La primera vez que vimos las islas Åland fue en los sellos que coleccionábamos: de barcos, paisajes, manzanas, gatos, el festival de verano,…Nos enviaban los sellos a casa y para nosotros era una forma de viajar. Lo cierto es que nuestros primeros viajes fueron a través de los sellos. Nos veíamos recorriendo en bici esos paisajes paradisíacos, de isla en isla, o en esas magníficas fiestas de la Midsummer decorando con el resto de los habitantes de las Åland esas “Maypoles”. Soñar también era viajar.
Ahora estamos en un ferry que nos lleva a las islas Åland desde Estocolmo, y el amanecer nos sorprende a través del ojo de buey mostrándonos las siluetas de islotes, de algunas casas de madera. Estamos llegando a las islas Åland. Parece que los sueños se hacer realidad a veces.
No sé en qué momento habremos cruzado la roca llamada Märket (la marca), que se encuentra al oeste del archipiélago de las Åland, situado a medio camino entre Estocolmo y Hesinki. La Finlandia continental está a 150 km de la Märket, Suecia a 30 km. Una frontera en el agua que para nuestros ojos es un islote con un faro, y en la que afortunadamente no hay nadie pidiendo un pasaporte.
Aunque el archipiélago de las Åland pertenece a la república de Finlandia, se habla sueco, único idioma oficial, ya que desde la Edad Media perteneció al Reino de Suecia, al igual que toda Finlandia después. Pero esa hegemonía se termina a principios del siglo XIX y comienza la del Imperio ruso, por lo que Finlandia y las Åland son cedidas a Rusia por Napoleón. En 1917, cuando el Imperio ruso se transforma en la URSS, los países Bálticos y Finlandia se independizan. Y el parlamento de las Åland solicita la unión con Suecia, lo que crea tensiones con Finlandia. Para evitarlas, en 1921, la Sociedad de Naciones decide desmilitarizarlas, y convertirlas en región autónoma.
Al final de nuestro viaje a las islas Åland, no sabremos en realidad si son de un lado o de otro, lo cual confirma el absurdo de las fronteras. Son, como muchos lugares, una mezcla de culturas. Lo que sí es cierto es que, tanto para suecos y finlandeses, un auténtico paraíso, por la belleza de su geografía, de su naturaleza exuberante, salvaje, y también por tener un clima más benigno que en otros países nórdicos.
Los reflejos dorados en las aguas del Báltico anuncian un resplandeciente día de verano. Lo cierto es que los días que pasamos en las islas Åland fueron los más luminosos de todo nuestro viaje por Finlandia. Supongo que también fue porque habíamos soñado durante un tiempo con ellas. Esos últimos días de verano con algunos bosques amarillos de la “ruska” que anuncia el otoño, contribuyeron a que nos quedásemos prendados por estas islas situadas entre Suecia y Finlandia.
Aunque lo sabíamos, nos sorprende el gran número de islas que vemos pasar desde el ferry. Es increíble pensar que solo en las islas Åland hay 30 mil islas e islotes, de los cuales 6500 tienen un nombre, y 65 de ellas están habitadas.
Finlandia, un país de islas, en total hay unas ciento ochenta mil islas, aunque la mayoría son muy pequeñas, pantanosas e inundables, y están deshabitadas habitadas – hay unas seiscientas islas habitadas en Finlandia –. Algunas de estas islas se utilizan como zonas de recreo para pasar el día o un fin de semana. De hecho, durante nuestra estancia en las islas Åland, tendremos el privilegio de alojarnos en una isla deshabitada, un hecho insólito y maravilloso con el que nunca hubiéramos soñado.
Ese paisaje de islas define el país. Es una imagen que veremos a lo largo de nuestro periplo de un mes por este país nórdico. Como ocurrió más tarde, cuando viajamos en ferry de las islas Åland al continente, atravesando la belleza del archipiélago de Turku, ya de día, contemplando cientos de islas. Ya siempre asociaremos Finlandia a esta imagen de islas y bosques.
Apenas nos bajamos algunos de los pasajeros del ferry que va de Estocolmo a las islas Åland, es extraño, ya que el barco estaba lleno. Caemos en la cuenta de que muchos suecos dedican a pasar el fin de semana en el ferry, ya que es también un lugar de diversión, con varios pubs, bares, restaurantes,…Nos asombró el increíble ambiente nocturno. Por eso casi nadie se bajó en las Åland, estaban durmiendo después de una noche larga, preparados para volver a Estocolmo.
Mariehamn, la capital de las Åland, se despereza todavía cuando arribamos a puerto, bajamos del enorme ferry y emocionados pisamos tierras finlandesas. El silencio es patente en la alborada de las islas, caminamos despacio por las calles tranquilas. Como es muy temprano todavía, no queremos despertar a nadie y decidimos recorrer la ciudad. Son barrios agradables de grandes casas de madera de colores, con su porche, de esas que recuerdan a la arquitectura rural de los Estados Unidos.
También nuestro hotel tiene ese estilo arquitectónico, además se encuentra muy bien situado, frente al mar y el Museo Marítimo. Después de instalarnos, pedimos prestadas las bicis que nos llevarán a descubrir una buena parte de las islas Åland, las islas soñadas. Comienza la aventura.
Finlandia desde puntos de vista diferentes
Nos encanta utilizar todos los medios de transporte posibles en los viajes, ya que los puntos de vista se multiplican. En Finlandia tuvimos la suerte de ver el país desde el mar, desde los ferries que nos llevaron a atravesar el Báltico, el archipiélago de Turku, o simples conexiones entre las islas finlandesas. También navegamos por los lagos de Finlandia en canoa, una forma pausada de descubrir los lugares. Todo lo contrario de las motos de agua que condujimos por los ríos de Rovaniemi, sintiendo una sensación de libertad increíble.
Otro de los medios de transporte marítimos – o de recreo, debiéramos decir – que utilizamos fueron las casas flotantes de Jyväskyla, que manejábamos nosotros mismos a través de los lagos. Por supuesto, fuimos en coche de alquiler por las carreteras boscosas de Finlandia, donde se conduce realmente despacio. Nunca conocimos un país donde se condujera tan tranquilamente. Aunque la mayoría de los kilómetros que hicimos en el país nórdico fueron en ferrocarril, ¡qué maravilla recorrer el otoño de Finlandia en tren!, un medio de transporte que funciona de forma excelente.
Pero debemos decir que uno de nuestros medios favoritos de locomoción es la bici. Uno se siente tan ligero, mochila a la espalda, comenzar a pedalear y sentir la brisa o el frío, los paisajes, las ciudades que pasan a un ritmo diferente, sin prisa, y al mismo tiempo sintiendo el movimiento. Poder pararse libremente en cualquier lugar que nos llame la atención y poder dejar las bicis en cualquier lugar sin preocuparse que nadie la vaya a llevar. Y disfrutar de los lugares sin tiempo.
Eso hicimos en nuestro viaje a Berlín, recorrer la ciudad en bici durante una semana, un punto de vista muy interesante, la ciudad que pasa como si fueran fotogramas. Otro modo de fundirse con la gente, que también utiliza la bici como medio de transporte, de ser uno más.
La bici en las islas Åland y en Finlandia
Las islas Åland son un espacio ideal para andar en bici, por los magníficos paisajes, porque las carreteras son bastante llanas, sin apenas desnivel. Además, en las islas Åland, así como en el resto de Finlandia, hay una buena red de carriles para bici, que recorre una buena parte del país. Son carriles anchos, tanto que parecen carreteras. Muchas veces compartidos con peatones y bien señalizados. Los finlandeses pueden andar en bici sin preocuparse por los coches, de ahí que las utilicen a menudo para desplazarse. Además, las bicis se pueden aparcar fácilmente, siempre hay aparcamientos de bicis en las ciudades, y casi ni es necesario candarlas por lo mucho que se respeta la propiedad privada (y pública) en este país.
Por otra parte es posible llevarlas de viaje en metro, en tren o en trasbordador. En las islas Åland, hay puede pasarse en bici de una isla a otra gracias a los puentes. Para los viajeros, la bici es una opción interesante puesto que hay servicios de alquiler o de préstamo, en empresas privadas o en las Oficinas de Turismo. Nosotros, en los hoteles de toda Finlandia pudimos pedir prestadas bicis que tienen reservadas para los clientes, lo cual permitió que una parte de los kilómetros que recorrimos por el país fuese en bicicleta. Suelen ser bicis sin marchas que frenan con el pedal, a las que rápidamente nos acostumbramos.
Emocionados, nos ponemos en marcha, muy pronto conoceremos unas islas que hasta hace poco veíamos muy lejanas.
La naturaleza penetra en Mariehamn
Comenzamos nuestra ruta en bici por las islas Åland en la capital, Mariehamn, y en seguida nos damos cuenta de que la naturaleza penetra en la ciudad. Es algo que nos sorprenderá durante nuestro viaje por Finlandia, los bosques que parecen querer conquistar los pueblos y ciudades, con lo que concluimos que para los finlandeses la naturaleza es muy importante y forma parte de sus vidas: los niños salen de excursión y a dar algunas clases al exterior, los habitantes buscan ese contacto constante con la naturaleza, sea para ir en familia a buscar setas o bayas – una tradición que ya está bien asentada en las habitudes de los finlandeses, sea para pasear o practicar todo tipo de deportes.
En Mariehamn nos encontramos con bosques frondosos en los que nos perdemos, caminos de tierra que nos llevan a zonas de musgo donde se reproducen las setas. Y aún en la ciudad, los árboles y jardines se multiplican. Y la sensación de que tenemos es que la ciudad no se come a la naturaleza, sino que ésta envuelve la primera, que se caracteriza, más que por altos edificios, por casas bajas de madera. Diríamos que es una ciudad habitable, humana.
La sorpresa de la arquitectura de las islas Åland
Al perdernos por los alrededores de Mariehamn, llegamos a un barrio nuevo con edificios no demasiado altos que nos hablan de cómo es la arquitectura contemporánea en las islas Åland, y por extensión en Finlandia. A simple vista parecen como muchos de los edificios que ya conocemos, pero nos llama algo poderosamente la atención, y es que todos ellos poseen grandes terrazas acristaladas, por lo que nos damos cuenta – y lo confirmaremos a lo largo del viaje -que la luz es fundamental en la concepción de la arquitectura. Además, estos nuevos barrios respetan la armonía del entorno. Claramente la naturaleza se integra en la arquitectura finlandesa, haciendo edificios más humanos.
Y, por otra parte, está la arquitectura clásica, las casas de madera de colores, con su jardín, situadas en amplias calles, que conforman barrios llenos de colorido y de encanto.
Explorando el sur de las islas Åland. De Fasta Åland a Näto
Mariehamn está en la isla más grande y poblada del archipiélago: Fasta Alan, de cuyas fronteras salimos para explorar el sur del archipiélago. Recorremos carreteras solitarias, casi sin tráfico, atravesando puentes, el mar Báltico que se cuela por todas partes. Cargamos en nuestro pequeño equipaje fotografías del paisaje típico de las islas Åland: el azul del Báltico y las líneas de la costa dibujadas de bosques, con pinceladas de casas y embarcaderos de madera.
Recorremos kilómetros durante horas pasando por el islote de Tunngrund, y las islas Styrsö, Granhol y Rödgrund. Es asombroso pasar de una isla a otra casi sin darnos cuenta. El conquistador paisaje de las Åland nos ilumina el día. Paramos para ver pasar los barcos que vuelven o los que salen a pescar o a disfrutar del día. En las islas Åland casi todo el mundo tiene un barco, o al menos una pequeña barquita, tantos son los kilómetros de costa. Asistimos a escenas cotidianas: una mujer y un perro que saludan al hombre que sale a pescar en su flamante velero; una pareja que salió a explorar esta isla en kayak, otro punto de vista que esperamos experimentar muy pronto. Todavía es verano, y la gente aprovecha al máximo los últimos días de calor, ya que cuando el invierno se aproxime, será diferente.
Es todavía nuestro primer día en las Åland y la arquitectura nos tiene enamorados, esos colores vivos, los ventanales, los jardines alrededor. Es todo tan perfecto e ideal. Estas islas parecen de cuento.
En algún momento llegamos a la isla de Näto y nos metemos por un bosque en el que decidimos perdernos un poco, a pesar de que siempre con el mapa en nuestras manos. Nos encontramos con la casa de Ann y Roger, parece que viven en esta paz ideal. Volvemos poco a poco y descubrimos uno de los rincones más bellos, perfectos para fotografías de las islas Åland que sabemos que representarán más tarde este viaje. Esas serán unas de las imágenes que queden en nuestra memoria de estas islas que ya nos han atrapado.
Un embarcadero de un color teja brillante, rocas de granito rosa redondeadas por la erosión glaciar, típicas de las Åland, los reflejos de los árboles verdes, dorados en el azul tranquilo del Báltico. Un rincón paradisíaco para nosotros solos que invita a la contemplación…
Mariehamn de color. Salt, en el pintoresco barrio marítimo
Regresamos poco a poco a Mariehamn. Aunque el recorrido no ha sido demasiado cansado, comenzamos a tener apetito y ganas de bajarnos de las bicis. El cielo continúa azulísimo en Mariehamn y el sol todavía muy potente ilumina las casas de la ciudad. No podemos resistirnos a meternos por una calle llena de grandes casas de madera, cada una de un color y diferente, y aunque el estilo arquitectónico es el mismo, las formas y los detalles decorativos de las casas cambian.
Una casa blanca con un bonito porque de entrada decorada en la parte superior con un festón que parece de encaje, el jardín separado de la acera por una valla blanca de madera; la siguiente casa roja con ventanas blancas y una valla de jardín roja; una casa blanca con el tejado y las ventanas verdes, una casa blanca y beis con varias terrazas y con dos torrecillas terminadas en tejado a cuatro aguas …numerosas casas se suceden exponiendo su belleza a estos asombrados ciclistas. Los árboles enormes, exuberantes, se muestran también orgullosos de habitar un barrio tan bonito.
Y por las calles de Mariehamn tranquilas pedaleamos por el carril bici hacia el puerto, en busca de un lugar para comer. Pasamos por un barco restaurante que no está abierto, quizás es demasiado tarde, por lo que continuamos. Atraídos por el rojo de un conjunto de casas llegamos a Salt Konsthantverk, en el pintoresco barrio marítimo. Nos habían hablado de este lugar por su tienda de artesanía que todavía está abierta. En Salt se venden piezas de artesanía de gran calidad hechas a mano por los artesanos de las islas Åland. Hay mucha animación y ¡un restaurante con una gran terraza!, definitivamente comeremos aquí.
El restaurante llama la atención por su decoración, muy marítima: redes que cubren algunos rincones, cajas de madera donde debía guardarse pescado que hacen de mesas,…También es llamativa la forma de pedir la comida. No sirven fuera, el cliente tiene que ir a dentro, pedir y llevarse un número para la mesa; en cuanto esté lista la comida, un camarero viene a traerla a la mesa con el número del pedido. Además, el café y el té son gratuitos, sólo hay que ir adentro cuando se termine, y servirse uno mismo. Esto mismo veríamos en casi todos los restaurantes de Finlandia.
Mientras no llegan nuestras pizzas, disfrutamos de unas cervezas artesanales de las islas Åland, hay muchas y variadas. Es un placer estar en ese rincón mirando al mar a través de las redes, degustando una buena cerveza, mientras el sol calienta nuestros rostros.
Unos niños juegan en una barca llena de arena delante del restaurante, los miramos disfrutar. Lo cierto es que parece que aquí todo el mundo está disfrutando, el día está espléndido y de esos no hay muchos en Finlandia, por lo que la gente se ve que sabe apreciarlo.
Todavía pasamos aquí un buen rato hasta que vemos llegar un imponente barco de vela y nos acercamos al puerto mientras se acerca. Parece que es un barco que hace un recorrido por las islas, esta es una de las actividades que pueden realizarse en las islas Åland. Salir en barco para ver las islas desde otro punto de vista.
Desde el muelle, el conjunto de las casas de este barrio se ven bellísimas, luminosas, llenas de color. Hay una roja y amarilla que parece un viejo almacén, después están todas esas casas rojas, y pegada al mar una extraña construcción triangular que nos llama mucho la atención.
Creo que estas son otras de las fotografías del viaje que nos harán recordar las islas Åland.
De museos en Mariehamn
Dejamos un rato nuestras bicis para visitar dos de los museos más interesantes de Mariehamn. La visita al Museo Marítimo fue una de las más gratificantes, un viaje a través de la historia marítima de las Åland, contada a través de ocho secciones temáticas: desde la agricultura del siglo XVIII hasta la navegación moderna la última flota de barcos de vela del mundo, recuerdos de los marineros de destinos exóticos, como una bandera pirata del siglo XVIII. El museo posee salas interactivas para aprender a hacer nudos, trepar por un mástil,…
Anclado detrás del Museo Marítimo, en el puerto occidental de Mariehamn está el buque Pommern, un velero de principios del siglo XX que surcó los océanos entre Inglaterra y Australia. En verano puede visitarse.
Otro de los museos que nos sorprendió gratamente fue el Museo de Historia cultural de las Åland, donde aprendimos mucho sobre la historia de las islas. La exhibición se divide cronológicamente guiándonos a lo largo de los 7500 años de la historia de las Åland.
Tras la visita a los museos, que requieren bastante tiempo por lo mucho que contienen sus exposiciones y por lo interesantes que son, nos damos una vuelta por Mariehamn en busca de un lugar donde comer algo, antes de que termine el día.
Desayuno en Mariehamn. Un día intenso de bici por otras islas del este
Antes de continuar nuestro recorrido en bici por las islas Åland, esta vez por el este, quedamos con Annica Gronlund, de la Oficina de Turismo en uno de los cafés más encantadores de Mariehamn: el Bagarstugan, situado en una bonita casa de madera de color rojo de 1886. El interior es luminoso y acogedor, con varias salas, íntimas, donde la gente se sienta a comer, a tomar un café acompañado de unas porciones de tarta o bizcocho de aspecto delicioso. En toda Finlandia vimos después este tipo de cafés encantadores, en casas antiguas, con una decoración clásica que crean un ambiente cálido donde la gente se sienta a gusto para tomar una comida ligera, muchas veces con sopa, y un postre casero.
Tras el encuentro en el que aprendimos más sobre el archipiélago, continuamos nuestra ruta en bici por las islas Åland. En la isla principal, al oeste de Mariehamn, nos dirigimos a un faro que está en Hamnnäs. En el camino pasamos por el enorme campo de fútbol de Mariehamn, nos pertrechamos en un supermercado de pan, queso y cerveza. En las Åland hay muchas variedades de queso, todos con un aspecto sabroso, pero al final nos decantamos por un queso ahumado. Las variedades de pan son infinitas, así lo veremos por toda Finlandia, y caeremos una y otra vez en la tentación de probarlos.
Atravesamos Möckelö para llegar a Kungsö y nos dirigimos a la costa en busca del faro. Avistamos el mar, resplandeciente al fondo y corremos hacia él, una amplia campa con una maypole de colores y una playa al fondo nos invitan a quedarnos. Por lo que decidimos hacer nuestro picnic en este rincón delicioso que tras mucho pedalear nos sentará de maravilla.
En los viajes hay momentos como este, donde reina el silencio, la luz lo cubre todo de color y se instala una tranquilidad feliz, entonces ahí el tiempo se para. Solo queda impregnarse del instante y contemplar la belleza.
Vårdo, una isla de ensueño
Esa misma tarde embarcamos hacia Vårdo, una de las islas Åland que está al este, y digo embarcamos porque para llegar allí tendremos que pasar en trasbordador de la isla Prästö a la isla Töftö. Nuestros anfitriones vienen a buscarnos a Mariehamn en coche, regentan un inmenso camping en Vårdo: el Sandösunds Camping.
Antes pararemos en el castillo del período sueco Kastelholm, donde se tasaba a los comerciantes que pasaban de Suecia a Finlandia. En torno al castillo hay un conjunto de casas de madera rojas y un molino, un lugar lleno de encanto.
Continuamos camino y paramos en la fortaleza rusa de Bomarsund, construida en 1832 por Rusia y destruida al final de la Guerra de Crimea. Había sido un punto estratégico para los rusos para controlar las islas Åland, estratégicas para defenderse de los suecos. Subimos al punto más alto donde se encontraba la fortaleza: la colina del demonio (Djävulsberget), donde los rusos habían instalado un telégrafo óptico. Las vistas son sobrecogedoras; nos hacen pensar en los grandes poderes de esa época en el Báltico.
Tras pasar en trasbordador a la isla de Töftö, llegamos al impresionante camping, con numerosas instalaciones, varias casas, una zona de acampada y ¡unas saunas flotantes!. Todavía hay tiempo para dar una vuelta en kayak por las aguas tranquilas del Báltico, en busca de otro punto de vista de las Åland.
Cuando anochece, nos dirigimos a uno de los lugares más mágicos en los que estuvimos: una isla deshabitada, que durante una noche y una mañana será solo para nosotros. Pero de este episodio mágico en el archipiélago finlandés les hablaremos en otro relato.
Nuestra ruta en bici por las Åland continúa al día siguiente partiendo del camping, explorando la isla de Vårdo, atravesando bosques hasta la isla de Sändo, y así hasta que se termina la tierra y nos encontramos enfrente la isla Östra a la que se llega en trasbordador.
Contemplando el paisaje de las islas Åland desde nuestros velocípedos, sentimos que no nos importaría quedarnos a vivir en ellas una buena temporada, para vivir el Midsummer y la construcción de las maypoles, creo que aquí seríamos muy felices.
Atardecer en las islas Aland
Atardece en las islas Aland y nos dirigimos a uno de nuestros lugares favoritos para ver la puesta de sol: el puerto occidental de Mariehamn, donde se encuentra el Museo Marítimo, a orillas del mar, junto al buque Pommern. Poco a poco, los cielos de Mariehanm se tiñen de color, amarillo, después naranja y rojo. Una barca viene de vuelta de su paseo en este espléndido día que todavía parece de verano. La silueta Maypole que se levantó el pasado Midsummer se recorta contra el amanecer. Pensativos, recordamos los sellos que nos llegaban de Correos de las islas Aland y nuestros sueños de viaje. Nos miramos cómplices, sonriendo y volvemos la vista al paraíso que tenemos delante.
Agradecimientos
Las Islas Åland fueron nuestro primera parada en Finlandia. Un archipiélago maravilloso al que volveremos sin duda. Muchas gracias a Visit Åland y Annica Grönlund, por esta magnífica visita para descubrir las islas Aland. Gracias a Olof Salmi y Elena Kuzeva del Sandösunds Camping Park, que nos regalaron ¡un pasaje al paraíso de una isla desierta! Gracias también a Camilla del Hotel Cikada Hotel y a Zaida Blomsterlund del Alandia Hotell. Grandes profesionales, seguimos en contacto.
Gracias también a Vikings Ferries saludos a Kristi Parts, por embarcarnos hacia este paraíso.
LORETO
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Me ha parecido un artículo fantástico. Estoy preparando una escapada de 4-5 días a las islas Aland. Me gustaría saber si es necesario alquiler de coche para llegar a islas más alejadas o se puede llegar en bicicleta. Gracias
El Giróscopo Viajero
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Hola Loreto, muchas gracias, estamos encantados de que le haya gustado. Las Islas Åland son grandes, son demasiados kilómetros para recorrerlas todas en bicicleta, pero se pueden hacer varios recorridos interesantes desde Mariehamn. Si quiere, podemos darle más consejos si nos escribe a: info@turismofinlandia.es. Un saludo.
Javier
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Soy un argentino que jamás tomó un avión, soy de una ciudad chica. Me hicieron recorrer y soñar. Siempre leo artículos de viajes, me gusta aprender de otras culturas y pensar que hay muchos rincones en el mundo que día a día se esmeran por ser mejores, por vivir, por cuidar la naturaleza. Eso es lo que vi reflejado en este artículo.Un apunte: hace poco vi un documental en el que se decía que nuestro tango también es interpretado e incluso los finlandeses lo bailan y, según ellos, lo difundieron- Es una prueba más de que la cultura es inmensamente poderosa y se transmite aunque no nos demos cuenta. ¡Gran artículo, los felicito!.
El Giróscopo Viajero
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¡Muchas gracias, Javier! nos alegramos que nuestro artículo consiguiera hacerle viajar y soñar. Ese es el objetivo. Finlandia es un país muy interesante y las islas Åland muy bellas. En cuanto al tango, es cierto que hay un tango finlandés muy apreciado en el país. Aunque en nuestra opinión es más melancólico que el argentino. Un saludo.
Pablo
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¿Es verdad que tienen ciertas leyes que impiden que la gente se pueda ir a vivir allí? Incluso a los miembros de la Unión Europea. Leí algo acerca de la «vecindad civil» si es que no me equivoco con el nombre, que impedía la compra de inmbuebles y ciertas cosas, pero realmente no tengo idea. ¿Vos sabés? Gracias, me gustó el artículo. Un saludo.
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