Después del hórreo de Araño, en Rianxo, los hórreos de Carnota y de Lira son los graneros más largos de Galicia – y…del mundo (que nosotros sepamos). Impresionan cuando los descubres, una sucesión de pies y “tornaratos” que parece que no tiene fin; hasta a la cámara le cuesta retratarlos en su totalidad en una fotografía, y tiene que usar el objetivo más angular para que quepa esta magnífica construcción típica de Galicia. Y lo tiene más difícil si quiere añadir al retrato de familia al estupendo palomar y a la iglesia. Pero al final lo consigue, tanto como nuestra vista, que hace uso de su amplitud angular para captar los hórreos espectaculares de Carnota y Lira.
Siempre me gustaron estas construcciones que vi desde mi niñez en la Galicia rural. Aunque las de mi zona, en las Terras de Ordes y Santiago de Compostela, tenían un diseño diferente y se hacían con otro tipo de piedra y madera o ladrillo. Si viajamos por Galicia podemos descubrir todas las formas que adoptan los hórreos.
Los hórreos de A Costa da Morte, sobre todo aquellos que vi por primera vez en los pueblitos del litoral que va de Carnota hasta O Pindo y Ézaro, me fascinaron desde el primer momento. Con sus enormes bloques de piedra de cantería, sus “tornaratos” circulares, … tan diferentes a los que yo conocía. En la aldea de San Mamede, a un paso de Carnota, cuando bajo del Mirador de As Paxareiras desde el interior de Galicia, me quedo todavía hoy en día con la boca abierta admirando el número y la belleza de estos hórreos.
Ya hace mucho que descubrí el hórreo de Carnota, una construcción espectacular, tan larga que parece que no tiene fin. Todavía me sigue sorprendiendo cuando paso por Carnota para ir a la también más larga playa de Galicia, un arenal magnífico que se pierden en el horizonte allá por Caldebarcos. De arena blanca, fina y con unas aguas cristalinas, muy frías, con su bello sistema dunar y la llamada Boca do Río en uno de sus tramos, donde desemboca el río…un lugar paradisíaco donde se forman grandes piscinas naturales cuando sube la marea. Y lo mejor de la playa de Carnota es que no hay hoteles y rascacielos a pie de playa, lo que mantiene ese espacio natural intacto. Lo cierto es que en Galicia todavía quedan muchas playas a las que todavía no ha llegado el turismo masivo ni las estructuras turísticas invasivas.
Por el contrario, el hórreo de Lira lo descubrí recientemente, ya que no es tan célebre como el de Carnota. Pero al parecer es todavía más grande. De hecho, ambos hórreos tuvieron siempre cierta rivalidad a ver quién tenía el hórreo más largo. Lira es una localidad cercana con otra playa magnífica de arena blanca. Y su hórreo, así como el palomar que acompaña al conjunto, apenas se diferencia del de su vecino Carnota.
Si queréis acompañarme, os llevaré a conocer dos de los hórreos más largos y más bellos de Galicia, y de paso os invito a conocer este fascinante pedazo del litoral gallego de A Costa da Morte.
Los hórreos o cabazos, construcciones típicas en Galicia
Muchos lectores ya sabrán que los hórreos son grandes graneros aéreos típicos del norte peninsular, aunque también se encuentran en los Balcanes, los Alpes, Persia, África subsahariana, Japón, la península de Kamchatka y zonas del estrecho de Bering. Son construcciones de planta rectangular (también los hay cuadrados, redondos u octogonales, pero son excepciones) y cubierta a dos aguas que sirven para conservar todo tipo de cereales y productos de la tierra, que necesitan estar en alto para evitar la humedad y los animales. Se cosntruyen con cantería o mampostería o madera y se cubren con teja cerámica, losas de pizarra o colmo de centeno. Suelen tener aperturas de ventilación para que no se estropee la cosecha. En cada casa del ámbito rural gallego siempre había un hórreo, necesario para estos menesteres. Y todavía en la actualidad se conservan una gran cantidad de estas construcciones – ¡unas 30 mil!, aunque el trabajo en el campo se haya reducido enormemente.
También son abundantes los hórreos en Asturias y zonas del norte de España como Cantabria, País Vasco, Navarra o provincia de León, conocidos como “Espigueiros” en Portugal. Zonas frías y húmedas en las que antaño era obligatorio realizar cosechas tempranas y guardarlas en un lugar seco.
Los hórreos tienen otros nombres en Galicia: cabazo en el norte de Lugo (más pequeños, hecho con ramas y mimbres y cubiertos de colmo), cabaceiro o canasto en zonas de Ourense, canizo en la ría de Vigo, piorno en el Slnés, paneira en el Morrazo, cabana en zonas de interior,…entre otros, lo que da una idea de la importancia de estas construcciones en la región.
Entre los hórreos de Galicia destacan los de Araño, Lira y Carnota por su longitud espectacular: 37,05, 36,53 y 34 metros consecutivamente. Son objeto de visita por parte de aquellos viajeros que buscan en A Costa da Morte algo más que una naturaleza bella y salvaje.
El hórreo de Lira
Llegamos a Lira una espléndida mañana de verano. Venir a la Costa da Morte con buen tiempo es un placer, para después poder disfrutar de la playa, o de alguna buena ruta de senderismo. De hecho en Lira, hay una ruta señalizada que recorre su litoral. Llegamos a la aldea que se desarrolla en torno a la carretera, a un paso del mar: sube desde el pequeño puerto de Lira hasta la montaña granítica. En este pueblo, así como en Carnota y todos los de la comarca, se mantienen las casas bastante bonitas, hechas de grandes bloques de granito, siguiendo casi todas una estructura común. Por suerte, se alejan algo del llamado “feísmo” que imperó durante mucho tiempo en la segunda mitad del siglo XX en Galicia.
Las indicaciones son claras para subir al hórreo de Lira, está en la parte alta del pueblo, por lo que también es un bello mirador hacia el mar. Lo primero que llama la atención es el antiguo cementerio con sus lápidas de granito que más tarde visitaremos, así como una bonita iglesia. A un paso se encuentra el recinto amurallado donde destaca el hórreo de Lira, larguísimo, el palomar y la casa rectoral, que forma pare de un conjunto similar al de Carnota. Evidencia el poder económico del clero en el pasado, aunque actualmente la casa rectoral se encuentra en ruinas.
En cambio el hórreo luce magnífico sobre sus 22 pares de pies, así como el palomar de planta circular. En los hórreos de A Costa da Morte, los “tornaratos” son grandes piedras redondas que evitan que los roedores lleguen a la cosecha guardada en el hórreo. Recorremos sus pies y nos asomamos a su interior por una escalera, lo que nos da idea de la capacidad que tenía el hórreo de Lira. Fue construido poco después del hórreo de Carnota, se dice que para rivalizar con él, entre 1779 y 1814, con una longitud mayor que el: 36 metros frente a los 34 de su vecino. El hórreo de Lira está cubierto con un tejado a dos aguas y teja, aunque el resto de la construcción es de granito.
En otros tiempos, los habitantes de la zona llevan parte de su cosecha a la iglesia en calidad de diezmo, quizás de ahí su longitud.
Nos acercamos ahora al palomar que en otros tiempos estuvo pintado de blanco. Caminamos hacia la casa rectoral para admirar lo que fue en otros tiempos. Desde allí obtenemos una bonita perspectiva del hórreo de Lira que, ahora sí, puede fotografiarse en su totalidad.
Un paseo por las callejuelas de Lira nos permite disfrutar de la bonita arquitectura que existe por este rincón de A Costa da Morte. Además, muchas de estas casas tienen vistas privilegiadas al mar.
Terminamos la visita en el cementerio, donde panteones de piedra destacan sobre tumbas más humildes decoradas con conchas de vieira. Como muchos cementerios de la costa, mira al mar. El conjunto se completa con la iglesia parroquial de Lira, de estilo barroco clasicista, del año 1607.
La visita en Lira no se termina ahí, ya que la ampliamos al puerto, donde una bonita playa con su chiringuito nos espera para disfrutar del mar. Aunque también podríamos hacer la Senda de la costa de Lira a lariño, 13,5 km de ruta por este pedazo de A Costa da Morte, que forma parte de la conocida Ruta dos Faros. Pasa por el bonito Faro de Lariño, magníficas playas solitarias de arena blanca con el Monte PIndo que asoma junto al Norte y el Cabo Fisterra y la ría de Corcubión.
El hórreo de Carnota
El hórreo de Carnota lo visitamos en varias excursiones, cuando venimos a la playa más larga de Galicia o a la Boca do Río; hasta en una ocasión en la que hicimos una carrera por la playa de Carnota. Se encuentra en el pueblo y ha sido declarado Monumento Nacional por su valor constructivo y su belleza, aunque bien podría haberlo sido también el de Lira. Es el tercer hórreo más largo de Galicia, con sus 34 metros de largo y sus 1,90 de ancho, y 22 pares de pies y fue cosntruido un poco antes que el de Lira, entre los años 1768 y 1783.
Al igual que éste, el hórreo de Carnota forma parte de un conjunto monumental con la iglesia de Santa Comba de Carnota, de estilo barroco, y el gran palomar circular de piedra y cubierta de teja.
Tras la visita, se impone una larga tarde de paseo por la playa de Carnota y un baño en las frías aguas de las piscinas de A Boca do Río. Los frioleros disfrutarán igualmente con la belleza salvaje de esta costa magnífica que ha permanecido intacta hasta la actualidad.
Un paseo por las localidades de Lariño, Caldebarcos, el Pindo, Quilmas, Louredo o San Mamede, nos llevan a conocer multitud de hórreos del mismo estilo que los de Lira y Carnota, aunque eso sí, más pequeños.
Cómo llegar al hórreo de Lira
Para llegar al hórreo de Lira desde Santiago de Compostela hay que ir por a carretera AC-550 por la costa y se tarda 1 hora y 12 minutos (71 km).
Cómo llegar al hórreo de Carnota
Para llegar al hórreo de Carnota desde Santiago de Compsotela, lo mejor es ir por la carretera interior CG-1.5 y recorrer los 65,8 km, 1hora y 6 minutos hasta allí.
Excursiones en A Costa da Morte
Aquí les proponemos excursiones y actividades que pueden hacer en A Costa da Morte, ya que muy cerca de estos hórreos se puede visitar la famosa Cascada del Ézaro
Flora
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Conozco muy bien todo lo que describe El Giróscopo de estos lugares, porque paso los veranos muy cerca y ¡ES TAL COMO LO DESCRIBE!.
¡¡Gracias por contarlo también!!
El Giróscopo Viajero
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¡Muchas gracias, Flora! Es que todos estos lugares son inspiradores. ¡Un abrazo!
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