Después de los primeros días en Meteora y en Lepanto, el camino nos llevaba hacia el sur, entrando en el Peloponeso a través del puente Patrás. El antiguo santuario griego de Olimpia era nuestra primera visita arqueológica de las muchas que habíamos marcado en nuestro itinerario de viaje.
Olimpia… Su solo nombre nos evoca el evento deportivo que casa cuatro años nos emociona con atletas de todo el mundo compitiendo por obtener un lugar en la memoria. Viajeros ilustrados del XIX acudieron fruto del renacimiento y culto al mundo griego clásico, como Louis-François-Sébastien Fauvel, François Pouqueville, William Gell, Charles Robert Cockerell o William Martin Leake.
HISTORIA DE OLIMPIA
Mucho antes de que empezase la tradición de los juegos olímpicos en el 776 a. C., Olimpia ya estaba habitada, y era de hecho una destacada ciudad micénica. En estos tiempos, Kronos, padre de Zeus, era adorado en la colina de Kronion que domina el lado norte del santuario, mientras que existían varios lugares de culto dedicados a deidades femeninas como Afrodita, Ourania o Eileithyia. El primer santuario y oráculo conocido fue el Gaion, que se dedicó a la diosa Gaia (Tierra) y a su hija Themis. El héroe mítico Pelops también tenía sus fieles, y su temenos (terreno delimitado y consagrado) llamado Pelopion, es el monumento más antiguo conocido en los Altis (área sagrada). Junto a Zeus, su cuyo culto se hizo predominante al final del período micénico.
Altis – Área sagrada de Olimpia
El nombre Altis deriva de la corrupción de la palabra Elean que también significa «la arboleda» porque el área era boscosa. El Altis, como se conocía originalmente al recinto sagrado del santuario, era un área cuadrangular irregular de casi 200 metros (183 metros) y amurallada, excepto al norte, donde estaba protegida por el Kronion (Monte Kronos). En su interior estaba edificios sacros como el Templo de Hera (o Heraion / Heraeum), el Templo de Zeus o el Pelopion. Al norte del santuario se pueden encontrar el Prytaneion y el Philippeion, mientras que el Metroon se encuentra al sur, la Stoa al este. El hipódromo y el estadio posterior se ubicaron al este de la Stoa. La palestra, el taller de Fidias , el gimnasio y el Leonidaion se encuentran al oeste.
En la época clásica, el santuario de Olimpia se centraba en la figura de Zeus, padre de los dioses, pero el culto a otras deidades nunca desapareció, como lo demuestra la gran cantidad de altares diferentes (Pausanias identificó 69). Estrabón atribuyó el éxito temprano del santuario a su oráculo, que estuvo bajo el cuidado de las familias Iamidai y Klytiadai durante varias generaciones.
Los monumentos de Olimpia se esparcen bajo el intenso sol del Peloponeso, integrados en una composición floral malvas, adelfas y olivos. El contraste de las flores en el final de la primavera es ideal para elegir la colorida estación para visitar las ruinas.
Hay quién decide empezar con el Museo Arqueológico, con el objetivo de comprender mejor los espacios que se visitan en el yacimiento. Sea antes o después, el museo permite comprender la grandiosidad de Olimpia, y admirar importantes piezas encontradas.
1. Gymnasium, 2. Palaestra, 3. Taller de Fidias, 4. Heroon, 5. Baños romanos y griegos, 6. Leonidaion, 7. Templo de Zeus, 8. Philippeion, 9. Prytaneion, 10. Templo de Hera, 11. Tesoros, 12. Stoa, 13. Stadium, 14. Villa de Nero, 15. Bouleuterion, 16. Stoa sur
En 776 a. C. la tregua (ekecheiria) entre ciudades permitió la organizaron de los Juegos Olímpicos en honor de Zeus. Pronto el festival cuatrienal adquirió un carácter nacional. El santuario contribuyó a que los griegos desarrollasen su sentido de pertenencia a una cultura helénica unificadora. . Era importante que se unieran en tales eventos para reforzar su identidad helénica común porque la geografía tendía más al aislamiento.
A medida que los juegos crecieron en fama con el tiempo, también lo hizo el santuario en Olimpia. Los terrenos de los Altis se adornaron con ofrendas de individuos ricos y atletas ganadores de las competiciones. En 472 a. C., Olimpia vivió una etapa de renovación. El templo de Zeus fue erigido poco después (457 a. C.), adornado con algunos de los mejores ejemplos de arte griego de la primera época clásica, con esculturas en todo el frontón y profundos relieves en las metopas. El famoso escultor, Fidias, fue el creador de la estatua de oro y marfil de Zeus dentro del templo.
Durante este corto período de actividad de construcción, el santuario se completó con una serie de edificios como el Gymnasio, el Leonidaion (una casa de huéspedes que lleva el nombre de su donante), la Palestra y los baños públicos. El monasrca macedonio Flipo II, construyó un elegante Tholos (el Philippeion) para albergar las estatuas dedicadas por los macedonios. Una multitud de ofrendas votivas llenaron los espacios entre edificios.
Los romanos agregaron una serie de nuevos edificios y estructuras durante su administración. Si bien durante la conquista de la Hélade en el 86 a. C., saquearon la ciudad y muchos de los tesoros del santuario fueron utilizados para la decoración de villas romanas. Con el gobierno del emperador Herodes Atticus en el siglo II d.C. Olimpió vivió un nuevo resplandor. Construyó un acueducto alrededor del 173 d.C. y la amenaza de los bárbaros significó la aparición de un muro defensivo alrededor del templo de Zeus y el Bouleuterion.
Los juegos
Cada cuatro años la última luna llena del verano marcaba el inicio de los juegos. Los de Olimpia no eran las únicas competiciones deportivas pero si que eran los de mayor importancia. Los cuatro Juegos Panhelénicos celebrados en la Antigua Grecia eran los Juegos Píticos, celebrados en Delfos y dedicados a Apolo, los Juegos Nemeos, en Argos y en honor a Hera y los Juegos Ítsmicos, en Corinto y dedicados a Poseidón, además de los de Olimpia.
Pese a los conflictos bélicos entre enemigos acérrimos, el periodo de competición de los juegos olímpicos era de absoluta tregua. Las sanciones y castigos si se transgredía el cese de las hostilidades eran severamente aplicadas.
Restringidos a los ciudadanos libres griegos (más tarde a los romanos cuando expandieron el Imperio), la victoria servía de homenaje sagrado a los dioses, centrados sobre todo en las figuras de Zeus y Apolo. Las disciplinas en las que los atletas competían eran: lucha, el salto de longitud, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco, carreras de caballos y carros, y un tipo de boxeo llamado pancratium. No solo se celebraban actividades deportivas y durante las olimpiadas se desarrollaban eventos culturales como lecturas de escritura, poesía e historia, además de transacciones comerciales y tratados entre líderes de ciudades-estado.
Los esclavos y las mujeres no podían acudir a las competiciones, y corrían el riesgo de ser castigadas a muerte, arrojadas desde un acantilado. Se ha discutido si la exclusión de las mujeres se debía a que los atletas participaban desnudos.
Victoriosos, los atletas que lograban la gloria y la bendición de los diosos, eran también agasajados y honrados al regresar a sus ciudades de origen. Además de recompensas económicas, adquirían prestigio y un lugar en la memoria deportiva. La rama de olivo que aún simboliza el éxito en las Olimpiadas actuales, era parte de la ceremonia que reconocía al ganador en cada competición.
El final del santuario de Olimpia
Los Juegos Olímpicos se desarrollaron desde el 776 a.C. hasta el 392 d.C. Después de la 293ª Olimpiada (1169 años después de su inauguración oficial), el emperador romano Teodosio II los prohibió argumentando que eran paganos (recordemos que el cristianismo había desplazado las deidades clásicas griegas y romanas), y los templos fueron incendiados y destruidos.
Poco después, el antiguo taller de Fidias se convirtió en una basílica cristiana. Un fuerte terremoto arrasó gran parte del sitio en 551 d.C., y todo el sitio fue enterrado posteriormente por sedimentos de los ríos Alpheios y Kladeos en el siglo VII. La ubicación de Olympia se perdió en los siguientes mil años hasta 1776, cuando el sitio fue identificado por el inglés Richard Chandler.
En 1829, la Expedición Científica francesa de Morée, dirigida por Abel Blouet excavó parcialmente el Templo de Zeus, llevando varios fragmentos de los frontones al Museo del Louvre. Las grandes excavaciones alemanas de 1875-1881 (dirigidas por Ernst Curtius) despejaron todo el recinto sagrado y algunos edificios que se encontraban fuera del Altis. A principios del siglo XX, se realizaron excavaciones a pequeña escala en las capas más profundas del santuario. Los arqueólogos alemanes reanudaron el trabajo a gran escala en 1936, uno de los principales objetivos era la excavación y restauración del estadio. Interrumpido en 1942 por los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, el trabajo se reanudó en 1952, y en 1960 se completó la excavación del estadio, con su restauración en 1961. En este período se exploraron otras estructuras, la más importante de las cuales fue el taller del maestro escultor Fidias. Hoy los trabajos arqueológicos continúan para interpretar la historia de la Antigua Olimpia.
Aunque los Juegos Olímpicos modernos revivieron oficialmente en 1896 en Atenas, la realidad es que desde 1859 se retomó la tradición en Atenas en Platia Kotzia, luego llamada Plaza Ludouvikou, patrocinados por el empresario y filántropo griego Evangelis Zappas. Olimpia fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1989 y es uno de los lugares más visitados del Peloponeso y toda Grecia.
QUÉ VER EN OLIMPIA
Las ruinas de la antigua ciudad siguen pese al inexorable paso del tiempo, desprendiendo una admiración inagotable por la cultura clásica griega. Ante nosotros tenemos los cimientos de lo que la sociedad actual es. El espíritu competitivo, solidario, participativo, no excluyente y sobre todo basado en la justicia, late – con sus imperfectas palpitaciones ectópicas – aún en el deporte.
Habitada desde la Edad de Bronce hasta la edad Media, en su museo podemos conocer el arco cronológico de toda la historia de Olimpia, y adentrarnos en las competiciones con el otro museo, dedicado a los Juegos Olímpicos en la Antigüedad.
Leyenda de edificios del yacimiento de Olimpia
1. Propylon del noroeste, 2. Prytaneion, 3. Philippeion, 4. Templo de Hera, 5. Pelopion, 6. Ninfeo de Herodes Atticus, 7. Metroon, 8. Tesoros, 9. Cripta (camino arqueado al estadio), 10. Estadio, 11. Echo Stoa, 12. Edificio de Ptolomeo II y Arsinoe II, 13. Hestia stoa, 14. Edificio helenístico, 15. Templo de Zeus, 16. Altar de Zeus, 17. Exvoto de los aqueos, 18 Ex-voto de Mikythos, 19. Nike de Paeonius, 20. Gymnasion, 21. Palaestra, 22. Theokoleon, 23. Heroon, 24. Taller de Pheidias y basílica paleocristiana, 25. Baños de Kladeos, 26. Baños griegos, 27 y 28. Albergues, 29. Leonidaion, 30. Baños del sur, 31. Bouleuterion, 32. Stoa del sur, 33. Villa de Nerón.
Reproducción virtual de la ciudad griega de Olimpia
VISITA AL YACIMIENTO DE OLIMPIA
Quienes esperen encontrar esbeltos edificios cuya sola vista permita dilucidar su uso pueden sentirse defraudados. La historia y los yacimientos de la Grecia y Roma clásica se empiezan a dibujar con la lectura, el estudio y la atenta interpretación de los que leen entre líneas.
Zona Arqueológica
El recinto arqueológico de Olimpia está formado por edificios civiles, áreas de índole deportivo, y templos de advocación religiosa.
Gymnasium y Palestra
El Gymnasium y la Palestra son los primeros edificios que nos encontramos al entrar en el yacimiento de Olimpia. Estas áreas servían como gimnasio y centro de entrenamiento de la lucha libre. De perímetro cuadrado con un patio porticado con columnas, aquí entrenaban los deportistas antes de competir.
Philippeion
A la izquierda está el Philippeion, un edificio de planta circular, donde se colocaban estatuas macedonias. Es un monumento a la dinastía real macedonia, dedicado por Filipo II, rey de Macedonia, completado por Alejandro Magno después del asesinato de su padre en 336 a. C.
Templo de Hera
Al lado del Philippeion está el Templo de Hera. El templo dórico es el que mejor se conserva en la Antigua Olimpia. Honraba a una de las diosas más populares de la mitología griega, esposa de Zeus. Desde el año 1936 se celebra aquí la ceremonia en la que se enciende la llama olímpica y comienza su itinerario por todo el mundo.
Si retomamos la vía principal de entrada encontramos no lejos de la palestra otros edificios relevantes del santuario de Olimpia, como el Theokoleon, el Heroon, el Taller del escultor Fidias reconvertido en basílica paleocristiana, los Baños de Kladeos, y los Baños griegos, y los albergues donde se alojaban los atletas.
Taller de Fidias
El uso del edificio se sugirió tras el hallazgo de los moldes de la impresionante estatua de Zeus, que el escultor Fidias empleó para su obra. Otro objeto que se halló fue una copa con la inscripción «Φειδιο ειμι» (pertenezco a Pheidias) entre las ruinas de la basílica cristiana que se construyó tras la destrucción de Olimpia. Nos sorprende el detalle caparazones de crustáceos fosilizados en la roca usada para la construcción del templo.
Leonidaion
En el extremo sur una gran explanada nos indica que hemos llegado al Leonidaion. Un rico benefactor de Naxos, llamado Leonidas, patrocinó la construcción en el siglo IV a.C. de esta gran casa de huéspedes para los funcionarios que visitaban Olimpia.
Inmediatamente adyacentes están los denominados Baños del sur, el Bouleuterion, y la Stoa del sur. Volviendo hacia el centro del yacimiento sobresale el Templo de Zeus, que estaba junto a otros espacios como el Exvoto de los aqueos, y el Ex-voto de Mikythos.
Templo de Zeus
El grosor de las columnas que se apilan junto a la base del templo de Zeus permite aventurar la magnitud del templo de mayor dimensión de Olimpia y del Peloponeso ( 27,68 por 64,12 metros de largo). Se atribuye la construcción a Libon de Elis.
En el interior, al final del templo se encontraba la colosal estatua de Zeus. Conocemos datos sobre ella a través de la descripción del mismo geógrafo e historiador Estrabón, que relataba que la cabeza del dios casi alcanzaba el techo. El escultor Fidias fue el encargado de la obra, cuyos doce metros de altura (según la descripción e Pausanias) mostraban a Zeus sentado en su trono. Mientras que la escultura era de marfil, el trono era de madera, con incrustaciones de oro, ébano y piedras preciosas. En las manos Zeus portaba una figura de la diosa Niké en la mano derecha y un cetro rematado por un águila en su mano izquierda. En sus piernas reposaba un manto dorado adornado de lirios, mientras que en la cabeza estaba coronada de olivo.
Poco se conoce de su final, salvo por un pasaje del cronista bizantino Cedreno, que afirmaba que la estatua fue trasladada a Constantinopla en tiempos de Teodosio II donde estuvo alojada en el palacio de Lauso, cargo relevante de la corte. Supuestamente el incendio del palacio devoró la estatua de Zeus.
El pintor neerlandés Maerten van Heemskrerck incluyó en el siglo XVI la estatua de Zeus como una de las «Siete Maravillas del Mundo Clásico».
Estadio – Stadion
Entramos al estadio a través del «Krypte», el pasadizo que servía de entrada para los jueces y atletas. En las laderas del estadio se sentaba el público que asistía, y los únicos asientos tallados en piedra eran para los jueces de las pruebas, llamados «hellanodikai».
El aforo del estadio era de unos 40 mil espectadores, que disfrutaban con las competiciones deportivas. Las medidas de la parte del estado dedicada a las pruebas es de 600 pies olímpicos, 191,78 metros de largo. Las línea de salida estaba hecha de mármol y tenían muescas cortadas donde los corredores colocaban sus pies. Un mecanismo de postes y cuerda similar a una catapulta aseguraba que ningún corredor saltara adelante antes que se diera la salida.
Cuando se celebraron los Juegos Olímpicos modernos de Atenas en 2004, la competencia de lanzamiento de peso se llevó a cabo en el restaurado estadio Olympia.
Ninfeo de Herodes Ático
Cerca de la entrada al estadio se vislumbra la base del ninfeo. Fue erigido en el año 153 d.C por Herodus Atticus para ser la fuente abastecida por el acueducto que había promovido durante su mandato.
Museo Arqueológico de Olimpia
En el interior del museo del yacimiento se exhiben piezas halladas en las diferentes campañas de excavación. Son particularmente notables los frontones escultóricos que decoraban el templo de Zeus, así como la magnífica escultura de Hermes con Dionisio niño, realizada por el maestro Praxíteles.
Piezas selectas del museo de Olimpia
En el museo arqueológico hay una extensa colección de piezas halladas durante los más de dos siglos de excavaciones, pero sin duda hay algunas piezas que debemos observar con atención.
Frontones del templo de Zeus
Los frontones del templo de Zeus están considerados una obra de arte del mundo clásico. Datan de la primera mitad del siglo V a. C. y fueron esculpidos en mármol de Paros, aunque se ha comprobado que hubo una añadidura en unas estatuas, posiblemente como consecuencia de una restauración posterior.
Había 42 figuras que decoraban los dos frontones del templo, 12 metopas y las bocas de agua con cabeza de león que discurrían a lo largo del templo. Es uno de los mejores conjuntos de arte griego, y a diferencia de los frontones del Partenón de Atenas, el grado de conservación es sorprendente.
El frontón este reproduce una escena de los preparativos para la carrera de carros entre Pélope y Enómao, mientras que el frontón oeste hace alusión al combate entre los centauros y los lápitas, bajo la vigilancia de Apolo, la figura central. Ambos estaban policromados.
Hermes de Praxiteles
Una de las obras maestras del arte griego antiguo. Hermes, como ya indicó Pausanias, está representado alzando al infante Dionisos. Hecho de mármol, mide 2,10 m de altura. Se cree que es original del gran escultor Praxiteles y data del 330 a. C.
Nike de Paionios
La estatua de la Nike representa a una mujer alada. Una inscripción en la base indica que la estatua fue dedicada por los mesenios y los naupactianos por su victoria contra los lacedamonios (espartanos), en la guerra archidamia (peloponesa) en el 421 a.C. Es obra del escultor Paionios de Mende, quien también realizó las acroteras, los zócalos que sostienen los adornos dispuestos en el vértice o sobre las extremidades del frontón del Templo de Zeus.
La escultura tiene una altura de poco más de dos metros, pero con las puntas de sus alas (ahora rotas) habría alcanzado los 3 m.
Zeus y Ganímedes
Una estatuilla de terracota representa a Zeus llevando a Ganímedes. Probablemente se trata de un acroterion de un templo, fechado en 480-470 a. C.
Peto de bronce con decoración incisa
En su parte inferior del peto hay una escena grabada de Zeus y Apolo con su ‘kithara’, mientras que otras figuras también están representadas.
El casco de milcíades
Es el mismo casco usado por el general ateniense Miltiades en la batalla de Maratón, donde derrotó a los persas, y se lo ofreció a Zeus en señal de gratitud.
Ariete de bronce
Es una pieza única ya que no hay constancia de otros instrumento de asedio de la Antigüedad. En todos los lados del ariete hay representaciones simbólicas de cabezas de carneros, de donde de hecho obtuvo su nombre.
Caballo de bronce
Está fechado en la transición entre el período geométrico al arcaico.
Museo de los Juegos Olímpicos Antiguos
El museo se centra en cómo eran las competiciones de los Juegos Antiguos en la Grecia Clásica. Aborda el tema deportivo pero también la indisoluble asociación con la religión.
Consejos visita Olimpia
Siendo uno de los yacimientos arqueológicos más famosos de Grecia, junto a Epidauro, Delfos, la Acrópolis de Atenas o el Palacio de Knossos en Creta, debemos elegir cuándo y cómo visitarlo. Los meses de verano la afluencia de turistas es mayor, lo mismo que los fines de semana, o las horas centrales del día. Por eso si podemos elegir la fecha del viaje, siempre es mejor acudir en temporada baja, en meses como mayo, junio, septiembre u octubre, cuando las temperaturas y el sol son agradables.
Las excursiones escolares o los autobuses abarrotados pueden arruinar la visita cuando el rumor de voces irrumpe entre los templos. Así que las primeras horas del día son el mejor momento para disfrutar de algo de paz recorriendo las ruinas de Olimpia.
Agua, crema solar y sombrero son una triada que en lugares como Olimpia es más que un consejo, una necesidad si no queremos arder entre las piedras milenarias de la ciudad griega.
Por otro lado no está de más armarse de una buena guía de viaje donde detallen la historia de los espacios de Olimpia. Con la entrada solo se facilita un mapa con los números de los espacios. En el recorrido hay algunos carteles informativos, en inglés y griego, pero no está de más leer en profundidad para una mejor comprensión del contexto.
La visita puede durar de dos horas a cuatro en función de si el recorrido se hace rápido o se toma tiempo para la fotografía y la lectura de la guía, interpretando los edificios que se ven durante el itinerario.
Horario e información
El horario de invierno, del 1 de noviembre al 31 de marzo es de 8:30 a 15:00 (última entrada, si bien cierra a las 15:30), mientras que en verano, del 1 de abril al 31 de octubre, el horario es de 8:00 a 19:00. Hay una oficina de turismo en Praxitelous Kondyli, donde es posible obtener mapas y horarios de autobuses.
Cómo llegar a Olimpia
Nosotros llegamos en coche de alquiler desde el norte, ya que el circuito nos había llevado a conocer primero los monasterios de Meteora. Por esta razón el trayecto se nos hizo largo, con cinco horas casi sin parar. Lo habitual es llegar a Grecia vía Atenas.
¿Cómo llegar desde Atenas a Olimpia?
Desde Atenas podemos elegir entre alquilar un coche y hacer el recorridos de unos 290 km (3 horas y 20 minutos) atravesando el corazón del Peloponeso por Corinto, Trípoli y Arcadia; o bien hacerlo bordeando la costa norte del Peloponeso siguiendo el canal de Corinto, pasando por Patrás y Pyrgos, y finalmente hacia el sur. (327 km y unas 3 horas y media). Esta segunda opción es algo más larga pero más cómoda si preferimos conducir por autopista.
En transporte público los tiempos para llegar se hacen más largos. Los autobuses que conectan Atenas con Olimpia salen a las 9:30 am y a las 12:30 m. desde la Terminal A (Kifissou 100). El trayecto es de aproximadamente unas 5 horas y media. Desde la parada en la ciudad moderna de Olimpia hay que andar unos diez minutos hasta el yacimiento situado a las afueras. En la ciudad moderna hay una estación de tren que cubre el trayecto Olimpia-Pyrgos . También hay tours privados con excursiones de un día desde Atenas a Olimpia, o para cruceristas.
Qué ver cerca de Olimpia
Con algo más de tiempo, se pueden visitar los pequeños lagos creados por las cascadas de Neda; la playa de Kato Samikos, el templo de Apolo Epicuro (también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO); el o castillo medieval de Chlemoutsi.