La ruta que va desde Stonehaven hacia el Lago Ness permite hacer unas cuantas paradas en varios castillos de camino, aprovechando el trayecto para descubrir una Escocia menos conocida y más permeable a un turismo relajado. Nuestro viaje por Escocia estaba cubriendo una ruta circular y después de visitar Edimburgo, Saint Andrews, el castillo de Dunnottar y la mencionada Stonehaven nos encontrábamos cruzando Scotland de costa a costa.
Dos de esos castillos donde paramos en la jornada hacia Loch Ness son el Craigievar Castle y Kildrummy, el primero un palacete casi salido de una película de dibujos, y el segundo una fortificación bucólica en ruinas.
Balmoral quedaba demasiado al sur, de manera que lo dejamos para otra ocasión y preferimos dedicar el día con dos paradas en dos catillos muy diferentes. El primero, Craigievar está a una hora de Stonehaven, al sur de Alford, en la comarca del Aberdeenshire.
Craigievar Castle
El castillo de Craigievar parece sacado de una caja de juguetes a estrenar, con su color rosáceo y su perfecto cuidado que hace dudar si no es el resultado de un capricho de un ruso millonario que ha «fabricado» un castillo de Disney para regalárselo a sus hijos.
Su construcción data de 1576, pero hasta 1626 no fue finalizada. La familia Craigievar fue la propietaria hasta los años 60, siendo su residencia donde atesoraban antigüedades de lo más variadas.
Aunque no tuvimos tiempo de entrar en la visita guiada, los responsables de su cuidado nos contaron que hay una colección de armas y armaduras en su interior, además de los habituales retratos familiares.
El paseo por los jardines nos permite hacer fotos de los detalles estéticos. y las divertidas gárgolas que parecen escandalizarse con el tono rosa que recubre el castillo.
El castillo de Kildrummy
Kildrummy es uno de esos castillos que gustan sobre todo a los que buscan y valoran las ruinas que lejos de las grandes y artificiales restauraciones, permanecen como una huella fresca y viva del momento en el que fueron arrasados. Es el perfecto contraste a la perfección de Craigievar, con un aspecto que como un juglar podría cantar la triste historia de su destrucción.
Durante la Edad Media fue uno de los más grandes de Escocia. Gilbert de Moravia estuvo detrás de su construcción en el siglo XIII. Más tarde fue propiedad de la dinastía de los Bruce – la de Robert the Bruce, rey de Escocia de 1306 a 1329-, y a continuación heredado por Alexander Stewart que por nupcias reclamó el título de conde de Mar. En el siglo XV pasó a manos del rey, y cedido al Clan Elphinstone, y por último al Clan Erskine. El aplastamiento de la rebelión jacobita de 1715 provocó que el conde del Mar huyera a Francia y las tropas monárquicas inglesas redujeran a escombros Kildrummy.
Es probable que al igual que nosotros, tengan la suerte de visitar en soledad las ruinas de Kildrummy, recorriendo los cimientos de los diferentes espacios, salones y torres. La base del castillo tiene forma de escudo, con cuatro robustas torres que protegían las murallas. Uno de los lados da a un barranco lo que fortalecía la defensa ante los ataques.
En uno de los carteles nos explican que existió un torreón llamado Snow Tower, construido al estilo francés, sobresaliendo sobre las otras cuatro torres.
Cerca de las ruinas se encuentra el Kildrummy Castle Hotel con vistas al antiguo castillo medieval y los curiosos jardines Kildrummy Castle Gardens, que parecen una mezcla de jardín botánico asiático inmerso en la naturaleza.
La jornada avanzaba y aún nos quedaba un trecho para llegar al alojamiento de nuestro siguiente punto en la ruta por Escocia, el mundialmente famoso Lago Ness.
Recorrido por los castillos de Craigievar y Kildrummy