La asombrosa ruta donde viven gallos y gatos en la isla de São Miguel de Azores

La ruta donde nos encontramos con gallos y gallinas

La naturaleza de las islas Azores es de una belleza espectacular. Cada día en este viaje por São Miguel es una sorpresa de paisajes cautivantes. El recorrido hoy comenzó en el más desconocido Nordeste, salvaje, magnífico, de mirador en mirador. Desde el faro del Arnel, subidos en lo alto de un acantilado, pasando por el mirador de Ponta do Sossego, con su espléndido jardín, morada de gatos, que ofrece panorámicas de 360º. Acantilados vertiginosos, la línea recortada de la costa con su Ponta da Madrugada al sur, los barrancos del norte y las colinas de pastos verdes características del paisaje de las Azores. Y cerrando la ruta por la costa este de São Miguel en otro mirador: el Miradouro da Ponta da Madrugada, donde los contrastes entre el azul profundo del Atlántico y el verde de la vegetación son extraordinarios. 

Pero la belleza de la naturaleza de las Azores no se reduce a su impresionante costa, también reside en su interior, en sus milenarios bosques de Laurisilva, en sus bosques atlánticos tupidos de vegetación y  árboles imponentes. Así que terminamos la jornada adentrándonos en una ruta de senderismo de lo más sorprendente: la ruta de Ribeira do Faial da Terra, cercana a la localidad sureña de Povoação. Pero el asombro no radica solamente en los bonitos sitios naturales que nos encontramos en el camino, como la espectacular cascada del Salto do Prego, o la aldea abandonada de Sanguiño, que dota a la ruta de un aire de misterio. La sorpresa está en los moradores del sendero de Ribeira do Faial da Terra…

Ruta de senderismo al pueblo abandonado de Sanguinho

Ruta de Ribeira do Faial da Terra, en São Miguel de Azores
Comienza la ruta al lado del río

En la pequeña población de Faial da Terra seguimos las señales que nos indican la ruta de senderismo de Ribeira Faial da Terra. Como es una ruta circular, tomamos el camino que sigue el curso del río, ya que se aprecia menos desnivel. En seguida nos adentramos en un bosque de vegetación densa de criptomerias y pitosporos, que nos envuelve en su oscuridad. A lo largo del camino que va subiendo poco a poco, atravesamos pequeños puentes de madera sobre riachuelos que llevan sus aguas al río principal. Los sonidos del bosque se hacen más evidentes a medida que avanzamos mientras cada uno se encierra en su silencio particular. 

Los gatos del sendero Ribeira do Faial da Terra

El ensimismamiento se rompe de golpe con la presencia de un ser que no debería estar en pleno bosque, un pequeño felino peludo que nos mira a lo lejos y se acerca sin miedo. Pensamos que quizás es fruto de nuestro estado meditabundo, que no puede ser verdad que haya un gato aquí. Y sin embargo, lo que nos anima a pensar que es verdad es que acabamos de ver una gran familia de gatos en los jardines del Miradouro de Ponta do Sossego, animales cariñosísimos que se acercaban para que los acariciásemos y posaban en la foto con nosotros. Ocurrió lo mismo en el Miradouro de Ponta da Madrugada, donde el jardinero nos contó que los gatos habitan los jardines de algunos miradores de São Miguel de Azores, y que ellos, los jardineros, son sus cuidadores. Amantes de los felinos como somos, nos entusiasmó la idea, y casi prestamos tanta atención a las vistas panorámicas maravillosas desde los miradores como a los ronroneantes gatos.

Gatos que viven en los miradouros de la isla de São Miguel

Así que, a medida que se nos iba acercando este diminuto ser, nos dijimos que sí, que es posible que en esta isla de Azores estos animales domésticos habiten bosques salvajes. No tuvimos que atraerlo con nuestras artes aprendidas tras años conviviendo con estas pequeñas panteras. Fue él el que vino a buscarnos, el que se rozó con nosotros y se echó patas arriba para que lo acariciáramos. Los conocemos bien. Su carácter ladino y el nuestro sumiso y admirativo de su belleza, hace que nos pleguemos a sus deseos y nos entusiasmemos con su presencia y sus gestos conquistadores. Pero es que éste además ¡es un gato-perro! (como muchos que conocimos que nos seguían en nuestros paseos), que nos acompaña un buen trecho de esta ruta por Faial da Terra.

Apenas avanzamos por la senda a causa de su continuos cariños, cuando de repente nos abandona y lo vemos perderse en la espesura de este bosque de las Azores. Pero a los pocos metros sale otro gato a nuestro encuentro, igual de cariñoso, mullidito y bien alimentado que su compañero y nos acompaña otro trecho hasta volver a desaparecer. Nos preguntamos cómo pueden vivir los gatos aquí. Alguien les tiene que dar de comer, quizás viven en la aldea abandonada de Sanguiño, que poco a poco está volviendo a repoblarse. Aunque lo extraordinario es que su territorio sea tan amplio cuando, normalmente, un gato tiene una zona perfectamente delimitada por la que se mueve. Es todo un misterio…

Inesperadamente, nos encontarmos con un felino mullidito y cariñoso
¡¿Pero qué hacen aquí estos seres peludos?!

Un hecho extrarodinario: ¡gallos que habitan el bosque de Faial da Terra!

Aún asombrados por la presencia de felinos domesticados en un bosque, súbitamente creemos ver en un cruce de caminos unos gallináceos, ¡nooo, no puede ser! ¿gallinas en esta selva?. Varios gallos y gallinas coloridos picoteando el suelo como si estuvieran en un patio de tierra batida o en el campo. La imagen no casaba con la realidad, tenía que tratarse de otro espejismo como el de los gatos. Pero ahí estaban, bien vivos y cacareando delante de las señalizaciones que marcaban el camino andado desde Ribeira do Faial da Terra: 1,8 kilómetros, el pequeño trecho que nos quedaba para bajar a la cascada de Salto do Prego: 230 metros y el sendero que seguiríamos después hacia la aldea de Sanguinho: 1 kilómetro y 300 metros.

Para más sorpresa, los gallos y las gallinas se nos acercaban amistosos, esperando una especie de cariño similar al que nos pedían los gatos. En nada nos vimos rodeados de estos seres con cresta roja que nos daban la bienvenida, bellísimos con su plumaje impoluto. Parecían querer decirnos algo en su idioma incomprensible para nosotros, quizás un aviso, quizás simplemente un saludo. 

¡Ehhhh, pero qué es esto! ¿qué hacen aquí estos gallináceos?

Con la boca abierta todavía por el desconcertante encuentro, sucedió un hecho extraordinario: uno de los gallináceos se subió en la pierna de Iñigo y encogió su cuello tras cerrar los ojos, como queriendo quedarse dormido. Iñigo lo cogió, lo movió, pero él seguía en su postura imperturbable, dejándose acariciar como si fuera un gato. Y así se quedó un buen rato mientras gallos y gallinas cacareaban en torno a su invitado. 

Una de ellas se dejó coger fácilmente y la sostuve mientras le acariciaba la cabeza, dócil, medio dormida. Qué extraña sensación estar en un bosque en las islas Azores con una gallina en brazos, algo completamente inesperado. Tanto como el día que liberamos crías de pardelas atlánticas en un acantilado en el nordeste de la isla de São Miguel con un miembro de la SPEA Açores, una asociación que realiza un maravilloso trabajo de protección de estas aves. La emoción de esa experiencia todavía está latente en estos momentos extraordinarios en que nos topamos con estos habitantes inusuales en los bosques atlánticos de la isla de Azores.

¡Pero qué confianzas!

La belleza de la cascada del Salto do Prego

Dejamos a nuestros amigos en ese cruce de caminos para bajar unos 200 metros para contemplar la espectacular cascada del Salto do Prego, una de las razones para hacer esta ruta da Ribeira do Faial da Terra. Un lugar sombrío que oculta este tesoro que nos llama con el ruido ensordecedor del agua que salta varios metros para que avancemos a escucharlo de más cerca. A sus pies se abre una piscina que invita al baño. 

Tras dejarnos envolver por el sonido de las aguas del Salto do Prego, regresamos sobre nuestros pasos los 230 metros que nos separan de la bifurcación de caminos. Ya no hay rastro de los seres con cresta que ocupaban el paso, han desaparecido por arte de magia. Quizás volvamos a encontrarnos con ellos de nuevo o con algún otro inusual habitante de la Ribeira de Faial da Terra. La opción es seguir la ruta hasta la aldea abandonada de Sanguinho o tomar la ruta PR11 SMI1 que va a otra cascada: el Salto do Cagarrão. Como ya comenzamos demasiado tarde esta ruta en pleno mes de octubre, preferimos ser prudentes y seguir la ruta del principio hacia la aldea de Sanguinho.

Espectacular la Cascada Salto do Prego

La aldea abandonada de Sanguinho

Desde lo alto ya podemos ver las casas de piedra de la aldea abandonada de Sanguinho que se encuentra tan solo a 1,3 kilómetros de Faial da Terra, en un emplazamiento magnífico, con un entorno natural muy bello y con vistas al Atlántico que solo está a un paso, aunque nos dé la impresión de que estas casas se encuentran lejos de todo. Su nombre “Sanguinho” se debe a la presencia de la planta endémica de las islas Azores y de las islas Canarias llamada así, cuyo nombre científico es: “Frangula azorica”), que todavía puede verse por la zona.

Parece ser que en el pasado la aldea de Sanguinho llegó a albergar cerca de doscientas personas en veinte casas, agricultores que preferían vivir aquí para estar más cerca de sus tierras y, al mismo tiempo, huir de las crecidas y las tempestades marítimas que tenían lugar en zonas bajas. Pero la población comenzó a irse a principios de los años 50-60 del siglo XX en parte por las dificultades de acceso y la falta de confort (también para los niños que iban a la escuela), pero también por la emigración a Estados Unidos y Canadá. Poco a poco, las veinte casas de Sanguinho se quedaron sin sus habitantes. En la actualidad está volviendo a la vida: se están restaurando las casas – habíamos oido que comienza a practicarse turismo rural – y también hay pequeñas huertas.

Decidimos bajar y explorar la aldea justo cuando la tarde comienza a caer la tarde, lo que dota al lugar de una atmósfera de misterio que se acentúa cuando nos vamos acercando. Nos encontramos con una casa muy peculiar, como de cuento, solitaria en la parte más alta de la aldea, con vistas al resto de las casas. En un momento dado nos separamos y, al quedarnos solos nuestros pasos se escuchan en las calles empedradas de Sanguinho, haciendo un eco que se acrecienta por el vacío de algunas casas abandonadas y el silencio total. 

Me parece ver un par de gatos que salen disparados aldea abajo, los sigo pero nada se mueve en Sanguinho, hay un silencio total. Oigo ahora unos cacareos e incluso un “quiquiriquí” y me dejo guiar por estos sonidos en busca de nuestros amigos…

La aldea abandonada de Sanguinho

La vida que está cobrando la aldea de Sanguinho explicaría la presencia de gatos y gallinas. Quizás se alejen de la aldea para explorar la Ribeira do Faial da Terra, darse quizás un chapuzón en la poza de la cascada de Salto do Prego. Escucho el sonido de mis pies en el suelo adoquinado de Sanguinho, quedándome atrás mientras mis compañeros seguramente ya llegaron al mirador. Estoy sola y no hay rastro ni de gallinas ni de gatos. Asombrada, me pregunto si quizás fueron fruto de nuestra imaginación o del misterio de los bosques de São Miguel de Azores.

Regresamos cuesta abajo pensativos por el camino empedrado que serpentea hacia de Faial da Terra, tras contemplar el panorama magnífico del pueblo y del mar al fondo, rememorando la misteriosa ruta donde creímos encontrarnos con felinos y gallináceos.

😳¿Existen o son fruto de nuestra imaginación?

Informaciones sobre la Ruta da Ribeira do Faial da Terra

PR 11 SMI Ribeira do Faial da Terra

Es una ruta sencilla de 385 metros de desnivel y 4,26 km ida y vuelta. Como es circular, se puede hacer en los dos sentidos. Nosotros comenzamos por la derecha, siguiendo el curso del río hasta la cascada del Salto do Prego, una buena opción porque hay menos desnivel. Si se toma a la izquierda, la cuesta arriba es tremanda al principio.

Tipo de ruta: circula

Distancia: 4,26 kilómetros ida y vuelta.

Desnivel: 385 metros.

Dificultad: fácil.

Punto de partida: Faial da terra (ruta señalizada). 

Paradas: Faial da Terra – Salto do Prego – Sanguinho – Faial da Terra

Cómo llegar a Faial da Terra

Para llegar de Ponta Delgada a Faial da Terra en coche, hay que coger la carretera EN1-1A para recorrer los 65,5 kilómetros (sobre 1 hora y cuarto) que separan las dos localidades. 

Nosotros, como estábamos alojados en una casa rural en el Nordeste, y estábamos recorriendo la costa este hasta Povoação, la distancia era mucho menor. Desde Povoação hasta Faial da Terra hay tan solo 8,3 kilómetros, unos 13 minutos por la EN1-1A.

El Santo do Prego y el mirador con vistas a Faial da Terra y al Atlántico

Artículo escrito por María Calvo Santos.

Ruta guiada a la aldea de Sanguinho

Pueden reservar su ruta guiada a la aldea de Sanguinho aquí:

Alojamiento en la aldea de Sanguinho



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4 comentarios de “La asombrosa ruta donde viven gallos y gatos en la isla de São Miguel de Azores

  1. Una descripción fantástica de esta ruta, mientras leí el artículo tenía todo el tiempo la sensación de estar allí. Ja ja, ¡qué ganas de verlo y sentir la armonía del paisaje, los senderistas y los animales domésticos salvajes!.

    1. El Giróscopo Viajero

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      ¡¡Estamos encantados de que te haya gustado, Úrsula, y que te hayas metido en la historia con nosotros!!. La verdad es que nos quedamos alucinados cuando nos encontramos a estos animales «domésticos-salvajes» (como bien dices) en medio de la naturaleza. La ruta vale la pena, en realidad toda la isla de São Miguel vale la pena, ¡es una maravilla para los amantes de la naturaleza y del turismo slow!

  2. Me fascinó la descripción. Soy argentina y vivo aquí con mí esposo que es de Ponta Delgada. Fui allí en 2012 y 2016. Estaba interesada en conocer algún censo sobre gatos domésticos porque me llamó la atención no haber visto ni uno solo en la ciudad, mientras que donde vivo hay casi la misma cantidad que de habitantes, al igual que perros y vagabundos, lo que me preocupa y ocupa. Es muy llamativa esta información en todos sus aspectos. Gracias! Buenos caminos!

    1. El Giróscopo Viajero

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      Reply

      Muchas gracias. Lo cierto es que nos sorprendió mucho encontrar gatos y gallos en esta ruta al pueblo de Sanguinho, tanto que nos inspiró este relato. ¡Nos encantan las islas Azores y esperamos volver pronto! Saludos.

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