Magia en el pueblo de Santa Claus, Rovaniemi, Finlandia

66º 32’ 35”. Atravesamos el Círculo Polar Ártico.

66º 32’ 35”. Atravesamos el Círculo Polar Ártico. Finlandia. Una frontera que existe en los cuentos de la infancia, cuando imaginábamos que vivíamos en Laponia, en el Polo Norte, cuando nos contaban: “Érase una vez un pequeño pueblo situado en los lejanos países nórdicos, en el Círculo Polar Ártico, donde los inviernos son muy largos, la nieve cubre todo y el frío te hace tiritar, donde el sol no sale durante mucho tiempo y una luz azul se instala en los días de los habitantes: es la noche polar, el “Kaamos”. Aunque a ellos no les preocupa porque los cielos se iluminan cuando los zorros cruzan las mesetas árticas y al golpear sus colas con la nieve salen chispas que se reflejan en el cielo. Y ellos adoran ese “revontulent”, esas auroras boreales.

“Érase una vez un pueblo llamado Rovaniemi donde vive un señor de barba blanca, vestido de rojo, con una gran barriga y unas gafas redondas sobre la nariz y una voz de viejecito bueno que todos los años cruza los cielos de la tierra en un trineo tirado por renos y se cuela por las chimeneas de las casas en Navidad para repartir regalos a todos los niños del mundo”.

Santa Claus con su trineo de renos. ©Visit Rovaniemi

Más allá de la latitud 66º 32’ 35” está la Laponia finlandesa, esas tierras lejanas del cuento, donde la vida nunca ha sido fácil por la rudeza del tiempo, y la naturaleza es esencial en la vida de los que allí habitan, los Sami, criadores de renos. Unas tierras mágicas de contrastes donde en invierno es siempre de noche y en verano es siempre de día, el sol nunca se pone, y se le llama “sol de medianoche”, y las noches son un eterno atardecer. En Laponia los paisajes dejan al viajero sin palabras y todavía pueden encontrarse lagos vírgenes, bosques profundos en los que quizás nunca nadie ha entrado.

La Laponia finlandesa es el lugar que ha elegido para vivir este hombre de barba blanca llamado Santa Claus. Sabe que quizás esta tierra lejana no es donde mejor funciona el servicio postal o de entrega de paquetes, pero la ha elegido porque la belleza de la naturaleza es única. Para comprenderlo hay que ir al menos una vez en la vida a Laponia para sentir ese silencio misterioso del invierno en medio de colinas y bosques de árboles cubiertos de nieve, bajo la luz azul del invierno polar.

O para contemplar la “Ruska” en otoño, cuando las hojas de los árboles de los bosques de Laponia comienzan a morir y se vuelven amarillas, rojas o naranjas conformando paisajes espectaculares de colores vibrantes.

O para ver brillar el sol de medianoche, ya que sólo lo hace por encima del Círculo Polar Ártico, y se mantiene en el horizonte durante más de 70 días seguidos. Contemplar ese atardecer en los páramos infinitos de Laponia desde una montaña es otra de esas razones.

El pueblo de Santa Claus en invierno. ©Visit Rovaniemi

Santa Claus o Papá Noel nació en Rovaniemi, aunque su casa original está a los pies de la colina desértica de Korvatunturi, en la localidad del mismo nombre, a cinco horas de Rovaniemi. Eso sí, el lugar exacto nadie lo sabe, al parecer él prefiere mantener el misterio para preservar su vida en Laponia. Así decidió establecer su oficina en Rovaniemi en 1985, que tiene el estatus de “Ciudad de nacimiento oficial de Papá Noel” desde 2010.

Aunque parezca increíble, todo el mundo puede visitar a Papá Noel en cualquier época del año, menos en las Navidades, claro está, pues es una época de mucho trabajo para él. Nosotros también estuvimos en Rovaniemi, una de nuestras paradas en nuestro viaje por Finlandia…¡y conocimos a Papá Noel!.

En la aldea de Santa Claus

En realidad, Santa Claus tiene su cuartel general a 8 kilómetros al norte de Rovaniemi, donde se encuentra la línea que marca el Círculo Polar Ártico. Tengo que confesar que no me pareció muy bonita, y me pareció muy turística, con tiendas, restaurantes, visitas a renos para darles de comer,…Aunque, nosotros fuimos en una época donde todavía no había nieve ni el encantamiento de la época de Navidad.

Imaginando la aldea cubierta de nieve, se convertirá seguramente en un lugar encantador. Y mucha gente buscará experimentar la magia de la Navidad en el pueblo de Santa Claus, y cuando declaran inaugurada la temporada navideña un mes antes de Navidad, se pondrán en las colas para visitar a Papá Noel, visitarán las tiendas con artículos de diseño, construcciones de hielo y nieve, querrán dar paseos en trineos de huskies y renos, …No estoy segura de que nos gustase tal concentración de gente en un lugar tan pequeño.

A nosotros lo que nos conquistó fue haber visto renos por primera vez, haber entrado en la Oficina Postal, y claro…haber conocido a Santa Claus.

La magia de la Oficina de Correos central de Santa Claus

La simpática cartera elfo y al fondo el matasellos que llevan todas las cartas que se envían desde la Oficina de Correos de Santa Claus

La Oficinal de Correos de la aldea de Santa Claus en Rovaniemi es un lugar muy especial. Será porque nosotros siempre buscamos las oficinas de Correos de todos los lugares del mundo por los que viajamos. Una de las razones es que tiene algo de mágico escribir cartas, parar el tiempo con una hoja de papel en blanco y un bolígrafo e imprimir pensamientos, experiencias, deseos,…meterlos en un sobre con una dirección y un sello, y como por arte de magia, que esas palabras viajen por el mundo para llegar volando a la persona a la que van dirigidas.

Quizás hoy en día no tenga nada de mágico, cuando vivimos un momento en el que las palabras llegan instantáneas a cualquier lugar del mundo. Pero para nosotros, esas cartas siguen teniendo algo de único, a pesar de que ya hayan perdido el aspecto práctico y la mayoría de la gente las haya desechado cambiándolas por formás más modernas de comunicación.

Cartas llenas de sueños…y cubiertas de bonitos sellos

Las cartas contienen un pedazo de nuestro tiempo, son un espacio íntimo, solitario, donde nos sentimos seguros, tranquilos para poder dar rienda suelta a todo lo que llevamos dentro. Las palabras salen solas y se quedan ahí presas con tinta en el papel, y alguien muy lejos las guardará quizás para siempre, como algo tuyo, algo entre tú y él.

Y después están esos papelitos recortados – y aquí está la segunda razón para que busquemos en los viajes las Oficinas de Correos para homenajearlas – que guardan mucha historia y conocimiento. Los sellos, que además de servir como moneda de viaje para transportar las cartas de unos lugares a otros del mundo, son magníficas pequeñas obras de arte en muchos casos. Muchos artistas diseñan los dibujos y grabados de esos pequeños papelitos, contándonos historias del país de donde vienen, de la Historia con mayúscula del hombre, y de muchas otras cosas que nos hacen aprender y reflexionar

Ya hace mucho tiempo que estos poéticos papeles de colores nos hacen soñar con tierras polares.

La Oficina Oficial de Santa Claus en Rovaniemi

Y aquí estamos, en la Oficina de Correos de Santa Claus donde la luz es diferente, especial, cálida y el espacio cubierto de color. Dos grandes buzones esperan las cartas y postales que la gente está escribiendo en estos momentos en amplias mesas, envueltos en una atmósfera navideña permanente: el árbol de Navidad iluminado en otoño, un saco de regalos junto a la chimenea, cientos de souvenirs y regalos navideños en la pequeña tienda,…

Uno de los grandes buzones es para enviar cartas directamente a Santa Claus, que se pasará una buena parte de su tiempo leyéndolas. Y el otro buzón es para las cartas o tarjetas postales que las carteras elfo estampan con un maravilloso matasellos del Círculo Polar Ártico con Santa Claus asomando.

Nos sentamos un rato a escribir una postal para enviárnosla a nosotros mismos con ese bonito matasellos, lo hacemos silenciosos, sin perturbar la tranquilidad de los que están también escribiendo, gente procedente de otros países que vinieron, como nosotros, a visitar la Laponia finlandesa en otoño, una estación del año que no es la típica, pero que también tiene encanto.

La cartera elfo nos muestra maravilosos sellos de Finlandia

Las carteras elfo nos acompañan a las estanterías donde hay cientos de cartas de niños de todo el mundo. Están ordenadas por país, y ahí vemos las de España. También, cuando vayamos a ver a Santa Claus veremos enmarcada una carta de un niño español. Desde luego, se ve que el hombre mágico de la barba blanca se lee las misivas que le envía la gente.

Emocionadas por su trabajo, con la sonrisa siempre en la mirada y ese traje fantástico de elfo, las carteras elfo nos llevan a una esquina de la oficina de Santa Claus, donde hay una máquina para poner el matasellos. ¡Es estupendo, va a ponerle un matasellos del Círculo Polar Ártico a nuestra postal!. Muy pronto volveremos a verla en su destino y recordaremos aquel día.

La misma cartera duende que nos mataselló la postal, al enterarse de nuestra pasión por los sellos, nos lleva al mostrador para enseñarnos diferentes series de sellos, algunos increíbles, que ¡¡¡solo pueden verse a la luz de una lámpara ultravioleta!!!. Al final, casi pasamos más tiempo en la Oficina de Correos de Santa Claus que con el personaje que vamos a visitar.

Salimos de allí emocionados, con un sobre de sellos en la mano, cortesía de las carteras duende. Un mágico lazo se estableció entre nosotros en poco tiempo en esa agradable oficina postal.

Enviando la postal con el maravilloso matasellos del Círculo Polar Ártico desde la Oficina de Santa Claus

Los renos de Papá Noel

Vimos renos de cerca por primera vez. Entramos en un espacio al que se podía acceder para darles de comer líquenes, previo pago. Aunque estuviesen allí con un claro objetivo turístico, pudimos verlos y tocarlos. Animales dóciles, con esos cuernos de pelo suaves. Uno de ellos lo estaba perdiendo y apareció con él cayéndosele, como medio sangrando. Al parecer es normal, se retiró a descansar a un tipi. Estuvimos un rato dándole de comer a los renos, y nos contaron cosas sobre ellos.

Pero lo que realmente nos gustaría sería adentrarnos en Laponia y verlos pastar libremente, en su medio natural. Todos los renos pertenecen a un pastor en Laponia, ya que una buena parte de la economía de los habitantes del norte se basa en la cría de renos. Pero viven en libertad…Así es como me los imagino, en los paisajes nevados de la Laponia finlandesa, que algún día visitaremos.

Renos de Papá Noel

Visitar a Santa Claus en el invierno polar

Sin duda, una de las épocas más bellas para visitar a Santa Claus es en invierno, aunque tal vez no la mejor porque a mucha gente se le ocurre la misma idea y durante las Navidades hay grandes colas para poder hablar con él.

Pero visitar el pueblo de Santa Claus cuando el “Kaamos” o la noche polar inunda de su luz azul las tierras de Laponia, entre diciembre y enero, debe tener algo de mágico. Y las nevadas espesas que lo cubren todo, esos árboles que se inclinan con el peso de la nieve. Y las temperaturas bajo cero que, según los finlandeses, no son tan terribles porque se trata de un frío seco. Y disfrutar del silencio que hay en la naturaleza en esta época. Poder disfrutar de todas estas cosas tan diferentes para nosotros, procedentes de latitudes más cálidas, debe ser algo único. Y encima poder visitar a Santa Claus, ese hombre que llena de magia las casas de muchos hombres una noche al año.

Encuentro con Papá Noel

Felices viajeros giroscópicos con Papá Noel

Nerviosos, entramos en la Oficina de Santa Claus, donde nos recibe un duende y nos conduce por un oscuro túnel contándonos cosas sobre Papa Noel que escuchamos como si de pronto estuviéramos en otro mundo. Llegamos a una sala enorme donde hay una especie de reloj extraño. Sin esperarlo, la duende nos cuenta el secreto de porqué Papá Noel es capaz de repartir tantos regalos en una sola noche por todo el mundo: una máquina del tiempo. Papá Noel para el tiempo para poder hacer su trabajo, he ahí la magia.

Boquiabiertos subimos unas escaleras y un pasillo que nos conduce a la gran sala donde está Santa Claus. Ahí está, ¡esperándonos a nosotros!, enorme con su traje rojo, su larga barba blanca rizada, su gorro, unos enormes zapatos, las gafas redondas doradas sobre su nariz,…

En la sala hay un enorme mapa del mundo, un teléfono antiguo, estanterías con libros, y un gran baúl lleno de cartas,…Tímidos nos acercamos a Papá Noel, que nos anima haciéndonos un gesto. Nos sentamos uno a casa lado y se inicia una larga conversación en la que nos encontramos como si fuéramos aquellos niños. Nos preguntó sobre nuestro trabajo de viajeros – ¿cómo lo sabría? – y sobre nuestro viaje a Finlandia. Atentos a esos ojos azules y esa voz tranquilizadora, escuchamos cómo es su vida en Rovaniemi. Nos muestra el baúl de cartas y nos dice que ese es parte de su trabajo, leerlas. Pero también nos dice que hace una vida normal, que va a recoger bayas en verano, como todos los finlandeses, para tener reservas para todo el año.

¡Con Papá Noel!

Le comentamos que en España tiene unos fuertes concurrentes, los Reyes Magos, y asiente, parece conocerlos. Supongo que no son incompatibles. También le cuento aquella vieja historia de cuando en casa de mi abuela se apagaron las luces, en medio de la confusión y del estruendo de todos los que éramos allí, corrí hacia un lado y choqué con una enorme barriga que creí distinguir en la semi-penumbra. Cuando se encendieron de nuevo las luces y vimos dos grandes sacos de regalos, paralizada y feliz, supe que había estado allí en aquella noche mágica. Tras contarle la historia, sonríe cómplice, guiñándome un ojo…

Nos pregunta por nuestros deseos, y nos abraza para hacernos una foto con él. En ella se refleja la magia de ese momento,…Salimos de allí con amplias sonrisas y un recuerdo de aquel día en que vimos a Santa Claus en la Laponia finlandesa.

El deseo está pedido y vuela de Rovaniemi rumbo a su destino…

Dónde dormir en el pueblo de Santa Claus

Alojamiento con encanto en el pueblo de Santa Claus

Muy cerca del pueblo de Santa Claus hay un alojamiento espectacular, acorde con la atmósfera mágica del lugar: los Tree House Hotel, puro diseño escandinavo. Integradas en el paisaje de Laponia se alzan habitaciones en construcciones rectangulares individuales que recuerdan a nidos, ya que están a la altura de las copas de los árboles.

Diseño minimalista en el interior, y grandes ventanales con vistas al bosque. Podemos imaginarnos dentro en el invierno polar, cuando la nieve lo cubre todo y la luz del “Kaamos” la tiñe de azul. Sólo hay que esperar a ver auroras boreales para que la estancia en este alojamiento con encanto en Rovaniemi sea todavía más mágica.

Diseño escandinavo y delicias de la gastronomía finlandesa

Como una extensión de la Tree House se alza orgulloso el restaurante Rakas, que sigue la línea de ese fantástico diseño, mezcla de escandinavo, mezcla de tradicional, donde la madera, como en el alojamiento, es protagonista. Cumple también con las premisas del diseño escandinavo: integración en el paisaje, numerosas fuentes de luz, diseño interior minimalista,…y un toque especial que le dan al espacio las lámparas danesas.

Los platos no se quedaron atrás. Degustamos delicias de la gastronomía finlandesa, en donde no faltaron las cervezas artesanas y el delicioso pan finlandés. Todo ello nos supo mejor al lado de nuestra guía Annukka Jarkko con la que compartimos estupendas conversaciones y aprendimos más sobre Finlandia y los finlandeses.

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Agradecimientos

Gracias a Visit Rovaniemi, a Salla Tauriainen por organizarnos está fantástica visita a Rovaniemi. Y a Annukka Jarkko, que nos acompañó al pueblo de Santa Claus y con la que compartimos  las delicias gastronómicas de Finlandia en el restaurante Rakas, que pertenece al increíble hotel Arctic Treehouse. Una increíble ejemplo de diseño escandinavo.

Mil gracias, por supuesto, a Santa Claus /Papa Nöel por envolvernos en la magia que desprende el lugar donde vive. A Riita y Sara, carteras elfo de la Oficina Postal de Santa Claus en Rovaniemi, por su bienvenida, sus magníficas historias de correos y cartas, y por los sellos que nos regalaron.

Gracias también a Jaana Sirkiä, de Arctic Lifestyle y a Priscila Fernandez de GoandBe, porque nos abrieron las puertas a este rincón de Laponia donde nos divertimos mucho con las actividades que proponen y nos alojamos en un lugar lleno de encanto

Gracias a Aini y a Pekka del B&B Kotitie donde experimentamos la sauna con aroma de abedul y delicias caseras.

Gracias a Martin Stephanov por la noche flotando en un lago de Rovaniemi. Y a Johannes Perkkiö de Roll Outdoors con el que nos divertimos por las colinas de Rovaniemi en Fat Bikes. Saludos al personal del encantador Hostal Café Koti.

Por último, gracias a VR-yhteisellamatkalla que nos llevó en tren por el otoño de Finlandia,con escala en Rovaniemi. A Viking line, con la que surcamos el mar Báltico para llegar al continente desde Suecia. Y a Finnair que nos mostró Finlandia desde el cielo.

3 comentarios de “Magia en el pueblo de Santa Claus, Rovaniemi, Finlandia

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