En nuestra nueva escapada viajamos a Tallin, capital de Estonia, dentro de un circuito que nos ha llevado por Lituania, Letonia, Estonia y Finlandia.
Todo país es un sí una encrucijada por la que durante milenios tanto comerciantes, viajeros y guerreros, han pisado su suelo. En el caso de Estonia se percibe aún más ese sentimiento de camino vital a caballo entre el norte y el sur, entre la Europa más al este y el centro geográfico del continente, abierto al trasvase mercantil y a las ideas, especialmente durante los siglos que sus ciudades formaron parte de la Liga Hanseática.
Estonia es un país agradable, seguro y moderno, en el que las banderas de Europa ondean junto a las del país, y la vitalidad de su población está logrando que se sitúe a la cabeza mundial en calidad de vida, innovación tecnológica o promoción de la cultura y el turismo.
¿POR QUÉ VIAJAR A ESTONIA?
Atraídos por el buen hacer de la Oficina de Turismo de Estonia con la promoción del país, decidimos conocer la república báltica más septentrional, dedicando tres días a conocer la ciudad de Tallin.
A menudo el viajero analiza el viaje a Estonia como un punto más de un circuito amplio por las tres repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y la propia Estonia), razonando que, a vista del «pájaro» Google, los países no parecen muy grandes.
Sería un craso error porque son muchos los que posteriormente admiten que no saben ni en qué ciudad amanecen con itinerarios demasiado cargados y frenéticos; o que no recuerdan con exactitud en qué país estaba una iglesia, un monumento o un parque natural.
Por otro lado, a la hora de planificar el tipo de viaje que queremos hacer para conocer Estonia, podemos elegir entre el pack completo que ofrecen algunas agencias especializadas en los países bálticos, los cruceros por el Báltico, o bien recorrer el país por nuestra cuenta con coche de alquiler.
¿QUÉ VER EN TALLIN? LO IMPRESINDIBLE Y LO POCO CONOCIDO
Para empezar hay que recalcar que hay mucho que ver en Tallin -algo que ya nos habían confirmado en otro viaje a Tallin la otra parte del equipo-, por lo que si estás planeando un viaje de vacaciones aconsejamos dedicar como poco dos días.
El centro histórico tiene una gran cantidad de monumentos, iglesias, puntos panorámicos, museos y lugares con encanto para hacer una parada. Y si además queremos conocer el barrio de Kalamaja con sus casas de colores, relajarnos en la zona de Telliskivi tomando un café o comiendo en sus restaurantes, no vendría mal un tercer día.
Centro histórico – Toompea y Vanalinn
El casco antiguo de Tallin está delimitado por una muralla y sus 23 torres de estilo medieval (se empezaron a construir en 1265 por orden de la reina danesa Margaret Sambiria), conservadas de forma sorprendente, algo que le ha permitido ser incluida en el listado de Unesco de Patrimonio de la Humanidad desde 1997.
Denominada comúnmente como una «caja de tesoros o joyas», el perímetro que engloba el espacio intra muros del centro histórico de Tallin es, sin dudas, un abigarrado compendio de calles peatonales con edificios de bellas fachadas y iglesias medievales, que cuenta con mucha vida.
Necesitarás un mapa para moverse, pero nuestro consejo es dejarse perder para toparse con nuestra «casa favorita» o con un rincón ideal para comer o sentarse a tomar algo.
Cuesta elegir entre opciones renacentistas, góticas o de art nouveau; pero para algunos la casa de la Hermandad de las Cabezas Negras (Mustpeade Maja) -de estilo renacentista ubicada en la calle Pikk- es una de las más vistosas, y pertenecía a una cofradía medieval de comerciantes solteros y extranjeros.
Para otros es el colorido edificio gótico del Gran Gremio de Tallin, que agrupaba a los comerciantes más ricos de la ciudad, hoy sede del Museo de Historia de Estonia.
La colina de Toompea aún sigue siendo el promontorio sobre el que gira la vida política de Tallin y Estonia. Aquí se hallaba el antiguo castillo, hoy palacio del parlamento. En el otro extremo de la plaza se alza la Catedral de Alejandro Nevski con su característica cúpula en forma de cebolla.
Al este del recinto amurallado se abre la Puerta Viru, secundada por dos torreones del XIV, hoy abierta para que los viajeros reciban la hospitalidad estonia. Desde aquí comienzan muchas de las rutas guiadas por el centro de Tallin, alcanzando al final de la calle la plaza del ayuntamiento.
En la explanada del centro (Vanalinn o Ciudad Baja) converge el turismo pero también la vida local. Bajo la sombra del ayuntamiento gótico (Tallinna raekoda) que data del 1404, podemos tomar una cerveza fría o un café, mientras observamos la farmacia más antigua de la ciudad o las preciosas fachadas coloridas.
Por si no habías oído hablar del pasaje de Santa Catalina (Katariina Käik), entrar en las callejuelas de esta zona del centro de Tallin te permitirá descubrir los oficios artesanos recuperados y modernizados. Sus talleres se encuentran en las murallas de un antiguo monasterio de dominicos y es un lugar ideal para las compras.
Las murallas de Tallin son omnipresentes en la ruta, siendo el recorrido por parte de los bastiones del museo de las fortificaciones de Kiek in de Kök, la mejor opción para hacernos cargo de su importancia.
Además, en el subsuelo, una red de túneles construidos por los suecos en los siglos XVII y XVIII, permitía desplazarse con libertad. Durante la Segunda Guerra Mundial se usaron como refugio antiaéreo, y los soviéticos implementaron un sistema de ventilación e iluminación.
Por la noche, al bajar el trasiego de gente, la luz tenue proporciona una sensación de viaje en el tiempo. Las farolas iluminan las calles empedradas, y el armonioso conjunto de casas y murallas seducen con un encanto del que es imposible resistirse.
El barrio de Kalamaja
Salimos del centro histórico desde la torre Fat Margaret hacia el barrio de Kalamaja, nuestra próxima parada en la visita a Tallin.
El barrio bohemio de Kalamaja en Tallin se abre al mar Báltico como un espacio que se reconvirtió tras décadas de abandono. Ubicado junto al mar, evoca el recuerdo de los marineros que salían a pescar ya desde el siglo XIII, o de los astillero Noblessner en los que se construyeron submarinos.
La primera parada es en Telliskivi, antigua estación de trenes y de fábricas, cuyo entorno ha sido reconvertido en un espacio de ocio. En la Creative City se desarrollan eventos artísticos, musicales y gastronómicos.
La moda de Kalamaja ha supuesto la apertura de modernos cafés y restaurantes, que conviven con antiguas fábricas reconvertidas en proyectos innovadores de diseño como Baltika Quarter o el l Centro de Diseño Estonio (Veerenni, 24) ; además de algunos de los museos más visitados de Tallin como el Seaplane Harbour .
Del pasado obrero y marinero queda su urbanismo con casas de madera pintadas de colores alegres: rojo, verde, azul o amarillo, que convierten las calles rectilíneas en un paisaje idóneo para la fotografía.
Este tipo de viviendas son conocidas como las «Casas de Tallin», edificios en los que vivían los obreros -locales y rusos llegados de San Petersburgo- de las fábricas textiles y de papel a finales del siglo XIX. Las más vistosas son de los años 20 y 30 del XX cuando artesanos y comerciantes erigieron edificios más grandes y decorados.
De hecho, el Museo Seaplane Harbour es de obligada visita, e incluso cuesta salir ante la cantidad de piezas relacionadas con el mar que nos capturan como redes de pescador. Dentro de los hangares del museo lo mismo encontramos un submarino de los años 30 del siglo pasado, que un hidroavión «volando» sobre nuestras cabezas, torpedos, o los restos de un naufragio de un navío de la Edad Media.
Podemos combinar el museo del mar con el mercado de pulgas de Balti Jaam Turg, celebrado diariamente junto a la estación de tren, para acabar la tarde tomando unas cervezas artesanas en la prestigiosa fábrica de Põhjala Brewery, cercana al parque del antiguo cementerio.
Top 10 para ver en Tallin
Las prioridades a la hora de elegir lo mejor o más interesante de Tallin varían en función de los gustos personales, del tiempo que contemos, de si vamos en pareja, grupo de amigos o familia o de si buscamos lugares y monumentos históricos, museos especializados en una temática, o una ruta de las cerveceras y pubs para salir de marcha.
Aún así hemos elaborado un listado de los mejores o al menos los más visitados lugares de Tallin:
1. El puerto de hidroaviones
El Sea plane harbour ( puerto de hidroaviones, Lennusadam ) es la atracción más popular de Tallinn. es el. Se trata de uno de los museos marítimos más impresionantes del norte de Europa, con el submarino Lembit de los años 30 en el que nos podemos meter, una réplica a gran escala del hidroavión Short Type 184, minas y cañones, o embarcaciones civiles, recreativas y militares.
En el exterior del puerto de hidroaviones está anclado el Suur Tõll, el rompehielos a vapor más potente de su época.
2. Museo de las Fortificaciones de Kiek in de Kök
Podemos confirmar que puedes pasar casi un día entero en el Museo de las Fortificaciones de Kiek in de Kök y no lo acabas de ver entero. El nombre quiere decir en alemán “echar un vistazo a las cocinas” y según cuenta la leyenda proviene de los vistazos que echaban los guardias de las torres a las cocinas de la ciudad.
El complejo incluye cuatro torres de muralla medievales, pasadizos bastiones subterráneos y el Museo de Piedras Talladas. La exposición permanente del museo presenta la historia de la formación de Tallin y su historia. Y además podemos tomar un café y postres en la cafetería de una de sus torres.
3. Museo Fat Margaret
En el Museo y Centro de Visitantes de Fat Margaret, se cuenta la historia de la navegación estonia, desde el comercio marítimo medieval de la Liga Hanseática hasta los barcos de pasajeros modernos. Destaca la exposición de un naufragio de un barco mercante medieval de 20 metros de largo.
4. Celdas de la prisión del KGB
Ya habíamos visitado lugares similares, como EL-DE Haus – Centro de Documentación sobre el Nacionalsocialismo en Colonia, y dentro de uno de los edificios Art Nouveau más destacados de Tallin podemos conocer el centro de detención soviético de la KGB.
En 1940 albergaba la sede del Comisariado del Pueblo de Asuntos Internos de la ESSR, o NKVD (más tarde KGB). Los sótanos del edificio se utilizaban como celdas de detención, creando la prisión más temida de la zona. Hoy, el edificio cumple su función original como edificio residencial, pero en el sótano, el museo conmemora los crímenes contra la humanidad que se cometieron aquí.
5. Museo Niguliste y plataforma de observación
Este antiguo edificio de la iglesia de la década de 1230 exhibe hermosos retablos y otras obras de arte religioso. Un ascensor sube a la torre, donde se puede disfrutar de magníficas vistas de la ciudad.
6. Iglesia de San Olav
Durante 75 años la torre de la iglesia de san Olav tuvo el honor de ser el edificio más alto del mundo (entre 1549 y 1625) con 124 metros de altura. Ya ni siquiera es el más alto de Estonia, pero desde su panorámica torre a la que podemos subir andando, veremos por qué Tallin es Patrimonio de la Humanidad.
7. Palacio Kadriorg – Museo de Arte Kadriorg
Sobre los jardines del parque Kadriorg, en 1718 el zar Pedro el Grande mandó construir al arquitecto italiano Niccolo Michetti, un palacio en honor a su esposa, Catalina I como residencia de verano. sus salines y estancias están considerados uno de los mejores ejemplos de arte barroco de la época zarista en el norte de Europa.
Hoy la zona de Kadriorg es perfecta para pasear por los jardines y aprovechar para entrar en el KUMU, Museo de Arte de Estonia, que incluye pinturas, esculturas, grabados y artes aplicadas, y otros espacios como el Museo de Arte Kadriorg, el Museo Mikkel y el Museo Eduard Vilde.
8. Plaza del ayuntamiento
Da igual si visitamos la plaza del l ayuntamiento de Tallin (Tallinna Raekoda) en verano o invierno -cuando se instalan los mercadillos de navidad- porque siempre habrá gente en las terrazas de los restaurantes y cafeterías, sacando fotografías de las casas de colores que presiden la explanada, o alzando la vista hacia la torre del edificio construido entre 1402 y 1404 en estilo gótico tardío.
Si visitamos el interior nos sorprenderán las coloridas salas de reuniones, techos abovedados, y la ornamentación de las tallas de madera.
9. La colina Toompea y la Catedral de Alejandro Nevski
Alrededor de la colina de Toompea los daneses construyeron una fortaleza de madera en 1219 de la que no quedan vestigios. Si quedan las torres de los caballeros de la Espada, monjes-guerreros alemanes de Livonia, que entre 1227 y 1229 alzaron la primera construcción de piedra.
Sucesivamente los diferentes dominantes de Tallin han ido añadiendo nuevos elementos, como la fachada barroca rosa actual, que data de una reconstrucción del siglo XVIII por la zarina Catalina la Grande.
Frente al antiguo castillo, hoy parlamente, la catedral rusa ortodoxa es junto a la otra catedral, Toomkirik (siglo XII, dedicada a Santa María pero hoy de culto luterano), el principal templo religioso de Tallin, siguiendo el estilo clásico del Renacimiento ruso por Mikhail Preobrazhensky entre 1894 y 1900.
Está dedicado al héroe ruso San Alejandro Nevsky, Príncipe de Novgorod, al que se le reconoce el impulso para frenar a los invasores alemanes en la Batalla del Hielo del siglo XIII en el Lago Peipus.
Tanto su exterior como el interior recuerdan a las iglesias ortodoxas rusas, con los íconos, pinturas y adornos de pan de oro.
10. Recinto del festival de la canción de Tallin (Lauluvӓljak)
Aunque esté algo alejado del centro histórico, el espacio de Lauluvӓljak impresiona como espacio musical para grandes eventos. En el recinto se desarrolla el Festival de la Canción de Tallin (Lauluvӓljak), y un momento importante de la historia de Estonia se produjo en 1988, conocido como la Revolución del Canto, cuando unas 300 mil personas reclamaron la independencia del país, algo que se produjo unos años más tarde.
El anfiteatro al aire libre tiene una capacidad de 100.000 personas, y además del ya citado Festival de la Canción de Estonia, celebrado en julio, es el escenario de conciertos de rock. Al lado del escenario se eleva la Song Ground Light Tower, cuya llama encendida precede el festival.
11. Miradores de Tallin
Los mejores miradores para ver Tallin desde lo alto son las terrazas de Patkuli y Kohtuotsa, desde donde se divisan torres, iglesias afiladas y el mosaico de tejados naranjas del centro de la ciudad.
Si además queremos una experiencia aún más podemos elegir entre lo alto de la Iglesia de San Olaf o el Niguliste Muuseum (Museo de Arte de Estonia) -dentro de la Iglesia de San Nicolás- desde cuyo campanario tenemos una de las mejores panorámicas de Tallin.
TALLIN CARD
La mejor manera de plantear la estancia en Tallin es adquirir la Tallinn Card, la tarjeta turística que proporciona acceso gratuito a más de 50 museos y atracciones, viajes gratis en transporte público y descuentos en visitas turísticas, actividades, tiendas y restaurante. Con ella saldrá mucho más económico la entrada a los museos y nos ahorrará tiempo el poder desplazarnos con los transportes públicos, especialmente los tranvías, que funcionan estupendamente en Tallin.
TOURS Y ESCURSIONES EN TALLIN – QUÉ HACER
Para conocer los monumentos de Tallin podemos sumarnos a los tours con guías en español que durante unas horas recorren los principales lugares de la ciudad:
ALOJAMIENTO EN ESTONIA
No será un problema encontrar opciones para dormir en Tallin. Los precios varían dependiendo del tipo de alojamiento, sean hoteles, apartamentos, hostales o pensiones.
Una buena elección es el céntrico Palace Hotel Tallinn, de la cadena de hoteles Radisson, situado en Vabaduse väljak 3, muy cerca de las murallas del centro histórico.
¿CUÁNDO VIAJAR A ESTONIA?
Desde mayo a septiembre son los meses más adecuados para visitar Tallin y llevar a cabo el circuito por toda Estonia. Es una temporada con los días más largos, especialmente en julio y agosto, y el clima es sensacional para disfrutar de las terrazas de los restaurantes.
¿CUÁNTOS DÍAS DEDICAR A TALLIN Y ESTONIA?
Ya hacíamos hincapié que al menos son recomendables dos días para pasear por la capital de Estonia, y si además queremos llevarnos una impresión más amplia del país, podemos hacer un circuito de una semana para descubrir otras ciudades como Pärnu, el museo etnográfico de Estonia (Eesti vabaõhumuuseum), el jardín botánico y la inmensa torre de televisión (314 metros de altura), la playa de Pirita a las afueras de Tallin, la isla de Saaremaa o Tartu.
MAPA DE ESTONIA Y LOS LUGARES IMPRESCINDIBLES PARA VER
Hemos elaborado un mapa con los lugares más importantes para ver en tu viaje a Tallin. Esperamos que te sea útil y no dudes en señalarnos alguno que te ha parecido interesante.
CÓMO LLEGAR A TALLIN
Desde España la mejor opción para llegar a Tallin es en avión, gracias a las conexiones de vuelos directos que hay desde Madrid y desde Barcelona, aunque desde Málaga, Palma de Mallorca y Santa Cruz de Tenerife hay también conexiones directas hasta la capital de Estonia.