Causeway Route: la ruta que acaricia la línea costera del Norte de Irlanda

Hemos recorrido ya infinidad de paisajes, calles, mares y cielos y, cada uno de ellos ha sido único y mágico. En nuestros andares viajeros hemos también disfrutado de la compañía de tanta gente valiosa y maravillosa con mil historias interesantes que contar, con el corazón lleno de amor por su tierra que nos han contagiado ese eterno enamoramiento y que gracias a todos ellos y a las postales acumuladas bajo las pestañas, hoy hemos hecho nuestros pedacitos y pedacitos del globo terráqueo. Tenemos inundada el alma de sueños, de felicidad, de vida.

En cada viaje, con cada experiencia uno se hace más humilde siendo conscientes de nuestra pequeñez humana, de nuestra ínfima participación en el mundo, que depende de nosotros sea positiva o lo contrario. Nos hace tangible todo aquello que hay fuera para enriquecernos, para entender que somos todos iguales y merecemos el mismo respeto. A encontrar hermanos, que aunque físicamente sean distintos, el latido de nuestros corazones nos une.

Es por lo que, nuestras andanzas viajeras por Irlanda del Norte han sido una muy grata sorpresa. Teníamos ya planeado el itinerario. Primero iríamos a Derry -a pesar de que nuestro arribo fue en el aeropuerto de una de las ciudades más importantes del Ulster, Belfast– .

Vistas espectaculares del Guildhall desde el City Hotel en Derry
Vistas espectaculares del Guildhall desde el City Hotel en Derry

Derry es una pequeña ciudad que nos gustó tanto que quizás nos faltaron días para recorrerla con más calma y disfrutar de su apacible ambiente, de su belleza, pero sobre todo, de la calidez y amabilidad de su gente, algo que parece ser el común denominador en todo el territorio norirlandés.

Y a propósito de eso, por ello hoy queremos compartirles ésta experiencia giroscópica y resaltar la calidad humana de los irlandeses con un claro ejemplo que se titula:

“El día que conocimos a Billy Scott”

La visita a Derry se había agotado tras dos días intensos, nuestra siguiente destino según el itinerario que había organizado para nosotros la Oficina de Turismo de Belfast en conjunto con la propia de Derry, marcaba dirigirnos hacia la siguiente aventura, tocando de camino puntos emblemáticos de la línea costera hasta desembarcar en la moderna ciudad de Belfast.

Así que por la mañana, aprovechamos una última visita al Tower Museum, y al Guildhall de Derry, -dos imperdibles si estás por allí- y nos dirigimos a nuestro hotel de vistas espectaculares, el City Hotel, para encontrarnos con nuestro chófer/guía que ya estaba esperándonos sonriente y con un singular aspecto bonachón.

"El día que conocimos a Billy Scott"
«El día que conocimos a Billy Scott»

Hay que decir que, aún cuando hables un perfecto inglés, el acento de los irlandeses no es tan fácil de pillar. Son alegres y elocuentes, hablan con desenfado y en esa actitud animada y parlanchina, a veces es difícil seguirles el hilo y Billy, sólo montarnos en su “van” comenzó a hablarnos con ese carácter tan irlandés, que parece que te conocen de toda la vida. Es que de verdad, no quiero ser redundante, pero son cordiales mucho más allá de los modales básicos.

Fue tan simpático y agradable que no queríamos ni interrumpirle diciéndole que nos hablara más pausado, aunque entre sus relatos onomatopéyicos era sencillo ponerse en contexto y entenderlo todo o casi todo jeje. Al cabo de unos minutos, él mismo se dio cuenta de nuestros rostros circunspectos y ralentizó el tono.

Al final del viaje comprendimos que a él hay que dejarle ser y así disfrutar plenamente de sus ocurrencias y talentos histriónico y narrativo porque ¡es una gozada!

Éste viaje con Billy se volvió inolvidable, como no podía ser de otra manera. Lo mismo te puede soltar una canción con su buena voz, que contarte interesantísimos detalles históricos del Ulster con gran conocimiento o bien, entrar en papel y actuar alguna leyenda con teatralidad y capacidades dignas de un primer actor que te pone en situación y te envuelve. Con su amena charla recorrimos la línea de Costa de Irlanda del Norte, una ruta que merece mucho la pena transitar por sus interesantes y bellos parajes.

La primera parada: Gortmore.

A lo largo del camino los paisajes son espectaculares, grandes extensiones de llanuras con tonos contrastantes verdes y color paja, y a ratos casi podemos rozar el mar en el horizonte. Ese mar custodiado por Manannan Mac Lir, una estatua del legendario Dios del mar, que se alza imponente como protector en Gortomore. Deidad que según narra la mitología irlandesa y escocesa, fue el primer gobernante de la Isla de Man. Los Tuatha Dé Dannan, creían que allí poseía un gran palacio y trono. Fue aquí donde obtuvo el nombre de “Manand”, como se conocía antiguamente la Isla de Man. Hijo de Lir (Lir, que significa “mar), dios del mar, asumiría más tarde ese rol, además se le atribuirían también artes de hechicero, como la creencia de que tenía contacto con otros mundos a través de la niebla, donde almas viajaban a la otra vida. Emhain Ablach era una de éstas islas del inframundo y según la mítica irlandesa, estuvo bajo su mandato. Poseía además una capa que lo hacía mimetizarse con el entorno, un casco que cegaba a los enemigos y una espada “Fragarach” que era capaz de penetrar la más férreas de las corazas, así como un barco que navegaba el mar sin velas, ni remos. Ese mar que hoy centinela para la eternidad.

El hermoso paisaje en Gortmore custodiado por Manannán Lir
El hermoso paisaje en Gortmore custodiado por Manannán Lir

Irlanda está llena de leyendas fantásticas y quizás en ello radica parte de su magia. Lo mismo hay historias para explicar un fenómeno geológico como el Giant´s Causeway a través de una disputa entre un par de gigantes, que te hallas a lo largo del camino increíbles castillos desafiando el borde de inmensos acantilados o un puente colgante de de vértigo como el Carrick-a-Rede, usado por temerarios pescadores hacia el siglo XVIII para la caza del salmón. Magia, magia por doquier y despampanantes escenarios naturales.

Por eso no nos sorprende que se convirtiera en un destino preferido para las locaciones de la afamada serie “Juego de Tronos” y es que aquí pasan cosas extraordinarias todo el tiempo. A manera de ejemplo anecdótico, en nuestro trayecto entre Gortmore rumbo a Downhill, encontramos una pareja de recién casados, en plena sesión fotográfica con el hermoso paisaje marítimo de fondo y al acercarnos curiosos, nos dejaron tomar fotos mientras posaban para la lente de su fotógrafa. ¿No es genial la gente irlandesa? ¡Recalco una vez más! Desde aquí queremos desearle una larga vida juntos y felices.

Los paisajes de Irlanda del Norte como escenario natural para una espectacular de recién casados
Los paisajes de Irlanda del Norte como escenario natural para una espectacular sesión fotográfica de recién casados

Playa de Downhill

Nuestra siguiente parada quizás entusiasme no sólo por la belleza de su paisaje, sino también por ser una de las locaciones, como hemos dicho, de la serie Juego de Tronos. En la playa de Downhill es donde se rodaron escenas de la segunda temporada, cuando Melisandre quema a los dioses antiguos y Stannis saca una espada del fuego.

Desde su dorada y fina arena, se puede apreciar como la montaña engulle al que fuera el tren Hydro Electric Tram Track que hace la ruta costera de Busmills, hasta el World Heritage Site de la Calzada de los Gigantes. Hoy usado como ruta turística con trenes de diésel y vapor, pero hacia el siglo XIX fue el primer tren movido por energía hidroeléctrica por sus casi 15 km recorriendo así el Condado de Antrim, desde Portrush, pasando por White Rocks y el castillo Dunluce antes de llegar hasta Bushmills, cruzando después el campo de golf Bushfoot y el río Bush a través del puente Victoria Jubilee -una inmensa estructura de viga-, pasando junto a las dunas de BushFoot para cesar su trote en la terminal cercana al Causeway Hotel.

La playa de Downhill invita a dar un largo paseo bajo el abrazo de un día de sol
La playa de Downhill invita a dar un largo paseo bajo el abrazo de un día de sol

En los 11 km de la playa de Downhill, desde la distancia se puede intuir una maravillosa edificación que se alza al filo de imponentes acantilados y que es el Mussenden Temple construido hacia el siglo XVIII bajo la excentricidad del arzobispo de Derry. No podíamos marchar de ahí sin apreciar de cerca semejante construcción, así que cogimos de nuevo el coche y subimos, 10 minutos después, un par de columnas con dos quiméricos felinos centinelas nos recibían.

Entramos cautelosos, mostrando nuestros respetos a semejantes vigías y hacia el horizonte ya se dibujaban las ruinas del que fuera hogar del Arzobispo. Un cascarón que deja ver la suntuosidad de una mansión a la vera del mar…

Un amplio camino se abre paso trás de la casona para conducirnos hasta el edificio circular abovedado, ese que se otea desde la playa. Su fin: una biblioteca de verano. Lo cual no sólo nos hace pensar en un gran espacio para soñar a través de las letras, sino también con esas espléndidas vistas que nos obsequian toda la belleza  de los paisajes que se pincelan a través de grandes ventanales en cada costado.

¡Ah! Y también alguna que otra oveja pastando en derredor, postal que se repite graciosamente en toda la línea costera. Incluso más de una goza de dotes de “top model”  y posan sin inhibiciones para nuestra lente.
En conjunto, sin duda, un lugar singular y fascinante, que debes visitar sí o sí dentro de la Causeway Route.

Mussenden temple un hermoso hogar para los libros... Para la imaginación...
Mussenden temple un hermoso hogar para los libros… Para la imaginación…

No sé para ustedes, pero para mí, la concepción de un buen viaje, parte de la idea de vivir cualquier rinconcito del mundo, intensamente y con los 5 sentidos, aguzarlos bien para mantenerlos alertas y no perdernos nada. Uno de mis favoritos para poner a trabajar: el del gusto. ¡Sin pensarlo!

Afilo bien las papilas gustativas y me abandono a los placeres de cualquier gastronomía, porque en mi punto de vista, es un “todo concentrado”; una mezcla servida a la mesa de historia, cultura, de la riqueza de la producción local y de la  heredad de generaciones y generaciones que guardan esas manos, que con pericia  armonizan todos los ingredientes a la perfección.

En preludio de lo anterior, ya sabrán que me dispongo a hablarles de nuestra parada a recargar fuerzas y salve hacer todos los honores correspondientes, porque fue una de las mejores comidas que hicimos en éste viaje de prensa. Quizás también por el añadido de la grata compañía de Billy Scott.

Nuestra parada en Harry´s Shack merece ser relatada con detalle. Desde el Mussenden Temple, hasta Portstewart, -la comarca donde se halla éste pequeño restaurante-, hay unas 12 millas, traducido a tiempo real en auto, unos 25-30 minutos. Con un amplio parking y gran demanda nos recibe una pequeña y moderna cabañita de madera a unos 200 metros de la orilla de la playa.

El éxito de la afluencia de comensales, le precede. Afortunadamente para nosotros, la amabilidad irlandesa no conoce límites. A pesar de ser hora pico para comer y con todo reservado, el chico que nos recibió, nos hizo hueco después de relatarle nuestro periplo para estar allí desde tierras lejanas.

Nos sentó sin mucha dilación, gesto que agradecemos infinitamente, porque entre los exquisitos aromas que salían desde los fogones y la pinta de los platos que desfilaban desde la cocina hasta la mesa de los comensales, ¡las barrigas rugían sin compasión!

Billy ya nos había puesto en escena y nos había recomendado su lista de favoritos. Así que sin pensarlo dos veces, nos dejamos guiar por su saber y pedimos los señalados por su preferencia.

De entrante nos trajeron una cazuelita de mejillones, frescos, pero lo que se dice ¡frescos!, preparados magistralmente en su jugo, acompañados de cebada, ajo, perejil y un buen chorro de limón por encima, que si pudieran verme mientras lo relato, se reirían de la manera cuasi “perro rabioso” en que salivo.

Filete de pescado, bien servido con berberechos. Delicia servida en el Harry's Shack
Filete de pescado, bien servido con berberechos. Delicia servida en el Harry’s Shack

Con decirles que, de tan buenos que estaban, ¡se me hizo pequeño!, no quería que se agotara tal manjar. Por si eso fuera poco, le siguió, en mi caso, un filete de pescado bien musculoso sobre una cama de guisantes frescos, con guarnición de puré de patata de textura  satinada y sazón ideal ¡un verdadero festival de sabores!

Para mi compañero giroscópico, una media canal de pescado rebosante de berberechos por encima y una generosa cantidad de alcaparras, coronado con una lluvia de perejil que saltaba a la vista y decía ¡cómeme ya sin piedad! Jejeje Todo ello bien maridado, por supuesto, con una buena cerveza irlandesa.

Fue llegar, tocar brevemente el cielo y estar de vuelta a tiempo para seguir nuestro camino entre esas hermosas vistas paisajísticas de tierras verdes en kilómetros y kilómetros a la redonda, con pequeños y encantadores pueblitos apostados en la línea costera y como compañero de viaje el murmullo del mar que nos canta incansable viejas melodías de historia, de leyendas, de amor y desamor a coro con Billy Scott.

Saliendo un poco de nuestra ensoñación y haciendo un breve paréntesis en consideracion a los entendidos del golf; avante, a escasos metros se encuentra el Royal Portrush Golf Club, -un deporte que es sello característico de Irlanda-, así que para los amantes de dicha disciplina, ahí queda la recomendación del Harry´s Shack, ya sea si vas a disfrutar de un día de playa o a echar un buen partido de golf y viceversa.

Dunluce Castle

En dirección Bushmills, de paso visitamos el imponente castillo Dunluce, otro punto de interés, no sólo por la belleza de ser un castillo medieval desafiando la verticalidad de los acantilados basálticos, sino para aquellos Fans de Juego de Tronos. Dunluce es una locación más en la ruta. En la serie el castillo es propiedad de los Greyjoy en Pyke, en las inclementes Islas del Hierro.

La figura del Dunluce Castle se dibuja en el horizonte, casi mimetizada entre la luz y la montaña...
La figura del Dunluce Castle se dibuja en el horizonte, casi mimetizada entre la luz y la montaña…

Al llegar, la solitaria silueta del castillo derruido, con espadas como halos de luz de un sol que comienza a languidecer, le penetran por sus entresijos, dándole un aire aún más mítico y sorprendente, que nos ambienta y traslada a esa remota época o a sentirnos un personaje más de Juego de Tronos.

Nosotros no nos adentramos hasta sus entrañas, pero si que pudimos rozar la majestuosidad de los muros que aún se sostienen estoicos al paso del tiempo y disfrutar de su grandeza.

La historia del castillo data del siglo XII, fue construido por Richard Burgh –segundo conde del Ulster-. Se cuenta que en la época en que la colonia española intentó una invasión por allá del siglo XVI, la cual resultó fatídica e infructuosa, debido al mal tiempo que suele azotar a las costas de Irlanda del Norte; los españoles se vieron mermados por las condiciones climáticas, sufriendo gravemente por el naufragio de sus navíos y se dice que uno de ellos se hundió en las rocas, lo que hizo que se dañaran los cimientos del Dunluce Castle. Parte de su edificación se ha colapsado y caído al mar. Su deterioro hoy en día es evidente, pero no deja de ser una visita interesantísima y de referencia obligada.

Ahora le sigue una parada que hará muy felices a los conocedores y apasionados de éste néctar, conocido por los irlandeses como “oro líquido” ¿Cuál más? ¡Whiskey!

Una fábrica de la marca Bushmills, nos cierra camino casi voluntariamente y hay que descender sin remilgos, que aunque yo particularmente no soy bebedora de whiskey, nunca está de más probar y conocer. ¡Qué nunca te irás a la cama sin aprender algo nuevo!

La Fábrica de Bushmills, donde dicen "convertir el agua en oro": Whiskey Bushmills
La Fábrica de Bushmills, donde dicen «convertir el agua en oro»: Whiskey Bushmills

Como dato curioso y sabiendo Billy mi nacionalidad mexicana, resulta que la Familia Cuervo, dueños del tequila conocido mundialmente como “José Cuervo” fue propietaria o co propietaria de éste espacio o eso creí entender. Los mexicanos estamos en todos los moles (estar presente en todos los sitios), como decimos en mi tierra y heme aquí como auto-ejemplo, siguiendo los pasos de mis paisanos y disfrutando de lo bueno en Bushmills.

La visita a la Fábrica de Bushmills, nos permite elegir entre varias opciones, además complementarias. Ya sea adentrarnos en una visita guiada a la fábrica para conocer más acerca del proceso de destilación y una cata de la variedad de whiskeys de Bushmills, que posteriormente se puede adquirir en la tienda, así como algún souvenir que tiene como protagonista, obviamente: el whiskey. Como unos caramelos de whiskey que me he cogido yo.

Y si el hambre aprieta, también se puede disfrutar del singular restaurante que sirve almuerzos con pequeñas sorpresas inspiradas en el Bushmills, que cabe mencionar, es un whiskey de triple destilación de malta. Lo que le aporta un carácter diferente, suave y único.

Dark Hedges

Alegres y con cierto aroma a malta, nos dirigimos a un paraje que me entusiasma. Al hacer búsqueda acerca de “Dark Hedges” en el inmenso universo cibernético, te aparecerán fotografías de un místico camino arbolado que se extiende entre ramificaciones entrelazadas que forman un túnel. ¡Algo que no deja indiferente! Es por ello que me comían las ansias de visitarlo.

Pues éste maravilloso camino de hayas, guarda además de una remarcable belleza, alguna leyenda fantástica y es protagonista en una serie televisiva ¿Cuál se imaginan? ¡Juego de Tronos! Por supuesto y aparece en representación del “Camino del Rey”.

Andares de realeza es lo que nos hizo sentir el cobijo bajo la arbolada de Dark Hedges
Andares de realeza es lo que nos hizo sentir el cobijo bajo la arbolada de Dark Hedges

Dark Hedges, es un auténtica estampa que bien podría ser también, escenario de algún film de terror con un poco de neblina y obscuridad. Fue plantado hacia el siglo XVIII por la familia Stuart, con la idea de crear una imponente bienvenida a su mansión gregoriana conocida como Gracehill House. Ese halo de misterio que le arropa, acoge a Lady Grey, otra leyenda irlandesa a la cuenta, quien se dice que en la penumbra aparece como un alma en pena y que al primer resquicio de luz que logra colarse entre los ramales, se esfuma.

Al día de hoy su fama es evidente y es difícil hallar el alma de Lady Grey entre tanto visitante, quizás huye la pobre a refugiarse bajo alguna de las copas esperando un poco de calma y sosiego para pasear bajo su camino encantado.

El puerto de Ballintoy

Nuestra última visita: Ballintoy Harbour. Una locación más de la serie de Juego de Tronos, que aparece como las Islas de Hierro, en una escena donde Theoy Gregory vuelve a casa, entre otras muchas escenas donde aparece Pyke.

El pequeño pueblo de Ballintoy, apenas cuenta poco más de un centenar de habitantes, pero puede abastecer al visitante con pequeñas tiendas encantadoras, alojamiento, restaurantes. Dos iglesias se hallan en ésta villa, una de ellas situada en lo alto de la colina, donde resplandece la blancura de sus muros en contraste con el mar y el verde valle. Hacemos mención porque es una postal bonita para retrato. Ballintoy Harbour, se encuentra muy cerca de la entrada a Larrybane y del impresionante puente de pescadores, Carrick-A-Rede.

Atardeceres como hechos a pincel en Ballintoy Harbour
Atardeceres como hechos a pincel en Ballintoy Harbour

Goza de uno de los atardeceres más espectaculares que mis ojos hayan podido ver hasta ahora. Nos quedamos hasta ver dormir al sol en el ocaso, mientras la impetuosa fuerza del mar arreciaba contra el rompeolas y las formaciones rocosas dibujaban finamente su silueta entre ocres y nubes dibujadas como a pincel.

Costaba despedirse de aquel mágico momento, pero fue el cierre perfecto para ésta maravillosa excursión al lado de Billy Scott, quien al final del día ya no era sólo nuestro guía, sino un amigo para conservar al tiempo y la distancia.

Lugares imprescindibles en la visita a la Causeway Route:

– Gortmore
– Downill (locación de Juego de Tronos)
– Mussenden Temple
– Harry´s Shack (para comer)
– Dunluce (locación de Juego de Tronos)
– Fábrica de Bushmills
– Ballintoy Harbour (locación de Juego de Tronos)
– Dark Hedges (locación de Juego de Tronos)
– Larrybane
– Carrick-A-Rede
– Giant´s Causeway
– Ballycastle

Queremos agradecer infinitamente a Fiona de la Oficina de Turismo de Belfast, quien hizo posible que pudiésemos disfrutar del Norte de Irlanda como lo hicimos. Amable, dispuesta y eficiente, logró adentrarnos con cariño en la magia de éste pedacito de mundo. Gracias también a ti Billy, por hablar con tanta pasión de tu tierra y permitir que nos enamorásemos de ella, a través del calor tu propio corazón que late con fuerza por ella.

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