Regresamos al Tarn-et-Garonne en invierno, ese departamento del suroeste de Francia que tiene tanto que ofrecer al viajero que busca hacer turismo slow. Ni el frío ni la lluvia nos impiden hacer una escapada invernal en la que se conjuga a la perfección aquello que más nos gusta: historia, naturaleza, cultura y gastronomía. Un road trip atravesando el mosaico de paisajes del Tarn-et-Garonne, circulando por carreteras nacionales y parando para visitar pueblos con un rico patrimonio cultural y gastronómico. Montpezat-de-Quercy, el pueblo que abre las puertas del Quercy Blanc y Lauzerte, uno de los tres pueblos del Tarn-et-Garonne que llevan el título de “plus Beaux Villages de France”.
Viajamos al Tarn-et-Garonne también a través de su gastronomía, de una cocina auténtica a base de productos locales que degustamos en alojamientos y restaurantes. Pero también a través de sus vinos con 6 Denominaciones de Origen, dos de las cuales descubrimos en anteriores viajes (DOC Saint Sardos y DOC Fronton). En esta ocasión saborearemos la DOC Coteaux du Quercy en la Bodega de la cooperativa Les Vignerons du Quercy.
Por fin, viajamos al pasado de este rincón de Francia, a una historia que se enlaza con la nuestra propia, la historia de España. La visita a La Mounière, la Maison des Mémoires, al Camp de Judes y al Cementerio Español de Septfonds nos traslada al año 1939, cuando tras la Retirada, miles de españoles huyeron de la guerra y del régimen dictatorial buscando refugio en Francia. En Septfonds se guarda la memoria de este campo de internamiento de refugiados que sufrieron las terribles consecuencias de su destierro. En La Mounière descubrimos también un pedazo de la historia económica y cultural del Tarn-et-Garonne: el desarrollo de la actividad de sombrerería en el siglo XIX – que habíamos conocido en Caussade – y la historia de uno de los grandes pioneros de la aviación.
Este viaje invernal por el Tarn-et-Garonne se completa con el descubrimiento de alojamientos con encanto situados en plena naturaleza. Alojamientos insólitos como cabañas en los árboles y hoteles miradores. Sensacionales en cualquier época del año, pero que en invierno tienen el plus de ofrecer espacios para relajarse, cargar pilas y desconectar de la vida cotidiana. Spas, saunas y tratamientos para los amantes del turismo de bienestar.
Mucho que ver y que hacer en el Tarn-et-Garonne durante todo el año
Situado a sólo 40 minutos de Toulouse y junto a la Gascuña – el departamento de D’Artagnan) -, el Tarn-et-Garonne es un destino relativamente cercano a España, que en cada estación del año nos muestra diferentes caras. En primavera recorrimos el Canal del rio Garonne en bici, una estupenda actividad para descubrir la prolongación del célebre Canal del Midi que atraviesa el sur de Francia desde Toulouse hasta el Mediterráneo.
La capital del Tarn-et-Garonne, Montauban, es una de las ciudades nuevas medievales mejor conservadas del Suroeste de Francia. La llamada “villa rosa” es también “Villa de Arte e Historia” por su riqueza arquitectónica. Sentarse en su bonita Place Nationale de soportales dobles, o visitar el Museo del pintor Ingres y el escultor Antoine Bourdelle, son imprescindibles. Así como la tumba del presidente español de la II República Manuel Azaña, que estuvo exiliado y murió en Montauban.
El otoño es una buena estación para descubrir las Gargantas del Aveyron, que están al noreste del Tarn-et-Garonne. ¡Qué espectaculares las vistas panorámicas desde el Circo de Bône!: el río Aveyron formando meandros gigantes navegables en kayak. Y a orillas del Aveyron, el imprescindible pueblo medieval de Saint-Antonin Noble Val.
Al oeste del Tarn-et-Garonne está Moissac, con su abadía y su claustro Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Muy cerca, otra joya arquitectónica: la antigua Abadía de Belleperche, hoy Museo del Arte de la Mesa. En Moissac en otoño visitamos las viñas de uno de los productos emblemáticos de la gastronomía del Tarn-et-Garonne: la uva Chasselas de Moissac, llamada “semilla dorada”, Patrimonio Cultural Inmaterial de Francia.
En el suroeste está la Lomagne, la llamada “Toscana francesa”, con su paisaje de suaves colinas salpicadas de Pigeonniers, 2000 palomares que forman parte del patrimonio del Tarn-et-Garonne. Alojarse en un palomar es una experiencia increíble. Y un placer recorrer las carreteras de la Lomagne parando en bastidas y pueblos pintorescos, como Beaumont, donde está la Maison Fermant, dedicada al matemático francés. Lindando con el Gers, tierra de D’Artagnan, está la zona de Les deux rives – territorio atravesado por el camino o GR65 – que une las regiones de Occitania y Nueva Aquitania. Tesoros arquitectónicos como Auvillar, entre los “Plus Beaux Villages de France”, o la bella bastida de Montjoi.
En nuestro viaje en invierno al Tarn-et-Garonne regresamos al Quercy Sud-Ouest, tierra de pueblos fortificados medievales y bastidas, como Lauzerte. Y al Quercy Blanc, territorio de trufas, melones y vinos. Tenemos aquí pues variados ingredientes para hacer un interesantísimo viaje al Tarn-et-Garonne en invierno. Ahora sólo tienen que acompañarnos para que se lo contemos.
ALOJAMIENTOS CON ENCANTO EN EL TARN-ET-GARONNE. Vacaciones de relax y bienestar
Alojarse en el Tarn-et-Garonna forma parte del viaje, ya que el departamento posee una amplia oferta de alojamientos con encanto que ofrecen también experiencias. Son proyectos locales que ofrecen un plus, ya sea por su emplazamiento (entorno natural/rural o urbano de interés), ya sea por su arquitectura. Algunos de los alojamientos que conocimos en anteriores viajes al Tarn-et-Garonne eran antiguos palacetes, palomares restaurados u alojamientos rurales con tan poca contaminación lumínica que los convertía en auténticos refugios para observar estrellas.
En este viaje invernal al Tarn-et-Garonne paramos en dos alojamientos sorprendentes: un alojamiento insólito: cabañas en árboles en medio de un bosque. Y un hotel-mirador situado en una colina junto a Lauzerte, con vistas paronámicas espectaculares. Dos alojamientos fantásticos para disfrutar en cualquier época del año, pero que en invierno tienen el añadido de ofrecer spas, saunas y zonas de relajación y masajes. El turismo rural y de naturaleza se funde con el turismo de bienestar.
Un alojamiento insólito. El Domaine de la Male y sus cabañas en los árboles
¡Quién no soñó alguna vez con dormir en una cabaña construida en un árbol!. En el corazón de un bosque de robles de 6 hectáreas, en Puygaillard de Quercy, se encuentra el Domaine de la Male que ofrece al viajero la posibilidad de hacer ese sueño realidad. Varias cabañas construidas en altura, rodeadas de este bosque silencioso, justo lo que mucha gente busca: dormir sin ruidos, en medio de la naturaleza, relajándose y olvidándose del día a día. Sobre todo par aquellos que viven en ciudades ruidosas dormir una noche en una cabaña en un árbol será una auténcia experiencia sensorial.
En la terraza panorámica de la cabaña, un jacuzzi burbujeante nos invita a disfrutar de sus aguas hirvientes cuando la tarde fría cae en el Tarn-et-Garonne. Al entrar en la cabaña un calor gustoso nos abraza y las notas musicales de temas de jazz marcan el ritmo de esta escapada de fin de semana.
Esta fiesta de los sentidos la completa una cesta con productos locales: embutidos, quesos y vinos para degustar entre baño y baño. ¡Qué placer meterse en esas aguas despidiendo la tarde y dando la bienvenida a la luna que está cada vez más iluminada! La lluvia también llega y su goteo sobre las hojas de los árboles es el que ahora marca el ritmo. Dormir en una cabaña en los árboles nos recuerda por un momento a un barco por el ligero vaivén, casi imperceptible. Y por la mañana son los pájaros los que anuncian el principio del día cuando abrimos las cortinas a la naturaleza que nos rodea.
El Domaine de la Male está situado a las puertas del Quercy, a tan sólo media hora de Montauban, 45 minutos de Albi y una hora de Toulouse. Para grupos de amigos o familias también hay cabañas clásicas y casas rurales.
Alojamiento con encanto en uno de los pueblos más bonitos de Francia. Le Belvédère de Lauzerte.
Lauzerte es uno de los pueblecitos más bonitos de Francia, ¡hay muchos!. Un pequeño pueblo medieval construido sobre una pequeña meseta en mitad de dos valles suaves. Por su disposición y su arquitectura, es un pueblecito idílico situado en un entorno de suaves colinas y valles boscosos, donde abundan los castaños. Lauzerte se organiza en torno a una plaza empedrada rodeada de mansiones de piedra y edificios con vigas y entramado aparente de madera, las maisons à colombage.
A menos de tres kilómetros de Lauzerte, frente al pueblo, se encuentra un alojamiento encantador, que integra los lujos necesarios para una estancia idílica en esta Toscana francesa: le Belvédère. Un hotel que ha recuperado algunos edificios de una gran hacienda, creando un hotel de encanto.
Un precioso restaurante nos acoge nada más entrar por el edificio principal. Desde él, se puede ver la gran piscina con borde infinito que mira hacia el pueblo de Lauzerte. En invierno es un gran placer disfrutar del jacuzzi exterior, la piscina de aguas templadas (28ºC) y la sauna con una pared de vidrio que mira igualmente hacia Lauzerte.
Hay siete tipos de habitaciones, desde los 14 a los 40 m2, con salón y terraza privada. Vistas a las piscina, camas amplias y cómodas. Y por su puesto, todo en un ambiente humano y cercano. El número de habitaciones es el adecuado para que el servicio y la calidad sean excelentes.
El Hotel Le Belvedere es perfecto para unas vacaciones de bienestar, de descanso y de relajación. Uno de los servicios complementarios son los masajes, los masajes de piedras calientes, olioterapias y otros tratamientos ideales para descansar y evadirse del trabajo y las preocupaciones cotidianas.
Una de las experiencias más impresionantes fue disfrutar de un masaje personalizado de 45 minutos con aceites naturales en la manos manos expertas de Pauline. Muy recomendable reservar durante la estancia alguno de las terapias y experiencias que se ofrecen en Le Belvedere. Muchas gracias a Marion, la directora por acogernos con tanta atención y cuidado. À bientôt !
Viajar al Tarn-et-Garonne a través de la gastronomía
La trufa negra, el azafrán y el melón del Quercy, el ajo de la Lomagne, las uvas Chasselas y los pollos negros de Moissac, y, claro, el foie gras. Estos son los productos locales estrella de la gastronomía del Tarn-et-Garonne, que permiten elaborar los platos más deliciosos. Es fácil encontrarlos en los mercados de productores o en tiendas de pueblos y ciudades, y celebrarlos en fiestas gastronómicas. En cada alojamiento y restaurante que nos abrió las puertas en el Tarn-et-Garonne tuvimos la fortuna de degustar deliciosos platos elaborados por cocineros apasionados que utilizan como materia prima los productores locales. Una invitación a viajar al Tarn-et-Garonne a través de la gastronomía.
Restaurante Le Clos de Monteils
Françoise y Bernard Bordaries convirtieron este presbiterio de 1771 en un restaurante acogedor donde disfrutamos con platos bien elaborados de cocina evolutiva. Cada plato un regalo para los ojos y las papilas gustativas, que regados por un buen vino de una de las muchas denominaciones de origen del Tarn-et-Garonne, se convierten en un auténtico festín. Situado a las puertas de Caussade, el restaurante Le Clos de Monteils, nos invita a hacer una necesaria parada gastronómica para descubrir este destino a través del paladar.
Le Belvédère de Lauzerte
El restaurante del hotel Le Belvedere es una de las pistas gastronómicas de la comarca nos invita a una velada gastronómica de cocina delicada, preparada lentamente. Las delicias de los productos frescos locales resaltan el gusto de estos platos. Podemos destacar los quesos, leche, mantequilla, así como los zumos y mermeladas de productores de Lauzerte, que degustamos en el desayuno. Huevos cocidos “façon cocotte” con nata, terrina de foie gras, y setas locales que bordaron un delicioso rissotto fueron algunos de los platos que nos conquistaron. Grandes productos del terroir con toques de innovación y sabores que animan y reconfortan elaborados por el chef Stéphane.
Restaurante La Grange (Vazerac)
Terminamos nuestro periplo con sabor a cocina casera y platos a la brasa elaborados por el chef Fabrice Fournié. Una mezcla de platos tradicionales de la cocina francesa con el toque creativo de este chef viajado. Los habitantes de los alrededores conocen bien las delicias del Restaurante La Grange: sus pescados y calamares a la plancha y sus carnes de raza “Aubrac” a la brasa.
Vinos con denominación de Origen “Coteaux du Quercy”. Visita a la bodega Vignerons du Quercy
En este viaje descubrimos también las bodegas de Cave des Vignerons du Quercy, justo en el límite entre el departamento del Tarn-et-Garonne y el Lot. Otra actividad que una naturaleza, economía, trabajo y cultura. Los vinos del Sur de Francia son muy especiales y merecen ser tan conocidos como los Burdeos o Borgoña. Sus vinos nos encantaron tanto que les dedicamos un artículo especial. Para más información usen el enlace.
PUEBLOS CON ENCANTO EN EL TARN-ET-GARONNE
Montpezat-de-Quercy, ciudad medieval blanca
Montpezat-de-Quercy es uno de los pueblos blancos del “Quercy Blanc”, la zona norte del Tarn-et-Garonne llamada así por la roca calcárea de color blanco. Paseamos por sus calles silenciosas, perdiéndonos por callejuelas, admirándonos con sus casas antiguas de entramados de los siglos XIV y XV. En la plaza del Hôtel de Ville o ayuntamiento disfrutamos de un paseo por los soportales contemplando las casas renacentistas. Ni si quiera el frío, que ya se instaló en la región, nos impide disfrutar de la belleza del patrimonio de este rincón del suroeste de Francia.
La Colegiata de Saint Martin es la joya del patrimonio de Montpezat-de-Quercy, edificada a mediados del siglo XIV, un bellísimo ejemplo de arquitectura gótica meridional. En su interior los 5 paneles de tapicería de Flandes de 23 metros situados en el coro, una auténtica obra de arte del siglo XVI que recuerda a un comic donde se relata con abundantes detalles y colorido la leyenda de la vida de San Martín. Una pieza única en el mundo.
Lauzerte, de los “pueblos más bonitos de Francia”
Regresamos a la bastida fortificada de Lauzerte en lo alto de una colina con vistas de las colinas del Quercy Blanc. Parada de una de las rutas del Camino de Santiago Via Podiensis (Camino de Le Puy) y del GR65 que atraviesa 53 km del Tarn-et-Garonne. Uno de los pueblos medievales del Tarn-et-Garonne que tienen el título de “Plus Beaux Villages de France” junto a Auvillar y Bruniquel. Su imagen hoy es muy diferente a la de aquella primavera en que sus campos de cultivo cubrían el paisaje de colores. Llueve sobre este bonito pueblo-mirador, aunque nos lanzamos a curiosear por sus calles principales: la Grand Rue y la Rue de la Garrigue, donde se hallan esas bonitas casas de comerciantes de piedra blanca de los siglos XIII y XIV, cuando Lauzerte era el granero de la ciudad de Cahors.
La Place des Cornières está hoy vacía, pero tiene ese encanto especial de los lugares cuando llueve, la piedra brillante por el agua, el frío que invita a meterse en alguno de los cafés o restaurantes a esperar a que escampe.
La bastida de Septfonds y la industria del sombrero de paja
Septfonds es una bastida, una ciudad nueva creada en la Edad Media bajo un plano regular, organizado en base a calles perpendiculares que confluyen en una plaza central. Este tipo de nueva población fue creado entre el final de la cruzada Albigense y la Guerra de los cien años, es decir entre 1222 y 1373, mayoritariamente en lo que hoy es el suroeste de Francia. La fundación de estos pueblos era normalmente realizada por los reyes franceses, que deseaban asentar su poder sobre territorios recientemente integrados en la Corona. No obstante, los nobles y el clero también son responsables de la creación de numerosas bastidas. Para atraer a campesinos libres y artesanos, las bastidas implicaban ciertas libertades municipales y exenciones o reducciones de tributos e impuestos.
Septfonds es una de las más de trescientas poblaciones creadas en ese periodo. Hoy, las bastidas son pueblos que utilizan ese pasado y su particular disposición arquitectónica como elementos de atracción turística. Muchos de estos pueblos vieron desarrollase las manufacturas y la artesanía, dado que las condiciones fiscales y las libertades políticas eran mucho más beneficiosas para ello. Con la llegada del siglo XVIII y la Ilustración algunas desarrollaron una incipiente industria.
En el Tarn y Garonne una de las primeras fue la industria del sombrero de paja, hecho con paja de centeno. Hoy en día Caussade, población vecina a Septfonds es considerada la capital del sombrero en Francia, pero, en realidad, fue en Septfonds donde surgió esta industria. Fue Pétronille Cantecor, nacida en Septfonds en 1770, quien puso las bases de todo este sector industrial en la comarca a lo largo del siglo XIX.
La Mounière, museo y espacio de memoria y conocimiento.
La industria del sombrero en el Quercy, la zona norte del departamento del Tarn-et-Garonne, es una de las temáticas del Museo y Centro de memoria de La Mounière. En él se muestran tres elementos históricos cuyo punto de unión es el desplazamiento y la internacionalización. Son de gran importancia para la historia de Septfonds , pero que también sirven para pensar el presente. Una reflexión necesaria que hace memoria del pasado y lanza puentes hacia las problemáticas actuales.
Sobre la industria del sombrero se muestran algunos ejemplos de esta manufactura, explicándosenos como se configuró y asentó. También se muestran los lazos internacionales que ya en el siglo XVIII y XIX existían entre Francia, el resto de Europa, la India y Norteamérica. Un ejemplo de mundialización avant la lettre, que muestra que los grandes movimientos económicos siempre han existido.
Además de la visita del museo, hay un recorrido balizado por los antiguos edificios industriales que se encuentran aún esparcidos por la bastida. Con el tiempo, Caussade, mejor comunicada creció más, pero toda la comarca vivía de la producción y exportación de sombreros de diversos tipos. Actualmente ambas ciudades mantienen esa tradición de la industria del sombrero.
Refugiados españoles en Francia. El Camp de Judes de Sepfonds
Un segundo elemento de memoria, y éste muy relacionado con España, es la historia del Campo de refugiados de Judes, situado a unos pocos kilómetros del centro de Septfonds. Este fue uno de los campos donde se internaron temporalmente refugiados que huían de España en 1939. La Retirada fue el comienzo del fin de la II República Española, derrotada por el golpe de estado autoritario y conservador que desembocaría en la dictadura del general Franco. Más de medio millón de personas huyeron de España, tras la caída de Cataluña pocos meses antes del fin de la Guerra Civil Española. Miles de hombres, antiguos combatientes, refugiados, niños y ancianos, residieron en este campo creado rápidamente en ese año. Durante el invierno de 1939 las condiciones fueron muy duras por el frío la falta de comodidades. Muchas personas murieron, y casi un centenar de ellas fueron enterradas en el cementerio Español, que hoy se puede visitar. Un momento complicado de la historia de España y de Francia, donde la posibilidad de una guerra civil también era posible.
Francia vio ejemplos de humanidad generosa, habitantes que acogieron a los refugiados y les ayudaron en lo posible. Un ejemplo: la historia del combate de los Justos, Una historia de resistencia y de salvamento de niños judíos en Moissac. Pero el país también vio la terrible colaboración de Petain tras la derrota de 1940. El Campo de Judes se convirtió en una prisión durante el gobierno de Vichy, por el pasaron también judíos y prisioneros políticos que acabarían en los campos de concentración del régimen Nazi.
La reflexión sobre el Campo de Judes sirve para comprender mejor la Colaboración y la Resistencia en Francia, pero también problemas actuales como la llegada de los inmigrantes a los países ricos. Una reflexión que debe hacernos recordar que fuimos exiliados, emigrantes, perseguidos, minoría. Comprendiendo eso quizá seamos capaces de ser menos egoístas, más comprensivos y generosos ahora que estamos del lado bueno de la frontera.
De hospitalidad y de egoísmo, de acogida y de rechazo se habla en el centro Cultural de la Mounière.
La Epopeya viajera del aviador Diudonné Costes
Por último, el tercer elemento de unión del Museo de La Mounière es la epopeya viajera de otro de los hijos de Septfonds, Dieudonné Costes, pionero de la aviación francesa que realizó, junto a Maurice Bellonte la primera travesía atlántica sur en avión sin escala en el sentido Europa – América en 1927, y norte, en 1930. Espía durante la II Guerra Mundial, Dieudonné Costes colaboró en la victoria Aliada enviando informaciones falsas a los ejércitos del Eje. Por sus viajes y su vida Costes fue otro ejemplo de las relaciones entre territorios y gentes lejanas.
El Museo y centro de Memoria La Mounière se encuentra en la antigua casa de Raymond Peyrières, otro personaje que reunió ejemplarmente esos lazos entre lo local y lo global. Fue comercial de una fabrica de sombreros, resistente comunista y posteriormente detenido por la Gestapo y deportado a al Campo de concentración de Dachau en 1944 donde murió. La Mounière recuerda, con estos ejemplos, a todos los habitantes de la zona, y a través de ellos a todos los inmigrantes, viajeros y resistentes de todo el mundo.
Nos despedimos del Tarn-et-Garonne con retazos de su historia que también es la nuestra, impresionados todavía con los episodios de este pasado no tan lejano. Los recorridos por los paisajes desnudos y los campos en barbecho, por las aceras mojadas de pueblos silenciosos contribuyen a esta sensación de recogimiento y reflexión necesarias, en un viaje que también fue de disfrute.
Cómo llegar al Tarn-et-Garonne
Montauban, la capital del departamento del Tarn-et-Garonne se encuentra a una media hora de la ciudad de Toulouse. Llegando desde España hay que contar con unas 4 hora y media desde Barcelona o Bilbao y un poco más desde Zaragoza, 5 horas y media. Las carreteras y autopistas son muy cómodas, con lo que no es imposible pensar en un viaje para un puente o un fin de semana largo.
Agradecimientos
No queremos despedirnos sin agradecer una vez más la labor de Lauriane Donzelli, jefa de prensa y relaciones públicas de la Oficina de Turismo del Tarn-et-Garonne. Gracias a su trabajo profesional y su gran humanidad hemos vuelto a descubrir las delicias paisajísticas, culturales y gastronómicas de esta parte de Francia que queremos tanto. A pesar de estar convaleciente en su casa, nos acompañó virtualmente y organizó este viaje con total profesionalidad. Muchas gracias de nuevo por ser tan buena promotora y embajadora del Tarn-et-Garonne y de Francia.