Descubrimos el fascinante diseño de las Olimpiadas de México de 1968 en el Museo Olímpico de Lausanne. Fue durante el intenso viaje de prensa a Suiza que tuvo lugar el pasado verano. Era de esperar que nos maravillásemos con las ciudades y los paisajes naturales suizos, que visitásemos museos extraordinarios por sus magníficas colecciones, y claro, que probásemos el delicioso chocolate suizo y el queso de Gruyère. Pero con lo que no contábamos era con descubrir el vanguardista diseño de las Olimpiadas de México 68 y asombrarnos como lo hicimos por su gran poder de expresión y por su enorme belleza estética.
Es cierto que a lo largo de este viaje a Suiza no dejamos de sorprendernos por la belleza natural de los lugares. Recorrimos algunas de las más bellas ciudades suizas: Zurich, ciudad sinónimo de cultura y animación en torno al lago y el río Limmat; y Ginebra, famosa por el jet d’eau del lago Leman, también una ciudad contemporánea en ebullición por la reconversión cultural de un antiguo barrio industrial. En ella nos divertimos aprendiendo a montar una navaja suiza. Aunque nuestro viaje a Suiza fue esencialmente urbano, también descubrimos el cautivador paisaje de Gruyère: el espectacular monte Moléson, el coqueto pueblo de Gruyères, el sorprendente museo de H.G. Giger o la ciudad medieval de Friburgo. Y nos maravillamos con el secreto suizo, la crème double.
Ya en el cantón del Vaud, disfrutamos de las aguas termales de Yverdon-les-bains, y nos asombramos con el insólito museo de la “Maison d’Ailleurs”, el primer museo europeo de Ciencia Ficción. Ya en Lausana, disfrutamos de la belleza del paisaje de viñedos en un paseo en barco por el Lago Lemán. Y, por supuesto, por su calidad de capital olímpica, no podíamos dejar de visitar el espectacular Museo Olímpico. Este nos sorprendió por su arquitectura contemporánea, por las enormes salas de exposición, interesantes por la gran cantidad de objetos que contienen y por las innovaciones tecnológicas que ayudan a comprender la historia de las olimpiadas y acercan al visitante de forma fiel al espíritu olímpico.
México destaca en el Museo Olímpico de Lausana / Lausanne
En el primer nivel del Museo Olímpico de Lausana se hace hincapié en la importancia de las Olimpiadas para nuestras civilizaciones, mostrándose la evolución de los juegos antiguos hasta los modernos. Aunque es difícil que algo llame la atención en medio de las maravillas que ofrece el Museo Olímpico de Lausana, ya en la exposición de las antorchas olímpicas que se crearon desde la primera olimpiada, entre todas ellas colocadas en fila destaca la antorcha de México por su interesante diseño: una serie de aristas paralelas que culminan en el logotipo de la Olimpiada de México 68. Casi todas las antorchas son bonitas y alguna original, pero la antorcha de México llama la atención.
En el siguiente tramo de exposición volvemos a toparnos con esa grafía especial de las letras del logotipo de las Olimpiadas de México 68 que con audacia consiguen que se fusione el año, los aros olímpicos y la palabra “México” en un mismo diseño. Vemos el logotipo en un cartel haciendo de vaya para los corredores de salto de obstáculos, ¡una idea de lo más original!. A partir de ese momento, no buscamos más que este diseño de las Olimpiadas de México 68 en los objetos expuestos. Y nos encontramos con una interesante colección cuyo diseño destaca por encima de los de otras olimpiadas. Nos entretenemos fotografiando todo tipo de objetos: ceniceros, camisetas, posters, vestidos de azafatas, tickets de las diferentes competiciones,…Dos nombres parecen quedarse con la autoría de estas maravillas gráficas: Lance Wyman y Eduardo Terrazas.
El vanguardista diseño de las Olimpiadas de México 1968
En otros viajes nos topamos con maravillas del diseño contemporáneo, en Finlandia, con el diseño de Alvar Aalto y otros diseñadores finlandeses; y en España, con la sorpresa del arte publicitario de Manuel Martín González en Guia de Isora, Tenerife; o del Art Nouveau y Art Déco de la Casa Lis de Salamanca. Lo cierto es que siempre buscamos en nuestros periplos por el mundo el arte, la arquitectura, el diseño, una pasión más de estos viajeros giroscópicos.
En el viaje a Suiza, nuestra parada en Lausanne resultó en el descubrimiento del inteligente y vanguardista diseño de las Olimpiadas de México 1968, que nos hizo querer aprender más sobre el tema.
Supimos que la ciudad de México crea el programa de Identidad del Comité Olímpico Mexicano (COM), en el que estaban el arquitecto mexicano Eduardo Terrazas, quien se encargó del diseño urbano, mientras que el estadounidense Lance Wyman lideraba el proyecto del diseño gráfico, las publicaciones fueron realizadas por la editora Letonia, Beatrice Trueblood, y algunos proyectos especiales por el diseñador industrial Peter Murdoch.
Lo más audaz del diseño gráfico fue mezclar lo tradicional de la pluralidad cultural mexicana con la modernidad del grafismo Op Art (optical art). Para los diseñadores era fundamental mostrar las tradiciones, la diversidad y la riqueza cultural de México, y hacerlo desde una perspectiva moderna. La fusión de la artesanía huichola y el Op Art fue fundamental y resultó ser una gran idea.
El sistema de comunicación de las Olimpiadas de México 68 debía reflejar esta riqueza cultural, y los cambios con respecto a las anteriores olimpiadas supusieron toda una revolución. Mientras en las Olimpiadas de Tokio, la señalización se basaba en figuras humanas estilizadas de los atletas realizando deportes, en tonalidades grises, en México se optó por motivos radicalmente diferentes.
Huicholes y Op Art en el diseño del emblema de las Olimpiadas de México 68
Lance Wyman creó el original logotipo de las Olimpiadas de México 68 a partir de motivos prehispánicos huicholes y del Op Art. Los Huicholes son un grupo indígena de la Sierra Madre Occidental, entre los estados de Nayarit, Jalisco, y parte de Durango y Zacatecas. Y su artesanía tradicional se basa en motivos elegantes y coloridos. Un grupo de artesanos huicholes participó en la realización del logotipo de los juegos olímpicos de México 68, creando entretejidos donde estaba la paloma de la paz y el motivo olímpico. Los pictogramas de los Juegos Olímpicos de México 68 se inspiraron en el sistema de comunicación prehispánico formado por glifos enmarcados en cuadrados de bordes redondeados.
Por otra parte, recordemos que el Op Art (Optical art) se basa en la creación de ilusiones de movimiento virtual repitiendo formas y colores. Para las Olimpiadas, los artistas Op Art crearon composiciones con patrones geométricos en blanco y negro, o en colores variados, con efectos de movimiento hipnotizante.
A partir pues de los motivos huicholes y del Op Art, Lance Wyman crea el logotipo de México 68, repitiendo líneas múltiples que forman patrones y se complementan con el colorido brillante propio de la cultura mexicana. Wyman descubrió que la geometría de los aros olímpicos se integraba en el número 68, así en el emblema aparecen entrelazados los cinco aros olímpicos y el año de los juegos que se amplifica como un eco visual gracias a la repetición de las formas circulares. Además, al conjunto se incorporó la palabra “México” con líneas curvas que parecen irradiar el 68. La tipografía en negro sobre fondo blanco resulta sobria, pero el contraste se opera con el colorido de los anillos olímpicos que se convierten en protagonistas, además de lanzar un mensaje: con la irradiación del “objeto que cae al agua”, México se pone en movimiento.
Así se fue desarrollando el célebre cartel de los Juegos Olímpicos de México 68, y el emblema sirvió como base al alfabeto visual de los Juegos. Desde luego el concepto era sencillo, pero resultó ser tremendamente original por el juego de superposiciones y transparencias entre el número y los anillos. Y también revolucionario, sobre todo si se tiene en cuenta que los sistemas de comunicación de las anteriores olimpiadas se centraba solamente en la señalización y en los impresos. En los J.J.O.O. de México se ultrapasó este sistema, se llegó al diseño urbano y a la vestimenta.
Iconografía y difusión de los Juegos Olímpicos de México 68
Por todas partes se veían los símbolos gráficos y pictogramas de este magnífico concepto gráfico creado para los Juegos Olímpicos de México 68, de una ingeniosidad tremenda: en todos los objetos de los juegos que empleaban el emblema oficial, en los souvenirs, en los estadios. Este sistema de comunicación sencillo y original era perfectamente comprensible al público de los juegos olímpicos. Los pictogramas (las imágenes de la parte superior) indicaban los deportes y las instalaciones deportivas. Y lo revolucionario con respecto a otros juegos anteriores fue que, en lugar de representar al deportista en acción, se destaca un detalle expresivo, un instrumento deportivo o una parte del cuerpo del atleta. Esta ilustración de los deportes inauguró una nueva forma de ilustrar a través de pictogramas que ha permanecido hasta la actualidad.
Lo mejor fue que esta grafía se extendió a todos los soportes comunicativos posibles, transmitiendo así el movimiento olímpico: prensa, cine, televisión, publicaciones, murales, carteles, sellos, exposiciones, propagandas, en los famosos globos con el emblema de México 68,…Hasta se creó el “Boletín México 68”, el “Noticiero olímpico”, las “Cartas olímpicas” que difundieron el diseño de las olimpiadas. Y el eslogan de las olimpiadas era: “Todo es posible por la paz”. Así se veía la imagen de la paloma por todas partes, en calcomanías por ejemplo, en iluminaciones en el Paseo de la Reforma y en sus edificios. Los aros olímpicos también estaban por todas partes en el Distrito Federal. También se realizó la llamada “Ruta de la amistad”.
Herencia del grafismo de los Juegos de México 68
El diseño de los Juegos de México 68 se convirtió en un ejemplo. Ya ese mismo año, los estudiantes tomaron algunos de los pictogramas para expresar su repulsa a la represión brutal del gobierno mexicano previa a la olimpiada. La iconografía de Wyman aparecía por la ciudad en forma de paloma atravesada por una bayoneta ensangrentada, o las siluetas de granaderos pegando a estudiantes no eran sino las siluetas de los deportistas en acción que aparecían en los sellos postales. Y los iconos de las disciplinas deportivas se transformaron en símbolos de la represión.
En México, Wyman continúo realizando diseños reinterpretando la idiosincrasia mexicana, como los isotipos para las primeras líneas del metro del D.F., el Museo del Papalote, el Camino Real,…Fue un creador de imágenes que ahora son parte de la iconografía popular del grafismo mexicano.
Y nosotros hemos viajado al México de las Olimpiadas del 68, pasando por Suiza, gracias a la exposición de esta ingeniosa grafía en el Museo Olímpico de Lausana. Todavía sigue vigente la modernidad de este diseño que nos ha dejado fascinados.
julio caldera
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¡Me gusta! estoy en busca de ideas por ue tengo que desarrollar un museo olímpico itinerante.