Bañarse en un lago en invierno en Finlandia es una experiencia extraordinaria, de esas que hay que probar al menos una vez en la vida, quizás para ser uno más de esos locos finlandeses a los que un día se les ocurrió bañarse en el hielo. Muchos de ellos hablan del Sisu, una palabra que tiene un significado profundo en Finlandia y que define muy bien el espíritu de este pueblo nórdico. Tener Sisu es tener determinación, fuerza interior, perseverancia y valentía en momentos críticos de la vida. Y lo cierto es que los finlandeses han tenido que luchar mucho para llegar hasta donde están hoy. A lo largo de su historia han soportado inviernos gélidos, buscando el aprovechamiento de sus recursos de forma inteligente, han tenido que luchar en terribles guerras. Incluso se dice que los caballos finlandeses tienen Sisu, por su fortaleza y heroicidad en la terrible Guerra de Invierno. Un concepto que se identifica también con sus animales, y habla de su carácter, de algo que se ha convertido en toda una filosofía de vida.
Esta fortaleza explica quizás el hecho de que los finlandeses se atrevan a realizar actividades extraordinarias. Lo veremos a lo largo de nuestro viaje invernal por Finlandia, la gente practicando deportes, saliendo a pasear y a divertirse a pesar del frío, que la fortalece enormemente. En cualquier detalle vemos ese Sisu, en una familia con niños que salen a patinar por el hielo y que aunque el niño pequeño se caiga lo dejan hasta que se levanta y consiga salir adelante solo. Quizás los finlandeses cultivan ese Sisu desde la más tierna infancia, haciendo de las personas, hombres y mujeres determinados y enérgicos.
En nuestro primer día en el invierno de Finlandia podremos probar si tenemos Sisu, aunque solo sea con un simple baño en las aguas heladas de un lago. Aunque intuyo que todo este viaje por Finlandia pasaremos por diferentes pruebas que nos harán adquirirlo de algún modo, o al menos acercarnos a él.
Bienvenidos a Finlandia en invierno
Ya conocíamos el otoño en Finlandia, con esos hermosos colores con los que pinta el paisaje la “Ruska”. Recientemente viajamos a Finlandia en verano, cuando los días se alargan, los atardeceres son eternos y los finlandeses viven en un constante éxtasis de actividades al aire libre en esos dos escasos meses de buen tiempo.
Nos faltaba por conocer Finlandia en invierno, y aquí estamos, iniciando un viaje que nos llevará desde el sur al este en Carelia, pasando por la Región de los Mil Lagos, y para terminar, en un periplo por diferentes lugares de Laponia y al final coronar el viaje en el Océano Glaciar Ártico. Varias Finlandias en una, el país se transforma de forma extraordinaria en cada estación del año. Paisajes de colores anaranjados, amarillos y rojizos en otoño; de pinos, abedules reflejados en las aguas-espejo templadas en verano; de bosques nevados y lagos congelados en invierno.
No podíamos creer que era el mismo lugar cuando llegamos a la playa de Lahti donde nos habíamos bañado el pasado verano. Ya no estaban los niños tirándose por la alta torre de madera, ni la gente nadando en esas aguas más que templadas, ni paseando por la arena en bañador. Los árboles vestidos de verde brillante se quedaron desnudos en invierno, y parece mentira que dentro de poco vuelvan a poder llenarse de brotes y recuperar ese verde otra vez, comenzando de nuevo el ciclo. Ahora se encuentran sin ropa frente a ese lago completamente helado, y el color verde ha sido sustituido por el blanco de la nieve.
La bonita caseta de madera permanece, es la única que nos recuerda que estamos en el mismo lugar. Ahora solo un espacio circular de agua se ha abierto para que la gente se bañe todos los días.
Tiina, nuestra guía y amiga de Visit Lahti, nos da la bienvenida a Finlandia, el primer día de nuestro viaje, llevándonos a este lugar que tanto disfrutamos en verano y en el ahora vamos a vivir una experiencia inolvidable: nuestro primer baño en agua congelada.
Un baño en un lago helado de Finlandia
Sabemos que Tiina quiere darnos esta bienvenida tan especial al invierno de Finlandia. Pero lo que no sabíamos era que íbamos a bañarnos en el hielo sin una sauna previa. Cuando nos bañamos en otoño en las aguas de un lago todavía sin helarse, pero con temperaturas de 5ºC, habíamos pasado por la sauna previamente, y esa capa de calor evaporándose al salir al exterior nos protegía contra el frío del agua. Recuerdo que repetimos una y otra vez esa experiencia en una sauna pública de Tampere – una de las ciudades más bonitas de Finlandia – . Y la sensación era estupenda, a pesar de que nos costaba entrar en el agua y mantenernos durante un tiempo; incluso me acuerdo de que nadábamos un rato. Para después volver a la sauna a calentarnos.
Pero Tiina nos anuncia que hoy no hay sauna, que vamos a bañarnos en el agua helada del lago sin esa capa protectora de calor. Y pensándolo bien, nos parece una estupenda idea ya que, si venimos a Finlandia tenemos que tener Sisu, y convertirnos en un finlandés más. Además, así nos adentramos en el invierno de Finlandia de la mejor forma, preparándonos para lo que venga después, que esperamos serán una serie de asombrosas actividades.
Nos dan la bienvenida las señoras que dirigen la Asociación Mytäjäisen Avanto a ese ritual que realizan ellas mismas todos los días: bañarse en el lago helado de Lahti. Es una asociación compuesta nada menos que por mil miembros, una más de esas asociaciones que existen por todo el país, cuyo objetivo es buscar ese bienestar que al parecer les produce bañarse en aguas que están a 0ºC, con temperaturas exteriores de -5ºC a -10ºC. Se las ve orgullosas explicándonos la historia de su asociación y el hecho de que tanta gente pertenezca a ella, y da la impresión de que les honra que nosotros estemos allí.
O sea que no tenemos más remedio que armarnos de fuerza y dar la talla, para al menos quedar a la altura de esas señoras que van desfilando ante nosotros con su gorro de lana -fundamental para proteger la cabeza y mantener el calor corporal – y que se meten al agua como si nada.
Nos abren las puertas de esa bonita cabaña que habíamos visto en verano, donde charlamos otro rato con ellas y después de lo cual nos cambiamos en los vestuarios. Salimos al exterior casi desnudos, solo con el bañador y con nuestro gorro en la cabeza, ¡¡¡la temperatura es de -5º!!!. Teniendo en cuenta de que venimos de una Barcelona en la que hacía 22º el día anterior, el cambio ya es importante. ¡Entramos por la puerta grande en el invierno de Finlandia!.
Caminamos descalzos por la pasarela de madera y bajamos poco a poco las escaleras. Nos vamos acercando a esa agua que se mantiene en estado líquido y no se congela como la del resto del lago, ya que una corriente procedente de una manguera la golpea constantemente. El lago está negro, aunque no de ese color turbio que tenía en verano, parece que el agua está tan limpia. Y realmente es así: Lahti es uno de los lugares de Finlandia con el agua más pura, debido a su geología. Se ha acumulado agua de los glaciares en el subsuelo y se ha ido filtrando de manera natural poco a poco a lo largo de los siglos. Vamos pues a bañarnos en unas de las aguas más limpias, y eso nos anima un poco, la verdad.
Tiina se adentra primero en las aguas glaciares, como una más de las señoras que acaban de salir. Lo hace con movimientos suaves, armoniosos, como si llevara haciéndolo toda la vida. Sonríe de forma enigmática, como queriéndonos decir que no es tan terrible. Y siguiendo su sonrisa me voy metiendo poco a poco, mientras la escucho decirme que respire despacio. Siento como el agua me va cubriendo los pies, las piernas, y aunque en el primer instante no lo siento, luego empiezo a sentir como si fuera un dolor agudo. El agua me llega al vientre y ya me echo al agua, y ahí es cuando empiezo a dar pequeños gritos porque el dolor o ese algo indefinido hace que mi carne reaccione y se ponga muy tiesa. Quisiera nadar algo como Tiina, pero solo consigo nadar de nuevo hacia la orilla. Entre risas y gritos salgo del lago helado y las señoras lo celebran con alborozo. Me doy cuenta en seguida de que mis gritos son de frío, pero no solo de eso. Empieza a invadirme una sensación extraordinaria que solo había sentido en las aguas heladas de las playas de las Rías Baixas, en Galicia. Me recuerdo nadando, flotando en esos 11ºC en pleno verano, con solo unos pocos bañistas atrevidos refrescándose del calor.
Es como si notase la sangre circulando por mis venas a toda prisa, recorriendo todo mi cuerpo, y de repente esa sensación de bienestar, de fuerza, ¡de sentirse vivo!, y esa sonrisa que no se me quita de la cara. Mi compañero giroscópico tiene exactamente la misma expresión cuando lo cruzo. Las señoras nos dan palmadas en la espalda contentas, felicitándonos por nuestra pequeña hazaña, porque hemos conseguido estar a la altura de muchos finlandeses, hemos pasado ese ritual que te permite adentrarte en el invierno de Finlandia.
Una vez dentro le contamos a las señoras excitados lo que sentimos, mientras notamos como el cuerpo va estando cada vez menos rígido. La sensación de placer es inmensa. Debo reconocer que siempre me gustó esa sensación, ya de niña me bañaba en aguas heladas aunque no las notaba, ninguno de los niños las notábamos. Pero más tarde siguieron gustándome, y en Galicia era así en casi todas las playas, y como adoraba nadar, no tenía más remedio que meterme en ese mar frío, helado muchas veces. Y poco a poco empecé a apreciarlo, a sentir placer durante y después de salir del agua, ese cuerpo helado que poco a poco te va haciendo entrar en calor.
Y eso es lo que sentimos en Finlandia, un calor agradable después de habernos metido en aguas a 0ºC, porque la sangre reacciona reactivándose. Los finlandeses dicen que es muy saludable, muchos lo hacen habitualmente en invierno, algunos todos los días, como estás valientes señoras de la Asociación Mytäjäisen de Lahti. Le confieso a Tiina que quisiera meterme otra vez, es lo que me pide el cuerpo, creo que me sentiría muy bien. Aunque ella ya lo ha hecho dos veces y tres quizás sean muchas. Pero el siguiente baño en un lago helado en Finlandia será dentro de poco, en el Parque Nacional de Koli, con otra Tiina. Y presiento que habrá más baños helados durante nuestro viaje a Finlandia en este invierno.
Nos despedimos de nuestras amigas de Mytäjäisen, que nos cuelgan una de sus chapas, como un premio merecido, todo un símbolo que portamos orgullosos. Que unas señoras tan bravas nos consideren de esta manera, nos hace pensar que quizás tengamos un poco de Sisu, que estemos preparados para ser un poco finlandeses a lo largo de este viaje.
Agradecimientos
Gracias a nuesta amiga Tiina Kallio de Visit Lahti, que nos ha preparado esta sorpresa magnífica y con la que hemos pasado momentos muy agradables en Lahti. Gracias también a las señoras de la Asociación Mytäjäisen, a Sivi Kähkönen y a Satu Rantanen-Pasila , por abrirnos las puertas de su lago helado, por los ánimos y las felicitaciones.
Thank you Tiina Kallio for your welcome!!! ❄️❄️
And thank you very much to these braves ladies from the Mytäjäisen Avanto Assosation in Lahti: to Sivi Kähkönen and to Satu Rantanen-Pasila.
Artículo escrito por María Calvo Santos.
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