La primavera pinta de color el paisaje volcánico de El Hierro, transformando el Malpaís en un vergel que despierta nuestros sentidos. En el interior de la isla canaria los pastos se cubren de ampolas y otras flores silvestres – lo veíamos ayer cuando subíamos a la meseta para hacer una ruta en bici eléctrica por San Andrés -. Y hasta parece normal, porque esta es una zona más húmeda, afectada continuamente por la acción de los Alisios. Pero en el Valle del Golfo pareciera que no puede crecer nada, sobre todo cuando cruzas el Sendero Litoral, donde las coladas de lava se han solidificado, donde reina un paisaje de Malpaís…
Y sin embargo…el Valle del Golfo es una de las zonas más fértiles de la isla de El Hierro, donde se plantan plátanos, aguacates, mangos, viñas,…Y aunque nos parezca mentira que en el Sendero Litoral puedan crecer plantas y flores, hoy hemos comprobado que es así. Al parecer la tierra volcánica dota de vida a la isla, y hasta en el Malpaís pueden crecer plantas bellísimas.
Así que cuando llegamos al punto de partida de la ruta que va de Las Macetas a Punta Grande, nos quedamos asombrados al ver entre el paisaje volcánico plantas coloridas de tonos intensos: amarillo, verde, naranja,…y el contraste bestial con el negro de la piedra volcánica, hace todavía más bello el panorama que tenemos ante nosotros. Y el azul del Océano Atlántico, que hoy luce especialmente intenso, pone la guinda a esta maravilla natural que vamos a atravesar en breves instantes.
Punto de partida: Las Macetas
La ruta por el Sendero Litoral que va de Las Macetas a Las Puntas no es muy larga y es muy fácil: mide unos 2,62 km y al parecer se tarda unos 45 minutos. Aunque como es una ruta que comienza y termina en el mismo punto, la distancia total es de 5 kilómetros y medio, y el tiempo se doblará también, por lo que creo que haremos la ruta en 1 hora y media.
Además nosotros vamos sin tiempo, al ritmo que nos marcha este viaje por El Hierro, lento, pausado, sin prisa, sin reloj,…ya que es una de las islas Canarias a la que se viene en busca de tranquilidad, a alejarse del estrés y del mundanal ruido, a sentir la naturaleza y fundirse con ella. Y esa es la tónica que seguimos desde que llegamos, y eso haremos hoy también por esta ruta corta que discurre al lado del mar: caminar disfrutando del camino, sintiendo la naturaleza que nos envuelve, contemplando este paisaje espectacular, esta belleza natural que ya se vislumbra desde el punto de partida de la ruta, que está en Las Macetas.
El día había comenzado un poco antes con una visita cultural a Guinea, que está a un paso de Las Macetas, donde aprendimos mucho acerca de la evolución de las viviendas desde el siglo XVII y de la arquitectura popular herreña en el Ecomuseo de Guinea. Y también aprendimos sobre la geología de El Hierro en el tubo volcánico de Guinea, y sobre el animal símbolo de la isla canaria en el Lagartario, Centro de recuperación del Lagarto Gigante de El Hierro.
Tras esta lección de cultura nos dirigimos a Las Macetas para fundirnos una vez más con la naturaleza de El Hierro, como hicimos estos días en sus bosques de Laurisilva y de pinos canarios, en los campos y prados de la Meseta de Nisdafe, en las costas abruptas de El Hierro de acantilados espectaculares y piscinas naturales que invitan al baño. Precisamente en Las Macetas y también en Las Puntas hay piscinas naturales, aunque el mar está bravo estos días, por lo que será complicado bañarse en el Charcho Azul. Tendremos que ir a La Restinga, a La Caleta o a la Cala de Tacorón.
Aún así, aunque no podamos darnos un baño, la sola contemplación del mar ya es suficiente, y por el Sendero Litoral, en el norte de la isla, parece tan salvaje, tan extremadamente bello. Pudimos observarlo todos estos días, por la mañana temprano, desde el Pozo de la Salud, el hotel-balneario de El Hierro, batiendo bestial contra los acantilados.
La ruta Las Macetas-Las Puntas discurre por una pasarela de madera a lo largo de todo el recorrido, por lo que se hace de forma fácil. Comenzamos a caminar y cada uno se va parando a observar los pequeños detalles, las rocas volcánicas, las pequeñas cuevas, los tubos por los que sale agua del mar, las flores que cubren unas rocas allí, otras allá,…Así que en poco tiempo veo a mi compañero caminando a lo lejos por esta pasarela serpenteante. La imagen es bellísima: la imponente montaña al fondo, marco excepcional de esta ruta, y los campos de lava entre los que zigzaguea el sendero, y a un lado el Atlántico, brutal, azulísimo.
La primavera sobre el Malpaís
Todas las rutas de senderismo que estamos haciendo por El Hierro tienen algo de especial, en cada rincón de la isla se encuentra la belleza, desde esos miradores de panorámicas espectaculares. Pero debemos confesar que la Ruta Las Macetas-Las Puntas nos está conquistando sin remedio. No sé si es este colorido de primavera, hasta quiero aprenderme el nombre de todas estas plantas endémicas – al parecer las islas Canarias albergan más de la mitad de los endemismos que existen en España – . Entonces comienzo por las amarillas, las Astydamia; luego esas de flores diminutas, las Aeonium Frankenia; o las de color rojo: Mesebryanthemum nodiflorum,…el latín, esa lengua origen de las nuestras que al menos pervive en las plantas de todo el mundo, uniéndonos de algún modo. Y después está ese color naranja muy vivo de los líquenes que se pegan a las rocas volcánicas. ¡Cuánta razón tenían los de la Oficina de Turismo de El Hierro cuando nos aconsejaron venir en primavera para descubrir la isla!.
Y el antiguo volcán que formó el Valle de El Golfo
Pienso que la ruta también nos conquista porque estamos fascinados con la montaña que está al fondo, que enmarca todo el recorrido de nuestra ruta. Sabemos que no es una montaña, sino parte de un volcán que se hundió hace 130 mil años, que se deslizó y formó esta inmensa depresión: el Valle de El Golfo. En todo momento lo miramos conscientes de que estas altísimas paredes – en algún tramo de 1000 metros de altitud -, y más de 14 kilómetros de longitud son parte de un volcán. Desde ellas se tiran los parapentistas de El Hierro, ellos sí tienen vistas panorámicas magníficas del Valle de El Golfo y del Atlántico. Aunque pensándolo bien, nosotros también las teníamos desde el Mirador de la Peña de César Manrique.
Será que no estamos acostumbrados a este paisaje, pues en el norte de España domina el verde y otro tipo de roca. El paisaje volcánico solo lo vimos en Tenerife, en La Gomera y en Islandia, y no hace tanto tiempo, por eso todavía nos asombra. Y creo que seguirá haciéndolo, porque desde la primera vez que vinimos a las islas Canarias, no podemos dejar de repetir, y aún el año pasado descubrimos el fascinante Malpaís de Güímar, caminamos por un mar de lava, y nos sentimos como en otro mundo entre estas formaciones volcánicas inusuales a nuestra vista, sintiendo esa fascinación que también sentimos en Islandia, en el Círculo Dorado y en otros lugares de la isla.
Y lo volcánico nos cautiva hoy una vez más en la Ruta de Las Macetas a Las Puntas, para nosotros sigue siendo extraordinario poder caminar por los restos de lo que fue un volcán.
Y los miradores
En esta ruta por El Hierro cada imagen es un cuadro. Cuando avanzamos hacia el primer mirador, un pequeño balcón al mar de madera, con una cubierta sencilla, nos paramos un poco antes para grabar en nuestras retinas este cuadro que tenemos ante nosotros. Esta ruta Las Macetas-Punta Grande es una sucesión de pinturas, a cada cual más bella.
Hay pequeños miradores a lo largo de esta ruta de senderismo, solitarios, que parece que están esperando a que alguien se asome a ellos, sabedores que justo desde el punto donde se encuentran las vistas panorámicas del Atlántico, de los Roques de Salmor, de la montaña y del propio camino serpenteante, son más bellas. Están como estratégicamente situados en cada entrante al mar, como para adentrarse más en él para adoptar otro punto de vista. Y dan ganas de pararse en cada uno de ellos para contemplar esta belleza sin límites. Están cercados por un balconcito de madera y las tablas del techo proyectan su sombra en el suelo, ya que el sol de hoy es cálido, luminoso.
Nos paramos un rato en algunos de los miradores de la ruta Las Macetas-Las Puntas y la contemplación es suficiente para llenar estos instantes, no necesitamos más. Hasta nos da por pensar que con solo haber estado aquí, ya habrá valido la pena el viaje a El Hierro. Y eso que la isla ya nos está deparando sorpresas maravillosas, y a cada lugar que llegamos nos estamos quedando fascinados.
Y el Océano Atántico
Y después está el mar, el Océano Atántico. Hacía tiempo que no lo veía de este color, y juro que las fotos no tienen apenas retoques, el azul era así, tan intenso, tan limpio. No recuerdo haber visto una tonalidad de azul así, solo aquí en la isla de El Hierro. Nos atrae como si fuera un imán, no puedes dejar de mirarlo, te atrapa. Lo cierto es que ya siempre me atrapó el Atlántico, en el Algarve más salvaje en una ruta por la costa vicentina, o en el paraíso natural de las Dunas de Corrubedo o en los acantilados salvajes de A Costa da Morte, en mi Galicia natal.
Así que en las islas Canarias el Océano Atlántico sigue ejerciendo sobre mí ese magnetismo, y aquí también es salvaje, rompe con fuerza contra los acantilados creando un mar de espuma blanca coloreada de azul turquesa. Las olas son hoy espectaculares. Aquellos que buscan en el norte de El Hierro playas paradisíacas y un mar tranquilo, no lo encontrarán. Tendrán que irse al Mar de las Calmas, en el sur, donde el Atlántico se tranquiliza. En esta zona norte también está más apaciguado a veces, entonces es momento de bañarse en la bonitas piscinas naturales, como el famoso Charco Azul o el Charco de los Sargos.
Los Roques de Salmor
Ya los avistamos el primer día de nuestro viaje a El Hierro desde el Mirador de la Peña: los Roques de Salmor, que son una Reserva natural integral, una zona de especial protección para las aves como el Paiño común o el Petrel de Bulwer, que escogen estos roques de paredes escarpadas para nidificar. El Roque Grande, de 100 metros de altura, y el Roque Chico, que en el pasado también fueron hogar del Lagarto Gigante de El Hierro, que terminó desapareciendo. Pero como nos contaban hoy en el Lagartario de Guinea, están siendo reintroducidos ejemplares de la subespecie Machadoi, criados precisamente en el Centro de Recuperación.
Así que pensamos en esos lagartos en libertad, iguales a los que vimos esta mañana, tomando el sol en los Roques de Salmor. Avistamos las siluetas del Roque Grande y del Roque Chico desde nuestra ruta de senderismo Las Macetas-Las Puntas.
El hotel más pequeño del mundo está en Las Puntas
Poco a poco vamos a terminar la ruta, llegando a Las Puntas. La pasarela de madera desciende un poco y en la curva nos llaman la atención unas formaciones rocosas diferentes, unas estructuras hexagonales que seguramente se formaron cuando la lava entró en contacto con el agua. Nos hacemos una foto antes de doblar la curva y allí lo vemos: es el hotel más pequeño del mundo, y está en Las Puntas, al final de nuestra ruta.
Nos impresiona ver que está situado en una lengua de lava que se adentra en el océano, allí en ese pedacito de roca rodeada de agua. Imaginamos las vistas que deben tener los huéspedes del hotel más pequeño del mundo. Asomarse por la mañana a la bravura del Atlántico, y mirar hacia arriba para alcanzar la cima de las paredes del volcán que se deshizo para formar el Valle de El Golfo.
Nos cuentan que en el interior de este hotelito hay un museo dedicado al mar. Quizás vayamos algún día y les contaremos cómo es por dentro, qué se siente al dormir sobre el Atlántico.
Pero nosotros ahora tenemos que dar la vuelta para terminar nuestra ruta, y regresar de Las Puntas a Las Macetas.
Regreso: de Las Puntas a Las Macetas.
Miramos ahora hacia el otro extremo del Valle de El Golfo, volviendo sobre nuestros pasos por la pasarela de madera. Admirando de nuevo las formaciones volcánicas que nos rodean, la fuerza del Atlántico. Ya no nos paramos en los miradores, que dejamos solitarios, como cuadros eternos en los que uno puede penetrar, cuadros hechos de naturaleza que pueden ser nuestros.
Seguimos con la mirada la costa recortadas de acantilados, de arcos creados por el ímpetu del mar. Todavía nos queda un buen rato hasta llegar a nuestro punto de partida, y ahora ya miramos la ruta de otra manera, pasado el asombro fascinado del primer momento. La mirada es ya más profunda, los pensamientos se funden en el paisaje.
Parada gastronómica en Las Macetas
Terminamos la ruta en un restaurante que hay en Las Macetas – el Sunset La Maceta para saborear la gastronomía de El Hierro. Esa es otra de las facetas de las Canarias que nos encanta: la cocina, y en cualquier ocasión buscamos descubrir los sabores de las islas. Como en otros restaurantes de El Hierro, aquí también se plantea una fusión de sabores, lo tradicional mezclado con lo actual, productos locales y un toque de modernidad, y el resultado es muy interesante.
Qué mejor que rematar una bellísima ruta de senderismo con unos buenos platos de la gastronomía canaria acompañados de un buen vino herreño. Un restaurante con vistas al Atlántico.
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Ya lejos de este viaje a El Hierro, desde otro rincón del mundo, volvemos a aquella mañana para fundirnos en el paisaje cautivador de la isla en primavera, regresamos a hacer la ruta Las Macetas-Las Puntas, caminamos por la pasarela de madera entre el Malpaís pintado de color, el océano azulísimo y el volcán apagado que nos mira desde su antigüedad, orgulloso por la belleza que provocó su enfado.
Descripción de la Ruta Las Macetas-Las Puntas
Distancia: 2,62 km (5,24 km ida y vuelta)
Punto de partida y de llegada: Las Macetas (o Las Puntas)
Dificultad: baja
Tiempo: 45 minutos ida (aproximadamente)
Período ideal: todo el año. Paisaje precioso en primavera (abril-mayo)
Paisaje: Malpaís y plantas endémicas.
Cómo llegar a Las Macetas
Para llegar a Las Macetas, tiene que tomar la carretera HI-550 desde Frontera y recorrer los 4,1 km (6 minutos) hasta el punto de partida de la ruta de senderismo. Desde Valverde, la capital de El Hierro, tiene que tomar las carreteras HI-1 y HI-5, y recorrer los 20,7 km (21 minutos aproximadamente).
Artículo escrito por María Calvo Santos.
Agradecimientos
Un agradecimiento a Turismo de El Hierro por su apoyo en este fantástico viaje de prensa, a Yaneida Quintero González y a Olga Moles Méndez. También a Paolo Cossovel, de Atlantidea senderismo y excursiones – El Hierro, por la buena organización de este viaje.