Los cementerios en la cultura europea han sido tildados siempre como lugares lúgubres. Sin embargo, más allá de la muerte está la memoria, y tal y como se celebra en México el día de Muertos, se está empezando a recuperar los camposantos de la Vieja Europa como un recinto donde la razón supere los miedos contando las leyendas como lo que son, leyendas y mitos.
Algunos de ellos ya forman parte de los itinerarios de grandes urbes como París o Dublín donde tumbas como las de Jim Morrison u Oscar Wilde son altares donde se rinde homenaje a escritores, músicos y gente celebre por diversos motivos.
Pero si midiéramos el número de leyendas por metro cuadrado con algún artilugio inventado por los seguidores de lo paranormal, llegaríamos a la conclusión de que Edimburgo es el lugar con más densidad del mundo. De modo que después de visitar la monumental capital de Escocia hemos querido plasmar nuestras impresiones.
Durante nuestra visita a Edimburgo contamos con la amabilidad de nuestros amigos de ViajarporEscocia.com que nos guiaron a través de la ciudad con varias rutas que nos desvelaron muchas historias curiosas. Normalmente preferimos descubrir los lugares a nuestro aire pero para ser honestos su propuesta nos pareció interesante y apta para todos los públicos.
Con ellos iniciamos la visita nocturna desde el centro a través de la Royal Mile pasando por los cementerios de Greyfriars y Old Calton, a través de un recorrido histórico entroncado con las oleadas de epidemias o ejecuciones que sirvieron para dar lugar a algunas de las historias tenebrosas de sus «fantasmas».
Cementerios de Edimburgo
Voluntariamente o no, en Edimburgo se ha propiciado la perpetuación de historias, misterios y leyendas en torno a los difuntos que reposan en sus cementerios. Además, el estado ruinoso de muchos panteones, lápidas y memoriales contribuye a alimentar ese aire sombrío.
En los tiempos en los que la contribución a la ciencia y a la medicina provenía de difuntos cuyos cuerpos eran literalmente profanados y robados del cementerio, las leyendas adornaron la aparición de tumbas abiertas. El «negocio» del comercio de cadáveres fue tan lucroso que en algunos casos los panteones fueron reconvertidos en jaulas que impedían extraer los cuerpos de las tumbas.
Pocos lugares pueden presumir tanto de que los nombres de sus cementerios sean tan célebres: Old Calton Burial Ground, Greyfriars, Canongate o Dean componen un itinerario que lejos de ser oscuro y siniestro nos permite acercarnos a personajes célebres de la sociedad escocesa y a ciudadanos cuya vida miserable contrasta con la fama acuñada después de muertos.
Es habitual ver almas errantes andando por los cementerios, no tanto porque los muertos hayan decidido salir a pasear si no porque además de permanecer abiertos día y noche, en ocasiones dan cobijo a gente sin casa o incluso algún advenedizo que planta su tienda de campaña durante su travesía por Escocia. Y es que la normativa municipal no prohíbe expresamente que se puede acampar en jardines o cementerios.
Cementerio de Greyfriars
El crecimiento de Edimburgo, -desbordando el perímetro de las murallas donde a sus afueras estaban los cementerios-, significó que los páramos exiliados por temas higiénicos volvieran a estar integrados dentro de la ciudad. Esto provocó que en ocasiones las vistas de las casas den directamente al cementerio como si de un parque más se tratase.
Greyfriars es el caso más sintomático ya que ha quedado totalmente inmerso dentro de la urbe, como un parque más. Curiosamente uno de los inquilinos más conocidos del cementerio de Greyfriars no fue escritor, ni político, ni siquiera una persona. Su nombre era Bobby y su cola parece agitarse cuando los visitantes del cementerio acarician su estatua a las afueras del cementerio.
La historia de Bobby es de esas que conmueve hasta a los más duros aunque como veremos no está exenta de polémica. Se cuenta que tras la muerte de su dueño, enterrado en el cementerio de Greyfriars, el pequeño Skye Terrier estuvo viniendo a la tumba durante años. En todo ese tiempo despertó las simpatías por su fidelidad. A su muerte los ciudadanos de de Edimburgo quisieron que reposara en el mismo cementerio que su dueño. Como la iglesia se mostró reticente, al menos consiguieron que en la entrada, -en el jardín donde hoy vemos un memorial de palos que todo el mundo deposita- se enterrase a la ya célebre Mascota de Edimburgo.
Greyfriars Bobby sin embargo es cuestionado por historiadores que afirman que en realidad fue un perro callejero adoptado por el conserje del cementerio. Algunos visitantes que acudían a Greyfriars se conmovieron viendo al perro pasear por allí imaginando que no podía olvidar a su dueño. El rumor se extendió y pronto mucha gente pasó para conocer al Bobby. Conscientes del éxito que había trascendido gracias a un artículo en el periódico Scotsman, la historia se alimentó con una falsa historia, incluso cuando presuntamente después de morir Bobby, fue reemplazado por un perro más joven, lo que permitió que la figura de Bobby viviera dieciséis años cuando esta raza de perro no suele superar los 10 o 12 años.
“Greyfriars Bobby” (como así le conocen hoy) nada más entrar por el acceso principal del cementerio y que será muy fácilmente identificada por los numerosos regalos que los visitantes le dejan en su sepulcro, normalmente peluches y palos “para que juegue”.
Como contraste, la historia del sangriento “bloody Mackenzie”, y los Covenantes nos mantuvo enganchados durante la explicación de la guía. George Mackenzie fue el encargado de aplicar el rodillo contra el movimiento presbiteriano que contrastaba con la tesis anglicana. El grupo opositor conocido como The Covenants fue diezmado en las prisiones aledañas al cementerio, y la tortura y ejecución dirigida por Mackenzie -enterrado en Greyfriars en el denominado mausoleo negro- es una de las leyendas de fantasmas más conocida de Edimburgo.
Cementerio de Calton (Old Calton Burial Ground)
Old Calton bajo la preciosa colina que ofrece una de las mejores vistas de Edimburgo, es el lugar donde reposa el cuerpo y legado de uno de los más importantes conciudadanos de la ciudad, el filósofo y humanista David Hume.
El cementerio honra no sólo a una de las figuras que más defendieron la razón frente al dogma clerical, sino que es un compendio de gratificaciones en forma de mausoleos. Uno de esos monumentos es el The Political Martyrs Monument, un monolito que recuerda a cinco políticos que pretendieron hacer extensivas las ideas de la Revolución Francesa en las islas, y que después de ser tildados como agitadores fueron enviados a Australia, deportados a la isla «prisión» en el otro extremo del mundo.
Como si de un salto a América se tratase, en Old Calton el presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln está representado con una estatua en el Mausoleo y Monumento a los Soldados Escoceses y Americanos.
Además de los cementerios que recorrimos hay mucho más que ver en St. Cuthbert’s Church (“The Graveyard of St Cuthbert”) con las tumbas que honran al matemático John Napier o al escritor Thomas de Quincey; o en el Cementerio de Warriston (“Warriston Cemetery”), sin olvidarnos de Canongate que alberga la tumba del poeta Robert Fergusson y del economista Adam Smith que a la postre sentó las bases del capitalismo moderno; o el cementerio de Dean Village.
Como no os podemos desvelar todos los misterios e historias del Tour de los Fantasmas, os recomendamos disfrutar de Edimburgo con algunas de las rutas temáticas que ofrece ViajarporEscocia.com, expertos en visitas guiadas en español, y que gracias al Giróscopo Viajero os puede salir algo más barato si la contratáis con el descuento que encontraréis en este enlace.
