Senderismo en los Pirineos. Las Gargantas del Carança. El Sendero del Vértigo

El otoño todavía nos regala días espléndidos, incluso mejores que en primavera, ideales para dar largos paseos o hacer rutas de senderismo por los Pirineos. Podría decirse incluso que esta estación del año es la más bella para descubrir el paisaje, ya que los bosques de robles, castaños y hayas se visten con trajes de colores. Rojos, naranjas, amarillos, marrones, verdes …un arco iris que cubre las montañas obsequiándonos con un paisaje único.

Otoño en las Gargantas de la Carança
Otoño en las Gargantas de la Carança

Ciertos senderos como el Caminito del Rey, se han hecho muy famosos y populares. Por suerte hay muchísimo recorridos similares, algunos incluso, muy poco conocidos. En nuestro viaje por los Pirineos franceses, en la región de los Pirineos Orientales, hemos elegido la ruta de senderismo por las Gargantas del Carança (Gorges de la Carança) situada en la pequeña localidad de Thuès-entre-Vals al que se llega por la nacional N116 desde Mont Louis o desde Prades. Es una ruta de senderismo espectacular porque una buena parte del itinerario se realiza por una cornisa o excavada en la rocas. Además, a lo largo de la ruta se alcanza una altura considerable, siempre con las altas montañas presentes a lo largo de todo el camino. Por otra parte están los impresionantes puentes móviles o las pasarelas ancladas en la roca.

La ruta de senderismo por las Gargantas del Carança (Gorges de la Carança) puede hacerse como ruta circular. Es de dificultad media, tiene un desnivel de 375 m y tiene una longitud d 9 km. Entre la ida y la vuelta dura aproximadamente 3 horas 45 minutos.

Inicio del camino de las Gorges (Gargantas) del Carança
Inicio del camino de las Gorges (Gargantas) del Carança

Llegamos al pueblo de Thuès-entre-Vals dirección Font Romeu y en seguida vemos el indicador a las gargantas, seguimos el camino y muy pronto nos encontramos con un aparcamiento bien acondicionado. Es barato, sólo cuesta 2€, además hay un merendero y un pequeño bar donde avituallarse y tomar algo. En un cartel blanco vemos: “La Carança par Chambre d’eau et Corniche”, se trata de una ruta por la que se llega rápidamente al sendero del vértigo, atravesando el puente de madera que hay en el aparcamiento.

Pero preferimos la opción “La Carança par Roc de Madrid ou Corniche” a la izquierda, que sigue el curso del río. Este punto de partida de la ruta de las Gargantas del Carança (Gorges de la Carança) ya anuncia la espectacularidad del recorrido: un sendero excavado en las rocas que sigue el río Carança y nos conduce al corazón de la montaña. Caminamos durante varios metros al ritmo de las aguas. Miramos hacia arriba y vemos la luz otoñal de este espléndido día iluminando las montañas que, pintadas de colores, lucen hermosas.

Inicio de la ruta por las Gargantas del Carança
Inicio de la ruta por las Gargantas del Carança

Muy pronto llegamos hasta el primer puente, donde tenemos que decidir si tomar el camino que sigue la vertiente derecha o la vertiente izquierda del Carança. Ya hemos hecho esta ruta por el sendero del vértigo en varias ocasiones, por lo que ya sabemos a que atenernos.

El itinerario por la vertiente derecha es más rápido y menos duro, y se llega en seguida a la zona más espectacular donde está la cornisa: el sendero del vértigo propiamente dicho. Hay una zona de subida al principio, pero no demasiado difícil. Es recomendable para ir con niños o con gente que está menos acostumbrada a andar.

Nosotros preferimos hacer la ruta más larga, por la vertiente izquierda, ya que nos encanta caminar y de esa forma disfrutamos del itinerario por las Gargantas de Carança (Gorges de la Carança) en su totalidad. Aunque en este relato van a fundirse ambas opciones de días diferentes en los que hemos podido disfrutar de esta ruta.

Subiendo hacia el sendero del vértigo
Subiendo hacia el sendero del vértigo

Cuando seguimos la senda por la vertiente izquierda, desde el puente ya vemos que comienza a haber un desnivel bastante pronunciado. Comenzamos a caminar y en seguida alcanzamos altura y vemos el puente muy abajo y las montañas, imponentes, rodeándonos. El camino está muy claro, vamos siguiéndolo pisando piedras que hacen las veces de escaleras. Muy pronto decidimos coger un palo que nos sirve de apoyo para la subida.

El sendero de les Gorges va subiendo poco a poco hasta alcanzar más de 1000 metros
El sendero de les Gorges va subiendo poco a poco hasta alcanzar más de 1000 metros

Llega un momento en que llegamos a la altura de la cornisa excavada en la roca que está enfrente por la que pasaremos más tarde, ya que estamos en una ruta circular. Es impresionante ver pasar gente por allí en estos momentos, pequeños ante la grandiosidad de la montaña. Hemos alcanzado una altitud de 1200 metros.

Al otro lado, el sendero por el que pasaríamos más tarde
Al otro lado, el sendero por el que pasaríamos más tarde

Como salimos de casa un poco tarde, es ya la hora de comer y nos sentamos a disfrutar de las vistas mientras tomamos nuestros bocadillos. El silencio se apodera de nosotros mientras admiramos la formidable cascada que baja por la ladera para llegar al río, la montaña que nos rodea. Pensamos en el tiempo que fue esculpiendo estas magníficas montañas y en todos los caminantes que se sienten sobrecogidos ante este espectacular paisaje.

Admirando la garganta
Admirando la garganta

Continuamos nuestro recorrido y nos encontramos con un manto de hojas caídas sobre el que caminamos escuchando ese ruido otoñal. Eso sí, vamos con cuidado porque hay una gran cantidad de hojas y no calculamos qué hay debajo. Seguimos entre árboles y comenzamos poco a poco a descender hacia el río Carança, cada uno escuchando sus pasos, perdido en sus pensamientos. Y es que las rutas de senderismo invitan a la reflexión, a la fusión con la naturaleza, y más aún un día como hoy, con la sensación de que el tiempo se ha parado, de que los colores del otoño nos envuelven.

Despertamos de nuestro ensimismamiento cuando empezamos a oír el río Carança que grita cada vez con más fuerza, se desliza entre las rocas y nos invita a sentarnos frente a él para escucharlo o entablar una conversación con él.

Nos encontramos con un cartel amarillo que indica a la derecha: “Balcones del Têt por Fontpedrouse” y hacia la izquierda: “Refugio de Ras de Carança por las pasarelas”. Optamos por la segunda, ya que queremos ir por los puentes y pasarelas, aunque después volveremos atrás para ir por la cornisa.

Puente para cruzar de una vertiente a otra
Puente para cruzar de una vertiente a otra

Al cruzar el puente y pasar a la otra vertiente de las Gargantas de Carança (Gorges de la Carança) sabemos que vamos a dejar las reflexiones y la pausa atrás para comenzar un recorrido de emociones. La serie de puentes colgantes y pasarelas están muy cerca, y sabemos de la exaltación que supone recorrerlos. Es recomendable incluso para los que tienen algo de vértigo, ya que aunque cuesta un poco al principio, sobre todo en alguno de los puentes y pasarelas, después uno se acostumbra y la experiencia se torna divertida y emocionante.

Puente colgante
Puente colgante

En total son 4 puentes y 4 pasarelas pegadas a las paredes del río. Subimos por una escalera a la primera pasarela que está enganchada a la pared del risco, nos agarramos al cable de acero y ya comenzamos a ver el río Carança desde otra perspectiva que nos gusta mucho. No hay nada que temer, ya que tanto las pasarelas como los puentes están bien sujetos, lo que nos da seguridad.

El primer puente colgante de acero se tambalea al caminar por él y se siente la agitación y las risas nerviosas. Pasamos uno tras otro dejando cierta distancia, ya que no puede haber más de dos personas subidas al puente. En seguida llegamos al final, aunque para algunos igual fue eterno, y seguimos hasta alcanzar la siguiente pasarela, mucho más larga, más vertiginosa, que nos conduce por un bellísimo paisaje en plena garganta del Carança, el río a un lado, la inmensa montaña dejándonos casi en la oscuridad.

Ancladas en la roca, las pasarelas
Ancladas en la roca, las pasarelas

Para aquellos que tienen vértigo es una prueba, pero el cordón de acero ayuda a pasar el trago, y la emoción de sentirse en las gargantas supera todo. Decidimos darnos un respiro en unas rocas cautivados por el río que se convierte en pequeñas cascadas.

Una pasarela de vértigo
Una pasarela de vértigo

Aún seguimos un poco más hasta otra pasarela, ésta más fácil, pero decidimos darnos la vuelta, ya que si continuamos nos adentraríamos en una ruta de senderismo mucho más larga que nos llevaría al refugio de Ras de la Carança (1831 m.), que está a unas 4 horas. Y más alto aún, a unas 2 horas del refugio, se encuentra el lago del Carança y el Pico de la Vache. Pero para hacer esta ruta habría necesitaríamos 8 horas entre la ida y la vuelta, y habría que reservar lugar en el refugio de Ras de la Carança unos días antes. También hay que tener en cuenta que, aunque está abierto todo el año, sólo tiene vigilancia en verano.

Pararela sobre el Carança
Pararela sobre el Carança. ©Nazaret González.

Dejamos esta otra opción de la ruta de las Gargantas de Carança (Gorges de la Carança) para otra ocasión y damos la vuelta para volver por las pasarelas y el puente que habíamos pasado anteriormente. Retomamos entonces el camino que nos llevará al sendero del vértigo allí donde habíamos encontrado el cartel amarillo que indicaba: “Balcones del Têt por Fontpedrouse”.

Pasaremos por un nuevo puente mucho más alto que el anterior, y poco a poco comenzamos a subir dejando el río abajo. Seguimos una larga pasarela que discurre paralela al Carança y que va alcanzando altura poco a poco, ¡mejor nos agarramos!. Algunos arbolillos de color rojo o amarillo salen de la roca, parece que la vida surge por todas partes en las Gargantas de Carança.

Puentes colgantes en las Gargantas de Carança
Puentes colgantes en las Gargantas de Carança

Algunos del grupo se adelantan y en poco tiempo podemos verlos pequeños dentro de un camino imposible excavado en la montaña, parece increíble que puedan haberlo construido, y todo para transportar materiales y piedras en la construcción del proyecto de captación de aguas en 1943. Son los balcones del Carança. Nuestros amigos nos saludan emocionados, se ve que el hecho de encontrarse a esa altura los emociona. En seguida nos reunimos con ellos y lo cierto es que el pulso se acelera y aumenta la emoción de sentirse al borde del precipicio.

Espectacular el precipicio, da vértigo
Espectacular el precipicio, da vértigo

El paisaje es hermoso, sobre todo con los colores del otoño, parece que la montaña está decorada con pinceladas aquí y allá que la embellecen. Disfrutamos mientras caminamos por el sendero del vértigo, y en realidad no sentimos vértigo porque la senda es bastante ancha, aunque no lo parezca desde lejos. Además, para los que no se sienten seguros hay un cable de seguridad de acero a la que agarrarse. Pero creemos que no es necesario, ya que hay espacio suficiente para pasar. Si no miramos abajo, parece que no estamos encaramados, siguiendo la herida infringida en otros tiempos a la montaña.

La belleza del sendero excavado en la roca
La belleza del sendero excavado en la roca

En algún momento la impresión aumenta, ya que el camino discurre en meandro y en las curvas parece que nos vamos a lanzar al vacío, pero luego nos encontramos con que el camino sigue y la sonrisa vuelve.

Es realmente espectacular encontrarse en medio de las Gargantas de Carança (Gorges de la Carança), con esos picos afilados tocando el cielo, el río allá abajo, pequeño, y el sendero perforado en la ladera.

Al borde del precipicio
Al borde del precipicio. ©Nazaret González.

Si miramos al otro lado, vemos el itinerario que seguimos al principio. Conocemos ahora los dos puntos de vista desde ambas vertientes de las Gargantas del Carança.

Nos paramos en cada rincón, para sentarnos o subirnos a una roca y medir la sensacional altura a la que nos encontramos. Otra parada más tarde al lado de un árbol completamente rojo, después un paso bajo un túnel excavado en la roca. En seguida se ve el pueblo de Thuès-entre-Vals allá abajo, todavía pequeño.

Senderismo con niños valientes, un placer
Senderismo con niños, un placer

Cuando vemos un cartel que indica: “Parc auto par la Chambre d’eau” hacia la izquierda. Comenzamos a bajar, ya vemos la carretera nacional mucho más abajo, seguimos el sendero que aumenta en desnivel, nos apoyamos en nuestros bastones improvisados e incluso corremos tal vez por las ganas de descansar o por la emoción por todo lo que dejamos atrás. Todavía caminamos un buen trecho hasta que encontramos el puente que cierra la ruta circular de las Gargantas de Carança (Gorges de la Carança) y nos lleva al punto de partida.

El pueblo de Thuès--entre-Vals
El pueblo de Thuès-entre-Vals

Satisfechos, nos sentamos en el merendero a descansar y tomar algo en el bar que hay. A nuestro alrededor, sentados en las mesas y bancos de madera están los senderistas que llegaron antes que nosotros. Se les ve satisfechos, contentos por haber hecho este recorrido. Nos unimos a ellos en esa sensación global de satisfacción.

Varias imágenes se han quedado para siempre grabadas en nuestra retina: el otoño colorido impreso en las gargantas de Carança, el río, las pasarelas y los puentes colgantes, el sendero del vértigo, inquietante, espectacular. Esta ruta de senderismo por los Pirineos franceses nos ha dejado impresionados. Hasta hemos elegido la mejor época para hacerla, cuando el paisaje está más bello.

Después de tanto caminar, el cansancio se apodera de nosotros, por lo que decidimos completar esta magnífica jornada con un baño relajante en las Termas de Saint Thomas que no están muy lejos de aquí, tan sólo a 4 kilómetros, en la localidad de Fontpedreuse. Realmente, los Pirineos nos reservan muy gratas sorpresas. Como están en una zona alta y se está haciendo de noche, sentimos ya el frío, por lo que el agua de las termas va a ser lo ideal.

Los Baños de Saint Thomas (Bains Saint Thomas) un relax en los Pirineos
Los Baños de Saint Thomas (Bains Saint Thomas) un relax en los Pirineos ©Michel Robert.

Al llegar seguimos viendo el paisaje de montaña decorado con árboles de un y mil colores. Una vez en las piscinas de los Baños de Saint Thomas, seguimos el caminito de lluvia azufrada y en seguida nos sumergimos en las aguas calientes. La cara de emoción de todos es patente, chapuzamos con gusto y nos acomodamos cada uno en su rincón de chorros disfrutando del silencio. Poco a poco se hace de noche y las piscinas se iluminan. En seguida empiezan a desfilar las imágenes de la magnífica ruta de las Gargantas de Carança (Gorges de la Carança). Emocionados, nos miramos los unos a los otros con una sonrisa en nuestro rostro. Creo que habrá que repetir y la próxima vez para ver los lagos de Carança.

3 comentarios de “Senderismo en los Pirineos. Las Gargantas del Carança. El Sendero del Vértigo

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