El paisaje Lunar de Tenerife se encuentra al sur de la isla, tras caminar por una ruta en altitud que parte del pueblo de Vilaflor de Chasna, llevándonos a una estampa del todo sorprendente. No es que nos extrañe sentir que estamos de repente en la luna cuando llegamos allí, ya que muchos parajes de la isla de Tenerife, y también de nuestras queridas islas Canarias recuerdan un poco al relieve Lunar. Con sus mares que no son mares, sus montañas y sus cráteres. También en Islandia sentimos esa misma sensación de estar en un paisaje Lunar, y ya no sólo por la apariencia, sino también por el silencio y la desolación que se experimenta en estos parajes volcánicos.
La isla de Tenerife está llena de paisajes extraordinarios, tan diferentes entre sí, tan bellos en su diferencia. Un mosaico que tuvimos la suerte de atravesar en varias ocasiones. En poco tiempo podemos vernos en bosques milenarios de Laurisilva o cordilleras abruptas surcadas por carreteras secundarias en el Parque Rural de Anaga. Acantilados hechos de acumulación de coladas y piroclastos por toda la costa, aunque todo el mundo conoce la belleza de Los Gigantes. Barrancos profundos que definen también la orografía de Tenerife. Paisajes de malpaís en los que las lavas adquieren formas inverosímiles, en Güimar o en Rasca. Roques que presiden los paisajes de las Medianías de Tenerife y miran al mar desde lejos. Y montañas, numerosas montañas: la Pelada, Tejina, la de Los Frailes, la de Gauza, la Centinela, la Colorada, la Montaña Roja o la Amarilla,…y claro, El Teide.
Pero el Paisaje Lunar de Vilaflor de Chasna es quizás un insólito entre los insólitos por sus asombrosas formas resultado de un pacto entre las fuerzas del interior de la tierra y del cielo. Esas maravillosas chimeneas de hadas que son espectaculares en otros lugares del mundo como en Capadocia, Turquía o el Parque Nacional del Cañón Bryce, en Estados Unidos. En Vilaflor de Chasna estas pirámides rocosas son más humildes, pero en su modestia cautivan también al viajero.
Vilaflor de Chasna. El pueblo más alto de Tenerife presume de vinos, tajinastes y rosetas
Vilaflor de Chana es el pueblo más alto de Tenerife con sus ¡1500 metros!. Situado en las Medianías del sur, ocupa un pedazo del Parque Natural de la Corona Forestal del Teide – una de las zonas más protegidas de las islas Canarias, de donde parten los impresionantes barrancos que hieren la orografía de Tenerife -. Atrae a amantes de la naturaleza por sus pinares, en los que destacan los pinos gigantes de Vilaflor; y su vegetación de altitud, como los bellos tajinastes. Esa flor endémica de la isla cuyo nombre proviene del guanche y significa “aguja” por su forma. Que también hay en otras islas canarias con diferentes nombres: Alijano de El Hierro y La Gomera, Arrebol azul de La Palma, Tajinaste blanco de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote,…entre otros. Pudimos verlo igualmente en la isla de Madeira, donde se le conoce con el nombre de ‘Massaroco’.
También llegan a Vilaflor aquellos que buscan la tranquilidad y autenticidad de un pueblo alejado del bullicio del turismo de masas y que conserva una bella arquitectura tradicional. Y, por supuesto, los amantes de la buena gastronomía, de la cocina canaria genuina.
Aunque si por algo nos sorprendió Vilaflor de Chasna fue por sus vinos, vinos ecológicos que degustamos en una bodega en las faldas meridionales del Teide. Blancos y tintos con ese sabor volcánico único que tienen los vinos canarios, hechos de viñas prefiloxéricas favorecidas por sus suelos volcánicos y la acción de los vientos Alisios.
Y hay que decir también que Vilaflor de Chasna es uno de los pueblos de la Roseta de Tenerife, un encaje de aguja realizada sobre un pique (uan base redonda con alfileres donde se cruza el hilo). Una bella labor que se elabora en la isla de Tenerife desde el siglo XVI y en otras islas desde el siglo XIX, y se difundió por Europa y América. En Vilaflor de Chasna pudimos ver en directo cómo se crean las bellas rosetas de Tenerife, ya que es uno de los lugares de la isla donde todavía se conserva el oficio de las bordadoras.
Nosotros hoy no nos quedamos en el pueblo, nos vamos de ruta, a descubrir ese paisaje Lunar de Vilaflor del que tanto hemos oido hablar.
El Paisaje Lunar de Tenerife, desde Vilaflor de Chasna
Sabemos que hay tres rutas que llevan al paisaje Lunar de Tenerife, una que parte del pueblo de Granadilla de Abona (10 kilómetros por el sendero PR-TF 83), otra que comienza en el Parador de las Cañada del Teide (14,8 km por varios senderos: Gr 131.1, Gr 131 y PR-TF 72). Nosotros partiremos de Vilaflor de Chasna en un sendero circular (PR-TF 72) de 12,9 km que nos permitirá descubrir también la flora del Parque Natural de la Corona Forestal del Teide.
Es enero en Tenerife, y sin embargo luce un sol magnífico. Ventajas de viajar a una región de clima subtropical con temperaturas excelentes durante todo el año. Y eso que éstas bajan en altitud y sabemos que en la isla hay muchos microclimas. Sin embargo, hoy en el pueblo más alto de Tenerife salimos con abrigos y terminamos en manga corta.
Seguimos las indicaciones de esta ruta señalizada del paisaje Lunar de Tenerife, comenzando en el camino del Atajo, que forma parte del Camino Real de Chasna que unía el sur al norte de la isla canaria. Ascendemos por este camino empedrado con más de 500 años de historia, que atraviesa pinares y asciende hacia el paisaje Lunar, pensando que otrora era transitado por arrieros que transportaban mercancía al otro lado de la isla de Tenerife. En un momento dado echamos la vista atrás para contemplar el pueblo desde las alturas. Entre pinos se agrupan sus casitas blancas, terrazas de cultivo y, más allá, intuimos lejano el mar. Vilaflor es uno de los pocos pueblos de Tenerife que no tienen salida al Atlántico.
La ruta discurre tranquila, en silencio, entre pinos, sin apenas cruzarnos caminantes. Y a buen paso, a pesar de la ascensión del terreno. La ruta no es demasiado difícil, sobre todo para los amantes del senderismo.
A los 2 kilómetros de ruta pasamos al lado de la Casa de Galindo, una de las pocas que hay en el camino, que se encuentra al lado del Barranco de las Mesas. Y a los 3 kilómetros está el Pino Gordo centenario, de 45 metros de altura, así como el de las Dos Pernadas, magníficos ejemplares con cientos de años y dimensiones espectaculares.
Tras caminar 4 kilómetros desde el inicio de la ruta, llegamos a la pista de tierra que lleva al campamento Madre del Agua donde hay antiguas edificaciones en ruinas: las Casas del Marrubial, habitadas por cabreros a principios del siglo XX. La Pista Madre del Agua es el punto de inicio que escogen algunas personas que quieren hacer la ruta del Paisaje Lunar de Tenerife.
En un momento dado hay una bifurcación con dos senderos, uno a la izquierda y otro a la derecha. Da igual cuál escojamos, ya que están conectados, gracias a lo cual la ruta es circular. Lo ideal es ir por uno y regresar por otro. Tomamos el de la izquierda donde hay unas escaleras y la señal marca 3,7 km hasta Los Escurriales, donde está el Paisaje Lunar. En el camino nos encontramos pinos majestuosos y pensamos en el incendio que hubo el año pasado en Tenerife y nos impidió hacer la ruta al Paisaje Lunar.
Los pinos canarios son una especie resistente al fuego que, en unos meses, rebrota devolviéndole la vida a la tierra. Contemplamos su gruesa corteza que abraza el árbol en varias capas superpuestas, gracias a la cual se encuentra protegido. Recordamos de pronto aquellos pinos canarios que vimos en El Pinar, en la isla de El Hierro. Fue allí donde descubrimos asombrados esas cortezas quemadas que habían sabido preservar unos árboles que estaban en esos momentos reviviendo.
Las primeras formaciones extrañas aparecen anunciándonos el Paisaje Lunar de Tenerife, curiosas paredes de piedra pómez horadadas, de color blanco y ocre que nos hacen pensar en un primer momento que ya hemos llegado a la culminación de la ruta. Es, sin embargo, una magnífica estampa, un regalo para fotógrafos viajeros, previa a las que contemplaremos en breves momentos.
Desde el Mirador del Paisaje Lunar
Ens seguida nos encontramos en el balcón que mira al esperado Paisaje Lunar, al que llegamos tras 6 kilómetros y medio. Ahí están, en medio de pinos canarios, las chimeneas de hadas. Aunque su nombre es: Los Escurriales que alude a la forma en cómo llegaron los materiales que componen el Paisaje Lunar adonde están. Fueron resbalando o escurriéndose por los barrancos de la zona tras varias erupciones que tuvieron lugar a lo largo de la historia en la isla de Tenerife. La erosión hizo el resto. La fuerza de las corrientes de agua de lluvia y las reacciones químicas entre las rocas y el agua, además de la fuerza del viento, modelaron las chimeneas de hadas que contemplamos ahora desde el mirador.
La tentación es grande de bajar para acercarse a la belleza del Paisaje Lunar. No hay señalización hasta allí, para preservar estas frágiles formaciones. Por lo que nos conformamos con verlo desde el mirador y acercar nuestro objetivo. Imaginando otro paisaje distinto dentro de varios cientos y miles de años, ya que lo que estamos contemplando ahora está en continuo cambio. Seguramente, aquellos que pasen por aquí pensarán también en que Los Escurriales les recuerda un poco al paisaje de la luna, ese satélite que ya será posible visitar.
Regresamos por el sendero trazado de nuevo hacia Vilaflor, pasando por las ruinas de otra antigua casa, la de Los Llanitos, también utilizada por cabreros de otros tiempos. La bajada hasta Vilaflor de Chasna la hacemos rápidos, pues todavía no hemos comido y sabemos que nos espera algún plato de la deliciosa gastronomía canaria en cualquiera de los restaurantes de Vilaflor.
Datos de la Ruta PR-TF 72 Vilaflor – Paisaje Lunar – Vilaflor
El Paisaje Lunar de Tenerife (partiendo de Vilaflor de Chasna) se encuentra al final del sendero homologado PR-TF 72, identificable por tres marcas (blanca, roja y amarilla). Una ruta bien señalizada fácil de seguir.
Tipo de recorrido: Circular
Inicio y fin de la ruta: Vilaflor de Chasna
Espacios naturales protegidos: Parque Natural de la Corona Forestal.
Dificultad: media. Necesaria buena forma física por ser ascendente y relativamente larga.
Distancia: 12,9 km.
Duración: 4 horas.
Altura máxima: 1967 metros.
Altura mínima: 1381 metros.
Desnivel acumulado de subida: 777,90 metros. Ascendente durante los primeros 7 km.
Desnivel acumulado de bajada: 777,90 metros.
Conexiones con otros senderos:
GR-131 Anaga – Chasna. Tramo: Degollada de Guajara – Vilaflor.
GR-131 Anaga Chasna. Tramo: Vilaflor – Arona.
PR-TF 83 – Altos de Granadilla.
Cómo llegar al Paisaje Lunar de Tenerife
Para llegar a Vilaflor, hay que tomar la carretera TF21. Desde Vilaflor de Chasna, por la calle Castaños hay una señal con indicaciones hacia Guajara, La Esperanza y Los Escurriales (donde está el Paisaje Lunar).
Artículo escrito por María Calvo Santos.