Hay muchos lugares en el mundo donde se mezcla mitología y Naturaleza, desde el Volcán Etna en Sicilia donde el cíclope Polifemo fue cegado por Ulises , hasta el Lago Ness en Escocia con su célebre monstruo.
Esta vez aprovechamos nuestro viaje a México para tocar nuestro cielo particular y subir al cuarto pico más alto del país, el volcán del Nevado de Toluca (Chicnauhtécatl), con varias leyendas matlazincas como las de los hermanos sacerdotes, o la diosa de los matlazincas y el sacerdote Xinan.
Desde Ciudad de México es factible llevar a cabo la excursión de un día y regreso a la metrópolis mexicana, siendo necesario madrugar para no encontrar mucho tráfico a la salida.
Aún con las estrellas vigilando el cielo negro acudimos al punto de encuentro para salir con dirección a la Reserva Nacional del Nevado de Toluca, donde se alza el volcán extinto de 4.680 metros de altura. Después de sobrepasar la ciudad de Toluca, ya en el Estado de México, continuamos dejando la carretera asfaltada y continuando por una carretera de tierra (terracería) que nos lleva a la caseta de pago que da entrada a la Reserva. La pendiente aumenta y el camino se hace más estrecho y rudo, con piedras sueltas y un pavimento precario.
A lo largo de la subida en coche las rudas Rosas de las Nieves (Eryngium monocephalum Cav.) muestran su resistencia al frío y a los gélidos vientos, casi siempre cerca de pinos, con los que componen una relación de subsistencia. durante el invierno parece muerta, casi petrificada, con el color amarillo que delata sequedad, pero con la primavera revive, tornando sus tonalidades mucho más vivas.
Desde el refugio se encara la primera parte de la ascensión, una subida continua que desemboca en la Arista de Humboldt, el mirador desde el que distinguimos ya el cráter y los dos lagos del Nevado de Toluca.
La Laguna de Luna (a la izquierda) es de menor tamaño que su hermana la del Sol (derecha), y quizá por ello recibe su nombre, como un astro menor en comparación con la estrella solar. En el fondo del lago alpino equipos de arqueología submarina encontraron piezas que vienen a demostrar el uso ritual del Nevado de Toluca, como lugar místico de adoración a los dioses, con ofrendas cerámicas y animales.
El camino se vuelve e empinar de nuevo y tras dejar la laguna de la luna detrás avanzamos con dirección al Pico del Fraile, que se alza imponente frente a nosotros, detrás del Pico del Águila, apenas unas decenas de metros más bajo.
El tramo del Pico del Fraile es más abrupto y requiere el uso de brazos y piernas para ascender. Sin tener propiamente una complejidad técnica importante, siempre es mejor contar con cascos ya que a los lados se abren acantilados importantes.
En lo alto del pico alcanzamos los 4.680 metros, e hicimos la parada para recobrar fuerzas, comiendo el bocadillo y agradeciendo el café que nuestro guía Bernardo prepara en un momento. Aunque la distancia recorrida no ha sido mucha, se nota el esfuerzo debido a la altura, y ello nos hace pensar en las grandes expediciones de alpinismo a los ocho miles, que siempre se antojan arduas y extenuantes, pero que no se viven igual desde el sofá que con la ausencia del oxígeno aturdiendo la cabeza.
El café y la comida nos hacen espabilar, y pese a las primeras reticencias a alimentarnos, seguimos el consejo de los que hacen esto cada día, y sorteamos las nauseas.
Ahora toca bajar, el sol es de invierno y las horas de sol son menos. El astro sol ya ha doblado la montaña y la cara por la que descendemos está en sombra, haciendo que el viento frío cale aún mas en los huesos.
La ladera por la que se lleva a cabo la bajada es una alfombra inestable de grava y de rocas que se deslizan, por lo que más que pisar, prácticamente esquiamos, ayudados por los palos de trekking, que nos dan estabilidad. Aún así todos resbalamos cayendo de culo al menos una vez. El descenso no conlleva peligro, pero es normal acabar con las reposaderas mordiendo el polvo.
Alcanzamos el lago del sol y casi sin parar avanzamos hasta la última parte del cráter donde el sol aún calienta. Desde aquí aún nos queda una última subida, la que conduce – y concluye – a la ruta circular hasta el Arista de Humbold. Nos volvemos a mirar la vista impresionante de los lagos del Nevado de Toluca por última vez, antes de emprender el último tramo, ya de amable bajada, que termina en el refugio y el aparcamiento.
Información de la ruta
Es una ruta circular de unos 10 km de distancia aproximadamente, con un desnivel de 690 metros, y que se puede hacer en unas cinco horas, dependiendo del nivel del grupo. si hay nieve o hielo la dificultad es mayor y es imprescindible el uso de crampones y piolet.
Cómo llegar al Nevado de Toluca
Se puede acceder en coche hasta el refugio, donde hay un aparcamiento, previo paso de la entrada al Parque Nacional. Si no contamos con coche lo mejor es hacer la excursión con guías profesionales que conocen el terreno. Los cambios bruscos de clima y del tiempo son frecuentes a esta altura, por lo que mejor ser precavido. Además es recomendable llevar agua en abundancia (un par de litros) y barritas o alimentos energéticos. Si bien es cierto que se han dado algunos asaltos, no es frecuente, y es seguro subir hasta el Nevado de Toluca.
Mapa del Nevado de Toluca
Gracias a México Travesías, y especialmente a nuestro colaborador y amigo Bernardo, amable y siempre dispuesto. Un saludo a todo el equipo del Escuadrón Paramédico y Rescate de Querétaro con los que también hicimos la excursión.
Excursiones al Nevado de Toluca
Si te interesan excursiones de aventura, escalada y ascenso a volcanes míticos de México como el Nevado de Toluca, el Popocatepetl, el Iztaccihuatl o el Pico de Orizaba, nos puedes escribir para que te demos más información.
