Nuestros recuerdos se funden y confunden, dos veranos, dos excursiones a la Ribeira Sacra: de la niebla densa en el Cañón del Sil, de la lluvia de verano pasamos a la luz intensa de principios de agosto de un día cálido. En la primera ocasión, la visita al Cañón del Sil nos llevó a alternar naturaleza y arquitectura: los mágicos miradores y un trocito de la ruta del románico. En esta ocasión nos quedamos únicamente con la naturaleza: volvemos a los miradores y hacemos una bonita ruta por la pasarela del río Mao.
En nuestros planes se encuentra quedarnos a dormir en una casa rural o un B&B en Parada de Sil, las fotos que vimos del lugar nos entusiasman y nos decidimos a visitarlo antes de que comience nuestra ruta. La idea de alojarnos en pleno corazón de la Ribeira Sacra nos emociona, el Cañón del Sil a nuestros pies, poder disfrutar de esas vistas cuando nos levantemos, un sueño. El paisaje no nos decepciona, las casas rurales se encuentran en un lugar privilegiado, con vistas al Sil. De hecho vemos unas canoas amarillas en el embarcadero y nos enteramos de que es posible hacer una ruta en kayak por el Cañón del Sil.
Decidimos avituallarnos antes de nuestra aventura, por lo que nos detenemos en una panadería en Parada de Sil de apariencia modesta, de esas que pasan desapercibidas, que resulta ser una panadería de las de siempre – de las que en Galicia, por suerte, todavía suelen encontrarse -. Horno de leña, el obrador, las mesas llenas de empanadas, baldas de madera con especialidades típicas de Parada de Sil. Hasta la caja es de madera, una reliquia fabricada por el padre de la dueña, como nos cuenta después. Y es que cuando menos te lo esperas puede establecerse una conversación interesante con la gente del lugar, y esa es una de las cosas que más nos gustan de viajar.
A lo largo de la más de media hora que estuvimos charlando con los dueños de la panadería, además de enterarnos de lugares que podíamos visitar, fuimos descubriendo las delicias de la panadería: unas magdalenas enormes recién hechas, la bica mantecada típica de la Ribeira Sacra – una especie de bizcocho de claras de huevo y nata: un auténtico manjar que iríamos saboreando poco a poco días después. Y, por supuesto, la deliciosa empanada gallega, que reservamos para comer más tarde, mirando al Sil. El pan también resultó apetitoso, claro, hecho en un horno de leña, no podía ser menos.
Nos encaminamos a los Balcones de Madrid, que mostraron otra cara en esta ocasión, bajo el cielo azul y esa luz intensa de verano. Dos imágenes superpuestas, el Cañón del Sil adivinándose, fragmentado entre la niebla y ahora exhibiéndose en todo su esplendor. Las pareces de granito de más de 500 metros de altura, esculpidas por el tiempo, se muestran imponentes ante nuestra mirada. El Sil allá abajo, sereno, no deja ver el fondo de sus aguas. Vamos de un balcón a otro, escalamos por una subida para acentuar la sensación de vértigo ante el abismo, para acaparar mejor esta panorámica en la que nos fundimos.
En realidad, el nombre original de los Balcones de Madrid es Mirador de Torgás, pero en una época en que la gente de las aldeas de Parada de Sil emigró a Madrid, parece ser que los que se quedaban los despedían desde este mirador, y por eso le quedó ese nombre, aunque el original se sigue utilizando.
En el merendero del mirador saben mejor las empanadas gallegas, y los bocadillos hechos con pan de horno de leña. Estamos preparados para hacer la ruta de senderismo que elegimos que, aunque es de dificultad baja, requiere cierto entrenamiento, al menos gastronómico. Es la Ruta por la pasarela del río Mao, un itinerario de tan sólo 1,8 km que discurre en gran parte por una pasarela de madera que sube y baja, se adentra por un frondoso bosque de robles, castaños, madroños y laureles, y nos regala hermosas vistas del río Mao, antes de su desembocadura en el Sil, invitándonos más tarde a zambullirnos en él.
La mayoría de la gente decide comenzar la Ruta por la pasarela del río Mao en la antigua central hidroeléctrica, conocida como Fábrica da Luz, situada a 10,6 km de Parada de Sil y a 8,2 km de A Teixeira – desde Monforte, hay que tomar la carretera que lleva a Doade, Castro Caldelas, A Teixeira y Parada de Sil -. Pero nosotros decidimos hacerla al revés, en realidad no de forma premeditada, pero que resultó ser más que acertada. – Lo que demuestra que improvisar en los viajes, como en la vida, siempre nos trae gratas sorpresas -.
Partimos de la aldea de Barxacova situada en una ladera, con casas de piedra, huertas mirando al río en las que dormitan gatos y perros perezosos y felices por vivir en este rincón paradisíaco. Aunque no vemos un alma, nos encontramos con una mujer que con un bonito acento de la zona muestra otra vez el lado amable y abierto de la gente del lugar. Nos cuenta la historia del embarcadero flotante que tienen, similar a muchos de los que se encuentran a orillas del Sil o del Miño, que les permite disfrutar en barca de la belleza de la Ribeira Sacra. También nos contó que ahora ya no tienen tanto miedo a bañarse, ya que el nivel del agua bajó mucho en la última década.
Seguimos camino abajo rodeados de viñas, con el río Sil siempre a nuestra izquierda, dejando atrás pequeñas huertas de berzas, de patatas,… Vamos en fila india siguiendo el sendero, en silencio, cada uno de nosotros metidos en nuestros pensamientos, disfrutando del paisaje, de esta paz instalada en este rincón de la Ribeira Sacra. La sensación de estar en un lugar mágico se acentúa al llegar al punto en el que el río Mao desemboca en el Sil: una playa fluvial de aguas tranquilas invita al chapuzón, un arenal en el que están tumbados unos jóvenes bajo sombrillas a rallas, mientras otros descansan en colchonetas en el agua. Parece un cuadro, una imagen inmóvil, perdida en el sopor del verano.
La tentación de quedarnos es grande, pero decidimos seguir para encontrarnos por fin con la famosa pasarela del río Mao. Y ahí continúa la aventura, subiendo unas escaleras que nos conducen a lo alto de una larga pasarela que discurre, sinuosa en medio del verde del bosque tupido, denso. La altura nos permite tomar perspectiva y contemplar el bosque casi a la altura de las copas de los árboles, ¡es realmente espectacular!. La ruta por la pasarela del río Mao se convierte así en una ruta de senderismo diferente a cualquiera de las que existen en la Ribeira Sacra.
Un mirador con bancos para contemplar el río Mao, el ruido de la madera mientras caminamos pausadamente por la pasarela, el tiempo se alarga en el camino. Después una bajada pronunciada al río Mao, nos sentamos en las rocas dispuestas estratégicamente, mojamos los pies, disfrutamos del sonido de las cascadas, de la sombra buscada. El calor nos empuja a bañarnos, a pesar de que el agua al principio está fría. Sólo nos atrevemos tres osados y la recompensa es gratificante, nos dejamos llevar por la corriente a ratos, nos tumbamos en una roca, vuelta al agua, disfrutando como auténticos patos.
La ruta se termina para nosotros donde suele ser el principio de ésta, en la Fábrica da Luz. Nos sentamos a disfrutar de unos buenos helados en un moderno albergue, contentos por haber descubierto este bonito rincón de la Ribeira Sacra. Tras hacer el camino de vuelta, llegando de nuevo a la aldea de Barcaxova, seguimos nuestra ruta no sin antes detenernos en uno de los miradores del Cañón del Sil más concurridos, y con razón: el Mirador de Cabezoás, parada obligatoria para contemplar, extasiados, la belleza imponente del cañón, promesa de lo que nos espera todavía al día siguiente.
Si les interesa alojarse en un B&B en la Ribeira Sacra o hacer actividades como esta ruta por las pasarelas y el cañón del Río Mao, escríbannos: info@elgiroscopo.es
Cómo llegar
Desde Monforte de Lemos, hay que seguir la carretera Lu-903 hacia Castro Caldelas. La ruta suele comenzar en la antigua central hidroeléctrica – Fábrica da Luz – situada a 10,6 km de Parada de Sil y a 8,2 km de A Teixeira – desde Monforte, hay que tomar la carretera que lleva a Doade, Castro Caldelas, A Teixeira y Parada de Sil -. Al pasar el KM 47 se cruza un puente por encima del río Mao. Hay que tomar una pista asfaltada a la derecha que nos conduce a la Fábrica da luz.
Pero nosotros la hicimos al revés, desde el pueblo de A Barxacova y seguimos una senda hasta llegar a una pista que nos ofrece la posibilidad de bajar al río Mao o subir a la carretera que nos lleva al desvío que baja a la Fábrica da Luz.
Artículo escrito por María Calvo Santos.
Pingback: El Monasterio de San Pedro de Rocas, el más antiguo de Galicia. De camino a la Ribeira Sacra -
Pingback: Paseo en catamarán por los cañones del Sil. Panorámicas de la Ribeira Sacra -