Nantes, la gran sorpresa de arte y cultura de Francia

Entusiasta, animada, hospitalaria y alegre. Así es Nantes. La ciudad de Bretaña apostó por ser una ciudad diferente, y con su esfuerzo por reconvertirse hacia un turismo creativo ha conseguido ser una de las ciudades más interesantes de Francia. Se ubica en el noroeste del país, muy cerca del estuario del río Loira, entre el Valle del Loira y Bretaña.

Anillos de Buren en la Isla de Nantes
Anillos de Buren en la Isla de Nantes

Si Julio Verne hubiese pensado un futuro para su ciudad, es probable que Nantes habría sido escrita y descrita como hoy la vemos. Hacia el final de la década de los 80 del siglo pasado, la crisis industrial derivó en el cierre de los astilleros, motor económico de Nantes. Paradójicamente, la crisis se tornó en oportunidad, y la apuesta de reconversión, cuestionada al principio, terminó por cuajar con un resultado excelente.

Nantes, volcada en lo laboral al Loira -pero de espaldas en lo que respecta al ocio y aprovechamiento del río- se lavó la cara, recuperando espacios para una ciudad pintada especialmente de verde, el verde de la sostenibilidad. Los edificios industriales, antes hormigueros de trabajadores, se transformaron en centros culturales, museos, salas de exposiciones y aglutinadores de arte. Los jardines crecieron como alfombras extendidas, y la gente se echó a la calle, ocupando la ciudad, disfrutándola y presumiendo de su sobresaliente metamorfosis. Nantes es una Francia diferente, donde los restaurantes extienden su horario para comer, y donde su gente se mostrará encantada de hablar de su ciudad. Hermanada con España a través del Festival de cine español, nos espera cada año renovada con nuevas propuestas de Le Voyage à Nantes.

Vivir del pasado mirando hacia el futuro

Nantes es a menudo mencionada como una explosión artística. Sin embargo a toda detonación le continúa un gran silencio, y en Nantes la defensa por las expresiones culturales es tan variada, constante y mantenida, que podríamos confirmar que el arte no se acaba. Es más, como si fuese energía en sí misma, el arte de Nantes no tiene inicio o fin, sino que se transforma.

Todo son sorpresas en Nantes, la ciudad del arte
Todo son sorpresas en Nantes, la ciudad del arte

Y si tomamos esta máxima de la física, el mejor ejemplo para ello es Nantes, que ha querido y sabido reconvertirse tras su pasado industrial. Al igual que otras ciudades con pasado obrero, como Bilbao o Düsseldorf, la apuesta por teñir la ciudad con el color del arte ha tenido un éxito tan inusitado como incuestionable. Paradigma de que el binomio patrimonio industrial y turismo es viable, Nantes deslumbra haciendo divertido y atractivo el pasado.

El declive industrial de Nantes llegó como un tsunami, que bien aprovechado generó una ola de posibilidades. Las grúas, astilleros, hangares y antiguos edificios de fábricas cobraron de nuevo vida como imanes de turismo.

Arte por doquier

Es difícil encontrar en Nantes un lugar donde el arte no haya dejado una huella. El mérito es de Le Voyage à Nantes. Concebido en 2011 con forma de empresa pública local, el objetivo era promover el destino de Nantes como destino cultural a través de la creación de una organización turística, encomendada al director artístico Jean Blaise.

Jardín de las Plantas
Jardín de las Plantas

El formato sería el de un museo al aire libre, arte contemporáneo difuso por toda la ciudad y engarzado con un itinerario marcado en el suelo con una línea verde. Cada verano un festival traería novedades, algunas de las cuales pasarán de ser temporales a fijas. Todo ello poniendo en alza el ingente patrimonio histórico de la ciudad, desde los palacetes y fuentes, hasta los viejos hangares usados como almacenes, las antiguas fábricas, los astilleros y las grúas usadas para cargar las mercancías.  En 2012 se inauguró Le Voyage à Nantes, siendo un éxito sin precedentes, y relanzando la ciudad más allá de las fronteras de Francia.

QUÉ VER EN NANTES

Hay tanto qué ver en Nantes que antes de nada debemos pensar qué tipo de viaje tenemos en mente. Si buscamos monumentos y patrimonio histórico el conjunto de la catedral, el castillo de los Duques de Bretaña o las casas del barrio de Bouffay permitirán una aproximación al pasado de la ciudad, junto a rincones como el pasaje Pommeraye, o la falsa isla del barrio Île Feydeau que data del siglo XVIII, y cimentada en la riqueza amasada por el comercio de esclavos.

Castillo de los Duques de Bretaña
Castillo de los Duques de Bretaña

Del mismo modo Nantes tiene un gran pasado industrial: astilleros, viejas fábricas y hangares aún sobreviven, mientras que el arte contemporáneo trasciende los museos e inunda la ciudad con el proyecto de Le Voyage à Nantes. Es de hecho en el barrio Prairie au Duc (antiguos astilleros navales) en la isla de Nantes, donde Las Máquinas se han ganado el corazón de locales y viajeros.  Pero, ¡ subamos ya al submarino Nautilius de Julio Verne para hacer el viaje más inolvidable descubriendo Nantes!

Festival Le Voyage à Nantes

Y, ¿Cómo tejer y zurcir un tejido industrial deshilachado? La respuesta es el festival de arte  Le Voyage à Nantes, que cada verano abre su escenario callejero, trasladando el arte a la calle, y haciendo que los ciudadanos sean protagonistas y parte activa.

Diseño, arquitectura, pintura, escultura e ingenio se conjugan en las mentes de artistas que al estilo más internacionalista de Verne, llegan de todos los rincones del mundo para proyectar sus obras de arte. Pero, una de las peculiaridades que define a Le Voyage à Nantes es que una parte importante de las actuaciones expuestas perviven tras el festival. El arte efímero deja de serlo y se hace tangible y perenne en Nantes, posibilitando que incluso si llevamos a cabo el viaje en otra época del año, podamos disfrutarlo haciendo una ruta por la cuidad.

Siga la línea verde

Nantes es ideal para recorrerla en bicicleta. El itinerario propuesto por la oficina de turismo toma forma con una línea verde dibujada en el asfalto, que actúa como el camino de baldosas amarillas que conduce a Oz, como hilo de Ariadna para Teseo escapando del laberinto del Minotauro, o las hazañas de Axel Lidenbrock tratando de emerger de las entrañas del Viaje al centro de la Tierra en el libro de Julio Verne.

Siguiendo la línea verde en bicicleta por Nantes
Siguiendo la línea verde en bicicleta por Nantes

«El arte no tiene límites» podría ser un lema de  Le Voyage à Nantes, y es que la creatividad – a menudo definida como locura- no se puede encorsetar. Las obras de arte repartidas por la ciudad generan sorpresa, felicidad y sobre todo una invitación a participar, visualmente o sensorialmente. De éste modo podemos saltar como si estuviésemos en la Luna, tirar un triple en la canasta que elijamos de un árbol con varios tableros, o reír a carcajada con los divertidos rótulos que decoran algunos comercios.

Esculturas

Sin duda las esculturas de Nantes han contribuido a crear un ecosistema artístico reconocido querido y por sus propios habitantes. Son una especie de «familia» a la que sientes tuya cada vez que paseas cerca.

Además de las esculturas clásicas como la de Luis XVI (de las pocas que quedan con el monarca sin decapitar), la estatua de Enrique el Navegante (en Place du Commerce) o el Monumento de los Cincuenta Rehenes (Cours des Cinquante Otages), encontraremos otras tantas de reciente creación.

En la Plaza du Bouffay es el Éloge du pas de côté quién subido a un pedestal en una acrobática posición ejerce de regulador del tráfico de viandantes. Muestra a un hombre trajeado con una pierna en el vacío y vista al horizonte, mostrando el paso valiente que dio la ciudad para acometer una profunda reconversión en el urbanismo, pero sobre todo en el pensamiento ciudadano.

Éloge du pas de côté
Éloge du pas de côté

En el Cours Cambronne la escultura de Philippe Ramette reproduciendo a una niña encaramada apoya esa tesis de que el arte es inquieto, curioso y no tiene límites ya que siempre «saca los pies del tiesto». En el Jardín de las Plantas son otros coloridos personajes con un formato escultórico menos pétreo, y que parecen sacados de un libro de dibujos.

Así que prepara la cámara porque el arte itinerante de Nantes te obligará a ir más atento que nunca para no perderte ni una sola de las esculturas.

Sostenibilidad

El turismo apuesta por la sostenibilidad, pero a veces las etiquetas son fachadas sin sustancia de proyectos que solo persiguen modas. Nantes no juega al despiste, la ciudad fue premiada con el título de Capital Verde Europea en 2013, y el esmero por crear, mantener y abrir espacios verdes a ciudadanos y viajeros es la mejor muestra.

BARRIO BOUFFAY

En el viejo barrio Bouffay está el germen de la ciudad medieval de Nantes. El castillo de los duques de Bretaña y la Catedral de San Pedro y San Pablo son los dos monumentos que representan el poder atesorado por los poderes civil, político y religioso. Tampoco debemos perdernos  la Église Sainte-Croix, la casa de Cambio del siglo XV, las residencias del siglo XVI (calle de la Judería), ni las fachadas de las calles de las callejuelas, en las que encontraremos algunos de los productos típicos de Bretaña, como los Rigolettes Nantaises, caramelos adictivos inventados por Charles Bohu a principios del siglo XX, y cuyo nombre es un homenaje a su gato.

Église Sainte-Croix
Église Sainte-Croix

Mientras, en la plaza homónima de Bouffay se asoman restaurantes selectos, hoteles y terrazas que se llenan durante todo el día. Si aún seguimos con nuestra tarea incansable de ver y cazar arte de Le Voyage à Nantes, en una esquina de la plaza hay una intervención llamada  «Le temps entre les pierres» (El tiempo entre las piedras), restos de las antiguas chimeneas del edificio que quedaron visibles, y que están coloreadas para marcar su «desnudez» ante los viandantes.

Aún siendo el barrio histórico por excelencia de la ciudad, Bouffay se ha abierto al arte y la creatividad de Le Voyage à Nantes, y los comercios antiguos se decoran con ingeniosos elementos en sus entradas.

Comercio de fotografía junto a la catedral de Nantes
Comercio de fotografía junto a la catedral de Nantes

Castillo de los Duques de Bretaña

El castillo de los duques de Bretaña, del siglo XIII al XVIII es el monumento histórico que más asombra. Fue la residencia ducal, y también de la monarquía francesa, antes de que fuese esporádicamente usado como prisión o incluso búnker durante la Segunda Guerra Mundial.

Castillo de los Duques de Bretaña
Castillo de los Duques de Bretaña

Hoy el castillo expone la historia de la ciudad en su museo, haciendo especial hincapié en el vínculo de Nantes con el comercio de esclavos que enriqueció a la ciudad, además de la Revolución Francesa, la época colonial e industrial, y las dos guerras mundiales.  La plaza del castillo permanece abierta para que al menos veamos el recinto palaciego que mezcla las gruesas murallas con los edificios de estilo renacentista, y disfrutemos de los eventos que se celebran aprovechando el recinto del patio de armas.

Bajo el castillo el espejo del «Miroir d’eau» duplica con su fina capa de agua el castillo de los Duques de Bretaña, regalando una fotografía fantástica.

La Catedral de San Pedro y San Pablo

La colosal Catedral de Saint Pierre y Saint Paul tardó cuatro siglos en rematarse. Desde que en 1434 se inició, hasta que en 1891 se consideró finalizada, los estilos y gustos arquitectónicos cambiaron tanto que hoy está considerada un templo mixto. Por un lado el interior tiene espacios románicos como la cripta del siglo XI, renacentistas como el sepulcro en mármol de los últimos duques de Bretaña (Francisco II y Margarita de Foix, obra del escultor Michel Colombe, en 1506), que contrastan con la fachada gótica entre las dos grandes torres al estilo de Notre Dame de París.

La Catedral de San Pedro y San Pablo de Nantes
La Catedral de San Pedro y San Pablo de Nantes

Con unas bóvedas incluso más altas que la catedral parisina, corrió la misma suerte que el templo capitalino, sufriendo un primer incendio a mediados del siglo pasado, y otro recientemente que es el causante de que se esté procediendo a restaurarla de nuevo.

Porte Saint-Pierre y La Psalette

Junto a la catedral está la única puerta de las murallas conservada. Es la Porte Saint-Pierre, de estilo Galo-Romano medieval (siglo XV) y que controlaba el tránsito y acceso al interior del recinto amurallado donde estaba el castillo de los Duques de Bretaña y la catedral.

Al otra lado de la catedral está la Psalette, presidiendo un pequeño jardín. El edificio suele pasar desapercibido, pero se trata de un palacete gótico de finales del siglo XV, el más antiguo de Nantes.

Jungle interieure – La Jungla interior

Antes de continuar hacia el barrio de Graslin, entramos por un callejón en el Passage Bouchaud para entender como el arte se mezcla con el urbanismo y con la naturaleza. La Jungle interieure (La Jungla interior) es un jardín suspendido creado por un particular, Evor. Titulado en la École des beaux-arts en 1994, creé en el diminuto patio de una casa privada un oasis entre el cemento. Plantas de todas las especies y orígenes se mezclan,  continentales, exóticas, mediterráneas, silvestres, híbridas, «malas hierbas», árboles, arbustos, o lianas. Una auténtica selva libre y creativa. Voyage à Nantes en 2018, fue sensible a su esfuerzo, y además de incluirlo en su recorrido artístico, añadió una plataforma con una escalera para disfrutarlo mejor, y al mismo tiempo obtener una vista del  campanario de la iglesia Sainte-Croix.

BARRIO GRASLIN

Saliendo del barrio de Bouffay y cruzando la  Cours des 50 Otages accedemos a Graslin, el ensanche de Nantes hacia el oeste que supone un cambio de la fisonomía urbana. Aquí encontramos calles más amplias, elegantes edificios con tiendas y restaurantes ideales para pasear. Las plazas ejercen de nodos para dar forma al barrio: Place Royal con su fuente, el recogido espacio rectangular de la Rue Cambronne, la Place du Commerce, la Place de la Bourse, o la plaza Graslin con el teatro.

Basílica neogótica de San Nicolás
Basílica neogótica de San Nicolás

Entre cafés y tiendas hallamos fotografías con ángulos interesantes de la Basílica neogótica de San Nicolás o un mural homenajeando a Julio Verne en las escaleras de la Rue de l’Échelle.

Mural de Julio Verne en las escaleras de la Rue de l'Échelle.
Mural de Julio Verne en las escaleras de la Rue de l’Échelle.

Torre Bretaña

Aunque de momento no la podamos visitar, debido al hallazgo de amianto en su estructura, la Torre Bretaña es un símbolo del barrio de Graslin. Su espigada altura ofrece un contraste con los hitos de medievales del barrio de Bouffay como la catedral y el castillo. Cuando se vuelva a abrir no pierda la oportunidad de subir a lo alto del rascacielos, ya que desde la última planta, la 32, hay unas vistas sorprendentes de Nantes, especialmente de la catedral.

Place Royale

La Rue Crébillon -auténtica milla de oro por comercios y tiendas- conecta dos de las plazas más famosas de Nantes, la Place Royal y Graslin. En esta zona estaban las murallas de la ciudad y una vez derruidas con el crecimiento urbano, el arquitecto de Nantes Mathurin Crucy diseñó la plaza en 1786 para homenajear a los monarcas. No es casualidad, que tres años después, la Revolución Francesa impidiera que ningún rey presidiera la plaza. Las obras para terminarla se llevaron a cabo entre 1790 y 1794 y ha sido un emplazamiento habitual para eventos populares de de diferente índole. La fuente monumental se añadió en 1865, y tras los daños de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial se reconstruyó siguiendo el proyecto original. Es una fuente que escenifica el Loira y la la vocación fluvial y marítima de Nantes. El diseño es del arquitecto topógrafo de la ciudad Henri-Théodore Driollet, con estatuas de los escultores Daniel Ducommun du Locle y Guillaume Grootaërs.

Place Royale de Nantes
Place Royale de Nantes

Pasaje Pommeraye

La galería comercial del Pasaje Pommeraye del siglo XIX -inaugurada en 1843 tras tres años de obras- estaba reservada a las élites pudientes de Nantes. Hoy, abierta a todo el mundo, es un auténtico viaje en el tiempo. Los tres niveles, articulados con una escalera monumental, están jalonados de estatuas de corte renacentista, vidrieras y columnas de estilo clásico. Un deleite visual para los amantes de la arquitectura, que quedan impresionados por la galería comercial cubierta.

Pasaje Pommeraye
Pasaje Pommeraye

La Galería Pommeraye  fue un deseo del notario y promotor Louis Pommeraye,  que dejó la ejecución en manos de los arquitectos Jean Baptiste Buron e Hippolyte Durand Gasselin. A camino entre el neoclasicismo y el eclecticismo, años después de culminarse  Louis Pommeraye murió arruinado al quebrar su empresa en la crisis de 1848 causada por la revolución que obligó al rey Luis Felipe I de Francia a abdicar, dando paso a la Segunda República Francesa.

Restaurada entre 2013 y 2015, el pasaje Pommeraye luce majestuoso con tiendas de grandes marcas selectas de joyería, decoración, muebles, chocolates o moda.

Esculturas del pasaje Pommeraye
Esculturas del pasaje Pommeraye

Plaza Graslin

El ajetreo es constante en la Plaza Graslin. Ya sea mañana, tarde o noche, siempre hay gente reunida, hablando, tomando algo o simplemente sentada en las escaleras del Teatro del siglo XVIII. En su interior se celebra un programa de ópera muy reconocido dentro del panorama nacional.

La plaza, obra también de Mathurin Crucy, se suma por supuesto al festival Le Voyage à Nantes, ofreciéndose como un foro para instalar alguna de las exposiciones temporales al aire libre.

La Cigale

En la misma plaza Graslin, La Cigale es uno de los mejores restaurantes de Nantes, pero además, es uno de los edificios históricos más representativos del Art Nouveau. Es monumento histórico de Francia, siendo su fecha de construcción el 1 de abril 1895. Los mosaicos modernistas de las paredes y los techos en su interior obligan a que los camareros sean auténticos maestros del slalom, esquivando a curiosos como nosotros, enamorados del registro visual que ofrece.

El Restaurante Art Nouveau La Cigale de Nantes
El Restaurante Art Nouveau La Cigale de Nantes

La cerámica de los mosaicos y la lustrosa madera obra de Émile Libaudière, proyectan su belleza rebotando en los espejos de La Cigale. Café histórico de Nantes, por aquí pasaron múltiples artistas del surrealismo como André Breton o Jacques Prévert.  Jacques Demy la hizo eterna con las escenas de su película Lola en 1961, y ya sea comiendo en su restaurante, tomando un aperitivo o simplemente asomándonos en su interior, disfrutaremos de la belleza del Art Nouveau.

Cours Cambronne

Agradable, tranquila y recogida, El Cours Cambronne es un espacio rectangular al que se asoman dos  hilera de edificios idénticos a lo largo de 180 metros de largo. En el centro, preside una estatua de Pierre Jacques Étienne, vizconde Cambronne, general francés que luchó durante las guerras de la Revolución y en las guerras napoleónicas. El apacible paseo ha cambiado muchas veces de nombre, pero sigue conservando el aire de oasis para la lectura. Quizá sea la reminiscencia de un convento que hubo allá por el siglo XVII. Con el ya citado crecimiento de Nantes liderado por Jean-Joseph-Louis Graslin, se ejecutó una desamortización de los terrenos del huerto eclesiástico para la realización del jardín.

La obra de Philippe Ramette llamada Elogio de la Transgresión es otra obra de Le Voyage à Nantes que ensalza la virtud de la valentía. Refleja esa actitud de la propia ciudad de Nantes para avanzar hacia lo desconocido durante su reconversión urbanística. La niña de la estatua se encarama sobre un pedestal con un acto grácil, casi etéreo, suspendida en el tiempo, y congelada por la inmortalidad.

'Elogio de la Trangresión' en Cours Cambronne
‘Elogio de la Trangresión’ en Cours Cambronne

Museo de la impresión

La gran oferta turística de Nantes oculta a veces la presencia de museos muy interesantes. Uno es el Musée de l’Imprimerie, que ahonda en el mundo de la impresión desde el inicio de los tiempos hasta la época digital. La fabricación de papel, las ilustraciones como elementos visuales anexos y los métodos para imprimir en masa de forma mecánica, cautivarán al visitante curioso.

BARRIO HAUTS-PAVÉS – SAINT-FÉLIX

Probablemente el barrio menos conocido de Nantes, pero en el que menos turismo veremos, y por contra más autenticidad. Hauts‑Pavés – Saint‑Félix ofrece el contacto con los productos del mercado de Talensac, los paseos por el parque de Procé repleto de estatuas, y el descubrimiento  del jardín japonés de la Isla de Versalles con su variada flora compuesta por bambús, cipreses calvos, rododendros, camelias o cerezos japoneses. El fin de semana hay que ir al mercado de antigüedades de la  plaza Viarme, y las tardes son apacibles junto al río Erdre.

Mercado de Talensac

Los mercados son en nuestra opinión una de las mejores maneras de palpar la vida diaria de las ciudades. Y el mercado de Talensac refleja la alegría de Nantes. Concurrido, colorido y una excelente oportunidad para degustar y comprar los productos típicos bretones, el Mercado de Talensac nació en 1937.

BARRIO DE FEYDEAU

Feydeau es una isla que ya está rodeada de agua. Y es que pequeño barrio estaba rodeado por el Loira y un canal que lo separaba del margen norte de Nantes. Cerrado el «camino de agua», se urbanizó con las mansiones  de los comerciantes marítimos del siglo XVIII, que tenían así un control de sus moradas de sus negocios con América y África. Las fachadas están decoradas bellos balcones de hierro forjado, y mascarones con alegorías para alejar a los malos espíritus, algo paradójico siendo una buena parte de ellos burguesía enriquecida con la trata de esclavos.

Algo muy característicos de algunos edificios de la isla de Feydeau es que parecen inclinados hacia delante. No se trata de un espejismo, si no que es fruto del hundimiento de los cimientos, apoyados sobre la arena. Al comenzarse su edificación se torcieron, y afortunadamente se corrigió la desviación para que no se derrumbasen.

Patito en isla de Feydeau
Patito en isla de Feydeau

Es una zona de Nantes con mucha animación. Terrazas de cafés, bares y restaurantes de cocina cosmopolita mantienen en constante ebullición Feydeau.

En uno de los extremos encontramos el Feydball, el único campo de fútbol del mundo curvado. Si observamos el reflejo del espejo cóncavo, veremos que allí el campo parece tener la clásica forma rectangular. Quizá seamos nosotros los que vivimos en una realidad paralela o distorsionada.

Le Lieu Unique

Algo más allá, cerca de la estación central de tren, y junto al Canal de San Félix está “Le Lieu Unique», el lugar único. Fue durante casi cien años, de 1895 a 1985 la antigua fábrica de galletas Lefèvre-Utile (que nos sonará más por su acrónimo, LU), y su recuperación ha permitido dotar a Nantes de un interesante centro de cultura contemporánea.

Canal Saint Félix junto a El "lugar único", la antigua fábrica LU.
Canal Saint Félix junto a El «lugar único», la antigua fábrica LU.

El lieu unique es un espacio de exploración artística, efervescencia cultural y punto de encuentro para los amantes del arte. Reconocido internacionalmente por su espíritu de curiosidad en los diferentes expresiones del arte, ya sean artes visuales, teatro, danza, circo, música, pero también literatura, filosofía, arquitectura o cultura digital.

Le Lieu Unique de Nantes
Le Lieu Unique de Nantes

También alberga la oficina de turismo de Le Voyage à Nantes, así como un almacén con una obra que pretende rozar la atemporalidad, un almacén con cápsulas del tiempo de los ciudadanos de Nantes que serán abiertas cien años después. Podemos ver los barriles que contienen los objetos, deseos y sueños desde la calle Rue de la Biscuiterie.

Cápsulas del tiempo de los ciudadanos de Nantes
Cápsulas del tiempo de los ciudadanos de Nantes

Fue fundada por Jean Blaise y desde enero de 2011 está dirigido por Patrick Gyger. Además de ser un dinamizador cultural de Nantes,  podemos visitar su interior, que cuenta con bar, restaurante, librería, guardería y hasta un hammam. Se distingue fácilmente por la vistosa torre LU, de estilo art Decó, de 1909, la única de las dos que existían originalmente, ya que en 1974 su «melliza» fue demolida.

Torre LU, de estilo art Decó
Torre LU, de estilo art Decó

En el canal que hay junto al Lugar Único, podemos disfrutar cuando el sol se oculta de Nymphéa, una proyección en el agua teatralizada por la modelo y actriz Laetitia Casta.

BARRIO MALAKOFF – SAINT – DONATIEN

En el oeste de Nantes, más allá de la Rue Henry IV se llega al barrio Malakoff – Saint-Donatien, donde la ciudad respira gracias a extensiones verdes como el Jardin des Plantes. Además del especial parque, tenemos muy cerca el Museo de Bellas Artes, una recopilación de arte deslumbrante.

El Jardín de las Plantas

Uno de los lugares que mejor representa la apuesta por hacer más saludable la ciudad es el Jardín de las Plantas, aunque en realidad el sorprendente espacio tiene sus raíces siglos atrás. Funcionaba como un jardín botánico a donde llegaban especies llegadas de todos los rincones del mundo. Nantes, conectada con los cinco continentes con el principal puerto francés en el Atlántico, posibilitó que los barcos transportasen plantas exóticas. Le Voyage à Nantes aportó con sus pinceladas de arte y color, la introducción de otro tipo de seres que podemos descubrir entre la hierba, flores y plantas.

Arte, paz y naturaleza en el Jardín de las Plantas de Nantes
Arte, paz y naturaleza en el Jardín de las Plantas de Nantes

Claude Ponti, ilustrador y autor de literatura infantil, es el autor de varias de las ideas creativas del Jardín de las Plantas. Cuenta con un Invernadero  y un divertido área para niños con macetas que parecen cavernas o casas de hobbits. Bancos «derretidos», enanos o gigantescos, sirven de imaginación para pensar qué criaturas se esconden en el Jardín de las Plantas. Es posible encontrar alguno dormitando sobre el manto verde como el Dormanron, recortado por los jardineros. Otros, coloridos y juguetones parecen ajenos a las miradas de los visitantes.

El mágico Parque del Jardín de las Plantas de Nantes
El mágico Parque del Jardín de las Plantas de Nantes

Museo de las Artes

Ante tanta eclosión de belleza callejera podemos obviar la presencia del Le Musée d’arts de Nantes. Sería un tremendo error no incluirlo en nuestro tour y visita a la ciudad. A apenas unas decenas de metros del Jardín de las Plantas, el museo lleva más de doscientos años iluminando de cultura a Nantes. Fue promovido por Napoleón Bonaparte, que hizo alarde de su gusto por el arte abriendo simultáneamente otros 14 museos en toda Francia. Sin embargo el edificio actual fue inaugurado en 1900, en un espacio entre la Catedral, el castillo de los Duques de Bretaña y el Jardín Botánico.

Musée d’arts de Nantes
Musée d’arts de Nantes

Desde entonces diferentes maestros de sendas corrientes estilísticas se han ido sumando a los fondos del Museo de las Artes. Tintoretto, Caravaggio , Rubens, Delacroix, Ingres, Courbet, Claude Monet, Paul Signac, Raoul Dufy, Delaunay, Tamara de Lempicka, Picasso, Kandinsky, entre muchos otros artistas, son representantes de una magnífica colección que abarca los siglos XIII y XXI.

LA ISLA DE NANTES – Barrio de la Creación

La isla de Nantes es mucho más que Les Machines de l’Île, y si dedicamos un poco de tiempo a recorrerla, descubriremos cómo ha sido la reconversión del que otrora fue un árido paisaje industrial.

LA ISLA DE NANTES - Barrio de la Creación
LA ISLA DE NANTES – Barrio de la Creación

La isla que «crece»

La isla del Barrio de la Creación es si le aplicamos la imaginación de Julio Verne, una isla que no para crecer, al menos si atendemos a los espacios que gana día a día para disfrutarla.

La reconversión de la zona está permitiendo que nazca un nuevo corazón cultural, social y económico. La apuesta por el turismo y al mismo tiempo como polo tecnológico gana metros en un área antes olvidada para los nanteses.

Antes de entrar a la isla por alguno de los nueve puentes, elegimos al malecón de uno de ellos, junto a Quai de le Fosse para hacer una parada de reflexión y respeto. Estamos en el Memorial de la Abolición de la Esclavitud, un más que necesario recuerdo al turbio pasado que permitió la prosperidad económica de Nantes.

Placa del Memorial de abolición de la esclavitud
Placa del Memorial de abolición de la esclavitud

Bajo el antiguo muelle desde donde se embarcaban a los esclavos, los los arquitectos Wodiczko & Bonder diseñaron un memorial siempre abierto al público. La angostura del espacio sirve para sugerirnos la crudeza imposible de reproducir del transporte de esclavos hacia los ingenios y haciendas de América. La sensación de ausencia de sol y la humedad del cercano Loira insinúan las paupérrimas condiciones que sufrieron centenares de miles de personas con el tráfico de esclavos.

Las Máquinas de la Isla (Les Machines de L´Île)

Herederos de grandes genios de la ciencia, matemáticas e ingeniería como Al-Jazari, Leonardo da Vinci, o Juanelo Turriano, las máquinas de la isla son sin duda la magia en movimiento de Nantes. La genialidad de los diseños, y la realidad de los movimientos de las máquinas hacen que la imaginación o los dibujos animados cobren vida. Las encontramos en los hangares de los antiguos astilleros.

Camaleón mecánico en La Galería de la Isla de Nantes
Camaleón mecánico en La Galería de la Isla de Nantes

François Delarozière y Pierre Orefice fueron los creadores de Les Machines de L’île de Nantes, estructuras mecánicas móviles que causan sensación. El taller de la empresa La Machine, dirigido por F. Delaroziere, es el corazón de Les Machines. Cada máquina se concibe y construye allí, luego se muestra a los visitantes en la Galerie des Machines. Y finalmente las máquinas «salen a comerse la ciudad».

Sin duda, las reminiscencias steampunk de la literatura de Julio Verne, HG Wells, Mary Shelley están detrás de las máquinas. Se aprecia la estética retrofuturista de corte victoriano, con máquinas que cobran vida, y donde el hierro es el esqueleto de los animales de Les Machines de L’île.

El Elefante

El Grand Èlèphant es sin duda el más conocido. En su ruta por la Isla de Nantes, el colosal mastodonte de hierro y madera expulsa agua con su trompa, juguetón con los niños y bromista con los adultos, que tampoco se libran de una ducha. Todos los días desde que se abre la temporada del Voyage a Nantes, el Gran Elefante mecánico realiza un recorrido por la explanada de la isla.

El Elefante, protagonista de las Máquinas de la Isla de Nantes
El Elefante, protagonista de las Máquinas de la Isla de Nantes

Cincuenta personas pueden montar en su interior para caminar siendo el protagonista de las máquinas. Si los doce metros de altura impresionan, esperad a ver sus enormes patas articuladas en un movimiento que parece tan real que si los lectores de Julio Verne lo viesen correrían aterrorizados. Afortunadamente el elefantes es simpático, y lo único que puede hacernos es mojarnos con la ducha de su trompa.

La Galerie

La Galerie es un pabellón que muestra los ingenios mecánicos ya acabados y en movimiento. Manipulados por técnicos, pero también ayudados por los privilegiados visitantes que suben a ellos, se mueven dejando atónitos a los asistentes.

La araña, una de las máquinas de la Isla de Nantes
La araña, una de las máquinas de la Isla de Nantes

La familia crece, y los animales se van confeccionando en el taller anexo que podemos ver en parte mientras los artistas van soldando, ajustando y puliendo los futuros habitantes de Nantes. En 2022 está previsto que la nueva gran atracción esté completada, el Árbol de las Garzas. Allí estarán la oruga usando la elongación de su cuerpo para desplazarse, la hipnótica araña, los colibrís chupando néctar, el oso perezoso caminando lentamente por las ramas, la inquieta hormiga, además de las garzas con sus nidos portables que nos llevan a los humanos como si el pájaro del libro de Los Hijos del capitán Grant se Verne cobrase vida.

El Perezoso en La Galerie de la Isla de Nantes.
El Perezoso en La Galerie de la Isla de Nantes.

El carrusel de los Mundos Marinos

En la explanada de la isla se divisa el mágico Carrusel de los Mundos Marinos (Carrousel des Mondes Marins). El inmenso tiovivo – 25 metros de altura- es otro lugar imprescindible de la Isla de Nantes. A priori se podría pensar que es solo apto para niños, pero el carrusel logra trasladarnos a la infancia a los más grandes con sus animales marinos que nos invitan a cabalgarlos. Peces voladores, cangrejos, un potente calamar, que se propulsa con un chorro, el dragón marino, caracolas, tortugas, caballitos de mar o pez abisal incoloro nos sumergen en un mundo del que no querremos salir. El tiempo se hace corto disfrutando del carrusel, y la cara de la gente -partícipe del movimiento de los autómatas- es de completa felicidad.

Interior del Carrusel de los Fondos Marinos
Interior del Carrusel de los Fondos Marinos

En los tres niveles del tiovivo, que representan los abismos, los fondos submarinos y la superficie de los mares, elegiremos un animal que nos transporte como si de un vórtice se tratase hasta el siempre hospitalario mundo de la sonrisa y el buen rollo.

Carrusel de los Fondos Marinos
Carrusel de los Mundos Marinos

La isla Creativa

Aunque cueste arrancar a niños y adultos del imán de las máquinas de la isla, son muchos los atractivos para hacer un recorrido por ella. Os contamos algunos de los lugares imprescindibles:

Árbol de las cestas

Entre la Galería de las máquinas y el Carrusel de los Mundos Marinos se abre una explanada justo al lado del edificio de los antiguos talleres navales, convertido en la Maison des Hommes et des techniques, sede de exposiciones temporales. En este amplio espacio abierto por donde pasa el elefante mecánico, está el “árbol de las cestas”, una estructura con varias canastas de baloncesto en diferentes alturas. De esta forma varios grupos pueden practicar sus triples en el mismo campo, o incluso pasar de una cancha a otra en apenas un segundo.

Árbol de las cestas
Árbol de las cestas

On Va Marcher Sur La Lune

¿Quién dijo que no se puede tocar la luna? Quizá es un poco exagerado, pero el parque infantil que reproduce la Luna en la Tierra, permite sentir como son los saltos espaciales sin gravedad en la Luna. Los cráteres elásticos hacen que al menos logremos un efecto visual alcanzando la grúa amarilla que tenemos detrás nuestro.

Grúa amarilla de la Isla de Nantes
Grúa amarilla de la Isla de Nantes

Résolution des forces en présence

Mirando al Loira, como un gigantesco puercoespín donde no se distingue el hocico, encontramos la obra de Vincent Mauger llamada Résolution des forces en présence. Las vistas del otro lado del río nos permiten atisbar al imponente destructor Maillé-Brézé. Junto al «erizo» están los canales de botadura de los barcos fabricados en los astilleros, que sin necesidad de imaginar mucho nos recuerdan la gran actividad de producción naval de Nantes.

Résolution des forces en présence, el "erizo" de Nantes.
Résolution des forces en présence, el «erizo» de Nantes.

Pasamos en bicicleta por debajo de la Grúa Titán Jaune (amarilla) para continuar hacia los hangares reconvertidos en espacios creativos, discotecas, cafeterías y galerías de arte. Uno de ellos es el Hangar 32, un espacio de mediación y exposición sobre el proyecto urbano Ile de Nantes. A través de una exposición permanente que se actualiza periódicamente, Hangar 32 proporciona una idea de las diferentes fases del proyecto de reconversión urbana.

Hangar 32 en Nantes
Hangar 32 en Nantes

Los anillos

Una de las obras más fotogénicas de Le Voyage à Nantes (desde 2007) son Les Anneaux de Buren, los Anillos. La sucesión de dieciocho anillos a lo largo del muelle crean una perspectiva visual de profundidad con los edificios de Nantes como fondo.

Los Anillos de Buren en la Isla de Nantes
Los Anillos de Buren en la Isla de Nantes

Cantine du Voyage

Junto a los anillos podemos disfrutar de la tarde esperando el anochecer para que, una vez encendidos, saquemos la fotografía perfecta. En ese compás de espera nada mejor que tomar algo en La Cantine du Voyage, un gran bar con hamacas con las vistas del Loira.  Gran parte de los productos que degustamos en el restaurante provienen del huerto urbano anexo, el Le Potager de la Cantine, presidido por unas enormes botas en la entrada. Allí se cultivan lechugas, tomates, patatas o hierbas aromáticas.

Le Potager de la Cantine
Le Potager de la Cantine

Después de reponer fuerzas seguimos la línea verde hasta el final del muelle. Las paredes de algunos hangares están cubiertas de Graffitis que lo mismo inciden en la denuncia social que hacen un despliegue visual de color y street art. De nuevo la parada nos sirve para echar mano de las anotaciones históricas de uno de los edificios industriales, el Hangar de las Bananas.

Le Hangar à Bananes

Ubicado en un antiguo páramo portuario el Hangar de las Bananas se convirtió en 2007 en uno de los lugares de actividad más emblemáticos de Nantes. Bares, restaurantes, una discoteca, así como una galería de arte (la Hab Galerie) y un teatro se han instalado allí a lo largo de los años.

Grafiti en el Hangar de las Bananas
Grafiti en el Hangar de las Bananas

Construido en 1901, el Hangar de las Bananas  se utilizó desde 1929 para almacenar y madurar los plátanos importados de Guadalupe, Guinea y Costa de Marfil. Continuó esta actividad hasta la década de 1970 antes de caer gradualmente en su abandono. No fue hasta principios de la década de 2000 cuando se reflexionó acerca de su potencial para dar cabida a nuevas actividades culturales y de ocio. También se han habilitado espacios de ocio al aire libre de 1.600 m² dedicados a la bienal de arte contemporáneo “Estuario”.

Como impertérrito acompañante, la «Grue Titan Grise» vigila el extremo occidental de la isla de Nantes, lugar en el que está uno de los muelles del Navibus que conecta con el barrio de Chantenay.

"Grue Titan Grise"
«Grue Titan Grise»

Volviendo sobre nuestros pasos nos introducimos esta vez en el interior de la isla para ver otros puntos de Le Voyage à Nantes que decoran el nuevo área de edificios. Destaca el palacio de Justicia del arquitecto Jean Nouvel, con su piel que asemeja el rastro de una telaraña envolviendo la fachada. Muy cerca está el Metro gigante (Le Mètre à Ruban), que con su juego de hiperbólicas proporciones es muy afamado.

 Metro gigante (Le Mètre à Ruban)
Metro gigante (Le Mètre à Ruban)

Es posible que absortos por la concentración de arte no advirtamos The Zebra Crossing, un paso de cebra que se prolonga hasta el interior del edificio Manny. Otro cruce de peatones peculiar es Traverses, un juego de líneas distorsionadas pintadas de forma psicodélica en el asfalto.

Saliendo de nuevo al río por qué no hacer una parada para jugar al Ping-Pong Park en uno de mesas con formas imposibles. Lo importante no es ganar, si no disfrutar con pistas en forma de bucle o de celdas de colmena de abejas alternadas.

Ping Pong Park de Nantes
Ping Pong Park de Nantes

Y si nos agotamos, un refrigerio junto a un iceberg convertido en bar –L´Absence–, nos mantendrá dentro del sueño artístico de Nantes.

L'absense de Nantes
L’absense de Nantes

BARRIO CHANTENAY

Ya sea partiendo desde el muelle del Navibus junto a la grúa gris en la Isla de Nantes o continuando el boulevard en el que el destructor Maillé-Brézé reposa, alcanzamos el Barrio Chantenay. según ha ido creciendo el proyecto de Le Voyage á Nantes, Chantenay se ha reconectado con propuestas de arte al centro de la ciudad. Aquí encontraremos el Jardín Extraordinario, un espacio con cascadas y parterres en lo que fueron unas canteras de piedra. En uno de los extremos estará ubicado el Árbol de las Garzas, cuya inauguración está prevista en 2022. También hay otras obras de arte como el Belvédère de l´Hermitage, mirador del Loira, o el Museo de Julio Verne.

Museo Naval Le Maillé Brézé

Anclado de forma permanente en el Loira, el destructor Maillé Brézé ejerce de museo naval. Monumento histórico, fue construido en 1957 y estuvo operativo en la Marina Nacional francesa hasta 1988. Visitar su interior nos pone en contexto de la vida de los marineros en el mar durante maniobras.

Destructor Maillé-Brézé
Destructor Maillé-Brézé

Jardín Extraordinario

El Jardín Extraordinario es otro de los aciertos de Le Voyage à Nantes. La antigua cantera abandonada fue recuperada para crear un espacio que se asemeja al bosque subterráneo de Viaje al centro de la Tierra de Verne. Una enorme cascada de 35 metros se precipita desde lo alto como si fuera un río subterráneo que se hunde en las entrañas del planeta. Abajo, un jardín poblado por diferentes especies de flora acuática y helechos, que parecen más propios de tierras tropicales.

El Jardín extraordinario de Nantes
El Jardín extraordinario de Nantes

Los miradores de la parte superior, a los que accedemos por una escalera panorámica adosada a la pared de la cantera, nos permiten disfrutar del Jardín Extraordinario en toda su plenitud.

Jardín Extraordinario de Nantes
Jardín Extraordinario de Nantes

Además, aquí – justo en el lugar en el que vemos un árbol desnudo de color blanco- estará el Arbre aux Hérons, el árbol de las garzas cuyos moradores serán las máquinas que podemos ver en La Galerie de la isla de Nantes. Una vez inaugurado, podremos caminar por sus ramas hasta la copa, donde las garzas volarán llevándonos en sus cestas. De momento las garzas van «creciendo» hasta que el árbol esté finalizado.

Garza en La Galerie de la Isla de Nantes
Garza en La Galerie de la Isla de Nantes

Museo Julio Verne

El museo se encuentra en el interior de una preciosa casa del siglo XIX con vistas al Loira, en lo alto de una escalinata a la que llegamos desde la carretera del río.

Hay quién dice que el museo de Julio Verne le sabe a poco. La realidad es que al escritor hay que buscarle entre los libros, en sus personajes y en las historias, algunas completamente imaginarias y otras tan fantásticas como visionarias. El museo es un espacio coqueto de diferentes salas, donde se exhiben documentos originales, objetos e ilustraciones de la época sobre su vida y el impacto de su obra a través de las decenas posteriores a sus obras. El cine se nutrió de las novelas de Verne y hay un apartado que versa sobre su legado.

Objetos en el Museo Julio Verne.Objetos en el Museo Julio Verne.
Objetos en el Museo Julio Verne.

Para dar más visibilidad a su ciudadano más conocido, el nuevo Museo de Julio Verne tiene previsto abrir sus puertas entre 2024 y 2025. La idea es tratar de hacer más interactivo -y seguramente visual- las historias del escritor de aventuras más famoso.

Muy cerca del museo está uno de los miradores más impresionantes de Nantes, el diseñado por el arquitecto japonés Tadashi Kawamata. La obra se llama el Belvédère de l’Hermitage, y con nuestro paso firme por la pasarela de madera da la sensación de que nos ofrecemos con fe ciega al placer de la observación.

Mirador de Tadashi Kawamata
Mirador de Tadashi Kawamata

Little Atlantique Brewery

Los amantes de la cerveza artesanal, pero también de la historia y la arquitectura, encontrarán fascinante la visita a la fábrica Little Atlantique Brewery. La restauración de un antiguo edificio industrial junto a los astilleros ha ganado premios internacionales, y es un disfrute gastronómico por el maridaje que proponen para degustar sus cervezas artesanas.

Fábrica de cerveza artesana Little Atlantique Brewery
Fábrica de cerveza artesana Little Atlantique Brewery

EXCURSIONES DESDE NANTES

Hay mucho qué ver en Nantes pero siendo la Bretaña una región con muchas opciones para hacer rutas y extender las vacaciones, podemos optar por los Castillos del Loira o por otros lugares alrededor de la ciudad. Por ejemplo si continuamos por el Loira hasta su desembocadura llegaremos al Océano Atlántico y a Saint Nazaire.

Turismo industrial y arquitectónico

En tiempos en los que es menester ensalzar el patrimonio industrial y arquitectónico como catalizar de turismo la capital de la región francesa de Países del Loira, lejos de ocultarlo, lo ensalza con orgullo.

A las afueras de Nantes, en una de las áreas «dormitorio» de la ciudad, arquitectos e ingenieros suelen salirse de la ruta turística tradicional para ver de cerca el proyecto de Le Corbusier conocido como Unité d’Habitation de Nantes-Rezé. El célebre arquitecto, en su búsqueda pertinaz para aplicar de forma práctica el arte de construir, diseño un conjunto residencial en este barrio obrero. Forma parte de otras tres que llevó a cabo en Marsella, de Briey y Firminy, y pese a los obstáculos logró finalizarse en 1955, siendo el nuevo hogar de numerosos trabajadores del puerto de Nantes.

Trentemoult

De hecho, desde la isla de Nantes divisamos una pequeña y colorida población en la parte sur del Loira, Trentemoult. El Navibus, una embarcación que lleva a cabo varias rutas entre los dos márgenes, nos conduce desde Marine & Loire Crossieres, en la Quai Ernest Renaud, a una antigua villa de marineros, hoy zona residencial de los que quieren vivir fuera de Nantes. Tiendas de artesanías y restaurantes se ubican en los bajos de las coloridas casas, para las que se usaron pintura sobrante de los barcos.

Estuario del Loira

El éxito de Le Voyage à Nantes se desbordó, extendiendo las obras a lo largo del estuario. El  itinerario artístico del Estuario se renueva cada año, aunque hay algunas actuaciones que por su éxito e integración en el territorio forman parte del paisaje. Arte y naturaleza se combinan respetándose y al mismo tiempo invitando a la gente a salir a conocer los pueblos de los alrededores de Nantes.

Clisson

Por otro lado, hacia el interior el pueblo medieval de Clisson y sus campos de viñedos nos dan la oportunidad de catar sus excelentes vinos. Es una preciosa villa medieval, peculiar por el refinado estilo renacentista italiano de algunos de sus edificios.

Nantes tiene una magnífica zona de viñedos en sus cercanías. El vino estrella es el Muscadet, un vino blanco seco producido en cuatro denominaciones de origen: Muscadet, Muscadet Sèvre et Maine, Muscadet Coteaux de la Loire y Muscadet Côtes de Grand-Lieu. Se elabora a partir de la variedad Melon Blanc y en cualquier restaurante de Nantes podremos probar sus cualidades.

Nantes ¿Cuándo, cómo?

Nantes con su fascinante propuesta es ideal para conocerla durante todo el año. Evidentemente la primavera avanzada, el verano, y el inicio del otoño permiten disfrutar de mejores temperaturas, y disfrutar del festival  Le Voyage à Nantes

La forma ideal de llegar desde España es por avión ya que en coche por carretera requería extender las vacaciones, existiendo vuelos desde diferentes ciudades españolas. De modo que el aeropuerto de Nantes sirve de entrada a la Bretaña. Un autobús (Navette Aéroport) conecta el aeropuerto con el centro de Nantes en solo 20 minutos.  Realiza tres paradas en la ciudad: Place Commerce, Gare SNCF (estación de tren) o cerca de Lieu Unique.

Una vez visitada la ciudad podemos alquilar coche y hacer rutas y excursiones usando a Nantes como campamento base.

Tarjeta turística de Nantes

El City Pass es sin duda una forma cómoda de visitar Nantes. Hay formatos de 24, 48 o 72 horas, en función de los días que permanezcamos. Engloba la gratuidad del transporte (autobús, tranvía y barcos del navibus), así como la entrada a museos y espacios turísticos como El Castillo de los Duques de Bretaña, Las Máquinas de la Isla y El Carrusel de los Mundos Marinos, el Musée des Arts, El museo de Julio Verne,  además de visitas guiadas por la ciudad o descuentos en alquiler de bicicletas (normales y eléctricas),  comercios adheridos, incluyendo hoteles. El City Pass se compra online en la web oficial, en el aeropuerto o en la oficina de turismo del centro de Nantes.

Viaje a Nantes

Hay quién pretende ver Nantes en un día, harto complicado, y que dejaría huérfano el recuerdo de lugares maravillosos. Un fin de semana permite una escapada, que solo acrecentará las ganas de volver. Tres días son una buena elección para completar un itinerario por los lugares imprescindibles de Nantes, pero sin duda la recomendación es hacer un viaje de una semana que permita extender el recorrido a la costa,  Saint-Nazaire o la ciudad medieval de Clisson y sus viñedos.

Alojamiento en Nantes

Nantes tiene bien cubierto el tema de alojamiento. El crecimiento del turismo ha propiciado que tanto hoteles, alojamientos con encanto, albergues y apartamentos, cubran las necesidades para dormir en la ciudad.



Booking.com

Oficina de Turismo de Nantes

Siendo el público y mercado español -e hispanohablante en general- uno de los más importantes para el turismo de Nantes, cuentan con mucha información traducida, tanto online como en folletos y mapas impresos que podemos recopilar en la oficina de turismo situada en el número 9, de la rue des Etats (frente al castillo de los Duques de Bretaña).

También tienes otra oficina en la isla, dentro de la Station Prouvé.

Más información sobre Nantes en: www.nantes-toursime.com

Más información sobre El Viaje a Nantes: www.levoyageanantes.fr

Mapa acerca de Qué ver en Nantes

Mapa de Turismo Nantes

2 comentarios de “Nantes, la gran sorpresa de arte y cultura de Francia

  1. Muy buena descripción de las cosas para ver y hacer en Nantes. No ha faltado ningún detalle. Gracias por tu dedicación.

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