La Sagrada Familia, el Magnum Opus del genio Antonio Gaudí

La primera vez que escuché hablar de la Sagrada Familia, fue a través de mi hermano. Solía contarme lo majestuosa que era y cuánto anhelaba conocerla. Ignoro qué fotografía le reveló aquel monumento, porque en aquel entonces, no era tan fácil como recurrir a una búsqueda en Internet y en cuestión de segundos tener un desplegado, fiable o no, con cientos de sitios de información… ¡Qué va!

Cuando me contaba aquellas historias, yo era apenas una niña y tendría que haber buscado en el fichero de alguna biblioteca para saber algo del tema. No digo que la era digital no había llegado aún, sí que se sentían los primeros pasos de éste gigantesco conglomerado, pero la vida todavía estaba hecha más esas de historias del boca a boca, de esas que escuchaba encaramada, atenta entera al parsimonioso relato de las que contaban mis abuelos, ¡claro!, tras largas horas de repetirse y olvidar nombres y lugares, pero regalándome pedacitos de su vida a través de sus palabras, de sus recuerdos, algo invaluable o esas de mi hermano, motivadas por su sed de viajar y regalarle a sus ojos las maravillas del mundo, semilla que quizás sembró en mi desde entonces y que contagió a mi ahora alma viajera.

La Sagrada Familia vista desde la Fachada del Nacimiento
La Sagrada Familia vista desde la Calle Marina

Por aquel ayer y a mi corta edad, apenas sabía cuatro cosas de geografía, era consciente de que Barcelona estaba muy, muy lejos, y de que allí estaba esa “iglesia” que mi hermano describía como magnífica y para verla habría que cruzar al otro lado del charco, fuera de eso, yo no tenía más idea de quién o cómo, o en qué año había sido edificada. Sin embargo, el nombre de Sagrada Familia se quedó bien grabado en mi cabeza.

Puerta forjada bajo la creación de Josep María Subirachs
Puerta forjada de la Sagrada Familia,  creación de Josep María Subirachs

¡Quién me iba a decir que pasarían más de 20 años para rescatar aquel recuerdo! Yo soy mexicana y he vivido en mi país hasta hace poco. La vida me trajo aquí y tengo que confesar que, ¡me enamoré de Barcelona!, poquito a poquito me fue conquistando con sus calles que cuentan historias, con el salitre de su mar que se va sedimentando en mi pecho, con sus cambios estacionales que la transforman en cada permuta y la hacen policromática y encantadora, con ese su ambiente tan desenfadado y cosmopolita, y ¡cómo no engancharme de la belleza de sus barrios! de la efervescencia de su vida nocturna, cultural e histórica, ¡¡¡de la comida!!! Y especialmente, de uno de los mayores prodigios que la ciudad ha dado, de Gaudí, de su trabajo, de su arte, de su magia. Son muchos ya los sitios que he tenido la fortuna de visitar gracias a la gentileza y colaboración de quienes los gestionan y nos han facilitado el poder adentrarnos en ese mundo gaudiniano y escribir de él, admirarlo y difundirlo para que otros sean afortunados de presenciar el talento de un arquitecto y artista excepcional. De acercarlos a su legado.

Entre los edificios monumentales que ha tenido a bien visitar el equipo de El Giróscopo Viajero, se cuentan ya: El Capricho de Comillas, la Torre de Bellesguard, la Pedrera, el Palau Güell, el Parque Güell, la Casa Batlló y nos hemos acercado también al hombre más que al artista con el espacio biográfico del Gaudí Exhibition Center y tras éste recorrido puedo decir, que con cada visita, que con cada obra y desde todas su aristas, mi admiración por éste genio y visionario se acrecienta.

El ENCUENTRO

Cuando se aproximaba la hora de visitar la Sagrada Familia, invitados por el Departamento de Prensa, me confieso nerviosa. Había escuchado hablar tanto y tan bien de ella, que se había forjado una gran expectación y temía el encuentro. Ya saben, esa que se presenta cuando se desea algo con ahínco y por ello cabe aún más el riesgo de saciar o no las expectativas, el daño menor es cumplirlas a medias, pero también cabe la posibilidad de la total satisfacción o incluso de rebasarlas, lo que compensa el atrevimiento. Lo que realmente amedrenta, es ese momento expectante de asombro o decepción, que a mí me removía con ligeros revoloteos de mariposas las entrañas.

Vistas de Barcelona desde lo alto de la torre del Nacimiento
Vistas de Barcelona desde lo alto de la torre del Nacimiento de la Sagrada Familia

Llegado el día, decidí coger el metro y bajarme en la estación púrpura de la línea 2 y que porta orgullosa el nombre de “Sagrada Familia”. Comencé a subir las escaleras y sentía los latidos un tanto acelerados, esperaba encontrarla de frente, pero no podía divisarla aún, estando casi fuera del todo, sentí como si ella posase fijamente la mirada en mí, un poder de atracción me hizo girarme y descubrirla allí, tan alta, tan majestuosa, tan…. Sin palabras y estupefacta la contemplé con el rabillo del ojo humedecido… Me sentía pletórica de alegría y nostálgica; me hubiera gustado mucho compartir con mi hermano tal instante… Ella ahí, ¡tan única! tan espectacular y dueña del paisaje reluciendo ante mí… Mostrándose en todo su esplendor y yo intentando devorarla con los ojos… No se parecía a nada que hubiese visto antes… Tantos detalles, tantos estilos y colores ¡tanto qué ver!

Fachada del Nacimiento
Fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia

La primera vista es, sin afán de exageración, sobrecogedora y a manera de experiencia personal, puedo decir confiadamente que no soy la única a la que tal espectáculo le resulta asombroso. Alguna vez pasando por allí, me he quedado cerca de la misma salida a través de la cual yo la atisbé y me han hecho gracia las expresiones de quienes, como yo, la descubren detrás suyo y se quedan boquiabiertos. Es como revivir la sensación que tuve la primera vez. Aún hoy, en segundas y terceras vistas, no deja de maravillarme cuando paso a su vera. De día, de atardecer o de noche, la luz y la sombra la convierten y reconvierten. Y la majestuosa altura de sus torres la delatan desde casi cualquier punto de la ciudad.

Para mí es sin duda, el trabajo apoteósico de Gaudí, por supuesto que ninguno desmerece y cada uno es simplemente genial, pero la Sagrada Familia tiene la cualidad de quitar el aliento, de perderte por horas y aún así no terminar de rozar cada detalle porque ¡es inmensa! y porque aún sigue en construcción. El proyecto que dejó trazado Gaudí, se prevé estará terminado hacia el 2030, por lo que, con el paso del tiempo seguirá mutando, como un pequeño capullo en fase metamórfica que con paciencia espera a mostrar en todo esplendor su belleza.

GAUDÍ Y LA NATURALEZA

Por dónde empezar a desmenuzar éste prodigio arquitectónico. Para comprender a Gaudí es esencial entender su vida. Cuando era pequeño su salud solía estar caracterizada por la fragilidad, lo que le obligaba a pasar largas temporadas convaleciente y en casa, así que para coger fuerzas y buenas bocanadas de aire fresco, su madre le llevaba de paseo por la naturaleza, la cual, sin aún vaticinarlo, se convertiría en amiga fiel y cómplice de su genialidad como fuente de inspiración.

Elementos de la naturaleza siempre presentes en la sobras de Gaudí
Elementos de la naturaleza siempre presentes en la sobras de Gaudí

Gracias a su profundo contacto y estudio de la misma, encontró en ella tal perfección, que está idea además de maravillarlo incesantemente, lo llevo a estudiar sus complejas y estructurales formas y le hizo convertirla en musa constante de todas sus obras, decantando siempre su estilo hacia la arquitectura orgánica.  Claros ejemplos de esto, es el añadido de arcos catenarios, columnas inclinadas y arborescentes, bóvedas y un sinfín de elementos vanguardistas que aporto al rubro de la arquitectura, como el uso del “trecandís” -técnica de mosaico que ya se había observado en culturas milenarias en países como Turquía, Grecia o Roma- y que Gaudí no sólo adoptó como sello de sus obras, sino que lo reconvirtió en un elemento surrealista, dando quizás los primeros asomos de cubismo. Un ejemplo que resalta es “el dragón” que reposa a la entrada del Parque Güell.

La Sagrada Familia es una oda a la naturaleza, a la implementación de todas esas técnicas tan ya bien comprendidas por él, a esa fijación de Gaudí por el uso de éstos elementos basados en la observación de la misma.

Puerta de acceso principal decorada con hojas en tonalidades primaverales y otoñales
Puerta de acceso principal de la Sagrada Familia decorada con hojas en tonalidades primaverales y otoñales

En la fachada por la que se accede se refleja meticulosamente el nacimiento de Jésus; un belén de piedra con una ingente cantidad de personajes e ingredientes orgánicos, como lo es el trazado de la puerta, que emula el entramado de plantas con sus retoños en flor representando la vida, la alegría, la dicha y la bienaventuranza. Sentimientos que quería trasmitir a partir del recargado de elementos con trazos amables, redondeados, un popurrí de actores en el escenario de la fachada del nacimiento de Jesús, coronando la misma con un ciprés, un árbol de larga vida.

LA IMPORTANCIA DE LA LUZ Y EL COLOR PARA GAUDÍ

El uso de la luz natural siempre es el denominador común en el trabajo de Gaudí, una parte esencial que jamás descuidó en los trabajos que corrieron a su cargo y por supuesto, la Sagrada Familia es el resultado magno de éste precepto. Basta ver como se cuela de manera mágica por los ventanales en una especie de policromía caleidoscópica que nos acaricia y nos vuelve de todos los colores.

Enormes ventanales con vitrales que proyectan una hermosa luz irisada en el interior
Enormes ventanales con vitrales que proyectan una hermosa luz irisada en el interior de la Sagrada Familia

Está tan minuciosamente ideado y concienciado el estudio de la orientación en la que fue construida, que está pensada para que el sol del amanecer con su calidez clara, ilumine de lleno el complejo conjunto escultórico realista de la fachada que mira hacia la calle Marina y que representa el Nacimiento de Jésus y por el contrario, la fachada posterior, en la Calle Sardenya, está expuesta a la luz del ocaso, para acentuar el efecto robusto y melancólico de sus esculturas, aportándole un aire teatral que realza el calvario de Jesús, ya que ésta cara de la Sagrada Familia, simboliza la Pasión de Cristo, por ésta razón el estilo que prima en ella es sobrio y con trazados hieráticos y angulosos, tratando de emular, bajo éstas condiciones escultóricas, el Via Crucis. El artífice del proyecto fue el renombrado escultor Josep María Subirachs. Al principio su obra causó polémica y descontento al ser criticado por romper en dramático contraste con el acabado de la fachada del Nacimiento, pero que sin embargo, plasma y cumple perfectamente el deseo de Gaudí: un acabado austero y simplificado.

Fachada de la Pasión
Fachada de la Pasión de la Sagrada Familia

Esa luz que también hace resaltar los pináculos que adornan lo alto de las torres y que se cuela también a través de los ventanales creando un efecto multicolor en el interior, que acaricia cada espacio. Me recreo imaginando que dibujo y repaso con la punta del dedo los trazados de sus orgánicas formas… Y es que descubrirla por dentro es sublime.

Nave lateral dedicada a José
Nave lateral dedicada a José

No tiene la típica fisonomía de un recinto religioso como tal, es más una comunión con la naturaleza, con el entorno…. Es como estar cobijado bajo un bosque y esto es tan literal porque Gaudí quiso y logró convertir lo cimientos en troncos y ramificaciones que se entrelazan hasta el techo sosteniendo sus simuladas copas que conforman a su vez las cúpulas principales: la de María en un lateral, José en el otro y la central, la de Jesús. Esto intentando crear un ambiente “natural” que invite a la reflexión y la oración.

Cúpula central de Jesús donde se aprecian los soportes que semejan una arbolada
Cúpula central de Jesús donde se aprecian los soportes que semejan una arbolada. Interior de la Sagrada Familia

Hay que detenerse a mirar cuidadosamente sus geométricos acabados que también portan simbologías por doquier, medallones de figuras quiméricas entremetidos en los ramales de esos altos árboles de piedra y hormigón, desde los cuales, siguiendo la trayectoria descendente encontramos el altar principal; la figura de Jesús pendiendo etéreo bajo una corona de luces y detrás de él, el órgano que converge armoniosamente con la luz, reflectando toda esa explosión de color que a su vez rebota en cada muro sin dejar un espacio iluminado, salpicado y vibrante.

Aquí se aprecian hiperbolides y parabolides, técnicas desarrolladas por Gaudí como gran aporte arquitectónico
Aquí se aprecian hiperbolides y parabolides, técnicas desarrolladas por Gaudí como gran aporte arquitectónico

Para ser testigos en primera persona de la verticalidad de las torres hasta ahora construidas de las 18 que se tienen previstas, se puede subir por la Torre del Nacimiento con vistas espectaculares al este de la ciudad o por la Torre de la Pasión.

Para poder llegar a la cima, ambas están acondicionadas con un ascensor que sólo utilizaremos para subir, la gran altura se hace patente en poco minutos en que habremos ganado casi 80 metros rozando el cielo.

Despierta una sensación de vértigo el estar dentro de una de las torres gaudinianas
Despierta una sensación de vértigo el estar dentro de una de las torres gaudinianas de la Sagrada Familia

El descenso se realiza a través de una escalera helicoidal, un elemento muy utilizado por Gaudí, gracias a su vasto conocimiento y observación del mundo animal y vegetal, así como de las fuerzas de las fuerzas de la naturaleza que generan movimientos en espiral.

Atrapados por la espiral de la Torre del Nacimiento
Atrapados por la espiral de la Torre del Nacimiento

Ésta serie escalonada en caracol, nos proporcionas breves descansos para evitar el mareo, con vistas espectacular de las formas de los pináculos que asoman entre las pequeñas ventanillas, así como la apreciación en detalle de elementos que sólo a ésta altura y desde aquí, están al alcande de nuestras manos, como el ciprés que aurolea el belén y las palomas que le acompañan.

Pináculos con coloridos motivos
Pináculos con coloridos motivos, un toque de color de la Sagrada Familia

En la Torre del Nacimiento se puede salir a un pequeño balcón y disfrutar de una increíble postal de Barcelona Este. La Torre de la Pasión nos permite cruzar a través de un puente que nos deja ver una majestuosa figura que parece observarlo todo, dominando el paisaje. Cabe mencionar que los campanarios del Nacimiento y de la Pasión fueron elaborados con piedra arenosa de Montjüic.

Muchos detalles escapan aún a nuestra vista y narrativa, porque como dijimos al inicio de éste relato, ¡es inmensa! y muchos tantos más que se sumarán al paso del tiempo. Así que depositamos en sus manos la estafeta para continuar descubriéndola y compartir con nosotros sus apreciaciones.

¿Quién nos observa desde lo alto?
¿Quién nos observa desde lo alto? ¿Será que es él?

Nosotros le decimos hasta pronto a Gaudí, a quien hemos sentido que nos ha acompañado ya en más de un viaje y siempre aquiescente nos ha invitado a adentranos, a cruzar el umbral de sus obras y admirarlo… Le dejamos tranquilo como centinela fiel de su magistral obra… Hagamos silencio para no interrumpir su descanso eterno, para que no deje de crear, para que no deje de soñar…

Gracias de nuevo al Departamento de Prensa y Comunicación de la Sagrada Familia por invitarnos a conocer el edificio.

Si quieres reservar las entradas online y no esperar las largas colas en la entrada de la Sagrada Familia, te ofrecemos algunos tours que puedes comprar. La ventaja es que son entradas sin colas

Tours y entradas a la Sagrada Familia

4 comentarios de “La Sagrada Familia, el Magnum Opus del genio Antonio Gaudí

  1. Acabamos de regresar de Barcelona donde hemos ido a visitar esta obra. Nos ha parecido fantástica, majestuosa, ….
    Releyendo de nuevo vuestro artículo, me ha trasladado de nuevo a su interior, he vuelto a sentir esa sensación que tuve al estar allí con esa luz que provocan sus vidrieras, la altura de sus bóvedas, tantos detalles … ¡Es fantastica!
    ¿Cómo pudo Gaudí dejar planificada esta obra hasta el último detalle? Creo que era un genio, sin lugar a dudas.
    A quienes no la conozcáis, os recomiendo que os acerqueis, entréis en su interior y disfrutéis de cada detalle. Os impresionará.

    1. ¡Gracias por tus comentarios, Arantza!

      Nos encanta haberte transportado de nuevo al viaje mágico en las entrañas de la Sagrada Familia, sin duda una experiencia sobrecogedora que nos lleva a navegar en la imaginación de un genio consumado, como bien dices, que vive y pervive a través de sus grandes trabajos que no sólo maravillan, embelesan.

      Te invitamos a leer más de nuestros artículos en homenaje a su obra, como son: el Palau Güell, el Capricho de Comillas, La Pedrera y la Torre de Bellesguard, entre sólo algunas joyas de su fascinante legado, para que en tu próxima visita a Barcelona, las tengas marcadas en el itinerario.

      ¡Saludos!

  2. La visité hace años en mi primer viaje a Barcelona, llena estaba de andamios por dentro, como cuando tienes obras en casa y todo estaba manga por hombro, y aún así nos impresionó, es tan diferente, tan majestuosa, sus formas, vidrieras, sin duda no deja indiferente a nadie, es tan maravillosa que hay que visitarla varias veces para poder apreciar los cambios y los mil y un detalles de tan sorprendente obra.
    Felicidades por vuestro artículo al Giróscopo Viajero.

    1. Hola Elbelina! Pues ahora te sorprenderá aún más. En tu próxima visita a Barcelona tienes que volver a entrar en la Sagrada Familia.Saludos

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