de los árboles, dando lugar a piezas únicas que para cada coleccionista sean especiales.
En la tienda donde se pueden comprar las piezas, la mueblería empleada también es pedacería a la que le han dado salida para confeccionar las estanterías, imanes, pendientes o llaveros.
Impresionados por la destreza, aún nos sorprende más el piso superior que funciona como taller para participar en la creación de un juguete. Los visitantes, escuelas o grupos privados, participan en la parte final del proceso, puliendo, pintando y pegando las piezas que terminan de alumbrar los animales o personajes.
Han hecho talleres de «enséñame a jugar» mostrando los juegos tradicionales de los habituales, o talleres de reptiles para que la gente entierre prejuicios sobre los reptiles realmente venenosos y no matarlos.
Las «joyas de madera» de Juguete Arte han viajado a muchos rincones del mundo. Algunas transportadas por niños que las mecían con cariño desde su visita a Capulálpam, otras gracias a que se pueden comprar en la Tienda UNAM de Ciudad de México, en el pasillo Orgullo México en el que se muestran trabajos de artesanos de toda la República.
También han «volado» a exposiciones en Guatemala a para dar a conocer el proyecto gracias a Rainforest Alliance Certified y a una iniciativa que se llama Mujeres de Mesoamérica, o a la feria de turismo FITUR en Madrid.
Nos despedimos de Elia, Libni y todo el equipo de Juguete Arte, con un puñado de animales, mientras al salir nos afirman: «Ustedes no se llevan un producto, se llevan parte de todos los valores que engloba el territorio a nivel social y cultural.»