El Parque Natural de la Sierra Morena Sevillana (Reserva de la Biosfera) venía siendo un viaje pertinaz en nuestra lista de deseos al Dios Hermes. Habían sido varias veces en las que en el altar del dios olímpico -mensajero, protector de los viajeros que cruzan las fronteras, pero también advocación del ingenio, de los literatos y poetas- habíamos depositado anhelos y ruegos para conocer la Sierra Norte de Sevilla.
Las alineaciones del azar tienen su algoritmo invisible, su capricho de tirada de dados, su suerte no escrita. Y esta vez, Hermes o quién sabe que otra deidad inventada, dibujó una calzada delante de nuestros pies trotadores. Ante nosotros un itinerario en el que siempre quedan huecos entre las costuras de los retazos de lugares, monumentos y gentes. Se necesitaría una vida para conocer la amplitud de cordillera de Sierra Morena, una década para la sierra norte de Sevilla, y un año para convivir con la gente de sus pueblos.
Estamos en un momento histórico para reflexionar sobre el turismo que queremos, el turismo diverso, sostenible, creativo que necesita el mundo, y en los pueblos del norte de Sevilla tenemos opciones para conocer, disfrutar y divulgar.
Historia
La historia de la Sierra sevillana esta caracterizada por la actividad minera. Desde época prerromana ya hay testimonios de extracción de diferentes minerales, pero son los romanos quienes crean asentamientos de importancia vinculados a esa explotación. Ejemplo de ellos son San Nicolás del Puerto, cerca del Cerro del Hierro o Mulva -también conocida como Munigua, cercana a Villanueva de Río y Minas.
Otra de las características que define la sierra es la transformación de la fisonomía a lo largo de los siglos con castillos y fortalezas, que pasaron de propiedad y uso. Se documentan centros defensivos de los íberos, murallas romanas, visigodas, árabes, reaprovechadas durante el avance de las tropas de la corona de Castilla, y que aún vivieron enfrentamientos durante la ocupación francesa y la Guerra Civil. Hoy son miradores, por un lado hacia el precioso paisaje de la sierra, por otro lado fantásticos observatorios para hacer una introspectiva histórica que nos permita aprender de los errores, mirar hacia el pasado para construir un futuro en el que cabemos todos.
Yacimiento Munigua
Coronado por el Santuario de Terrazas, la antigua ciudad romana de Mulva – Munigua se despliega en sus faldas con los restos del foro, las termas, las casas, la necrópolis y la basílica. Hay solo apenas dos constancias de dos ciudades con santuarios de terrazas en el Imperio, las dos en la región del Lazio en Italia, y precisamente esa peculiaridad, con una colina sagrada presidiendo la urbe, hace que tanto arqueólogos como visitantes se queden fascinados con Munigua. Su acceso es una actividad en sí misma, recorriendo un paisaje sugerente donde la paz y el silencio solo se rompen con el batir de las alas de las aves.
Tierra de Fusión
Uno de los legados más destacados de la Sierra Norte es esa encrucijada donde diferentes pueblos íberos, romanos, árabes y repobladores del norte de la península, fueron convergiendo a lo largo de los siglos creando la maravillosa mezcla etnocultural que hoy forma su población. Las tradiciones gastronómicas tienen tantos progenitores que parecen mezcladas con la paciencia que diluye y transforma los productos locales en suculentas creaciones culinarias. Y qué podemos decir de las composiciones arquitectónicas de ciudades romanas, mezquitas, iglesias, o castillos que a veces parecen una suma de piezas de puzles diferentes. En cada restauración, en cada obra abierta en el subsuelo salen a la luz testimonios de lo que era y de lo que es la sierra sevillana, una cúmulo de retazos.
QUÉ VER EN LA SIERRA NORTE DE SEVILLA
Redescubierta por los propios sevillanos -en estos tiempos de retorno a los pueblos y al turismo de cercanía- que han entendido que los paisajes de su propia provincia tienen muchos más atractivos de los que se pensaba. Sevilla ha mirado muchas veces hacia el mar, y la creación de propuestas turísticas de calidad en el interior está haciendo que la sierra sevillana reciba la atención que merece.
Ciudades patrimoniales
Cazalla de la Sierra, Alanís, Guadalcanal, Constantina, San Nicolás del Puerto, Almadén de la Plata, El Real de la Jara, El Pedroso, La Puebla de los Infantes, y Las Navas de la Concepción son una pequeña muestra de lo mucho que hay por ver y conocer en la Sierra Norte. Componen el Geoparque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, un espacio natural protegido declarado parque natural en 1989. Geográficamente tenemos al norte la comarca de la Campiña Sur (Badajoz), al este la provincia de Córdoba, al sur la Vega del Guadalquivir, la Comarca Metropolitana de Sevilla, y el Aljarafe y al oeste la Sierra de Huelva.
Una vez que se dejan atrás los extensos valles empieza el zigzag de carreteras de montaña no excesivamente retorcidas, lo que permite disfrutar del paisaje. Atravesamos la población del Pedroso y enfilamos Cazalla de la Sierra, que será nuestro campamento base para descubrir el territorio. Bien es cierto que no hemos hecho parada en todos los lugares que uno desearía, pero este primer viaje a la Sierra sirve para fortalecer el interés por volver y volver, sabiendo que la mejor forma de conocer un lugar es volver a vivirlo en diferentes épocas del año.
CAZALLA DE LA SIERRA
Los chicos de Turnature son el mejor exponente de como difundir el patrimonio histórico de la Sierra. Un ejemplo es su tour la voz cazallera, que honrando la famosa expresión que se ha perpetuado durante generaciones: «tener voz de cazalla«, vertebra recorridos culturales por la localidad, sin renunciar a los municipios vecinos, lo que genera una revalorización global del territorio. Para los que no sepan que significa, tener voz cazallera vendría a ser voz ronca, rasposa, fruto de lijar la garganta con los aguardientes anisados locales, típicos de la población.
Con ellos recorremos Cazalla, capital del Reino de España por el breve periodo en el que Felipe V instaló en Cazalla de la Sierra su residencia de verano y la de su corte en el verano de 1730. Desconocemos si curó la depresión que le llevó a descansar en Cazalla, pero por lo pronto sus deseos de abdicar quedaron menguados, y quién sabe si a ellos contribuyó la calma de la sierra y el buen vino. Hoy la producción de vino sigue viva, después del parón provocado por la filoxera, siendo tierra de buena miel, aceite y por supuesto de anís, con dos fábricas supervivientes de las quince con las que contó Cazalla.
Qué ver en Cazalla de la Sierra
Son varios los lugares interesantes de Cazalla de la Sierra, empezando por la Plaza de Toros, la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, el Convento de San Agustín (hoy Ayuntamiento), el Convento de San Francisco (Mercado de Abastos), la ermita del Carmen, el Centro de Interpretación del Aguardiente, el hotel Palacio de San Benito y la Cartuja a las afueras de la población.
Es precisamente el Monasterio y la Hospedería de la Cartuja de Cazalla un remanso de paz. Acompañados del poeta Antonio Parrón, recorremos el espacio restaurado, donde él paso su infancia jugando entre los restos del conjunto monástico de finales del siglo XV. Escuchar sus poesías en el refectorio, en el interior de la iglesia cartuja o en el espacio del antiguo atrio son un homenaje a la reflexión, a viajar con la memoria y las palabras.
GUADALCANAL
Es entre otras menciones, especialmente grato encontrar la de Rinconete y Cortadillo, una de las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes, mencionando el célebre «vino de Guadalcanal». Poco rastro queda del vino tras la filoxera, pero si encontramos un conjunto monumental muy atractivo.
Qué ver en Guadalcanal
Impacta conocer la existencia de las curtidurías o tenerías, halladas durante la reforma de una de las calles del centro de Guadalcanal. Datadas y protegidas para mostrarse en un posible futuro como recurso histórico, se han marcado perimetralmente con mampostería para indicar su ubicación. También han sido identificados los restos de la alcazaba árabe junto a la Iglesia de Santa María de la Asunción, así como el trazado de varios tramos de muralla.
No es menos impresionante admirar la Almona, el edificio civil más antiguo de la provincia de Sevilla (1307). Antiguo almacén obra de la Orden de Santiago, hoy podemos ver su estructura mientras humedecemos el gaznate en el bar en el interior de la Almona.
La Parroquia de Santa María de la Asunción cierra una de las esquinas de la céntrica Plaza de España, espacio en el que también encontramos el Ayuntamiento y la antigua Iglesia de San Vicente. Mezcla de estilo gótico-mudéjar, con planta de cruz latina, el peculiar acceso de lleva a cabo por una de las naves que da a la plaza. La parte exterior del ábside y la torre reloj engañan al viajero ya que son un añadido de los años 30 del siglo pasado. Pero a su lado aún podemos distinguir la puerta de la sacristía, con el característico arco de herradura de la antigua alcazaba árabe.
Si encontramos la Plaza de Abastos abierta podemos entrar para ver el edificio, que antes de ser desacralizado con la desamortización fue la Iglesia de San Sebastián. De corte gótico-mudéjar, son destacados los arcos transversales apuntados.
También merece la pena ascender hasta la Iglesia de Santa Ana. Las vistas de Guadalcanal son sobrado motivo, pero aún lo es más entrar en su interior para ver las capillas y retablos de los siglos XVII y XVIII. De estilo mudéjar (finales del siglo XV y principios del XVI) acoge el el Centro de Interpretación de los atractivos naturales de Sierra Morena.
Dedicando un par de días más podemos hacer excursiones a las ermitas en las afueras como las de San Benito y Nuestra Señora de Guaditoca, patrona del pueblo, o conocer el Convento del Espíritu Santo en el mismo Guadalcanal.
Mirador de la Capitana
Desde Guadalcanal una ruta que podemos cubrir a pie, en bicicleta o en coche nos conduce al Mirador de la Capitana y la Sierra del Viento. Es uno de los lugares idóneos para contemplar el atardecer las aves rapaces. Emboscadas en los últimos rayos de luz salen a buscar comida, ofreciendo un ritual de caza. Cuando el sol colorea las nubes rayando el horizonte, nos sentamos a disfrutar de ese último soplo de luz que acaricia la cara. El Cerro de La Capitana es el punto más alto de la Sierra Morena Sevillana con 960 metros, y desde aquí obtenemos una vista panorámica de parte de la cordillera que se extiende por el norte de Andalucía, con sus relieves que semejan las formas de vaivén de un mar infinito.
CONSTANTINA
Las «Cuestas» son el inconfundible nombre para las calles que ascienden hacia el castillo, de forma poligonal, noventa metros de diámetro y con una barbacana defensiva. A medio camino encontramos las abigarradas casas de «La Morería» que mantienen las formas de construcción y el trazado musulmán. El contraste urbanístico es el centro del Valle de la Osa, junto al río de la Villa, con amplias casonas que demuestran el poder económico de comerciantes, industriales y terratenientes que edificaron sus casas en los siglos XV y XVIII en estilos neoclásico y regionalista. La indisoluble relación con el vino, las actividades agrícolas, ganadería, maderera, cárnica, o por supuesto de las fábricas de anisados se evidencian con almacenes y bodegas. En la plaza de Llano del Sol nos topamos con la Iglesia Parroquial de Santa María de la Encarnación en estilo mudéjar sevillano.
Pozos de la nieve
Dick y Dominique nos esperan con una sonrisa nada más llegar a los Pozos de la Nieve. El viajero suele llegar intrigado a este lugar, atraído como un niño por la curiosidad de cómo se podía fabricar el hielo. Y es que en lo que hoy es un maravilloso alojamiento rural se construyó en el siglo XVII, un un edificio que tenía el privilegio real de la producción de hielo.
La temperatura en la Sierra siempre es más baja que en la capital sevillana, pero incluso es más baja a las afueras de Constantina donde están los Pozos de la Nieve. Bajo el alto donde está el edificio, en unas estructuras rectangulares, el agua se quedaba congelado. La orientación norte y el frío permitían que el agua quedará compactado como hielo, y luego era llevado al interior de la fábrica, para almacenarse en unos inmensos pozos. Para facilitar su conservación y para cortarlo posteriormente para su transporte a Sevilla, se mezclaba con paja.
El proyecto de recuperación y restauración de los Pozos de la Nieve de Constantina es un ejemplo de como el turismo industrial y la revalorización del patrimonio genera escenarios turísticos de calidad.
Bodegas Fuente Reina
Detrás de la historia la Bodegas de Fuente Reina en Constantina encontramos un hilo que se desenreda de una madeja llena de sorpresas. La finca de la Purísima Concepción está situada en plena dehesa de Constantina, en un paisaje de pequeñas colinas con bosques de encinas y alcornoques, suelos pizarrosos y unas condiciones climáticas muy favorables para la elaboración de vino. Región histórica desde tiempos romanos, el vino de la sierra sevillana fue fiel acompañante de los marineros hacia el mercado de las Américas. Miguel de Cervantes o Lope de Vega lo hicieron inmortal mencionándolo en sus obras y solo la filoxera sesgó su producción.
El edificio de la Hacienda Purísima Concepción es del siglo XVII y Óscar Zapke e Íñigo Manso de Zúñiga, bodeguero y enólogo pusieron la vista en él. Tras la compra de la hacienda y su rehabilitación a finales del siglo pasado, los campos de vides cobraron vida de nuevo, con cepas de Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Garnacha Tintorera. Lo peculiar de la historia es el hallazgo de inmensas tinajas del primer tercio del XVII donde se almacenaba el vino, un verdadero tesoro patrimonial que aún podemos admirar dentro de la hacienda.
La intención de Fuente Reina hacer vinos de calidad, con mucho carácter y un aroma y sabor muy destacado. Hemos paseado por sus campos, disfrutando de la vista y la charla con Pascual, que es como nosotros un hombre orquesta, un trotamundos, y sobre todo un apasionado de lo que hace.
VILLANUEVA DE RÍO Y MINAS
Villanueva del Río y Minas tiene un paisaje urbano anárquico, fruto de la construcción de barrios alrededor de los diferentes pozos mineros. Los edificios mezclan rasgos regionalistas y racionalistas, con la sobriedad y funcionalidad que le caracterizaba a las casas e instalaciones mineras, pero con guiños neomudéjares.
Explotado ya por los romanos, el primer despegue minero de las minas de carbón fue en el siglo XVII, momento en el que el mineral se transportaba hacia Sevilla en barcazas. Sin embargo fue a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo pasado cuando tuvo su mayor auge económico. Hoy, -como suele pasar con las poblaciones volcadas en la minería- supera décadas en los que languideció con la despoblación. El Conjunto Histórico de Minas de la Reunión lo forman las instalaciones residenciales e industriales de la explotación minera. El Pozo 5 ha sido recuperado para ser testimonio del importante patrimonio industrial de la sierra sevillana. Así mismo se puede pasear alrededor de la denominada corta de San Fernando, hoy un lago azul de colores intensos. La ruta guiada visitando el pozo nº 5 (con la cabria, casa de máquinas, chimeneas, central térmica llamada el “Castillete”, el edificio Mengemor, las salas de calderas de marca Babcok Wilcox, el edificio de bombas Kaselowsky de desagüe y la estación de ferrocarril), permite hacerse cuenta de la magnitud de la explotación minera de Villanueva de Río y Minas.
SAN NICOLÁS DEL PUERTO
San Nicolás del Puerto, fue asentamiento celta con el nombre de Iporci. Los romanos también la habitaron, dejando rastro arqueológico en el puente sobre el río Galindón, luego reformado y robustecido en la Edad Media. Durante el periodo árabe se iniciaron las explotaciones de las minas de plata, y su impronta aún se observa en los cultivos y en una de las torres de la gran fortaleza. Dos de los puntos naturales más importantes de la sierra sevillana, monumentos naturales, se encuentran en los alrededores, como son las cascadas del Huéznar y el Cerro del Hierro.
ALANÍS
Antes de acometer la visita al pueblo de Alanís nos atrevemos con una ruta por los alrededores, divisando el sobresaliente castillo desde la distancia. Descubrimos antiguos refugios de pastores, como la Turruca, que se usaba como cuarto de aperos en la era. A cada paso se observan las formaciones geológicas que componen el subsuelo de la sierra sevillana.
El hoy vacío patio de armas del castillo sirve como fuente de inspiración del ajetreo en tiempos pasados, con la pugna fronteriza entre las coronas hispánicas y los califatos, o con el asedio de las tropas napoleónicas en el inicio del XIX.
Frente al ayuntamiento entramos a conocer la Iglesia Nuestra Señora de las Nieves, para deleite visual admirando el retablo barroco del siglo XVI.
Alanís cuenta con otros monumentos religiosos interesantes como la Ermita de San Juan. (S XIV) de estilo mudéjar y situada junto al castillo, la Ermita de Jesús Nazareno, la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias o la Ermita de San Miguel de la Breña. Y si nos atrae el mundo del jamón ibérico podemos visitar la fábrica de los Romeros de Alanís, de la que sin duda saldremos valorando la calidad de los productos del cerdo de raza ibérica.
NATURALEZA DE LA SIERRA
La sierra tiene ganado el corazón de los urbanitas, y la propia gente que habita sus pueblos está concienciándose de las maravillas naturales que atesora. Son varios los puntos que hemos conocido en nuestro viaje, desde el Monumento Natural de Cerro de hierro y las Cascadas del nacimiento del río Huéznar en San Nicolás del Puerto, al Mirador de la Capitana a las afueras de Guadalcanal, o las suaves colinas de Constantina con sus hileras de vides creando perspectivas de grecas que cambian mientras conducimos por la carretera. Otros paisajes son fruto de la intervención del ser humano, como el Embalse de José Torán, emplazamiento ideal para la práctica de kayak, canoa y otras actividades náuticas. El nombre es un homenaje al ingeniero José Torán, eminencia internacional en la construcción de presas, y a quién debemos las escolleras denominadas tetrápodos, que merman el golpe de las olas.
Monumento Natural de Cerro de Hierro
A apenas 5 kilómetros, al sur de San Nicolás del Puerto, el cerro del Hierro es no solo un espectáculo visual majestuoso. Al incuestionable valor fotográfico hay que añadir el histórico, el geológico y paisajístico. Mina ya desde antes de los romanos, bajo el caprichoso terreno kárstico, se formaron minerales como: la calcopirita, el cuarzo, o la malaquita, entre otros muchos. El origen de estos minerales proviene del periodo Cámbrico, cuando este terreno era un mar con bajos fondos de arrecifes y antiguas esponjas, que millones de años después se convirtieron en vetas ferrosas depositadas entre el material orgánico.
Las cuevas, altos y peñas atraen a diferentes aves que anidan en las oquedades de este maravilloso recinto. Los senderistas que pasean por los diferentes caminos que horadan el cerro, o los escaladores que trepan por las paredes, conviven con el vuelo de búhos reales y cigüeñas negras en la denominada: ‘Siberia sevillana’.
Industriales escoceses trajeron mineros ajados en las minas británicas para trabajar en el cerro del Hierro a finales del siglo XIX. Un trazado de ferrocarril partía de la mina del Cerro del Hierro hasta el puerto de Sevilla transportando el mineral de hierro. Nada más llegar en bicicleta por la vía verde que hoy sustituye las traviesas del tren, se advierte el antiguo poblado minero, habitado aún en parte, junto a restos de la maquinaria o la iglesia anglicana.
Cascadas del Huéznar
El segundo monumento natural que encontramos en San Nicolás del Puerto son las cascadas del Huéznar. Envueltos entre naturaleza, pequeños saltos conocidos como Chorreras, brincan y serpentean creando un sugestivo espacio natural donde habitan especímenes de martín pescador, azor, nutria, galápago leproso o trucha. La sombra de sauces y fresnos, de madroños, durillos o arrayanes sirve de refugio contra el calor.
Accedemos a las cascadas con la ruta en bicicleta de la vía verde de la Sierra Norte, una antiguo trazado ferroviario que asciende suavemente hasta las antiguas minas del Cerro del Hierro.
Convertido en un reclamo turístico, urge cuidarlo y fomentar la pedagogía para no estropear su entorno con la saturación humana y los residuos. El baño está prohibido, y aunque la tentación apriete, hay que ser responsable para con su conservación.
ACTIVIDADES PARA HACER
El tiempo falta para contentar los deseos de actividades que se amontonan en la lista de apetecibles por hacer: kayak, rutas en bicicleta, senderismo, visitas a bodegas de vino o licores, escalada, observación de aves, sesiones nocturnas de astrofoto, o rutas mineras entre muchas más. Os contamos algunas de ellas:
Astrofotografía
Sierra Morena se ha convertido en la Reserva y el Destino Turístico Starlight más grande del mundo. Se distribuye a lo largo de 400 kilómetros distribuidos en las provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla y Huelva, son ya 57 municipios, cubriendo más de 400 mil hectáreas en seis parques naturales: Parque Natural de Despeñaperros, Parque Natural Sierra de Andújar, Parque Natural de Cardeña y Montoro, Parque Natural Sierra de Hornachuelos, Parque Natural Sierra Norte de Sevillla y Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Por las noches el espectáculo viene del cielo. Los cielos de la sierra, libres de la contaminación lumínica instan a que estrellas tímidas desplieguen toda su luz iluminando nuestros ojos. Las constelaciones, planetas, y ocasionales cometas, nos trasladan sosiego mientras a simple vista ya nos arrojan serenidad. En numerosos puntos de la sierra podemos encontrar emplazamientos envidiables para que el cielo nocturno cobre su máximo esplendor. La observación de estrellas y el turismo de astrofotografía ganan seguidores como si alumbraran el nacimiento de nuevas estrellas. Actividades dirigidas por empresas especializadas siguen esta estela en la que los únicos cañones que apuntan al cielo son los potentes telescopios que permiten acercar las estrellas a la Tierra.
Bicicleta
Caminos poco transitados, veredas acogedoras con sombra centenaria, rutas rompepiernas o itinerarios más tranquilos y familiares para ir con niños. En la Sierra sevillana las posibilidades para practicar la bicicleta son múltiples. Lo saben bien los urbanitas que aprovechan el fin de semana para escaparse pertrechados de sus bicicletas, y grupos de bikers extranjeros que poco a poco hacen que fluya de boca en boca los nombres de los trazados que sirven de reclamo cicloturístico. La más conocida es la Vía Verde que va desde la estación de tren de Cazalla – Constantina hasta el Cerro del Hierro. Sin tener que traer la bicicleta podemos alquilarlas allí mismo, gracias a que hay empresas que han aprovechado el tirón del recorrido. A medio camino encontraremos las Cascadas del Huéznar, justo después del Batán de las Monjas, donde uno duda entre comer mucho y bien, o no excederse para lograr pedalear después. En lo alto nos espera el Cerro del Hierro, un paisaje sobrecogedor, resultado de la erosión y de la actividad minera desde tiempos romanos.
Geoturismo
El Cerro del Hierro o Villanueva de Río y Minas constituyen dos de los variados emplazamientos que han aprovechado su pasado minero para reconvertirse en destinos turísticos. El geoturismo en Andalucía ha crecido gracias al interés de revalorización del patrimonio industrial, y a la apuesta por recuperar la historia de las personas que trabajaron en sus minas.
Gastronomía – Restaurantes donde comer
La gastronomía es un eje sobre el que orbita el turismo de la Sierra Norte de Sevilla. La calidad de los productos km cero sigue fiel a las recetas de comida casera arraigadas desde hace siglos. Las setas, los espárragos silvestres, los berros, las tagarninas, el jamón o la miel son algunos de los productos típicos de la Sierra Norte de Sevilla. El peso de los productos cinegéticos es importante pero la variedad de setas, quesos, miel, o anisados, atrae a muchos viajeros que buscan un turismo gastronómico de calidad.
Si empezamos por el sur de la Sierra, en el Pedroso hay que parar para saborear las chuletitas de cordero y los guisos de caza, mientras que en La Puebla de los Infantes las carnes locales son su especialidad.
En Cazalla de la Sierra sobresalen la caldereta y las tagarninas, y por supuesto postres caseros como la torta de almendra y los alfajores. Mientras que en Constantina además de los embutidos, las setas de álamo en salsa y el aceite de oliva de almazara empleado como producto que va con todo son imprescindibles.
En Alanís y Almadén de la Plata encontramos delicias como pierna de chivo, el venado, las tortas de manteca, o los gañotes. Los productos derivados del cerdo ibérico, como el chorizo ibérico y el jamón ibérico; las carnes de caza, las migas molineras o postres caseros, como las melojas y buñuelos con miel y canela. En Alanís podemos visitar la fábrica de jamones y embutidos Los Romeros de Alanís, que se ha convertido en un referente del cerdo ibérico de calidad en la provincia de Sevilla y en Andalucía. Otro punto de interés gastronómico en Alanís es el Obrador artesanal Forum, cuyos pasteles y dulces harán las delicias de los golosos.
Hacia el norte llegamos a Guadalcanal, cuya liebre con arroz y el cochinito frito no se pueden obviar. En Las Navas de la Concepción, aunque no pudimos visitarla se dice que la fritá de faisanes, la carne en salsa, el revuelto de espárragos y los dulces de sartén son sabrosos.
En el oeste de la sierra sevillana, las poblaciones de Real de la Jara y San Nicolás del Puerto atraen por sus paisajes, pero también por sus platos. Carnes a la brasa y las setas son característicos de Real de la Jara, mientras que el gazpacho con conejo y las migas con sardinas hacen chasquear el paladar en San Nicolás del Puerto.
Agradecimientos
Un viaje como este no hubiese sido posible sin la predisposición de Prodetur, Turismo de la Provincia de Sevilla, y en concreto de la gestión de Julia Fernández, que aúna buen hacer, profesionalidad y cercanía.
No podemos olvidarnos de la Posada del Moro, donde Sandra y Lucía nos cuidaron como en casa, siempre atentas y cercanas. En lugares como el Bar Casa Pacheco y Casa Agustina de Cazalla, el Bar La Puntilla de Guadalcanal, el Batán de las Monjas (San Nicolás del Puerto) o el Bar Santa Bárbara Los Gatos en Villanueva de Río y Minas. No podemos olvidarnos del equipo de Turnature, con Francisco Conde, Abraham Parrón y Fali Fernández, cuya labor desarrolando el turismo de la sierra es loable. El mismo agradecimiento para «Choro» Rodríguez por nuestro paso por Alanís, a Antonio José que nos enseñó Guadalcanal, y a Cristian Linares de Rumbo Cultura por su labor en defensa del patrimonio de Villanueva de Rio y Minas, y para Eduardo Massia que nos acompañó en la ruta en bicicleta al Cerro del Hierro.
Antonio rodriguez Agredano
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Hola. Soy de La Puebla de los Infantes. Os invito a conocerla más a fondo ya que hay muchas cosas que merecen la pena conocer. Tengo un alojamiento La Posada del Infante, vuestra casa.
El Giróscopo Viajero
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Hola Antonio!
Gracias por hablarnos de tu alojamiento. Será un placer conocerlo en nuestro próximo viaje a la sierra de Sevilla. Es una zona muy interesante y como dices nos queda mucho por visitar.
Saludos
Julián Martínez Giménez
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Hola, me ha parecido un recorrido interesantísimo, de momento voy a preparar una ruta por la zona de los pueblos de la Sierra del Norte de Sevilla, Agradezco a Antonio de La puebla, su recomendación de su establecimiento, pasaremos a visitarlo. Sería interesante que otros establecimientos se ofrecieran para facilitar el alojamiento. Muchas gracias.
El Giróscopo Viajero
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Hola Julián!
Estamos seguros que los pueblos de la Sierra Norte de Sevilla no te van a defraudar. Saludos!