La porcelana de Limoges y las vacas del Limousin han hecho conocida a l’Haute-Vienne, provincia del suroeste de Francia, situada en la región de Nueva Aquitania. Una posición central en la geografía del Héxagone: a sólo 4 horas de París, 2 horas y media de Burdeos y 3 horas de Toulouse y de Clermont-Ferrand. Sin embargo, además de esta antigua industria y de la reputada gastronomía, la Haute-Vienne tiene mucho más que ofrecer, por ejemplo, un patrimonio arquitectónico riquísimo y una naturaleza preservada. En el Limousin se apuesta por un turismo histórico-cultural, basado en rutas por sitios históricos como Oradour-sur-Glane, pueblo mártir de la IIGM; Limoges, centro manofacturero e industrial de la porcelana; rutas arquitectónicas por la capital y los pueblos de todo el departamento. Un turismo gastronómico basado en productos locales de calidad unidos al turismo de naturaleza, una extraordinaria red de senderos y una gran variedad de servicios turísticos para familias y personas que busquen turismo activo. En definitiva, la elección de un turismo sostenible y de calidad basado en la revalorización de los recursos autóctonos.
La Haute-Vienne es una tierra de paisajes verdes dominada por bosques de castaños, hayas y robles. Es, de hecho, una de las provincias más boscosas de Francia donde abundan los lagos, estanques y ríos, lo que la hace destino ideal para los amantes de la naturaleza y los amplios espacios. Para descubrirla, lo ideal es hacer un road trip por las carreteras secundarias bordeadas de bosques de castaños centenarios – no recuerdo haber visto tantos castaños juntos -, de prados verdes donde pastan las vacas limusinas, por los que sobrevuelan aves rapaces en busca de sus presas. Tampoco recuerdo haber visto ¡tantas aves rapaces en tan poco tiempo!. Y pararse en bonitos pueblos de piedra para descubrir su rico patrimonio monumental, sus talleres de porcelana, los vestigios de la historia y las actividades deportivas. Por supuesto, es indispensable dejar un huequecito para deleitarse en las delicias de la gastronomía limusina.
Haute-Vienne, el viaje completo.
Al inicio de nuestro viaje por Haute-Vienne intuimos que será uno de esos viajes como nos gustan. Descubrir un destino desconocido, una provincia menos popular pero que poseen un potencial turístico inmenso, sobre todo, para aquellos que quieren practicar un turismo sostenible. Las provincias del centro y suroeste de Francia no son demasiado conocidas pero tienen mucho que ofrecer, algo que fuimos descubriendo a lo largo de estos años. El Tarn-et-Garonne, la Dordoña-Périgord, el Tarn o el Gers, grandes emisarios del turismo más sostenible.
Son de esos viajes en los que se conjugan naturaleza, patrimonio, historia, aventura, gastronomía, alojamientos con encanto. De esos viajes sin prisa en los que hay tiempo para conocer gente con interesantes proyectos, trabajadores incansables con los que conversar largamente. Ellos, son al final, los grandes embajadores de los lugares donde nacieron o donde se han instalado, los que saben promocionar como nadie un destino. En Haute-Vienne también fueron ellos, junto a los profesionales de la Oficina de Turismo, quienes nos abrieron las puertas de una destino con mucho que descubrir.
Les invitamos a descubrirla con nosotros: bon voyage !
¡Recuerda! Souvients-toi. Oradour-sur-Glane, pueblo mártir
El calor se desprende de las piedras en este cálido día de verano. Probablemente también hacía calor y el cielo estaba azul aquel 10 de junio de 1944, cuando los habitantes de Oradour-sur-Glane, un tranquilo pueblo al noroeste de Limoges, se levantaron ajenos al horror que vivirían más tarde. La división SS del ejército nazi sembró muerte y destrucción en su retirada hacia Alemania, masacrando a 642 hombres, mujeres y niños a los habitantes de Oradour-sur-Glane e incendiando el pueblo después. El gobierno francés preservó las ruinas de este pueblo mártir y lo declaró monumento histórico para que nadie olvidara su historia.
Conocíamos la historia de Oradour-sur-Glane, pero estar allí donde tanta gente fue asesinada por la locura nazi, nos acerca al terror del que es capaz el ser humano. Una visita previa al Centro de la Memoria que abrió sus puertas en 1999 – un magnífico edificio contemporáneo – contextualiza adecuadamente este hecho histórico antes de que nos dirijamos a las ruinas de Oradour. Cinco espacios de exposición que recorren la expansión del nacismo en Europa hasta el Proceso de Burdeos y la amnistía de los responsables de esta masacre metódica – que no sería la única realizada por los nazis en su repliegue -. Un video sobre lo ocurrido nos deja en un silencio que mantendremos durante toda la visita al pueblo mártir.
A la entrada de Oradour-sur-Glane un cartel reza: Souviens-toi ! (¡Recuerda!). El sol ilumina unas ruinas que podrían ser las de cualquier otro lugar, solo que éstas tienen grabada en sus piedras la memoria del horror. Un silencio extraordinario que se funde con el nuestro reina en los vestigios de este pueblo fantasma que permanece tal y como quedó tras la masacre. Devastadas por el incendio, los espacios otrora habitados muestran objetos olvidados hoy inservibles: líneas eléctricas, máquinas de coser, coches destruidos por el fuego y oxidados por el tiempo. Podemos imaginar el taller, la panadería, la peluquería, las escuelas, el café,…de un pueblo al que la barbarie calló para siempre.
Un estremecimiento al pasar por la plaza donde reunieron a los hombres, por los lugares de suplicio donde los asesinaron y quemaron, y en fin, al entrar a la iglesia donde reunieron a mujeres y niños para matarlos. Última parada, el cementerio de Oradour-sur-Glane donde descansan franceses, alemanes, británicos, rusos, italianos,…también españoles refugiados que habitaban el pueblo que luego fue mártir. Sobrecogidos, salimos de Oradour con el corazón en un puño, pero resueltos, con un propósito en mente: ¡Recordar!.
Limoges, ciudad de arquitectura, porcelana y gastronomía
Todavía emocionados por la visita a Oradour-sur-Glâne, llegamos a Limoges, la capital de Haute-Vienne y de la porcelana, que nos recibe cálida, con una luz y un color propios del verano. Luce orgullosa su magnífica arquitectura mostrándonos presumida la variedad de estilos que posee, lo que la convierten en una Ciudad de Arte e Historia (título concedido en Francia a algunas ciudades). Aparcamos nuestro coche, pues Limoges se puede visitar a pie fácilmente. Así que nos aprestamos a recorrer sus dos centros históricos: el barrio del Château y el barrio de la Cité. Cuando ya está atardeciendo es un placer pasear por las calles del Quartier du Château – ya solo hay vestigios del castillo -, llegar a la Plaza de la Motte – donde hay un curioso trampantojo – y admirarse con el espléndido mercado central (Le Halles), de inspiración Eiffel, ejemplo de arquitectura de hierro y cristal, con su magnífico friso con ¡¡238 paneles de porcelana!!. Al día siguiente entraremos para admirar su interior y recorrer los puestos del mercado donde se venden productos locales frescos.
Aquí puede comenzar un recorrido gastronómico por los restaurantes de cocina tradicional de calidad, y continuar por la Rue de la Boucherie, una de las ineludibles de Limoges, con sus casas medievales de entramados de madera, hasta llegar a la bonita plaza donde se encuentra la capilla de Saint-Aurélien.
Nos conquista especialmente el Pavillon du Verdurier, maravilla Art Déco, construido en hormigón y decorado con mosaicos y gres de porcelana. Del mismo estilo, la espectacular Estación de Bénédictins, obra de arte del arquitecto Roger Gonthier, cuya particularidad es que fue construida por encima de las vías del tren, no en paralelo a las mismas. Construida en cemento, está coronada por una bóveda de cobre y decorada con esculturas alegóricas y una magnífica vidriera de colores. Y otras joyas de la arquitectura de Limoges: su catedral gótica y el ayuntamiento que se inspiró en el hôtel de ville (ayuntamiento) de París, con su fachada mezcla de estilos de finales del Renacimiento y de la época de Luis XIII. Delante del edificio, una magnífica fuente decorada magníficamente con placas de porcelana.
Y es que la porcelana en Limoges está por todas partes, en edificios históricos y en detalles de la arquitectura urbana para recordar la importancia de esta industria en la provincia. Incluso algunos suelos de plazas y calles están pavimentados con restos de porcelana: las gazettes, ligadas a la fabricación de la porcelana (los recipientes de tierra donde se cocían las piezas de porcelana). Un lugar donde pueden encontrarse los suelos de gazettes es la Cour du Temple, un patio rodeado de casas con entramados de madera y una escalera monumental del Renacimiento.
Nos dirigimos ahora al Quartier de la Cité, que es el otro barrio de Limoges, que se desarrolló en torno a la Catedral de Saint-Etienne, uno de los raros edificios de estilo gótico de la Haute-Vienne, que se construyó en seis siglos, en cuyo exterior destaca la portada de estilo gótico. Al lado se encuentran los Jardines del Obispado y la plaza Haute-Cité, con sus casas de entramado de madera y sus restaurantes.
En el Quartier de la Cité también se encuentran los antiguos hornos de Le Four des Casseaux, una antigua factoría del siglo XIX reconvertida en museo y centro de arte que recuerda importancia de la porcelana en Limoges.
Atravesamos el río Vienne por el Puente de Saint-Etienne, uno de los dos puentes medievales de Limoges – junto con el Puente Saint-Martial), que vio pasar hasta finales del siglo XIX la madera que se transportaba por sus aguas para alimentar las fábricas de porcelana. Nos relajamos a orillas Vienne en el restaurante panorámico Pont Saint-Etienne, con vistas al puente, al río y a la ciudad, donde disfrutamos de la gastronomía de la Haute-Vienne.
Desde luego Limoges es una ciudad magnífica para recorrer con los ojos bien abiertos para no perderse un detalle.
Un recorrido por Limoges en tuk-tuk
Durante los días que pasamos en Limoges tenemos tiempo para recorrer una y otra vez sus calles. Y en una de las ocasiones lo hacemos en tuk-tuk desde el que la ciudad toma otra dimensión, sobre todo al volante de Lionel Garat, conductor del gracioso triciclo, que nos conduce por rincones de una Limoges que conoce como la palma de su mano.
La porcelana de Limoges
La historia de la porcelana de Limoges se remonta al siglo XVIII cuando se descubrío el Kaolin a proximidad de Limoges, un material indispensable para producir esta bella cerámica dura y translúcida – los kaolins del Limusin son reputados por su blancura -. La época de las grandes manufacturas fue en el siglo XIX: numerosas fábricas funcionaban con varios hornos y cientos de obreros. La decoración de la porcelana de Limoges contribuyó también a su celebridad, junto a la calidad y la finura en su producción. Aunque a finales del siglo XX el sector pasó por una crisis profunda, con la deslocalización de la producción, en la actualidad está despegando con fábricas que se reinventan y nuevos creadores abren nuevas puertas a la porcelana de Limoges, modernizándola.
Le Four des Casseaux es de visita obligada para comprender la historia de la porcelana de Limoges, una antigua factoría del siglo XIX, cuyo horno fue construido con 100 mil ladrillos refractarios que podía contener hasta 15 mil piezas durante 40 horas de cocción. En la actualidad es un museo y centro de arte que recuerda la tradición de dos siglos y explora nuevas vías para el uso de la porcelana. Un espacio de lo más interesante, necesario si se quiere comprender la importancia en el pasado de la industria de la porcelana de Limoges, del trabajo de los obreros que se muestra en magníficas fotografías antiguas. Declarado Monumento Histórico, el Four des Casseaux es gestionado por la Asociación Espace Porcelaine.
Los fans de la porcelana pueden hacer una auténtica ruta de la porcelana de Limoges solo en la capital, donde ofrecen sus productos 22 creadores de la provincia. La calle Louis Blanc es el auténtico bulevar de la porcelana, con numerosas boutiques con creaciones muy interesantes. Aunque también es aconsejable recorrer los pueblos para descubrir los talleres donde los artistas nos cuentan en primera persona su trabajo.
Un apartamento años 30 en Limoges, Les Effrontés
En nuestros viajes siempre buscamso alojamientos con algo especial, que nos diga algo. En pleno centro de la ciudad de Limoges encontramos una joya: nos alojamos en un apartamento lleno de encanto, en un edificio Art Déco. En los apartamentos Les Effrontés, Hélène ha conseguido crear un lugar atractivo con muebles y una bonita decoración años 30, tanto que cada objeto, cada pieza de porcelana, cada cuadro tienen una historia que contar. Los detalles de todos los rincones del apartamento son fieles a ese estilo. Desde luego es un buen campamento base para pasar una noche, o unos días, ya que posee todos los servicios y atención necesaria para que el viajero se sienta bien atendido y como en su casa.
Naturaleza en el norte de Haute-Vienne. Lago de Saint-Pardoux
Tras pasar una intensa jornada en Limoges, salimos de la ciudad para encontrarnos con la naturaleza, que en esta provincia está muy presente y se hace visible apenas abandonamos la urbe. Carreteras serpentean bosques densos donde vive una fauna rica y variada y las tonalidades de verdes se multiplican. Nos preguntamos cómo será atravesar la geografía de Haute-Vienne en otoño, cuando los colores dominantes pasan a ser el amarillo, el naranja y el rojo. 200 senderos señalizados recorren el territorio, lo que convierte a la Haute-Vienne en un lugar ideal para hacer senderismo.
Pero la naturaleza de esta provincia no se limita a los bosques y los senderos, también están los lagos, los estanques y los ríos. Nos dirigimos al Lago de Saint-Pardoux, 330 hectáreas en el corazón de un sitio natural preservado, un destino de vacaciones ideal, sobre todo para ir en familia o entre amigos. Al lado se encuentran los Montes de Ambazac, magníficas paredes rocosas que nos invitan a acercarnos para hacer una de sus muchas rutas de senderismo y contemplar los paisajes desde lo alto. En esta ocasión no tendremos tiempo, pero recorreremos una buena parte del Lago de Saint-Pardoux: sus playas, donde es posible hacer esquí náutico, vela, canoa,…divertirse en el parque acrobático situado en pleno bosque, o darse un chapuzón en la piscina o en el lago. Magníficas instalaciones con camping incluido para pasar unas vacaciones en plena naturaleza moviéndose en bici o a pie. Dejamos atrás la belleza del Lago de Saint-Pardoux que coquetea en todo momento con bosques de castaños y hayas ofreciéndonos un paisaje espléndido.
Brasserie de Bel Air, cerveza artesana en Saint-Bonnet-de-Bellac
Atravesando los bonitos paisajes de la Haute-Vienne hacemos una parada en Saint-Bonnet de Bellac para refrescarnos con la cerveza artesana La Bergère, fabricada por un holandés enamorado de la Haute-Vienne donde se afincó hace muchos años. Patrick propone una cerveza ligera y sabrosa y nos cuenta su historia en su pequeña brasserie situada en medio de campos de malta que cultiva él mismo. Siempre hay sitio en nuestra agenda para conocer interesantes proyectos como este y, por supuesto, para degustar cervezas artesanas.
El pueblo medieval de Saint-Léonard de Noblat y su sublime Colegiata, patrimonio UNESCO
Nuestro giróscopo nos lleva a la localidad de Saint-Léonard de Noblat, que será nuestra casa durante dos días. Es un imprescindible en el descubrimiento de la Haute-Vienne y está a solo 20 kilómetros de Limoges. Su gran joya es la bellísima Colegiata románica del siglo XI, declarada Patrimonio mundial de la UNESCO dentro de los caminos de Santiago de Composela. Admiramos su magnífico campanario de siete pisos iluminado en la noche de Saint-Léonard de Noblat, tal un faro guía al paseante que recorre está magnífica ciudad medieval. Es un placer recorrer sus callejuelas con casas y palacetes que van del siglo XIII al XVIII, magníficos edificios como la Maison des Consuls y el antiguo Hospital de los Peregrinos, y también encantadoras tiendas de cerámica y de artesanía.
Saint-Léonard de Noblat es un buen lugar para disfrutar de la gastronomía de la Haute-Vienne, como en el restaurante Relais Saint-Jacques, que ofrece alta cocina del Limousin. No dejamos de probar el célebre mazapán que venden en varias confiterías de la ciudad.
Maison Jardin de Lys, un alojamiento con encanto en Saint-Léonard de Noblat
Nos alojamos en una “chambre d’hôtes” con encanto, un B&B situado en un lugar privilegiado: un espléndido palacete enfrente de la Colegiata de Saint-Léonard de Noblat. Carole es nuestra anfitriona, que nos recibe acogedora y nos muestra las habitaciones donde se expone arte contemporáneo, y el jardín en el que tienen lugar conciertos y eventos varios. Y es que Carole es una auténtica embajadora de la Haute-Vienne, apasionada de la provincia y promotora de los productos locales: de la porcelana, la gastronomía y las rutas por este rincón de Nueva Aquitania.
Una de las mejores cosas de los viajes es conocer a gente apasionada por su trabajo, que comparte momentos y conversaciones con el viajero. Al final del viaje nos damos cuenta de que hemos descubierto una parte del destino a través de los ojos de estos trabajadores infatigables.
La Maison Jardin des Lys también es “table d’hôtes”, que significa que se sirven cenas con productos locales, en las que se ensalza la gastronomía limusina, de la que disfrutamos la primera noche en el “Jardin de los lírios”. Allí estaba la gata Pistache, que cariñosa nos acompañó durante nuestra estancia en este encantador alojamiento.
Passage Secret, innovadores en el mundo de la porcelana de Limoges
Fue Carole la que nos presentó a Yaël y a Guillaume, una pareja de creadores de porcelana que tiene su taller en plena campiña francesa, a unos kilómetros de Saint-Léonard de Noblat. Tímidos, penetramos en el interior de ese atelier donde tiene lugar la magia, donde se diseñan primero los modelos en yeso y luego las piezas de porcelana que se cuecen en el horno. Yaël nos cuenta con pasión los pasos en la creación de sus obras de porcelana de Limoges. Un magnífico trabajo de decoración con engobe, pincel y color, y de la translucidez de la porcelana a través del grabado y las litofanías. Estos creadores innovadores buscan (y encuentran) la belleza y la poesía de este material creando piezas inusuales que nos conquistan por sus formas y por las proyecciones que la luz hace en ellas.
Pero Yaël y Guillaume no solo nos abren las puertas a sus creaciones, sino también a su casa y su familia. En una terraza que mira al paisaje frondoso de la Haute-Vienne en el que sin duda encuentran la inspiración, despedimos el día bajo un atardecer en el que la conversación fluye en un intento de comprender el mundo, la vida. De esos momentos mágicos de los viajes.
Carpenet, manufactura familiar de porcelana de Limoges
Nuestra segunda parada en las fábricas de porcelana fue también en Saint-Léonard de Noblat, en Porcelana Carpenet, una manufactura artesanal creada en 1963 en la que nos llevaron a un viaje por todo el proceso de fabricación y decoración de la porcelana dentro de la tradición de Limoges. Desde la primera cocción a 1800ºC en la que se obtiene una pasta moldeable, pasando por la segunda, correspondiente al vidriado, hasta la decoración a mano, en la que auténticos artistas crean objetos únicos.
Las hermanas Carpenet trabajan con pasión en esta empresa familiar y al final de la visita nos muestran orgullosas el resultado: bonitas piezas de porcelana, tradicionales y modernas en la tienda que esát a las afueras de Saint-Léonard de Noblat.
El Castillo de Châlus-Chabrol, donde murio Ricardo Corazón de León
Nuestro recorrido por la Haute-Vienne continua por un sitio histórico: el Castillo de Châlus-Chabrol, una auténtica joya del siglo XI donde murió de un saetazo Ricardo Corazón de León, rey controvertido y novelado que gobernó Inglaterra y el Ducado de Aquitania. Un magnífico conjunto formado por el torreón, los vestigios de la capilla, la residencia medieval (s.XI-XIII) – compuesta de cuatro piezas, con un bonito mobiliario y ventanas con vidrieras – y el jardín. A lo largo de la visita veremos interesantes esculturas de hierro del escultor local Roland Manain. Desde lo alto del torreón del siglo XI-XII, que mide 25 metros de alto, contemplamos las espléndidas vistas del pueblo de Châlus y del paisaje verde y boscoso típico de la Haute-Vienne.
Haute-Vienne deportiva. Espacio Hermeline
Regresamos a la naturaleza – en la Haute-Vienne es fácil – ahora hacia el sur, para adentranos en pleno corazón del Parque Natural Regional del Périgord-Limousin, a 35 km de Limoges y a un paso de la frontera con el Périgord. Entramos en el Espacio Hermeline – situado en Bussière-Galant -, y la imagen que nos recibe de su estanque nos recuerda a Finlandia, por su playa frente a esas aguas tranquilas que son como un espejo en el que se reflejan los árboles que las rodean. La gente viene a pasar sus vacaciones: a pescar, a bañarse, a relajarse, pero también a vivir aventuras emocionantes. Como las que vivimos nosotros en la bici-raíl o en la gran tirolina que sobrevuela el lago.
Montarse en la bici-raíl fue una inesperada aventura: un recorrido de varios kilómetros en una bici de hierro por una antigua vía de tren, en la que tuvimos que pedalear bien para conseguir movernos y hacer de conductor y de asistente de vías. Una buena hora y media con nuestras extrañas bicis de hierro convertidas en improvisados vagones de tren. Nosotros y una decena de bicis más a una distancia prudencial.
La emoción continúa con la gran tirolina que sobrevuela el estanque. Nos subimos a una alta torre de madera de 30 metros para lanzarnos por primera vez en tirolina de 400 metros de largo alcanzando una velocidad de ¡¡hasta 60 km/hora!!. Podemos aseguraros que contemplar las panorámicas del estanque y los bosques que lo rodean pendientes de un cable es realmente excitante. Pena que dure tan poco…
Gastronomía en Haute-Vienne
La Haute-Vienne también nos conquistó por su gastronomía, abundante y variada, caracterizada por una cocina rural, simple y auténtica. Además de la carne de vaca limusina, está la carne de cordero Baronet, las manzanas, las castañas, los quesos, y especialidades dulces como el mazapán de St-Léonard, las madalenas de Saint-Yrieix-la-Perche, el macaron de Drat, el Cyrano de St-Junien, el Trépaïs, el Burgou (pastel de castaña),…También probamos licores especiales, como un Kir de castaña – se nota que es uno de los productos estrella del departamento -. Además hay muchos productos cuyo ingrediente es el azafrán, pues la Haute-Vienne está llena de productores del llamado “oro rojo”: mermeladas, platos que incluyen el azafrán, o una especialidad de la Haute-Vienne: el Diamant (una galleta de azafrán),…
En el mercado de Limoges se pueden encontrar todos estos productos, un regalo para la vista…y el paladar. Hay mercados y ferias por toda la provincia todos los días de la semana, por lo que es fácil descubrir los productos locales.
A lo largo de nuestro periplo por la Haute-Vienne recorrimos restaurantes gourmand donde degustamos magníficas especialidades de la provincia. Como el Bistrot Gourmand de Limoges, el Pont Saint-Etienne, también en Limoges, el Relais Saint-Jaques, en Saint-Léonard de Noblat, el Restaurant Saint-Eloi, en Solignac o el Restaurant La Gare, en Champagnac-la-Rivière. Este último se encuentra en una antigua estación de tren cercana a Oradour-sur-Vayres. Todavía tenemos los sabores del Limusin en el paladar…
Un alojamiento frente al Parque zoológico Reynou
Terminamos con una visita al Parque zoológico Reynou, concevido como un santuario, que alberga 100 hectáreas para 600 animales de 130 especies. Aunque los zoológicos no suelen estar entre nuestras preferencias, comprendemos que este zoo intenta conservar ciertas especies y apoyar la investigación científica y, en general, podemos observar estos animales que nacieron en cautividad, viven bien.
Nos llama la atención un alojamiento muy especial: unos chalets frente al parque zoológico Reynou, para contemplar a través de grandes ventanales jirafas, antílopes y otros animales.
______________
Nos despedimos de la Haute-Vienne con la satisfacción de haber descubierto una provincia con tremendos atractivos naturales, culturales y gastronómicos. Pero sobre todo, hemos conocido a un excelente grupo humano. El personal de las Oficinas de Turismo es tan profesional como cercano y siempre está dispuesto para organizar de la mejor manera el viaje. Los profesionales del sector privado, de los alojamientos, los museos, empresas y ateliers de porcelana, de las empresas de actividades deportivas y de los restaurantes siempre estuvieron con nosotros atentos a nuestra necesidades pero desbordando simpatía y grandes ideas. En estos tiempos turbios e inseguros, donde la esperanza en en genero humano se desvanece por momentos, el viaje, el contacto y la imaginación son grandes tesoros. Este viaje no ha sido sólo un espacio e promoción de la Francia menos conocida, esperamos que sea también un punto de partida para ulteriores colaboraciones en la organización, planificación y desarrollo del turismo del futuro. Un turismo que será más especializado y atento a las necesidades de cada viajero, más vinculado a la naturaleza y a los espacios abiertos, más atento a los detalles y la sostenibilidad ecológica y social. Un turismo nuevo y mejor. Lugares como Haute Vienne pueden posicionarse en ese nuevo camino y El Giróscopo Viajero espera poder colaborar con ellos.
Agradecimientos
¡Mil gracias a Michel Bayle, Sophie Trinques, Julie Froment-Fages, de Haute-Vienne Tourisme por la excelente acogida y la buena organización!
También a Catherine Llamazerolles y Michel Durrieu de Destination Nouvelle Aquitaine.
Y, cómo no, a los magníficos embajadores de la Haute-Vienne: Carole de La Maison des Lys, Hélèle de Les Effrontés, Yaël y Guillaume de Passage Secret, las hermanas Carpenet de Porcelaine Carpenet! ¡Hasta pronto!
Artículo escrito por María Calvo Santos.
isis morin
- Edit
Hola ¡me encantó tu artículo!! Está lleno de color y belleza. Gracias por compartir tu experiencia, yo estoy buscando datos de ese lugar porque de allí procede mi familia paterna y no conozco mucho del lugar. En tu artículo mencionas un cementerio en Limoges, aparte de ese ¿sabes si hay otro más antiguo y cómo se llama?. Espero poder visitar ese lugar. Gracias.
El Giróscopo Viajero
- Edit
¡Muchas gracias, Isis! un placer haber compartido nuestra experiencia. Está el cementerio Louyat, de 1806, que tiene la particularidad de presentar tumbas decoradas con placas funerarias de porcelana.