Dormir sobre el mar Báltico en Laponia. Las villas de cristal de Kemi

El paisaje invernal se desdibuja desde la villa de cristal

Dormir sobre un mar es como un sueño, las olas meciéndote de un lado a otro para que no abandones este viaje poético, una luz blanca cegadora y un calor agradable que te hace pensar que estás en un Caribe lejano. Pero en realidad estás en el Golfo de Botnia, y las olas duermen bajo un enorme manto de nieve, quizás si lo intentas puedes oír su rumor bajo este silencio eterno. A través del cristal apenas existe el horizonte, el blanco del cielo se funde con el blanco de la nieve de este mar congelado, solo una hilera de árboles desnudos nos recuerdan que aquí hay vida. Y unas islas lejanas pobladas de bosques finlandeses nos confirman que estamos en el Mar Báltico. Y el verano de calor agradable caribeño es en realidad un invierno frío sofocado en este villa de cristal por un calor artificial.

Pasan la horas y solo unos coches eléctricos Tesla y unos molinos de viento rompen con su movimiento la quietud de este paisaje nórdico. Me entretengo en los reflejos de las otras villas de cristal y en las siluetas de los abedules que ya tienen brotes – en Kemi ya comienza la primavera, o eso es lo que nos dicen los finlandeses, aunque para nosotros sea una auténtica estampa de invierno – .

Villas de cristal que miran al Báltico

Desde mi cama casi puedo tocar la nieve, las olas congeladas, el cristal que nos separa es como si no existiera, y el tiempo se detiene en la contemplación de esta inmensidad. Lo cierto es que es fácil olvidarse del tiempo en Finlandia, la naturaleza siempre te rodea, de uno u otro modo acabas en la naturaleza y el silencio termina envolviéndote. Muchas veces los pájaros también se quedan callados, y entonces es como si estuvieras solo en el mundo, solo ante lo salvaje, solo para aprender a mirar, para ser consciente de la riqueza que poseemos. Los finlandeses siempre buscan este silencio, adentrarse en la naturaleza en busca de tranquilidad, lejos del mundanal ruido, cosechar bayas o setas, o simplemente perderse tal vez para encontrarse. La fusión que tienen con la naturaleza nos devuelve a nuestros orígenes. 

En estas villas de cristal que miran al mar también puedes sentir esa soledad, a pesar de estar rodeada de otros como tú. Cuando llegamos, el invierno estaba todavía presente aunque la primavera estuviese a punto de suceder – los finlandeses ya la ven por todas partes: en el deshielo, en la subida de temperatura,.. -, pero en estos momentos el cielo todavía proyecta nieve sobre el mar helado, y nadie podría negar que esta es una imagen invernal.

En el interior de una villa de cristal la calidez es tal que te sientes como en casa

En el interior de una villa de cristal en Laponia que mira al mar

El asombro es evidente cuando entras en una villa de cristal que mira al mar. Es un gran cubo con camas, una pequeña cocina y un cuarto de baño, como una casa en miniatura que tiene todo lo necesario. En cuanto entras en las Seaside Glass villas de Kemi, sientes en seguida calor, por el contraste con el frío exterior, y por el suelo radiante del cuarto de baño. Pero lo sientes también por los tonos cálidos de la madera de las paredes y del suelo, por el aspecto confortable de los colchones y por la decoración sencilla, acogedora del diseño finlandés que te hace sentir desde el primer momento como en tu propia casa.

Pero lo mejor es que las Seaside Glass villas están rodeadas de cristal por todos lados, también por el techo, precisamente para hacerte sentir en medio de la naturaleza, para que te fundas con la naturaleza, para que sientas que estás durmiendo encima del mar. Y esa es una sensación indescriptible, tener el mar tan alcance de la mano, de los ojos que no quieren terminar de cerrarse por la noche.

Quien quiera alojarse en una villa de cristal que mira al mar o en una Seaside Glass Villa, debería disponer de tiempo, ir de día para quedarse allí simplemente, aunque haga un alto para irse a cenar al restaurante hecho de hielo – otra sensación nueva, también difícil de describir si no se prueba -. Lo ideal en una Seaside Glass Villa es dejar pasar las horas, mirando a través del cristal.

Restaurante de hielo en el Ice Castle de Kemi, donde también hay habitaciones

Mirar las estaciones a través del cristal

Es fascinante mirar a través de los enormes ventanales de una villa de cristal: es como mirar un cuadro, solo que lo que se ve es real. Hoy la escena es completamente invernal, el Báltico congelado y una fila de abedules que se desdibujan con la tremenda nevada que cae por momentos. Alguna figura humana se mueve lentamente hundiendo sus pies en la nieve helada, va a cámara lenta no se sabe muy bien hacia dónde, porque en realidad no hay muchos lugares adonde ir. Parece que simplemente quiere sentir qué es estar en medio de un mar congelado, solo en medio de la nada.

Si te pasas muchas horas mirando a este paisaje, acaba velándose, tus pensamientos se pierden en este mar, en el blanco cegador, las ramas de los árboles parece que tiemblan. Parece que no pasa nada, que solo es un mar congelado, un paisaje vacío. Y sin embargo pasa todo, pero muy adentro de uno mismo, que quiere abarcar todo este mar sin límites. 

Mirar a través de los ventanales de una villa de cristal es como mirar un cuadro

Prueba de que en las Seaside Glass villas de Kemi pasa de todo, es que este paisaje que contemplamos ahora muy pronto se transformará. La primavera está a punto de llegar a Finlandia, aunque la nieve y el frío nos hagan pensar que no es así y que todavía el invierno nos asolará durante mucho tiempo. Pero es cierto lo que dicen los finlandeses: los árboles ya tienen brotes, la nieve está comenzando a derretirse y el agua del Mar Báltico se descongela rápidamente con la subida de las temperaturas. En un mes o dos la estampa será completamente diferente: en abril el mar ya estará casi deshelado y en mayo ya será de nuevo el mar con olas tal y como lo conocemos en el sur de Europa. Y los abedules tendrán de nuevo sus hojas verdes. Ya será primavera en Laponia.

Y durante dos meses, en junio y julio, las aguas estarán más templadas y los días serán eternos. A través de los cristales de las Seaside Glass villas de Kemi, el cuadro será otro y será de día ininterrumpidamente. En Laponia no se acuesta el sol en verano, cuando parece que se va a poner se levanta de nuevo. Es el llamado Sol de Medianoche, y los atardeceres son los más bellos. Pueden disfrutarse desde los ventanales de las villas de cristal. Aunque mucha gente termina cerrando los estores para poder dormir, si no con tanta luz es imposible.

Dormir encima del mar

Después, en septiembre llega el otoño a Laponia, y en Finlandia dicen que es uno de los más bonitos del país. Porque es tiempo de Ruska, así le llaman al tiempo en el que los árboles de los bosques finlandeses se tiñen de amarillo, anaranjado y rojo. Desde las Seaside Glass villas de Kemi las hojas de los abedules son amarillas en otoño. Solo en noviembre reina la oscuridad absoluta en Finlandia, para después iluminarse de nuevo con los primeros copos de nieve, los fríos glaciares que acaban helando de nuevo el Báltico. Y el ciclo comienza de nuevo. Desde los grandes cristales de las Seaside Glass villas de Kemi se suceden los cuadros y las estaciones, ¡un espectáculo continuo!

Auroras boreales desde las Seaside Glass villas de Kemi

Otro de los espectáculos de los que se puede disfrutar desde las villas de cristal que mira al Báltico son las auroras boreales. Tienen lugar desde finales de agosto hasta principios de abril, y nos juran que es un fenómeno difícil de olvidar. Nosotros sabemos lo que es, ya que vimos auroras boreales en Islandia, magníficas luces que corretean por los cielos, y aunque los colores no son tan intensos como nos muestran las cámaras de fotos o videos, no deja de ser un magnífico espectáculo.

De noche la magia se produce en medio del Báltico

Esta noche no hemos podido ver auroras boreales en Kemi, seguramente hubiera sido maravilloso contemplarlas desde nuestra villa de cristal, bailando sobre el Mar Báltico congelado. Pero el cielo estaba cubierto y quizás ni había previsión de auroras boreales. Y aún así apenas pude dormir, ya que dejamos las cortinas abiertas toda la noche a propósito para contemplar el mar iluminado por la nieve. Realmente la oscuridad no era total a causa de esta, y además estaban las luces de las pequeñas ciudades al fondo, parpadeando toda la noche, y las siluetas de los molinos de viento moviéndose sin cesar. 

Cuando se me cerraban los ojos, intentaba mantenerlos abiertos para no perderme nada, realmente tenía la sensación de que si me dormía algo sucedería sin que yo me enterase. Por un momento creí intuir una aurora boreal en medio de un claro, pero creo que era solo el reflejo de alguna luz. Pero qué fascinante es mirar al mar por la noche, aunque esté congelado, y sentir que estás sobre él, que casi lo puedes tocar, que te fundes con él de alguna manera, aunque sea solo durante una noche.

Justo me desperté de mi ligero sueño al amanecer, a eso de las 6 y media, y el cielo se tiñó apenas de un rosa pálido. Ni por asomo volví a ver uno de esos espectaculares amaneceres o atardeceres que vimos el pasado verano en Finlandia. Pero no importó, allí estaba, durmiendo con el mar.

Están entrando en el helado Golfo de Botnia: 65º 43′ 34»N – 24º 34′ 01»E, Kemi.

Villas de cristal que miral al Báltico

Antes de dejar nuestra villa de cristal, salvamos los metros que nos separan del mar entre las Seaside Glass villas de Kemi. La sensación de caminar por el Báltico es increíble. Se nos hunden los pies en la nieve por algunas zonas, por lo que seguimos unas pisadas alejándonos un poco para tener una perspectiva interesante de las villas de cristal. La imagen es extraordinaria: dos hileras de cubos de cristal que nos miran, bueno que en realidad miran al mar. Es una imagen extraña, lo cierto es que nunca habíamos visto algo igual, y el hecho de que estemos caminando por el mar lo hace todo todavía más asombroso. 

Además estamos a 65º 43′ 34»N – 24º 34′ 01’’E, uno de los puntos más altos en latitud que alcanzamos en nuestros viajes, exceptuando Islandia. Aunque en breve llegaremos más al norte todavía, cuando exploremos otros lugares de Laponia, quizás hasta toquemos el Océano Ártico.

Regresamos para recoger nuestro equipaje en nuestra Seaside Glass villa. Ya la sentimos como nuestra aunque solo hayamos pasado una noche. Cuesta irse, dejar de mirar este cuadro maravillo. Cuando se está cerrando la puerta todavía echamos una última mirada a la estampa, y después nos quedamos con esas imágenes que creo rememoraremos en muchas ocasiones y que pasarán como en una película cuando queramos volver a los paisajes de Laponia.

Nuestra casa por una noche

Cenar en un restaurante de hielo. Una experiencia extraordinaria

La experiencia única de dormir en una villa de hielo se complementa a la perfección con una cena en el restaurante de hielo de Kemi. El escenario es único, se asemeja al interior abovedado de una iglesia, con las paredes esculpidas en el hielo magníficamente. Bien abrigados, nos sentamos sobre asientos cubiertos con pieles de reno, y esperamos la sopa caliente de salmón que nos hará entrar en calor, de segundo un rico pescado o carne de reno, y un delicioso dulce para terminar.

La cerveza podría extrañar a cualquiera. Pero no pudimos evitar volver a probar la cerveza de Tornion Panimo que degustamos el día anterior en Tornio, a un paso de Kemi. Fue un descubrimiento el nuevo proyecto que retoma la tradición de la cerveza ártica.

Cenar en el restaurante de hielo de Kemi, toda una experiencia

Artículo escrito por María Calvo Santos.

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Agradecimientos

Agradecemos el apoyo en nuestro viaje a la Laponia marítima a Visit SeaLapland, y sobre todo a Experience 365, a Noora Barria por su amabilidad, y ofrecernos la posibilidad de conocer el asombroso castillo de hielo, cenar en el restaurante de hielo, embarcarnos en un crucero en el fascinante Rompehielos Sampo. Y, por supuesto, por abrirnos las puertas de las magníficas villas de cristal de Kemi que fueron nuestra casa por un día.

5 comentarios de “Dormir sobre el mar Báltico en Laponia. Las villas de cristal de Kemi

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