La Iglesia donde se encuentra el Paraíso.

No todo el mundo lo sabe aún, pero actualmente el Cielo, el paraíso y todas las instituciones divinas se sitúan en plena Savonia del sur, en el centro de Finlandia. Justo ahí, en el país de los lagos y los bosques, donde las ciudades no son más que granitos incomodos pero no letales, en mitad de la naturaleza. El Paraíso, el de la P mayúscula, allá donde los religiosos sitúan todo aquello bueno y perfecto, lo que tanto se desea pero que pocas veces se procura conseguir en esta tierra. Quizá esa paradoja, que todas las religiones han inventado, la necesidad de un paraíso, resume la incapacidad humana para organizar sociedades justas. Y, por tanto, obliga a remitir ese orden perfecto más allá de las puertas de la muerte. La cuestión es muy peculiar y francamente incomprensible, tal vez por ello los paraísos son un elemento recurrente en la literatura y el arte en general. Hay mucho juego y muchas posibilidades en ese mito, tanto cuando se toma en serio, como cuando se utiliza más metafórica o humorísticamente. Con esta digresión, nos vamos a Finlandia.
Arto Paasilinna, un escritor finlandés.

Este blog prefiere acercarse con un poco de humor a todos estos temas tan serios y, además. somos fervientes admiradores del escritor finlandés Arto Paasilinna (1942-2018). Por todo ello, teníamos que visitar la Iglesia donde según él, se encuentra el Paraíso. En realidad, en Kerimäki, en el aire que contiene la iglesia puede que sólo resida el paraíso cristiano, Arto Paasilinna no lo termina de aclarar. Aunque dada su amplitud de mente, puede incluir también el judío, el de los musulmanes, los zoroastrianos o las religiones de Melanesia, quién sabe.
Arto Paasilinna es uno de los escritores finlandeses más populares en el país nórdico y también en el extranjero. Publicó 35 novelas llenas de personajes curiosos y humildes, siempre fieles a unos valores ilustrados, que superan los problemas de la vida, luchan contra la injusticia y buscan el bien común. Crítico con la sociedad de su país, pero siempre desde el humor, Paasilinna siempre mostró una predisposición, poco oculta, por los finales felices. En sus novelas triunfa la Humanidad, con H mayúscula, la justicia y los buenos deseos. Hay siempre esperanza y un porvenir donde, entre las brumas, surge un sol brillante. No obstante, en absoluto se trata de novelas simplistas o políticamente correctas, más bien todo lo contrario. La naturaleza de Finlandia, la historia del país y los animales son tan recurrentes como esenciales en las tramas. Melancólico, pero mucho menos pesimista que las películas de los hermanos Kaurismäki, los libros de Paasilinna son extremadamente vitalistas y luminosos. Un profundo trasfondo político y una implicación progresista indudable, son otras de las tendencias claras en sus libros, con la constante de la sencillez y un humor sarcástico, que va de la mano de la justicia.

Así, dando una vuelta de tuerca más a sus rocambolescas historias, en Tohelo suojelusenkeli, que aún no ha sido traducido al español y que significa, literalmente, el Torpe Angel Guardian, Paasilinna se lleva el paraíso al oeste de Finlandia. En realidad todo comienza en otra novela anterior Auta Armias, cuando Dios se toma un año sabático. Cerca de la actual frontera rusa, en mitad de la Carelia idealizada por Elias Lonnrot y el nacionalismo decimonónico, Paasilinna coloca el paraíso. Pero se trata de un paraíso, cuando menos curioso. Se trata de un lugar lleno de ángeles en pleno proceso de aprendizaje. Una miriada de ángeles guardianes becarios pasan su primera prueba de fuego, acompañar a un humano para protegerlo y acompañarlo. Porque los ángeles, los cristianos al menos, tienen que formarse y pasar un estricto periodo de prueba. Estricto en el sentido finlandés, que es una mezcla de trabajo intenso y de incompetencia graciosa. Todo en palabras del insigne Paasilinna, no seremos nosotros los que afirmemos tal cosa. Finlandia es un país serio y saludable, un país lleno de naturaleza y con poca gente, lo cual ya le garantiza cierta benevolencia en nuestra apreciación.
Finlandia nos encanta, que no quepa duda, por ello hablamos tanto de ella, de su soberbia naturaleza y monumentos, de sus modestos habitantes y de sus tremebundas sensaciones. Lo hacemos de primera mano, porque allí hemos vivido muchos meses y hemos compartido muchísimas experiencias. Un país agradable donde aprender mucho de la vida, que ya es decir.
Por todo ello, cuando Minna Gurney directora de Visit Saimaa, la Oficina de Turismo de la zona, nos sugirió la visita recordamos las enseñanzas de Paasilinna y le dijimos que estaríamos encantados. En Savonia habíamos descubierto Mikkeli y la zona del lago Saimaa, sus focas lacustres y maravillosos alojamientos, las huellas de la guerras ruso-finesa y los posaos del Mariscal Mannerheim, pero ahora nos encaminábamos al Paraíso de Paasilinna.
La iglesia de Kerimäki.

La iglesia de Kerimäki, que lleva el nombre de la pequeña población homónima, es una de las más grandes construidas en madera. En el mundo sólo dos la superan en altura, una en Almaty, en Kazajistán y la otra en la capital de Guyana, en Georgetown. Al parecer a Dios no le ha molestado situar su sede central en la tercera más grande del mundo, Paasilinna no dejó ningún comentario al respecto. La iglesia se construyó entre 1844 y 1847, siguiendo un proyecto del arquitecto Anders Fredrik Granstedt. Está pintada de amarillo y blanco, mide 45 metros de largo por 42 de anchura, formando un edificio compacto de 37 metros de altura, con lo que casi 5000 personas pueden caber en el interior. Aunque situada en un pequeño pueblo de Savonia, se trata de la mayor iglesia de toda Finlandia. El órgano no puede faltar, instrumento indispensable para poner orden entre tanto joven ángel. La carpintería y la ebanistería de la construcción fueron son muy reputadas y mucho más finas que las de la Iglesia de Petäjävesi, del siglo XVIII, que, sin embargo, pertenece al Patrimonio mundial de la Humanidad (es más antigua y particular, pero esto parece que no le llamó la atención a Paasilinna).
A pesar de su bella factura la iglesia de Kerimäki no tiene calefacción, algo que a los ángeles, aún neófitos, parece que no les gusta nada, Paasilinna dixit. A causa del frío, los ángeles se cubren con gruesos abrigos buena parte del año y los feligreses no la usan en los largos inviernos. Con todo, la Misa de Navidad sí que se celebra, con amplia afluencia de gentes y múltiples velas. El retablo de la Iglesia fue obra de la pintora Aleksandra Såltin. Data de 1890, cuando el Gran Ducado de Finlandia obtuvo una autonomía bastante grande, dentro del Imperio ruso. Se escogió como lema de la parroquia la siguiente citación bíblica: ”Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar». (San Mateo 11:28). Paasilinna, que no es que fuera excesivamente creyente, pero que no soportaba la pereza, la codicia ni la injusticia, estaría de acuerdo, para ayudar a los que trabajan y facilitarles el descanso merecido.

Por desgracia, no vimos la sentencia, ni a ningún ángel revolotear por los altos techos de la iglesia, porque no entramos. Cosa extraña, a pesar de llegar en horario de apertura, estaba cerrada a cal y canto y no pudimos visitarla. Tampoco, y fue una pena inmensa, pudimos chalar con el ángel Ariel Auvinen, ni por descontado con el conductor de grúas Pirjeri Ryynänen, que al parecer está substituyendo a Dios, ausente desde hace años. Pero dejemos que Paasilinna nos esclarezca : “Como todo el mundo sabe, el cielo de los cristianos se encuentra hoy en Kerimäki, en Savonia, donde el conductor de grúas Pirjeri Ryynänen lo transfirió a mediados de los años 1980 cuando substituía a Dios, que en la época disfrutaba de un periodo sabático”.
Dicho está, así que ya no nos sorprenderemos más sabiendo que el cielo, y por consiguiente, el paraíso y las academias celestiales se encuentren encima de esa bella, pero modesta iglesia de madera finlandesa. Y eso que los luteranos no son los cristianos más numerosos, y menos aún los finlandeses. Todo eso, aparentemente incomprensible cobra el sentido si pensamos en el carácter laborioso y práctico de los nórdicos. Esa tendencia al consenso, basada, -ahora lo sabemos-, en lo aburrido y fútil de tanta discusión bizantina sobre los colores de un paño. En Finlandia, se evita la consiguiente pérdida de tiempo que esos discutires conllevan. ¿Para qué, si finalmente el consenso, o la extinción, son inevitables? Mejor servirse de ese tiempo disfrutando de la sauna, o en un agujero en el hielo donde remojar y calmar todas las tentaciones. El vapor de la sauna, el löyly, es mucho más efectivo cuando no hay miedos, odios ni malas vibraciones flotando por los aires o anquilosando neuronas. La cerveza sabe mejor cuando no hay hiel en los labios.

Con todo, esto no significa que Finlandia y los finlandeses no puedan batallar. Los pobres soviéticos pudieron comprobarlo cuando Stalin les envió a morir por decenas de miles, sin material ni equipamiento adecuado, en las Guerras de invasión de Finlandia. De hecho, a una hora y veinte minutos del Cielo de Kerimäki, en el Cementerio de Ruokolahti cerca de Imatra, reposa Simo Häyhä. Apodado “la muerte blanca”, allí descansa el francotirador más letal de toda la historia, con el triste récord de casi 600 blancos confirmados. Se cuenta que Häyhä mascaba hielo para que el vaho de su aliento no delatase su presencia. Más de quinientas vidas segadas sin utilizar siquiera una mirilla, porque el cristal produce reflejos, y los reflejos son la muerte en esos menesteres bélicos. Esperemos que el teniente Simo Häyhä, encontrase descanso tras una larga y pacifica vida después de la guerra. Así que, cuidado con los finlandeses cuando se enfadan. Por suerte y por lo general, son gente bastante calmada y que evita la confrontación, siempre que haya una salida más práctica y positiva.
Al no poder entrar a la Iglesia de Kerimäki ni entrevistar a Dios o en su defecto, al ángel Auvinen, tampoco podemos afirmar que el Simo Häyhä esté allí o no. Visitamos su tumba en el cementerio, donde es una más en una hilera de muertos, muchos de ellos prematuros. Paasilinna tampoco lo aclara, pero es seguro que si hay cielo y está en Kerimäki, buena parte de los quinientos de Simo Häyhä pululan por ese cielo tan azul y tan claro que vimos durante nuestro viaje.
En cualquier caso, hay que recordar que Paasilinna y, por defecto, sus personajes, son antimilitaristas y pacifistas. Lo que no quiere decir que, la violencia y la coerción en justa medida, no sean recursos tan útiles como necesarios. Pero sobre todo, Paasilinna odió las armas y amó a los animales, muchos de ellos verdaderos héroes de sus novelas. La liebre de Vatanen, el caballo Heikki, el oso de Huuskonen o la elefante Emilia, son personajes tan importantes como los hombres y las mujeres que recorren la historia de Finlandia, sus altos y sus bajos. Personajes que no olvidan que Escandinavia fue la región más pobre de Europa, que si ahora no lo es, la causa no es ni la vanidad ni el orgullo, más bien el trabajo, la solidaridad y el respeto. Sus personajes pueden ser torpes como el ángel Ariel o el molinero Gunnar Huttunen; dispuestos y resolutivos como el ingeniero Akseli Jaatinen; o inteligentes y cautos como la dulce envenenadora Linnea Ravaska, pero todos son justos, o intentan serlo, al menos a su manera. Quizá la justicia sea el hilo conductor de este viaje indicativo por Finlandia y por todo el mundo a través de los ojos picaros de este finlandés excéntrico y avispado.

Arto Paasilinna murió en Octubre de 2018 tras el verano más cálido que se recuerda en Finlandia. Ese verano nosotros disfrutamos por Finlandia de más de un mes con temperaturas a 30º o más. Descubrimos las maravillas de un país plano y humilde, donde cada lago, cada árbol, cada mosquito parece ser el mismo. Pero no lo es. Un país único donde reencontrar nuestro equilibro y recobrar energía para solventar desafíos universales.
Un año después, visitamos la Iglesia de Kerimäki. Siguiendo al pie de la letra sus escritos, él debía de estar ya sobrevolando el cielo claro de Savonia. Puede, como en el caso de su torpe pero bien intencionado ángel Ariel Auvinen, que esté pasando su periodo de prueba y fuera el último becario del Paraíso. Sería para el Paraíso, el de cualquier religión, en caso de existir, un aliciente y un honor, contar con Arto Paasilinna entre sus empleados. Si está en el Infierno, nuevamente, si es que existe, no dejará de ser buena cosa, ya que el lugar es reputado por sus festejos. Dioses o demonios disfrutarían de su presencia. Sea como fuere, la puerta de la Iglesia de Kerimäki estaba cerrada, y no debía de estarlo ya que era verano. Esto no es normal en Finlandia, donde las normas se siguen sin chistar. Tiene pinta que Paasilinna, o Ariel Auvinen ya habían perdido las llaves!
Como llegar.

En coche se tardan unas 4 horas y pico desde Helsinki, pasando por Porvoo, Kouvola y Lappeenranta, Imatra. Hay que seguir por la carretera 6 primero y luego cambiar a la 14 en Särkisalmi.
En tren se puede llegar hasta la bonita ciudad de Savonlinna en unas 4 horas 20minutos desde Helsinki. Después hay 24 km hasta la iglesia de Kerimäki. Imatra está a unas 2 horas de trayecto en coche.
En Avión, Savonlinna posee un aeropuerto regional con no demasiados vuelos, pero haberlos haylos. Joenssu tiene mejores conexiones pero está más lejos. A no ser que nuestro vuelo llegue a Savonlinna lo mejor es el tren o alquilar un coche.

Mas información sobre Finlandia en nuestra guía www.turismofinlandia.es
Dónde alojarse.

Finlandia posee alojamientos exquisitos, con muy buena calidad, un diseño envidiable o incluso situados en monumentos históricos, edificios y pequeños palacetes del XVIII o XIX; antiguas estaciones de tren o edificios industriales reconvertidos con mucho encanto.
En la zona les recomendamos tres, en Anttola Hotel y las cabañas de diseño junto al lago del Anttolanhovi Hotel.
En Punkaharju Hotelli, el coqueto hotel regentado por la modelo finlandesa Saimi Hoyer es el hotel más antiguo de todo el país, un lugar que hay que conocer y donde hay que alojarse.
Traducciones de los libros de Paasilinna.

Tohelo suojelusenkeli, no ha sido traducido al español nosotros lo hemos leído en sus edición francesa: Les Mille et Une Gaffes de l’ange gardien Ariel Auvinen de 2014. En español hay 10 novelas traducidas, pero hay veinte en francés y sólo dos en inglés. En Francia es un escritor conocido y popular, además una de sus novelas más famosas, El año de la liebre, fue llevado al cine en el país galo.
Para las ediciones españolas pinche en el enlace. Libros de Arto Paasilinna.