La Isla de La Graciosa, insularidad dentro de las Canarias

L’isola nell’isola” es un concepto mental, nostálgico, una especie de fado para describir la insularidad. La Graciosa podría ser una de esas islas dentro de las islas, esta vez hablando de un espectro físico, en el que la pequeña isla vive a la sombra de otras islas ya de por sí alejadas del ombligo del mundo.

Visita a la isla Graciosa

Nuestro viaje por Lanzarote había mezclado rutas recorriendo las salinas de Janubio, el Parque Nacional del Timanfaya, preciosas playas como la del Papagayo, las Conchas o Famar; la Casa Museo de Cesar Manrique, brindis al atardecer en las bodegas de vino, y viajes al centro de la Tierra Canaria en la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua.

Imágenes de la Isla de la Graciosa

Pero antes de dejar la isla aún quedaba un anhelo más, la visita a la isla de La Graciosa. Pequeña y amable, La Graciosa forma parte en el noreste de las islas Canarias del archipiélago Chinijo, un conjunto de islas que son la reserva marina más grande de la Unión Europea, con 700 kilómetros cuadrados protegidos.

«Y yo te pido Graciosa que el día que yo me muera no me dejes pasar frío, tápame con tus arenas»

Con estas palabras de la poeta local Inocencia Páez, muerta en 2007 dirigimos nuestro rumbo a la Isla de la Graciosa. El exiguo estrecho que separa Graciosa de Lanzarote es un cementerio de navíos. Pecios de diferentes épocas descansan en sus tumbas submarinas, con sus pecios y anclas haciendo memoria a los marineros que los guiaban.

Al otro lado está la Isla habitada más pequeña del archipiélago canario. Llegamos al puerto de Caleta de Sebo con el ferry que sale desde Orzola, y que permite que la población de la isla tenga contacto con Lanzarote para aprovisionarse de todo lo necesario.

Historia de la Graciosa

El turismo es el motor económico de la isla, pero el control de la afluencia turística permite que la presión y huella de los viajeros esté razonablemente controlada. Las únicas poblaciones son Caleta del Sebo y Pedro Barba, cuyos ritmos tranquilos de los isleños son parte del ecosistema del Parque Natural.

Caleta del Sebo, la pequeña población de la isla de La Graciosa
Caleta del Sebo, la pequeña población de la isla de La Graciosa

Considerada ya la octava isla habitada de las Canarias, aunque sigue dependiendo administrativamente de Lanzarote, su historia se remonta a la llegada en 1402 del normando Juan de Bethencourt, cuyo vasallaje al  Enrique III de Castilla permitió incluirlas en el reino de Castilla y de León en el Tratado de Alcázovas. Hasta el siglo XX fue simplemente un caladero de pesca, y la muestra es que la iglesia de Nuestra Señora del Carmen en Caleta del Sebo se construyó en 1945.

En plena expansión exacerbada del turismo de los años 70, el paisaje de la Graciosa peligró con los proyectos de convertirla en una isla vacaciones llena de resorts. Afortunadamente la isla se salvó del cemento y las casas de sus dos pequeños pueblos no suponen una agresión visual. De hecho Pedro Barba tiene un grupo pequeño de viviendas, la mayor parte sólo habitadas en vacaciones.

Paisajes de la Isla de la Graciosa
Paisajes de la Isla de la Graciosa

Qué ver y hacer en la Graciosa

Pese a ser una isla volcánica, como el resto de sus hermanas canarias, el pico más alto, el de Agujas Grandes apenas alcanza 266 metros de altura. La ruta por los conos de la isla nos permite admirar sus colores ocres, rojizos, amarillos y anaranjados, pasando por las Agujas Chicas,  la Montaña del Mojón, la Montaña Amarilla  y la Montaña Bermeja.

El mayor estruendo festivo de La Graciosa es la modesta celebración de la Fiesta de la Virgen del Carmen el 16 de julio, cuando los barcos parten para hacer una ofrenda.

Tal y como adelantaban los versos de Inocencia Páez, la arena cubre las calles de Caleta, dando la bienvenida a sentir con los pies desnudos la amabilidad isleña. Nuestros pases se dirigen hacia el oeste, siguiendo la costa que dibuja la bahía del Salado. Al llegar a la siguiente franja, la playa de la Francesa, no podemos resistirnos y nos damos el primer baño en plena soledad de este cálido febrero.

Playa de la Francesa en Graciosa
Playa de la Francesa en Graciosa

Tras el primer contacto ponemos rumbo hacia la siguiente parada, la playa de la montaña Amarilla, asomándose tras la plataforma de roca volcánica que una lengua de lava del cono del volcán que se eleva ante nuestros ojos, derramó hace millones de años.

Playa Montaña Amarilla

Bañarse en la Playa Montaña Amarilla mientras el sol parte hacia el horizonte proporciona el inmenso placer del «tiempo detenido». Solo las sombras cada vez más alargadas de las rocas, y el tenue cambio polícromo de la arena volcánica rojiza, hace que uno salga de la ensoñación de la paz eterna.

Playa Montaña Amarilla en la Isla de La Graciosa
Playa Montaña Amarilla en la Isla de La Graciosa. Turismo en un lugar plácido

Al otro extremo de la pequeña bahía se divisa la playa de la Cocina, a la que solo podemos llegar desde aquí a nado o saltando las rocas junto al acantilado. Si tenemos más tiempo podemos rodear el cono volcánico y dar un paseo hasta llegar allí.

Con tiempo, pero sin prisas, podemos hacer una ruta circular a toda la isla, y conocer la Playa de las Conchas y la Playa Ámbar, tranquilas y apacibles. Pero para disfrutar de La Graciosa mejor si nos quedamos una noche a dormir, aunque para ello debemos ser previsores y reservar con mucha antelación alguno de los escasos apartamentos o Bed and Breakfast que hay en la isla.

Toca partir y como siempre, no es fácil dejar atrás lugares como La Graciosa. Impregnado en la memoria quedarán esos momentos en los que se logra romper el reloj de arena, y el tiempo se detiene.

Ya en Lanzarote decidimos despedirnos de La Graciosa desde el Mirador del Río. El sol se va tragando la luz, pero aún nos da tiempo a posar la mirada en la ya «nuestra isla».

Atardecer en el Mirador del Río en Lanzarote, con la Isla de la Graciosa al fondo.
Atardecer en el Mirador del Río en Lanzarote, con la Isla de la Graciosa al fondo.

ALOJAMIENTO EN LA GRACIOSA



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CÓMO LLEGAR A LA ISLA GRACIOSA

La única forma de llegar a la Graciosa es con el barco que parte desde el puerto de Orzola, en el norte de Lanzarote. Hay dos empresas que cubren el servicio de ferry: líneas Marítimas Romero y Biosfera Express. El precio es el mismo y lo único que varía es que se alternan las salidas. La travesía en ferry dura unos 25 minutos.

En el puerto hay un aparcamiento gratuito donde poder dejar el coche ya que no podemos transportarlo a la Graciosa. Al llegar podemos optar por movernos a pie o alquilar una bicicleta.

TOURS Y EXCURSIONES A LA ISLA GRACIOSA

Hay excursiones organizadas desde Lanzarote para conocer la isla de la Graciosa. Uno de los más interesantes es el tour en velero. Desde el Puerto de Caleta de Sebo parten excursiones en catamarán para llegar más rápidamente a las mejores playas de la Graciosa. como la playa de la Francesa.

MAPA DE LA ISLA GRACIOSA

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