Visita al interior de la Casa Amatller de Puig i Cadafalch

Amanece e independientemente de la fecha del año y en el tramo de Passeig de Gràcia entre Consell de Cent y Carrer Aragó se forma un tumulto pertinaz de curiosos que elevan sus cuellos para condensar toda la belleza del modernismo catalán. Aquí, dos de los edificios más célebres de Barcelona comparten pared con pared, Casa Amatller, y Casa Batlló.

Hoy visitamos Casa Amatller, obra de Josep Puig i Cadafalch,  quizá la mejor elección para conocer de cerca el interior de una casa modernista. Su fachada triangular recortada nos recuerda las casas de Bélgica y Países Bajos, con la fuerte presencia del gótico catalán y su colorido despliegue modernista.

Fachada de Casa Amatller que atrapa con su impresionante diseño modernista
Fachada de Casa Amatller que atrapa con su impresionante diseño modernista

Puig i Cadafalch fue tan prolífico, que el mapa geográfico de Cataluña está regado de obras suyas como la Casa de les Punxes (Casa Tarrades), Fábrica Casaramona (Sede del Caixa Forum) Casa Macaya, Casa Martí , Casa Muley-Afid, Casa Pere Company , Casa Muntades, Casa Pich i Pon, el Palacio del Barón de Quadras en Barcelona; Casa Coll i Regàs y Casa Para en Mataró, Casa Furriols en La Garriga, Casa Garí en Argentona, las Cavas Codorniu en Sant Sadurní d’Anoia, o incluso la malograda Torre de los señores de Bofarull en Madrid, entre otras tantas obras.

Casa Amatller, junto a Casa Batlló (obra de Gaudí) y Casa Lleó Morera (de Lluís Domènech i Montaner ), formaron uno de los rincones más alabados y criticados en la época de su construcción, designados para la mofa de la prensa satírica como la manzana de la discordia, compuesta por otros dos edificios,  Casa Mulleras d’Enric Sagnier, y la Casa Bonet, de Marcel·lià Coquillat i Llofriu.

La discordia quizá haya desaparecido pero los modelos de explotación turística de Casa Batlló y Casa Amatller (ambos respetables) son diametralmente opuestos ya que mientras el vecino edificio de Gaudí recibe cada año a 800 mil visitantes, Casa Amatller ha apostado por grupos pequeños.

Historia de Casa Amatller

Como muchos otros edificios modernistas, el nombre con el que se les conoce es el del propietario que mandó construirlos, y Casa Amatller no es una excepción. El industrial y empresario barcelonés Antoni Amatller Costa (nacido en 1851) heredó el negocio familiar de la producción de chocolate, iniciado por su abuelo ya a finales del siglo XVIII.

Además de su vertiente empresarial, Antoni Amatller fue un gran coleccionista de arte, fotógrafo (reuniendo una extensa colección de sus periplos en Europa, Norte de África y Oriente Medio.) y mente inquiete. Durante sus viajes por Suiza y Francia adoptó las innovaciones tecnológicas en la producción de chocolate, siendo pionero en España, y convirtiéndose en la empresa más importante del sector. Puso en marcha la ya desaparecida nueva fábrica en Sant Martí de Porvençals, cerca de la Avenida Nova Icària , en 1878.

Antigua fábrica Amatller
Antigua fábrica Amatller

Conocedor de la importancia de la publicidad en los nuevos tiempos que cambiaban radicalmente el método de darse a conocer, trabajó mano a mano con artistas que diseñaron los carteles publicitarios de Chocolates Amatller, entre ellos algunos de el calibre de Alphonse Mucha, al que admiramos en nuestra visita a Praga.

Antoni Amatller había adquirido la finca, donde ya existía un inmueble apenas construido en 1875 por Antoni Robert.  Amatller quería remodelarlo y por ello pensó en Puig i Cadafalch.

Rompiendo con muchas normas del plan urbanístico de Ildefons Cerdà -autor de la cuadrícula del Eixample-, Puig i Cadafalch planteó un edificio más alto de lo permitido por la normativa del Ayuntamiento, empleando en la fachada una combinación de cerámica, hierro , esgrafiado, y elementos vitrales.

El arquitecto cambió drásticamente no solo las formas de la nueva residencia de Amatller, si no toda la concepción espacial. Después de derribar la fachada, reestructuró los espacios ideando un estudio fotográfico en la azotea, «refugio» del mecenas para su principal pasión de la fotografía. Incorporó un ascensor eléctrico que junto a la escalera «noble» y la de servicio, permitía acceder a los pisos superiores. También en el vestíbulo instaló una plataforma giratoria para que los automóviles pudieran girar su dirección sin maniobra. Para «alimentar» de luz el vestíbulo -recordemos que la fachada se orienta hacia el norte- proyectó una claraboya vitral de Espinagosa, cubriendo el patio interior.

Claraboya vitral de Espinagosa en el vestíbulo de Casa Amatller
Claraboya vitral de Espinagosa en el vestíbulo de Casa Amatller

El estilo «pairal» (solariego) de la casa se combina perfectamente con el gótico urbano que le caracteriza a Puig i Cadafalch. A nivel decorativo puso todo su arte ornamental a disposición de Amatller, con decoraciones alusivas al apellido de Antoni (Amatller significa almendro en catalán) y a animales fantásticos. De la Fábrica Pujol i Bausis en Esplugues de Llobregat salieron muchos materiales empleados por Puig i Cadafalch. Y con los servicios de sus colaboradores habituales, los escultores Eusebi Arnau y Alfons Jujol consiguió rematar una de las obras maestras del modernismo. Los detalles soberbios en la fundición de los bronces a cargo de Masriera i Campins; la carpintería obra de Casas i Bardés; hierro forjado de Esteve Andorrá y Manuel Ballarín y como no en la perfección del mobiliario del genial Gaspar Omar.

En apenas dos años, desde 1898 a 1900, Puig i Cadafalch concluye la obra, enclavada dentro de la denominada etapa rosa, que se extiende hasta 190, inspirada en modelos nórdicos. Otros ejemplos de esta etapa rosa son Casa Martí, la Casa Macaya, o la Casa de les Punxes.

Antoni Amatller apenas disfrutó de la casa diez años y en 1910 murió, dejando claramente en el testamento que si su hija Teresa no tenía descendencia, su patrimonio de coleccionismo y casa pasaran a ser tutelados por el Ayuntamiento.

Fundación Amatller

En 1942 se creo la Fundación Amatller, de la mano de Teresa Amatller Cros, que desde entonces promueve el patrimonio arquitectónico de Casa Amatller pero también trabaja en su difusión, con proyectos de investigación histórica no solo vinculados al modernismo. De hecho la propia Teresa Amatller se hizo con el fondo fotográfico de Adolf Mas Ginesta, formado por más de  360.000 negativos, que constituyen un recorrido visual por la historia del siglo XX catalán.

Publicidad de época de los Chocolates Amatller
Publicidad de época de los Chocolates Amatller

Visita a la casa museu Amatller

El trabajo de recuperación del interior de Casa Amatller se ha llevado a cabo de forma escrupulosa, recreando con mobiliario original, la vivienda de Antoni Amatller y su hija Teresa – la mujer de Antoni Càndida Cros se había divorciado en 1877, huyendo con un cantante de ópera-.

Durante cinco años se ha seguido de forma fidedigna el registro fotográfico que el propio Antoni Amatller llevó a cabo, retratando todos los rincones de la casa. Esta inmensa suerte es la que ha permitido reconstruir hasta el mínimo detalle de la casa original. si a esto añadimos que el propietario también guardó todas las facturas de los pagos a empresas y artesanos, nos encontramos con una documentación tan precisa, que de por sí ya la convierte en excepcional. En 2015 finalmente Casa Amatller abrió sus puertas para deleite de los amantes del modernismo catalán.

Detalle de una de los preciosos candelabros que adornan Casa Amatller
Detalle de una de los preciosos candelabros que adornan Casa Amatller

Uno tiene la falsa sensación de estar invadiendo la intimidad de sus propietarios, incluso profanando el lugar donde aún viven. De hecho las babuchas de plástico que son obligatorias para no dañar los suelos y mosaicos, añaden un extra más de allanamiento durante la visita.

Subimos por la escalera de mármol, y entramos por uno de los pasillos donde ya advertimos el encanto de una vivienda que aún parece habitada. En cualquier momento sentimos que Antoni Amatller va a aparecer y nos va a recriminar que no le dejamos concentrase en su lectura.

A la izquierda está el comedor, la chimenea de Eusebi Arnau es en si una majestuosa escultura que reproduce el comercio entre América y Europa, simbolizando la materia prima del grano del cacao que servirá para la producción del chocolate Amatller. Todo el conjunto, con el techo de madera, los detalles de una araña esculpidos en la puerta o el reloj con su barómetro forman un conjunto…

El comedor de Casa Amatller se distingue por la belleza de la luz que traspasa delicadamente los ventales confiriendo al ámbiente calidez y paz
El comedor de Casa Amatller se distingue por la belleza de la luz que traspasa delicadamente los ventanales confiriendo al ambiente calidez y paz

Accedemos a continuación al salón y dormitorio de Antoni Amatller, donde está expuesta parte de la colección de vidrios romanos, dentro de vitrinas también diseñadas  por Puig i Cadafalch. Las alegorías de la fauna esconden representaciones siempre con un sentido intrínseco, como la garza con una bolsa del dinero y un par de lechuzas.

En el lado opuesto, -pero al igual que el dormitorio de Antoni que da a la calle- el dormitorio de Teresa Amatller, con detalles como una alegoría a la feminidad, un gato con ovillos,  y un perro. El mobiliario es original, confeccionado por el ebanista Gaspar Homar. Y en un falso techo encontrado durante la restauración de la casa se encontró el techo original de madera, con la simbología del famoso trébol de cuatro hojas, hoy símbolo de la acera de Barcelona.

Despacho de Antoni Amatller delicadamente decorado
Despacho de Antoni Amatller delicadamente decorado

Continuamos al despacho de trabajo de Amatller, colocado estratégicamente en el corazón de la casa, desde donde podía estar atento a toda la vida de la casa.

La visita termina en la Cafeteria Casa Amatller que funciona además como tienda de los productos Amatller, entre ellos el chocolate. Nosotros disfrutamos de la cortesía del chocolate en el espacio de las antiguas cocinas.

Disfrutar de una buena taza de chocolate Amatller en ese ambiente modernista que inunda cada rincón es como trasladarse a otra época
Disfrutar de una buena taza de chocolate Amatller en ese ambiente modernista que inunda cada rincón es como trasladarse a otra época

Queremos dar las gracias a la Fundación Amatller y a Cases Singulars por su amabilidad y predisposición para conocer y visitar esta joya del modernismo.

Cómo llegar a la Casa Amatller

La casa modernista está en Paseo de Gracia con el cruce de la calle Aragón. Junto a ella está otro edificio modernista sobradamente conocido, Casa Batlló, obra de Gaudí. La mejor forma de llegar es con el metro de la línea verde o amarilla estación Paseo de Gracia, o con la línea morada también estación Paseo de Gracia (aunque la salida es a la altura de Gran Vía.

Los autobuses: 7, 16, 17, 22, 24, 28 también tienen parada cerca de Casa Amatller.

Entradas Casa Amatller

Las entradas se pueden comprar online o en el vestíbulo de Casa Amatller; y es necesario hacer la reserva con tiempo ya que la visita se programa para un día y una hora concreta. El recorrido siempre se lleva a cabo con guía, y en grupos de un máximo de doce personas, lo que permite mucha intimidad, atención y un respeto total por el patrimonio.

 

Mapa de la ubicación de la Casa Amatller

1 comentario de “Visita al interior de la Casa Amatller de Puig i Cadafalch

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