Los viajes ya se han convertido en una labor profesional para nosotros. Pero la profesionalidad no está reñida con el disfrute de la sorpresa, ni con el placer del encuentro. Recorremos el mundo, saltando las fronteras y descubriendo siempre en el otro un cierto reflejo de nosotros mismos. Cada viaje es una catarsis, cada recorrido exige un esfuerzo, -intelectual y físico-, un trabajo de preparación, una apertura de mente que permita trazar puentes donde a veces sólo parece que haya abismos. Los viajes permiten la comparación y el análisis, la necesaria autocrítica, y no son, en ningún caso, hojas en blanco.
Por un lado, los viajes cambian al viajero, lo introducen en otras variantes de sociedad, en costumbres, hábitos y sabores distintos. El viaje, ya lo hemos repetido, modifica obligatoriamente al viajero. Al mismo tiempo, el viajar, ya sea en la cercanía del barrio, de la comarca, en las alejadas antípodas, o en las ignotas profundidades de uno mismo, permite comparar, observar, criticar… aprender. Existen, sin duda, valores universales, y existen lugares donde ciertas cosas son mejores o peores. El relativismo cultural no es más que una excusa que justifica, desde la tradición, el inmovilismo interesado. Por tanto, no debe haber miedo a copiar, imitar, adaptar aquello que es mejor de lo que se tiene o se conoce. Igualmente, hay que abandonar, como un lastre inútil, todo aquello que no sirva, que sea arcaico y obsoleto, que, aunque antiguo, sea nefasto o mejorable.
Si se viaja es para avanzar, para conocer el resto de esa tierra que nos pertenece por igual, aunque no hayamos nacido justo en ese lugar. En estos tiempos convulsos que recuperan historias y ancestros interesados, pensamos que si hay que reclamar un origen y una filiación, esa es el de los primeros homínidos, verdadero origen la humanidad. En África nacimos y de ella se marcharon algunos cuando éramos frágiles y dependientes. Fuimos nómadas cuando casi nos arrastrábamos por la tierra, escapando de la naturaleza que nos superaba. Después nos liberamos de las limitaciones, pasando de esclavos a señores. Hoy, la naturaleza está subordinada y el ser humano se ha convertido en su principal enemigo. Viajar, conversar, compartir, se convierte así en una necesidad más importante si cabe, ya que los desafíos de nuestro tiempo son de escala planetaria. Esto obliga a encontrar soluciones satisfactorias para esa gigantesca humanidad que es un peligro para sí misma y para la pervivencia del planeta.
Este año recorrimos muchos lugares del mundo, islas de Gran Bretaña, Italia, Eslovenia, islas de España e Islandia; conocimos los desiertos de Irán, las planicies de México y Túnez, las montañas de Suiza y Francia, pero el viaje más largo, y quizá por ello más profundo, ha sido el que nos ha llevado a Escandinavia. Ese artículo es un preámbulo, introductorio y general, que será la antesala de muchos otros.
Un mes rodeando el Báltico, Suecia, Finlandia y Estonia.
Más de un mes de viaje por Escandinavia recorriendo por aire, tierra y mar Suecia, Estonia y sobre todo, Finlandia. Cinco semanas donde hemos visitado pueblos y capitales, ciudades y Parques Nacionales, playas e islas. Hemos navegado en ferries, motos de agua, canoas, trajes inflables de supervivencia y casas flotantes. Hemos andado por sendas y veredas donde el musgo cedía flexible ante nuestro peso, donde la tierra se abría para revelar setas y champiñones de colores.
Hemos caminado sobre el asfalto y la tierra en ciudades, ascendido colinas en Parques Nacionales donde los poetas y las leyendas dieron paso a la defensa de la naturaleza. Rodamos más de 200 kilómetros en bicis de ciudad, por infinitos carriles bici que siempre, siempre, acompañan a las carreteras, porque en el frío norte la bicicleta es uno de los principales medios de transporte. Descubrimos las fat bikes, bicicletas motorizadas con las que ningún sendero pedregoso fue óbice a nuestra locura y nuestras ganas de sentirnos tan jóvenes como nuestro guía.
Corrimos kilómetros por las calles de Helsinki y Jyväskylä persiguiendo nuevos sueños o huyendo de los mismos fantasmas de siempre. Aprendimos cómo los antiguos edificios de la Rrevolución Industrial sirven hoy para entender el pasado, ampliar la cultura, divertir o crear la nueva economía del conocimiento. Viajamos por los diseños de Marimekko, las curvas deliciosas de los cristales de Aalto para Iitala; por los pendientes de Chao y Eero Hintsanen; las telas de Finlayson y de una miríada de nuevos diseñadores que hacen bello cada objeto de este norte. Saboreamos las bondades del funcionalismo, la escala humana en el urbanismo y la arquitectura, con Aalto, otra vez, y Saarinen y tantos otros.
Aprendimos lo que es una sauna y nos sumergimos en el agua fría como un autóctono, tras fustigar la piel roja con una rama de abedul. Aprendimos a decir gracias en varios idiomas y mucha historia, mucha democracia. La gente nos acogió con una cordialidad y una educación tal vez inesperada, con el interés por saber ¿por qué? ¿Por qué Finlandia, por qué nosotros?
Siempre nos ha interesado Escandinavia, su sistema político, sus soluciones económicas y modelos sociales. Los nombres de Palme o Kekkonen no eran desconocidos para nosotros. Estudiamos el modelo socialdemócrata y, gracias al cine de Bergman o Kaurismaki primero, y a las novelas de Paasilinna, Mankell, Lackberg o Mari Jungstedt después, ya nos habíamos acercado hace años a Suecia y Finlandia. Pero llegábamos un poco desencantados porque Europa parece empecinarse en repetir sus desastres, en Francia, en Austria, en Hungría o Gran Bretaña, en España. Y sin embargo, sin embargo, en cinco semanas hemos descubierto países que funcionan bastante mejor que la media y que deberían ser un ejemplo para el resto de la Unión Europea y del mundo. Destinos increíbles para todo tipo de viajes y viajeros. De Suecia conocimos Göteborg y la costa occidental hasta Noruega; de Finlandia sus archipiélagos, en las islas Åland, en las ciudades costeras de Turku, Espoo y Helsinki; el interior con Tampere, Lahti y Jyväskylä; Carelia en Joenssu, Koli y Nurmes; Laponia en Rovaniemi y también Tallin, la capital de Estonia.
La ventajas de la calidad escandinava.
Naturaleza cuidada y soberbia; ciudades ordenadas y humanas; transportes rápidos, no demasiado caros y eficaces; deportes de todo tipo y al alcance de todos; una gastronomía que nos ha dejado con la boca abierta y el cerebro repleto de aromas; arquitectura, urbanismo y diseño de los que mucho hablaremos; museos y cultura, fiestas y música, festivales y reuniones… la lista es demasiado larga para un solo artículo.
Suecia y Finlandia ofrecen servicios turísticos de extrema calidad, donde sólo el precio puede ser un freno. Aunque esto es muy relativo, ya que la relación calidad precio es bastante mejor que la que podemos obtener en Islandia, en Italia, Francia o en España. La calidad del servicio, de los menús de los restaurantes, el material deportivo y las actividades es muy alto. Suecia y, de la misma manera, Finlandia, que es menos conocida y visitada, son destinos perfectos para viajes en familia, viajes que busquen el deporte y la naturaleza, pero también para el descubrimiento de gastronomías y cultura. Las instalaciones deportivas se encuentran entre las mejores del mundo y muchas veces son de libre acceso. Y Estonia se acerca a la calidad y con precios más competitivos.
El turismo de nicho puede ser uno de los principales motores de atracción par Suecia, Finlandia y Estonia. Destinos perfectos para quienes busquen deportes de aventura (senderismo, rafting, trineo, moto de agua, vela…); cultura, arte, museos, arquitectura o diseño; el turismo de cerveza, gastronómico o de alojamientos especiales.
Además los tres países cuentan con la ventaja de no estar limitados por el turismo estacional. En invierno es el turismo de nieve, con Santa Claus declinado en versiones diferentes, las Auroras Boreales, los deportes de invierno; en primavera y verano el apogeo de la naturaleza, los Festivales de Música, los eventos artísticos y todo el deporte del mundo, senderismo, deportes acuáticos, cruceros, casas flotantes… El otoño tiñe de color de oro la naturaleza escandinava, saca los mejores sabores a una gastronomía deliciosa y permite disfrutarla con deporte y actividades.
Alojamientos de diseño a escala humana.
La posibilidad de alojarse en hoteles, cottages (chalets) o B&B con mucho encanto y personalidad es otro de los atractivos de estos dos países nórdicos, y también de Estonia. Dormir cerca de un lago en mitad de la naturaleza, en una isla desierta o en un hotel boutique de principios de siglo, es una de las variantes. Alojarse en un moderno rascacielos, en un hotel modernista, una antigua cárcel reconvertida o en un barco casa flotante recorriendo lagos, ríos y escalando exclusas, otra.
La arquitectura y el diseño se notan en el urbanismo de las ciudades, en la moda, en la variedad y diversidad de pequeñas tiendas, ateliers y starts-up que pueblan las tres capitales (Estocolmo, Helsinki y Tallin), pero también otras ciudades como Goteburgo, Tampere, Turku, Jyvaskyla, Joensuu, Espoo, Mariehamn o Lahti. Barrios recientes, son ejemplos de urbanismo en Göteborg (Eriksberg), Estocolmo (Hammarby); Marienham; Turku, Lahti, Tampere, Jyvaskyla, Tallin (Telliskivi), … Un placer para los ojos que han sufrido dos décadas de desastre urbanístico en España.
Actividades sin fin, innovadoras y apasionantes.
La diversidad y la cantidad de atracciones que se encuentran alrededor de cualquier ciudad son inmensas. 40 Parques Nacionales se reparten por Finlandia, el archipiélago de las Åland ofrece kilómetros de senderos, de rutas para bici, museos especiales y alojamientos alucinantes en ese reguero de islas a medio camino entre Turku y Estocolmo. Más islas en torno a Turku y también a Helsinki y Espoo, y más islas en los miles y miles de lagos que hacen de la Finlandia continental un mar interior. Todas las ciudades cuentan con posibilidades turísticas de naturaleza, deporte, cultura y diversión, y todo con distancias muy cortas entre los lugares. La compañía VR de trenes y Viking con los ferries, junto a Finnair o Norwegian para los vuelos hacen que el coche no sea tan popular en Finlandia como lo es en el resto de Europa. Los recorridos son cortos y los trenes y ferries extremadamente cómodos y modernos.
Al igual que en Suecia, las autopistas son gratuitas, han sido los ciudadanos con sus impuestos las que las han pagado. El Estado no se las hace pagar de nuevo, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Con todo, el tráfico no es un problema y la forma de conducir sorprenderá por su calma, falta de estrés y velocidad moderada. En Suecia, en Finlandia la gente suele cumplir las normas. Haga como ellos y respete el medio ambiente, espere a que el semáforo se ponga verde, no tire ninguna basura al suelo, siéntase seguro y confíe en el prójimo. Sentirse parte del Estado de Bienestar es también un verdadero viaje.
Un viaje hacía la confianza.
Porque Viajar a Finlandia, a Suecia, incluye además de las maravillas que les hemos contado, y las que les relataremos, una verdadera inmersión en una sociedad que funciona mucho mejor que las del resto de Europa. Una sociedad donde el consenso es generalizado en cuanto al sistema político, al pago de los impuestos, a la igualdad entre hombres y mujeres. Tantos elementos esenciales que aún se discuten por algunos en Francia, España o Italia, pero que allí dejan paso a discusiones más profundas sobre los modelos educativos, sanitarios, la inversión y el desarrollo en I+D+i, sobre la colaboración entre Estado, sector privado y ciudadanía, sobre la gestión del medio ambiente o la integración necesaria de los refugiados e inmigrantes. Sentir que las mujeres no dependen de los hombres, que caminan igual de seguras y tranquilas que los hombres, que son seguras y voluntaristas, que la gente está más cerca de ser gente, sin que el sexo o el origen social sea determinante. Observar que la meritocracia es la que coloca a cada uno en su sitio, pero que también hay sitio para cada uno.
La vivencia de todo ello, sin duda ha sido lo más profundo de este viaje. Y lo ha sido porque hemos compartido esa sociedad gracias a nuestros guías, gracias a todas esas personas con las que hemos conversado, hablado, compartido momentos y conversaciones. Recordamos los sudores en pedregales, en saunas calentadas por el humo, en bares de restaurantes increíbles. No olvidamos las charlas en mitad de edificios de arquitecturas humanas, en calles que sufrieron guerras civiles y asesinatos, pero que hoy parecen haber superado los rencores y avanzado en busca de algo mejor.
El que una sociedad funcione se basa en las justas leyes, en los buenos gobernantes, en una gran justicia social, en la colaboración entre lo publico y lo privado en busca de esa formula mágica que hace que todos ganen. Pero no se trata de magia, se trata de educación cívica, de acuerdos que limiten las disensiones y de la convicción profunda de que cediendo todos, -cada uno en su justa medida-, todos ganan. La estabilidad de una sociedad se basa en la ampliación del consenso y la reducción de la tensión social, la de las clases, la de las identidades. Y aquí llegamos a la clave, la sociedad funciona porque posee mejores ciudadanos que en otros lugares, y son ellos los que construyen y sostienen al Estado y las leyes.
Finlandia, Suecia, son países donde los individuos son el centro de la sociedad. El Estado ha substituido en muchas áreas a la familia, liberando al individuo y posibilitando un desarrollo propio sin someterse a las reglas impuestas por la tradición. Al mismo tiempo los individuos asumen su papel ciudadano, pagando los impuestos y cumpliendo las normas que han sido aprobadas y que favorecen la vida en común. El trabajo bien hecho se valora en lugar de la trampa, la codicia o el egoísmo. La universidad es completamente gratuita y los estudiantes son retribuidos por estudiar. Los estudiantes estudian y los profesores enseñan y acompañan el devenir de las nuevas generaciones. Las oposiciones y concursos son ganadas por las personas o las empresas mejor capacitadas. En una conversación en un tren nos enteramos de como un grupo de estudiantes de arquitectura ganó un concurso para construcción de un edificio público por delante de reputados bufetes de arquitectos consagrados.
Por supuesto, el sistema se sostiene porque cada persona es capaz de asumir sus obligaciones y cumplirlas. Es un sistema de doble dirección, y sólo por eso es poesible. No se puede pretender, como se hace en algunos análisis simplistas, reducir la jornada laboral o aplicar este tipo de modelos en sociedades acostumbradas a la picaresca y a la ley del mínimo esfuerzo. Se necesita cambiar la mentalidad de toda la sociedad, la función del Estado y la ley, y llegados al consenso que cada uno se esfuerce en que todo funcione. Sin la seguridad de que tanto empresas como trabajadores cumplirán su parte del trato, el modelo no funciona.
Obviamente, llegados a ese zócalo todo es más sencillo. El absentismo laboral es de los más bajos del mundo, la productividad de las más altas, y todo con altas tasas de ocio y tiempo libre, que los finlandeses y suecos dedican a hobbies, deportes, pasear, o irse de vacaciones. No les crean cuando dicen que Helsinki o Estocolmo son ciudades estresadas, sus estándares no son los mismos. El café, marca varias pausas al día en todos los trabajos, que sirven para distender y relajar a los trabajadores, pero sin menoscabo para los servicios que las empresas ofrecen, ni la productividad. ¿Cómo lo hacen? No lo sabemos pero lo hemos visto. Los coches son relativamente modestos pero en Finlandia, por ejemplo hay casi tantas saunas y casas de campo como ciudadanos. La proporción de pobres y excluidos es significativamente inferior al de otros países como Alemania, Francia o España. La educación es de las más innovadoras y flexibles, y sus resultados son mejores que en otros países.
Muchos factores podrían explicar esas divergencias, la población reducida podría ser uno de ellos. Sin embargo, países con igual población a la de Suecia o Finlandia, como Portugal, Irlanda o Grecia no se comportan de la misma manera. Hay algo más, y no son sus potenciales recursos naturales ya que los países escandinavos se encontraban entre los más pobres de Europa a finales del siglo XIX y millones de personas tuvieron que emigrar a Estados Unidos. Hay algo más.
Por un lado el consenso sobre las grandes temáticas y los grandes objetivos. Un consenso que ha surgido de la lucha social en Suecia desde finales del XIX hasta los años 1930. Y el caso finlandés fue aún más dramático ya que el país sufrió una guerra civil en 1917 y tres guerras durante las II Guerra Mundial. En ambos casos los años 40 y 50 ven consolidarse un modelo consensuado donde capital y trabajo se ponen de acuerdo para conseguir productividad y beneficios, seguridad social y Estado de bienestar. El gobierno vela como intermediario y el sistema se ancla en la sociedad, superando las disensiones. Esa suma positiva permite a países pobres convertirse en potencias de conocimiento y productividad. Hay más elementos como una religión luterana menos dominante, obsoleta y perniciosa que el catolicismo; una conciencia ciudadana más marcada; la cercanía de la URSS durante la guerra fría y, nuevamente, la asunción de que el acuerdo siempre es mejor que el conflicto.
Al final todo reposa en la confianza, la confianza es la base de la economía, pero también de la sociedad. Si se puede confiar en los trabajadores, en los jefes, en los políticos, los policías y los bomberos, si podemos confiar en que el pan será de buena calidad, que el tren llegará a la hora y los deberes se harán sin necesitar de la coerción, la energía social se puede destinar a otros menesteres. En Finlandia, en Suecia, se puede confiar más en los otros conciudadanos. Podemos dejar nuestra cartera sobre la mesa, el ordenador a la vista en el tren (lo hemos hecho), la bicicleta sin candado, las casas sin cerrar. Podemos esperar que el trabajo de nuestros compañeros estará hecho cuando lo necesitemos. Podremos, porque sabemos que nosotros no haríamos los que no queremos que nos hagan. Se respeta la privacidad de los otros y se garantiza la nuestra, se realizan los trabajos necesarios y se sabe que los otros harán parecido. Todo esto puede parecer una quimera, un cuento idealizado, pero a grandes rasgos no lo es. Lo hemos visto y lo hemos vivido, y por eso tenemos la obligación de compartirlo.
Nos hemos desviado quizá. Nos hemos alejado del turismo y nos hemos adentrado en el análisis político, pero ¿para que sirve un viaje si no es para pensar, imaginar, soñar? Hemos experimentado el Estado de bienestar, hemos visto también algunos problemas, pero a grandes rasgos la sociedad funciona muchísimo mejor que en la mayoría de países. De alguna manera hemos empezado a formar parte de ella, a sintetizarnos con algo con lo que estamos de acuerdo, quizá esa es la mejor identidad, la que se adosa a lo bueno para todos y no al terruño. Hemos descubierto lugares donde objetivamente el Estado deja lugar al individuo, lo valora, le permite desarrollarse y lo protege cuando es necesario. Y todo porque el conjunto de los individuos que componen la sociedad se convierten en garantes del resto y así confirman su propia libertad, creando un Estado y unas leyes adecuadas. Sociedades que limitan las diferencias económicas y las minimizan, haciendo que las oportunidades no provengan del origen social. No hemos visto rechazo, no hemos visto egoísmo ni ilusiones vanas de aislamientos sin sentido, más bien humildad y prudencia. Nuestras críticas y sugerencias han sido vistas como elementos positivos, valoradas y aceptadas dependiendo de su pertinencia. Y al fina,l la sensación común de que Europa debe ser un camino, el mejor que tenemos ahora.
Ejemplos o excepciones.
¿Pero si en Finlandia y en Suecia la sociedad funciona mejor porque no podría hacerlo mejor en otras partes del mundo? Nuevamente las explicaciones son múltiples, pero si algo existe, sin duda puede repetirse y mejorarse, la posibilidad de cambio es real, es posible. Lo hemos visto y lo hemos disfrutado. Por ello, nos parece indispensable repensar las causas que llevan a tantos europeos a buscar refugio en el nacionalismo, en la xenofobia y en la sublimación de identidades grupales tan fuertes como difusas, maleables y engañosas. España se llena de banderas cuando lo que necesita es olvidarse de ellas y buscar un consenso que desarrollo un modelo Estatal menos diferenciado, más justo para todos. Un modelo de Estado donde los derechos y las obligaciones se ocupen y distingan entre individuos, en base a sus recursos y a sus necesidades. Desgraciadamente, el modelo que tenemos da derechos a los territorios en lugar de a las personas, y todos los acontecimientos de los últimos meses no van a cambiar la forma de pensar, probablemente la van a agravar marcando más diferencias regionales. Parece que es más importante legislar sobre los derechos de los lugares que sobre los de las personas. No reclamamos derechos y obligaciones para los individuos porque el humo que todo lo contamina promueve y crea facciones irredentas y antinómicas. España con los nacionalismos aislacionistas no es un caso particular, el mismo fenómeno declinado en variantes igual de perniciosas se extiende por Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, Croacia, Austria, Rumania, Polonia, Hungría… Siempre el mismo nosotros contra los otros que tanto mal hace en Europa y el resto del mundo.
Durante estas cinco semanas hemos encontrado y charlado con decenas de personas. Personas jóvenes y emprendedoras, maduras y serenas, mayores y curiosas. Quizá este elenco no sea una representación totalmente fiel de unos países donde también existen problemas y malas personas, pero de todas maneras, es una buena muestra de una diversidad preocupada en mejorar la sociedad en la que viven. Animados por su entusiasmo y profesionalidad, acogidos por su cariño y respeto, sorprendidos por su cercanía y aprendiendo siempre de todos ellos, este viaje ha sido una completa catarsis. Las vivencias y los intercambios nos han enriquecido cada día, nos han enseñado historia, ecología, gastronomía, urbanismo, arquitectura, política y sociedad. Nosotros hemos correspondido como hemos podido, aportando nuestro granito de arena para orientar el turismo que necesitan Finlandia, Suecia y Estonia hacia un modelo sostenible y ciudadano. Un turismo que no suponga perdida ni menoscabo en la riqueza social y natural de estos países. Apostamos por un turismo más interesado y más preocupado por los lugares que se visitan. Un turismo distinto de las masas trasportadas, zarandeadas, un turismo y un turista más exigente y respetuoso. El turista no puede ser un invasor, debe ser más humilde y prudente, buscar en el viaje la satisfacción y el disfrute, la calma o la diversión pero siempre cuidando y protegiendo el lugar que visita. El turista debe sumergirse en el lugar que vista y confundirse con la gente que vive en él. El turista debe ser un viajero.
Europa como marco y como comienzo.
El proyecto Europeo nos parece la única solución actual al caos político y económico. También para el turismo, Europa es una solución al eliminar las fronteras al promover el intercambio de estudiantes y facilitar el desplazamiento de ideas, recursos económicos y personas. Pero la Europa del futuro debe ser una Europa que se base en los más altos estándares, que recoja de cada país lo mejor que pueda aportar y haga de ese máximo, un mínimo. Los estándares de calidad de vida, pero también de responsabilidad política y ciudadana, la productividad económica de Finlandia y Suecia deberían ser nuestros estándares europeos. Los modelos de producción forestal y de protección medioambiental también deberían ser muy tenidos en cuenta.
Nos hemos alejado mucho del típico articulo turístico, no nos importa en absoluto, el turismo debe ser una forma de aprendizaje, debe aportar mucho más que unas fotos en las redes sociales. Nuestro trabajo es la promoción y el desarrollo de los negocios locales. Así lo entendemos y sabemos que lo hacemos de manera diferente, quizá sin tanto revuelo de me gustas y redes, pero con resultados tangibles a medio y largo plazo. No nos importa ser transparentes y agradecer con tanto detalle el cariño, la ayuda y el apoyo que nos dieron nuestros colegas de las Oficinas de Turismo y de las empresas colaboradoras. Si hay algo que nos llena de orgullo es que a muchos de ellos podemos ya llamarles amigos.
Viajar permite sentirse más único y al mismo tiempo más universal. Viajar permite encontrarse con uno mismo, pero también miembro de un grupo humano mucho mayor del que nuestro pasaporte indica. El turismo, el viajar, confirma que estamos vivos y que el futuro no debe, necesariamente, ser como el presente. Aprender del otro siempre es un extremo placer. Y contarlo una obligación.
Muy pronto comenzaremos nuestros relatos particulares sobre este viaje tan especial. Mientras tanto sólo decir que hay otro futuro posible, bastaría con ponernos de acuerdo y remar en la misma dirección. Europeos, vuestra responsabilidad es muy grande, no os equivoquéis otra vez.
Agradecimientos.
Queremos dedicar este artículo, y los que le seguirán, a todas personas e instituciones que lo hicieron posible y nos ayudaron. Justo es recordarlos a todos y agradecérselo.
Suecia.
Este viaje no se podría haber hecho sin la inestimable ayuda de Visit Sweden España e Israel Úbeda que organizó un viaje variado interesante y lleno de encuentros inolvidables. Igualmente, no hubiera sido lo mismo sin la compañía de José Ángel Franco, blogger y agente de viajes de Krretando. Formamos un trio disparatado que al final ya se aventuraba en las más peregrinas rutas y caminos, descubriendo la gastronomía asombrosa de la Suecia occidental, sus paisajes, ciudades y novelas negras.
Muchas gracias a Visit Göteborg por acogernos con tanto cariño. Especialmente a Maria Särnholm. Conversar con ella sobre el turismo y la ciudad fue un verdadero placer. Volveremos sin duda!!
Gracias a los hoteles Avalon y Pigalle de Gotemburgo, al Stora Hotellet Bryggan de Fjälbacka y al Marstrands Havshotell de Marstrand.
Un viaje apasionante donde descubrimos las maravillas de Göteborg, los pueblos costeros donde transcurren muchas novelas policiacas y donde nació Camilla Lackberg. Visitamos Parques Nacionales como el de Kosterhavets o monumentos de la UNESCO como el Museo de Vitlycke y sus petroglifos.
Gracias a Tommy de Smögens Fiske & Skärgårdsturer con el pescamos cigalas, y nos las comimos en esa bella ciudad de Smögens.
Muchas gracias a Visit Estocolmo que nos ayudo en todo lo posible para descubrir la capital sueca, a pesar de un tiempo poco clemente. Gracis y felicitaciones para el hotel Downtown Camper by Scandic, uno de los mejores que hemos visto en este viaje y hemos visto muchos!
Finlandia.
Las Islas Åland fueron nuestro primera parada en Finlandia. Un archipiélago maravilloso al que volveremos sin duda. Gracias a Visit Åland y Annica Grönlund, por su trabajo y cariño. Gracias a Olof Salmi y Elena Kuzeva del Sandösunds Camping Park, un paraíso con su propia isla desierta, abrazos amigos! Gracias también a Camilla del Hotel Cikada Hotel y a Zaida Blomsterlund del Alandia Hotell. Grandes profesionales, seguimos en contacto.
Un saludo para Visit Turku, para Lotta Back, Olga Henriksson y Pirita Lentiö que tanto nos ayudaron en la bella ciudad costera. Un abrazo para Arnold Kallio y Alia guías voluntarios del Forum Marinum, increíble museo del mar. Nuevos encuentros, nuevos amigos.
Gracias a Olga Javits y Visit Tampere por permitirnos conocer una ciudad preciosa, llena de monumentos e historia Gracias a ellos disfrutamos de la sauna municipal en Rauhaniemi. Con la mejor guía, Tiina Hakkarainen, descubrimos el Parque Nacional de Helventijärvi.
Un saludo para Pekka Tyllilä director de Hiking Travel Hit con el que nos acercamos al Tampere costero en un kayak!!
Descubrimos Rovaniemi y Laponia gracias a Visit Rovaniemi, a Salla Tauriainen y a Annukka Jarkko. No olvidamos las conversaciones en el restaurante Rakas y el magnifico hotel Arctic Treehouse.
Gracias especiales a Jaana Sirkiä y Anna Leskinen, de Arctic Lifestyle y a Priscila Fernández de GoandBe, por ofrecernos la posibilidad de probar el poder de una moto de agua y las delicias de los alojamientos con encanto. Pronto aparecerán artículos sobre esas actividades.
A Santa Claus /Papa Nöel por contarnos los secretos de sus viajes y compartir la inquietud por el mundo. En la Oficina Postal de Santa Claus en Rovaniemi vimos cartas de todo el mundo. Riita y Sara, duendes postales, nos enseñaron maravillosos sellos de Finlandia, y nos relataron historias especiales.
Un abrazo a Aini y a Pekka del B&B Kotitie por abrirnos las puertas de su casa, invitarnos a su sauna con aroma de abedul y compartir con nosotros su mesa.
Por último, gracias a Martin Stephanov por hacernos flotar en la noche en un lago. Un abrazo para Johannes Perkkiö de Roll Outdoors con el que descubrimos las Fat Bikes. Y un saludo al personal del Hostal Café Koti que tan bien nos trataron.
Gracias a Leena Karpinnen de Visit Helsinki con la que conversamos varias horas en un bonito café de la capital. Esperamos volver a vernos y poder trabajar juntos.
Muchas gracias a Heli Vendelin, manager de los Hoteles Katajanokka y Rantapuisto. Alojamientos con encanto muy especiales y con los que esperamos continuar trabajando.
Un saludo grande también para Jani Liljavirta y Kristiina Kauppinen de la cadena de Hoteles Sokos y en especial al Hotel Sokos Torni de Helsinki, con los que también esperamos a colaborar.
Lahti fue otra ciudad especial para nosotros, y todo gracias a Tiina Kallio, una buena conversadora y ya amiga y Raija Forsman de Visit Lahti. Con Päivi Oksanen descubrimos lo importante que es invertir en tecnología y conocimiento y vimos porque Lahti es una ciudad puntera en el sector de las cleantech y las start ups. Con Jussi Kortepuro disfrutamos del Sibeliustalo, templo de la música y la arquitectura. Con Riku Routo oímos rugir las Harley Davidson y la música rock en el Ace Corner Finland y el Museo de la Moto Suomen Moottoripyörämuseo. Con Eero Hintsanen y Chao contemplamos cómo se trabaja el oro y se crean joyas únicas.
En Hollola degustamos setas y saunas de humo en el Hollolan Hirvi, con Ilkka Sipilä y su hija, y Tiina. Otra experiencia especial y única coronada por el löyly de la sauna y la cerveza artesana de Ilkka!
Muchas gracias también a Ilona Reiniharju, responsable de prensa del ayuntamiento de Lahti. Gracias a todas ellas Lahti es una de nuestras ciudades preferidas de Finlandia. Un abrazo amigas!
En Espoo nuestra cicerone fue Hanna Saari de Visit Espoo. Con su inestimable ayuda y cariño descubrimos el centro cultural sueco-finés: el Hanaholmen – kulturcentrum för Sverige och Finland y a su director Kai Mattsson. Con Jaana Muhonen el Parque Nacional de Nuuksio y la casa de la naturaleza el Haltia Suomen luontokeskus. Gracias amigos.
Carelia se abrió a nosotros gracias a VisitKarelia (http://www.visitkarelia.fi/en/) y a la profesionalidad de Anna Jetsu y Anna Harkonen. Por su trabajo descubrimos Joensuu, Koli, Nurmes, la granja y alojamiento rural de Guesthouse Majatalo Puukarin Pysäkki. Allí con Anni Inkeri Korhonen y a Jaana aprendimos a hacer pan. Ummm el glorioso pan finlandés!! Con Vyky, nuestro perro por unas horas, nos perdimos por los bosques. Y a la vuelta una comida deliciosa y un inesperado y único concierto de kantele.
Un abrazo de verdad para Johanna Maasola de Visit Jyväskylä una nueva amiga sin duda, tan profesional como cercana. Gracias a Robert Kurki manager de los hoteles Verso, Hotelli Yöpuu y del Ravintola Pöllöwaari. Nuestra última noche en Finlandia fue especial gracias a él. Nuevas colaboraciones nos esperan, hasta pronto amigo!
Un abrazo para la capitana Krista Karhunen de Houseboat, que nos dejo navegar por los lagos de Jyväskyä. Volveremos a contar esa tremenda experiencia.
Gracias al Museo Aalto, a nuestra guía Asta Häkkinen, que lo sabe todo sobre Alvar Aalto; al restaurante Table en bois y a Luca Placci que nos abrió las puertas del precioso ayuntamiento de Säynätsalo.
Un abrazo, por último, a Hanna Muoniovaara de Visit Finlandia, que también nos ayudó mucho y con quien esperamos colaborar para que Finlandia sea un destino conocido y diferente, un destino de calidad y un ejemplo para todos.
Estonia.
Gracias a Daily Lehtmets de Visit Tallinn (https://www.visittallinn.ee) por su ayuda y apoyo durante el viaje. Un abrazo para y a Kerli Marmor del Hotel L’Ermitage, un hotel con encanto junto al centro y la magnífica zona de Telliskivi. Esperamos volver más tiempo para conocer mejor Estonia.
Transporte.
Recorrer Escandinavia no habría sido tan fácil sin la ayuda y el apoyo de Norwegian y Finnair para los vuelos. Muchas gracias sobre todo a Merche Delgado por su esfuerzo para cuadrar los vuelos de Finnair; a Vikings Ferries saludos a Kristi Parts; a VR-yhteisellamatkalla la compañía finlandesa de trenes, y la inestimable colaboración de Riku Auvinen. Sus pistas y ayuda nos han permitido conocer y disfrutar de Finlandia en tren.
Es posible que se nos haya olvidado algún amigo en esta larga lista, lo subsanaremos en cuanto nos demos cuenta! Disculpas por adelantado.
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Y para más información nuestra página de Finlandia.
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