Tallin en un fin de semana. Estonia a un paso de Finlandia

La Plaza del Ayuntamiento de Tallinn, corazón desl casco antiguo

Tallin (Tallin en estonio) se encuentra a un paso de Helsinki en ferry, en tan solo 1 hora 45 minutos podemos navegar por el Báltico y visitar la capital de Estonia, una de las ciudades más bellas de los países nórdicos, que posee un casco antiguo declarado Patrinomino Mundial de la UNESCO. Por lo que, en nuestro viaje a Finlandia no pudimos resistirnos a la tentación de embarcarnos y pisar uno de los países bálticos. Aunque no se disponga de demasiado tiempo, se puede cruzar de Helsinki a Tallin incluso en un solo día, saliendo en el primer ferry y volviendo en el último. Daría tiempo a pasar un día en Tallin. Aunque lo más recomendable es estar al menos dos días, con lo que se puede ver ya mucho y visitar la ciudad más tranquilos. Nosotros pudimos disfrutar de un fin de semana, y tuvimos tiempo no solo de ver la Ciudad Vieja de Tallin, sino también el sorprendente barrio de Kalamaja, además de visitar algunos museos, subir a algunos miradores, perdernos en las calles y vivir el fantástico ambiente nocturno de la ciudad, sobre todo en los barrios nuevos.

Y aún así nos quedó muchísimo que ver, porque en cada rincón íbamos descubriendo alguna cosa nueva que visitar, un monumento, un museo, un café,…y hablando con los habitantes de Tallinn, recibíamos información estupenda sobre lugares que visitar o cosas que hacer en la capital de Estonia. Cuando volvimos en el ferry de Tallinn a Helsinki, sabíamos que teníamos que volver a este inagotable país báltico. Cuando vayan, sabrán a qué me refiero.

Reservar ferry de Helsinki a Tallin / Tallin-Helsinki

En ferry de Helsinki a Tallin

Lo ideal es comprar los billetes para el ferry Helsinki-Tallin por internet, así lo hicimos nosotros y solo tuvimos que ir al puerto de Helsinki y hacer el check-in en unas máquinas que nos imprimieron el billete rápidamente. Eso sí, lo mejor es ir con una hora o tres cuartos de hora de antelación, ya que suele haber mucho tráfico de viajeros entre la capital de Finlandia y la capital de Estonia.

Tanto finlandeses que van a pasar el fin de semana a Tallin, jóvenes que van de fiesta, y gente que aprovecha para comprar bebidas alcohólicas, que salen mucho más baratas en el país vecino. Para los habitantes de Tallin, cruzar en ferry a Helsinki también es una ocasión para visitar la ciudad, ir a la isla de Suonmelinna o los muchos museos y eventos culturales que tiene la ciudad. Y después están los viajeros como nosotros que, emocionados, tienen la oportunidad de visitar Tallinn por la cercanía a Helsinki.

El archipiélago de Helsinki desde el ferry que va a Tallinn

El ferry Helsinki-Tallin es muy cómodo y práctico, con los servicios necesarios, incluido internet. A la ida nos tocó un ferry enorme con camarote, y había tiendas y restaurantes, pero a la vuelta se trataba de un ferry más pequeño con un bar. A la ida subimos a cubierta para disfrutar de las vistas de Helsinki desde el Báltico, y 15 minutos más tarde de las panorámicas de las islas que rodean la capital de Finlandia, entre las que destaca Suonmelinna, con su ciudad fortificada, un lugar ineludible si viajan a Helsinki.

El trayecto en ferry de Helsinki a Tallin se pasa bastante rápido, incluso aunque decidan tomar el barco de dos horas. Lo que es aconsejable es salir a primera hora de la mañana, o al menos tomar el segundo ferry, y volver en el último, así la visita a la capital de Estonia se aprovecha al máximo.

Nuestro viaje a Tallin coincidió fin de semana, de viernes a domingo, con lo que pudimos ver la vida de la ciudad en un día de diario y también el ambiente el fin de semana. Amaneció un día azul después de muchos días nublados en Finlandia, casi no podíamos creérnoslo. Desde la cubierta del ferry había una luz especial sobre Helsinki, y fue emocionante pasar por los islotes con una o dos casas, por las islas boscosas con los colores de la “ruska” otoñal, amarillos, verdes y anaranjados, mientras la ciudad iba viéndose cada vez más pequeña. Y, aunque el viento frío castigaba nuestros rostros, nos daba igual; ahí estábamos contemplando estas panorámicas hermosísimas del archipiélago de Helsinki, sintiendo el vaivén apenas perceptible del inmenso barco, de nuevo en movimiento, de nuevo en el camino.

Pasamos casi rozando la isla de Suonmelinna, bellísima, la fortificación, el submarino que visitamos tan solo unos días antes, mientras llovía sobre la isla. Hoy seguro que los visitantes iban a disfrutar de un día soleado en Suonmelinna.

En el ferry a Tallin, Helsinki al fondo

¡Qué diferentes se ven los lugares desde el mar! Otro punto de vista, desde la distancia, fotografías de un conjunto que hace nada habíamos visto por partes, de cerca. Dejamos también atrás Suonmelinna, y decidimos abrigarnos y descansar un poco en el camarote. Pero el recorrido en ferry de Helsinki a Tallin es tan corto que cuando nos dimos cuenta, avistábamos la ciudad en el horizonte, y en nada ya estábamos desembarcando exultantes porque íbamos a conocer, al parecer, una de las capitales más hermosas e interesantes del norte de Europa.

Al contrario de lo que esperábamos, y para nuestro desencanto, en Tallin estaba un día nuboso, otoñal, y tuvimos que esperar al domingo para ver la ciudad con cielo azul. Supongo que cuando se decide viajar por los países escandinavos y bálticos, no se puede esperar tener un tiempo maravilloso, sobre todo a principios de otoño. Desde luego, eso no era lo que iba a disminuir la emoción de la visita.

Tallin, ciudad medieval amurallada

Muralla y torreones de Tallinn desde el mirador de Patkuki

Desde el puerto de Tallinn nos dirigimos al centro a pie, ya que no está demasiado lejos. En nada nos encontramos con la ciudad amurallada de Tallinn, impresionantes fortificaciones y torres que rodean la ciudad a lo largo de 2 kilómetros. Asombrados, comprendemos que el conjunto de la muralla de Tallinn, con sus veintitantas torres – originalmente era cuarenta y seis – sea una de las fortificaciones medievales mejor conservadas de Europa.

Estamos viendo las murallas tal y como las veían en el siglo XIV. Si disponemos de tiempo, esperamos subir al mirador de Patkuki o a la Plaza de las Torres (Tornide väljak), que parece que son los lugares que ofrecen los mejores panorámicas de las murallas de Tallinn.

Entramos en el casco antiguo por calles adoquinadas y todo es color, cada edificio es más bello que el siguiente, no sabemos adonde mirar, tanta belleza nos abruma desde el principio. Cuando llegamos a la Plaza del ayuntamiento (Raekoja Plats), ya estamos totalmente enamorados de Tallinn.

El color de los edificios de la Plaza del Ayuntamiento de Tallinn

¡Y qué decir de la plaza! Símbolo de la capital de Estonia, que conquista con ese colorido, por la tremenda belleza de los edificios, como la antigua Farmacia de los Burchart, la farmacia más antigua de Europa (abierta en 1422), o el ayuntamiento, único ejemplo en Europa de ayuntamiento gótico. Nos quedamos un buen rato asombrados, perdidos en el color de Tallinn, que aún no veremos hoy como veremos dentro de dos días, luminoso, resplandeciente.

Visita a Tallin. La Tallinn Card

Tallinn Card

Antes de comer, decidimos entrar en la Oficina de Turismo, que está al lado de la plaza. Es aconsejable, puesto que tienen mucha información sobre qué ver en Tallinn y varios mapas prácticos con las principales atracciones, museos, miradores, etc de Tallinn.

Además, es una buena idea hacerse con la Tallinn Card, puesto que con ella se pueden visitar más de 40 sitios turísticos, museos, utilizar el transporte público y obtener descuentos en tiendas, restaurantes, excursiones, etc. Según lo que decida visitar cada viajero, pueden adquirir la Tallinn Card de 24 horas, la de 48 horas o la de 72 horas. Nosotros elegimos la Tallin Card de 48 horas, gracias a lo cual pudimos visitar numerosos sitios que nos interesaban, y más que hubiéramos visto con más tiempo. Por eso es bueno reflexionar bien cuál escoger y saber si lo que van a visitar compensa realmente la adquisición, sobre todo para la visita de Tallinn de un día.

Alojamiento con encanto en Tallin. El Hotel l’Ermitage

Tras una deliciosa comida en uno de los muchos restaurantes del centro de Tallinn que, por suerte para los españoles, no tienen horarios, nos dirigimos hacia nuestro hotel, que se encuentra próximo a la Ciudad Vieja. Poca a poco la atravesamos atónitos, deteniéndonos en cada rincón. Caminamos por callejuelas empinadas, de repente nos encontramos con la primera iglesia de estilo ruso que vemos, maravillados, admiramos esas cinco cúpulas y la belleza de su exterior. Por algo, la catedral Alejandro Nevski es Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Para llegar a nuestro hotel, pasamos por la fortificación Kiek in de Kök, con su altísima torre, e imaginamos la fascinante red de túneles que recorren una buena parte de la zona subterránea de las torres del flanco sur de la colina de Toompea.

El diseño contemporáneo del hotel l’Ermitage

Un gran parque lleno de árboles teñidos de amarillo otoñal precede a la calle donde se encuentra nuestro hotel, a un paso del casco antiguo está el hotel L’Ermitage, un edificio con un interesante diseño arquitectónico, de líneas simples y modernas, con una fachada recubierta con bloques como de cobre oscuro que le dan un toque muy contemporáneo al conjunto. Fue diseñado por el arquitecto Indrek Allmann, que se inspiró en la película “The Animatrix”, por la idea de que la realidad es solo una simulación. Hay algunas distorsiones ópticas de la fachada – en perspectiva, la casa parece más baja de lo que es en realidad –, así como un cambio del ritmo de las ventanas.

El diseño interior elegante y delicado, con habitaciones con vistas al parque Hirvepark y a Toompea (la colina de la catedral). Es un hotel donde encontrar la tranquilidad después de un largo día de visita, como su nombre indica. Además, está muy bien situado, desde él puede llegarse en seguida a los barrios más interesantes de la ciudad: la ciudad medieval y el barrio de Kalamaja.

El barrio de Kalamaja, el Tallin más vanguardista

El encano colorido de las viejas casas del barrio de Kalamaja

Amanece lluvioso en Tallinn, aunque la emoción del viaje, de estar en un lugar desconocido es más fuerte, a pesar de que nos toque llevar todo el día paraguas o no podamos disfrutar de algunos lugares como lo haríamos un día azul. Pero en los viajes siempre hay alternativas, nosotros caminamos siempre, aunque sea bajo la lluvia, porque para conocer una ciudad hay que perderse por sus calles.

Mi paraguas rojo contrasta con el cielo blanco, una nota de color en un día húmedo. Para nuestra sorpresa, no es la única: caminamos de pronto por un barrio con grandes casas de madera de todos los colores, que destacan aún más por el día que está. Árboles teñidos de otoño adornan las avenidas silenciosas, embelleciendo el conjunto.

Casas verdes, amarillas, rojas,…construidas en la década de 1920 y 1930, que dotan de encanto a estas calles cercanas al Casco viejo de Tallinn y a las que sorprendentemente apenas llegan turistas. Definitivamente, estamos en el barrio de Kalamaja, que a finales del siglo XIX había sido un antiguo puerto de pesca, barrio de pescadores y constructores de barcos, y con la Revolución Industrial y la conexión por ferrocarril entre Tallin y San Petersburgo se convirtió en barrio obrero.

Puertas de Tallinn, cientos de ellas, de cientos de colores

Las viejas casas conviven con casas de diseño contemporáneo, construidas con nuevos materiales, y en las que destacan los amplios ventanales, características que ya habíamos visto en la arquitectura finlandesa, en las que la luz cobraba gran importancia.

Como siempre buscamos la arquitectura en nuestros viajes giroscópicos, en el barrio de Kalamaja estamos encantados. Por lo que seguimos caminando, y contemplando todas esas casas, a pesar de la lluvia.

Museos asombrosos en el barrio de Kalamaja

Nos tomamos un descanso en el puerto de Tallin y visitamos Lennusadam, el Puerto de los hidroaviones, uno de los museos más fascinantes de la ciudad que forma parte del Museo Marítimo de Estonia. Por una parte, por su arquitectura única de enormes hangares de hormigón que crean un espacio espectacular donde cabe ¡hasta un submarino!. Y, por otra parte, por las exposiciones, espectaculares, que se apoyan en actividades multimedia y otras prácticas, la mayoría conectadas con el período de la Guerra Fría.

Lennusadam, el Puerto de los hidroaviones

Comenzamos tomando algo en la cafetería que está en una zona superior desde donde se puede contemplar todo el conjunto de las exhibiciones, ¡la vista es espectacular! En seguida comenzamos el recorrido que os llevará por la zona de aire, la de mar y la submarina…Atravesando pasarelas vemos barcas y boyas colgadas y llegamos a unos cañones, baterías antiaéreas, ametralladoras que nos atrevemos probar. Después nos metemos en el impresionante submarino Lembit, que recorremos pasmados. Fue construido en 1936 por la Armada Estonia. La visita continúa con una colección de minas y torpedos, y un simulador que imita un vuelo por encima de Tallinn y cuya ametralladora antiaérea puede dispararse de forma simulada, claro, ¡hay cola para jugar!. En lugar de probarlo, vamos al submarino amarillo donde nos cuentan una historia. Y después nos divertimos disfrazándonos del ejército de tierra, mar y aire y haciéndonos unas fotos.

En la parte del aire vemos una réplica de un hidroavión Short 184 británico de antes de la II Guerra Mundial. Podríamos pasarnos horas en el Museo Lennusadam, pero todavía tenemos mucho que ver en Tallinn. Eso sí, antes de continuar, vamos al puerto, donde contemplamos admirados una colección de navíos históricos, entre los que destaca el fantástico rompehielos de vapor Sur Töll, al que nos subimos.

Barrio de Kalamaja

Y muy cerca del casco viejo, visitamos otro sorprendente museo: el Centro de descubrimiento de la energía, un espacio muy divertido del que salimos habiendo aprendido algunas cosas prácticas sobre la electricidad, el sonido, la luz,…Ya que se trata de un estupendo centro de vulgarización científica. Asistimos a una demostración de electricidad estática, y recorremos las numerosas instalaciones interactivas. Otro museo de Tallinn en el que pasar bastante tiempo.

La Ciudad de la Creación de Telliskivi y el Nuevo mercado de la estación Balti Jaam

Seguimos en el barrio de Kalamaja, donde muchas de las infraestructuras industriales se reconvirtieron, creando espacios nuevos que han sido conquistados por los habitantes de la ciudad de Tallinn, sobre todo por una población joven y también por artistas. Muchos de ellos han instalado en estos espacios sus talleres y tiendas de diseño, tiendas de antigüedades, salas de exposición, bares, cafés, restaurantes,…como ha ocurrido con un conjunto de edificios industriales transformados en la Ciudad de la Creación de Telliskivi.

Recorremos los diferentes espacios, nos paramos en una tienda de antigüedades, en varias tiendas de diseño, sorprendidos por el interesante diseño estonio, para terminar en un bar probando alguna cerveza estonia. Escuchamos música, al parecer en Telliskivi se encuentra una de las salas de concierto más populares de Tallinn: la sala Vabalava.

En el nuevo mercado de la estación de Balti jaam volvemos a confirmar que Kalamaja es un barrio original y vanguardista. A un paso de Telliskivi, nos encontramos con un modernísimo mercado, con tiendas de alimentos frescos y restauración, como todos los mercados cubiertos, pero que se ha convertido en un interesante lugar de encuentro, en otro lugar lleno de vida.

El nuevo mercado de la estación de Balti jaam

Vida nocturna de Tallin.

Cuando se acerca la noche, el barrio de Kalamaja todavía no ha terminado de asombrarnos. Seguimos a la juventud a los muchos restaurantes, bares, cafés y locales de música que se concentran en este barrio jovial y vital. El ambiente es increíble, nos lanzamos a uno de los restaurantes que nos aconsejaron en la cervecería de Telliskivi, y no nos decepcionamos.

Un amplio restaurante que debió ser una nave industrial, en el que caben numerosas mesas y sillas. En un ambiente de luz tenue probamos algunos platos de la gastronomía estonia, que nos parece deliciosa.

Seguimos recorriendo el barrio de Kalamaja para conocer por fuera y por dentro los originales locales de moda. Nos entran muchas ganas de quedarnos a vivir una temporada en Tallinn, desde luego es una ciudad llena de vida nocturna, también cultural, artística. Hay mucho que hacer en esta ciudad. Creo que dedicaremos un artículo únicamente al barrio de Kalamaja, la gran sorpresa de Tallinn.

Cielo azul sobre Tallin. La belleza de la Ciudad Vieja

La Plaza del Ayuntamiento de Tallinn

Tras dos días nublados, por fin se cubren de azul los cielos de Tallinn en nuestro último día en Estonia. Corremos desde primera hora de la mañana al casco antiguo para aprovechar al máximo. Sabemos que, por falta de tiempo, no podremos visitar muchas cosas que nos quedarán para una próxima visita: la fortaleza de Kiek in de Kök y los túneles que recorren la parte subterránea, museos interesantes como el Museo de la Ciudad de Tallinn, el Teatro de las Marionetas Nuku, el Museo de Bellas Artes Kumu,…

Preferimos dedicar esta última jornada a callejear tranquilamente por la ciudad histórica de Tallinn, admirando la arquitectura, perdiéndonos por las callejuelas, contemplando la ciudad desde los miradores, entreteniéndonos a comprar algún suvenir en tiendas de artesanía y diseño estonio.

La belleza colorida de Tallinn desfila ante nuestras miradas como si fueran fotogramas de una película: el gris de la piedra de Kiek in de Kök recortándose en ese azul, el rosa pastel de un edificio oficial, el verde de la Oficina de Correos, los dorados de la catedral ortodoxa,…Y las puertas de Tallinn, de todos los colores, de todas las formas, decoradas magníficamente, cada una es una fotografía.

Nos paramos a visitar la catedral ortodoxa de Alejandro Nevsky, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, a pesar de los muchos turistas que se concentran en ella, y a pesar de que acaban echándonos porque hay una ceremonia. Nos da tiempo a contemplar admirados la decoración de mosaicos e iconos.

La catedral ortodoxa de Alejandro Nevsky, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997

Panorámicas de Tallinn. Los mejores miradores

Seguimos callejeando por los suelos empedrados de Tallinn buscando el mirador más adecuado. Es tarea complicada, ya que disponemos de poco tiempo y hay muchos, pero dan ganas de ver esta ciudad desde todos los puntos de vista. Están los miradores más altos, el de la Iglesia San Olav, el de la Catedral de la Virgen maría, la torre del Ayuntamiento de Tallinn, Kiek in Kök, la Torre de la Televisión de Tallinn (que está a las afueras de la ciudad),…También está el mirador de Patkuli, en el casco antiguo, la plataforma Piiskopi, el mirador de Kohtuotsa (en la colina de Toompea) e incluso el Paseo marítimo de Pirita, con vistas de la costa de Tallinn.

Tratando de subir a alguna de las torres de las iglesias de Tallinn, nos topamos con el mirador de Patkuli, en la cara norte de la colina de Toompea. De repente, una fotografía luminosa, llena de color del casco antiguo de Tallinn, de sus murallas y del Báltico al fondo. Todavía es temprano y casi no hay visitantes, por lo que casi podemos disfrutar solos de esta vista panorámica de la capital de Estonia, que desde el mirador de Patkuli se ve bellísima.

Nos quedamos todavía un rato contemplando las vistas, haciendo fotografías.

Tallinn desde uno de los mejores miradores: la torre del campanario de la iglesia de San Olav

Antes de dirigirnos a uno de los miradores más altos de Tallinn, bajamos por el pasaje de Santa Catalina (Katariina Käik), que une las calles Vene y Müüvahe por detrás de la iglesia de Santa Catalina. Por este pasaje pasamos varias veces durante nuestra visita a Tallinn, ya que conduce a puntos estratégicos de la ciudad medieval. Bajando las escaleras nos paramos en algunas tiendas de artesanía y joyerías que ofrecen interesantes piezas de diseño estonio. Más recomendables que las tiendas de souvenirs que hay por otros lados de la ciudad.

Tallinn desde las alturas. La torre del campanario de la iglesia de San Olav

Decidimos subir a una de las construcciones más altas de Tallinn, la torre del campanario de la iglesia de San Olav, con 155 metros. Una subida bastante larga y algo cansada, pero al llegar arriba, las vistas panorámicas de 360º de la ciudad de Tallinn, nos damos cuenta de que realmente valía la pena. El espacio que hay para recorrer la torre es bastante estrecho, por lo que tenemos que ponernos de puntillas cada vez que pasa gente.

Miramos al horizonte, allí está el Báltico, el puerto desde donde saldrá próximamente nuestro ferry hacia Helsinki, el barrio de Kalamaja, las fantásticas murallas y torreones de Tallinn, los tejados del casco antiguo,…Una visita imprescindible si se quiere ver la capital de Estonia a vista de pájaro.

El corazón de Tallinn: la plaza del ayuntamiento

La belleza de la Plaza del Ayuntamiento de Tallinn

Llegamos al corazón de la capital de Estonia, la plaza del ayuntamiento (Raekoja Plats), quizás demasiado turística, pero centro de la vida de la ciudad histórica, donde tienen lugar mercados medievales, ferias de artesanía, conciertos y eventos varios a lo largo del año, como el festival Old Town Days, un carnaval medieval.

Como al resto de los viajero, la Raekoja Plats nos conquista por su colorido y la belleza de su arquitectura que hoy resplandece con este día luminoso. La recorremos con la mirada, el ayuntamiento, único ejemplo de ayuntamiento de estilo gótico. En esta época no hay visitas a su interior, pero sí en julio y agosto, y al parecer es espectacular por sus techos abovedados, las maderas esculpidas y la policromía de sus salas. También es posible subir a la torre, uno de los miradores con vistas panorámicas privilegiadas de la plaza y del casco antiguo de Tallinn.

También está la curiosa farmacia frente al ayuntamiento, la más antigua de Europa, abierta en 1422. No entramos en ella a través de esa puerta colorida, pero sabemos que funciona como farmacia todavía y es también museo farmacéutico donde se exponen diferentes objetos relacionados con la farmacia de los siglos XVI a XX.

La gente aprovecha el fantástico día que hace hoy en Tallinn para tomar algo en las muchas terrazas que hay por la plaza del ayuntamiento. Nosotros continuamos allí disfrutando de la arquitectura, mirando la plaza desde puntos de vista diferentes.

Seguimos nuestra ronda por la ciudad medieval de Tallinn por la calle Viru, una de las arterias principales que desemboca en dos torreones emblemáticos: la Puerta Viru, del siglo XIV. A estas horas, la calles ya comienza a llenarse de paseantes. Es una de las más turísticas por el número de restaurantes, cafés y tiendas de souvenirs.

La plaza del Ayuntamiento desde la farmacia más antigua de Europa

Despedida de Tallinn

Se termina nuestro viaje a Tallinn, pero tenemos la sensación de que algún día volveremos. Es una ciudad que invita al viajero a quedarse, a callejear y perderse por los diferentes barrios: desde el casco antiguo, hacia el mar, el barrio de Kalamaja. Pero también está el barrio moderno de Rotermann, donde se mezcla lo antiguo y lo nuevo de forma perfecta, en el que se encuentra la Casa del Diseño de Tallinn, el Museo de la KGB o el Museo de la Arquitectura de Estonia.

Y el barrio de rascacielos de Maakri, conocido como el Manhattan de Tallinn, donde abundan las tiendas de decoración y cafés excelentes.

Pero Tallinn también se extiende a las afueras, a las que no hemos podido llegar en esta ocasión, donde está el fabuloso Palacio de Kadriog, de estilo Barroco nórdico, con sus impresionantes jardines y el Museo estonio de Bellas Artes. El Castillo de Toompea, que domina Tallinn desde una colina. O la Torre de la televisión de Tallinn, otro de los miradores de la ciudad, cercano al Jardín Botánico, un universo natural de 4500 especies. También a las afueras de Tallinn está el barrio de Nomme, con su propio centro histórico, castillo y encantadoras casas de los años 20 y 30,…

Entrada al casco antiguo de Tallinn

Nos quedamos con demasiadas cosas en el tintero, necesitaríamos al menos una semana para recorrerlo todo, para ver lo que no hemos visto y después volvernos a perder por las callejuelas del casco histórico y por las del barrio de Kalamaja, que nos sorprendió por su encanto y su vitalidad.

Quizás en nuestro próximo viaje, Tallinn sea una puerta para conocer el resto de Estonia, un país que seguro tiene mucha belleza escondida.

Agradecimientos

Gracias a Daily Lehtmets de Visit Tallinn por su inestimable apoyo en nuestro viaje de prensa a Tallinn. Un abrazo para la acogedora Kerli Marmor del Hotel L’Ermitage, un hotel con encanto  junto al centro y el sorprendente barrio de Kalamaja., por supuesto, gracias a Vikings Ferries por llevarnos de Helsinki a Tallin. Un saludo cariñoso a Kristi Parts

3 comentarios de “Tallin en un fin de semana. Estonia a un paso de Finlandia

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