Clisson es el pueblo más importante de la zona del Viñedo de Nantes. Los romanos ya cultivaban vides y producían vinos aquí, pero su fisonomía actual bebe principalmente de la Edad Media. A Clisson siempre le ha precedido su apodo, la italiana, clara referencia a la arquitectura de influencias y corte toscano. Al patrimonio medieval se sumó un conjunto de edificios y espacios que parecen robados de Italia.
Los hermanos nanteses Cacault y el escultor François-Frédéric Lemot reconstruyeron un pueblo arrasado por la guerra civil tras la Revolución Francesa imprimiendo sus gustos por la arquitectura de Toscana y la región de Umbria. Los tejados de pizarra del norte de Francia fueron sustituidos por las tejas rojas de Italia, y Clisson se italianizó.
A lo arquitectónico se sumó el gusto por lo paisajístico, y esa es la razón de que en Clisson proliferen especies propias de los paisajes mediterráneos como los pinos y los cipreses, plantadas hace doscientos años.
Un paseo por Clisson – Qué ver
Castillo – Château de Clisson
El castillo de Clisson es uno de los mejores modelos conservados de castillo fortificado en Francia. Ocupa una posición estratégica, en la entrada sur del Ducado de Bretaña y en la protección sur de la ciudad de Nantes. A lo largo de su historia, el castillo de Clisson ha demostrado ser una fortaleza inexpugnable, una residencia ducal y luego una ruina romántica inspiración para pintores y literatos. Situado en lo alto del cerro que domina el río, la fortaleza aprovechaba las escarpadas paredes de ese lado para guarecerse de los ataques.
Construido por la poderosa familia Clisson a partir del siglo XII, este castillo se convirtió en el siglo XV en un punto estratégico que protegía la frontera del Ducado de Bretaña. Fue incendiado durante la guerra de Vendée ( guerra civil que enfrentó a los partidarios de la Revolución francesa y a los contrarrevolucionarios.). Hoy en día, este sitio todavía ofrece muchos ejemplos de arquitectura defensiva: la puerta de entrada, el puente levadizo, la barbacana, la torre donjon, o las troneras.
La empalizada de madera (o «clisse») del siglo XI dio paso a partir del siglo XII a un castillo de piedra con sistemas de defensa cada vez más elaborados. Castillo fortificado y residencia ducal durante siglos, la fortaleza fue abandonada por sus propietarios a partir de la segunda mitad del siglo XVII. Incendiada por las tropas republicanas en 1793, el castillo quedó abandonado.
Las ruinas inspiraron a François-Frédéric Lemot, enamorado de su silueta sugerente, que lo compró en 1807. Ya en el siglo XX el castillo fue clasificado como monumento histórico en 1924, el departamento lo compró a la familia Lemot en 1962.
Si hablamos del castillo es menester hablar de algunas figuras relevantes a lo largo de su existencia. Por un lado Olivier V de Clisson (1336 – 1407), heredero de una rica familia, continuó amasando poder y posesiones a pesar del contexto político muy conflictivo de la Guerra de los Cien Años. Su hija Marguerite de Clisson traicionó al duque de Bretaña en 1420 y como consecuencia el castillo fue confiscado por la rama más joven de la familia ducal, de la que procedía el duque François II (1435-1488). A la postre el último duque de Bretaña, sentía especial cariño por el castillo de Clisson, donde se casó con Marguerite de Foix por segunda vez. Ana de Bretaña será su primera hija y heredera. El duque se dedicó a aumentar el poder militar de la fortaleza durante la guerra entre los reyes de Francia Luis XI y luego Carlos VIII, adaptándola a las innovadoras armas de fuego. A él le debemos el imponente encanto que el monumento nos ofrece hoy.
Y del último duque de Bretaña saltamos tres siglos hasta François-Frédéric Lemot (1771-1827). En 1807, bajo el impulso creativo de este joven escultor, la antigua fortaleza se transformó en una ruina romántica donde la vegetación recuperó su espacio y protagonismo. Lemot, muy sensible a la protección del patrimonio participó en la preservación del castillo.
Iglesia Notre Dame
Pese a ser un templo de reciente construcción (siglo XIX), se respetó la coherencia con el resto del conjunto, siguiendo el estilo neo románico italiano que implantó Lemot. En su espacio estaba la antigua Colegiata (incendiada y saqueada) y los arquitectos imitaron las formas de los campanarios cuadrados toscanos y las de San Juan y San Pablo de Roma.
Mercado cubierto de Les Halles
El inmenso mercado medieval de Clisson sobrevivió a las refriegas de la guerra civil tras la Revolución de 1789. Su estructura de madera del siglo XV no fue pasto de las llamas.
Además de resguardar al ejército, Les Halles han dado cobijo a ferias ganaderas, y actualmente es el mercado de frutas y verduras local, sirviendo como amenizador de conciertos de música.
Puente de la Vallée
La bajada por la empinada calle Tire-Jarrets nos conduce al sugerente río, desde donde se obtienen las fotos más impresionantes del castillo. Cuando nos damos la vuelta junto al puente obtenemos una de las estampas más sorprendentes de Clisson. Fue construido en el siglo XV por Richard d’Etampes y petición del duque Francisco II para acceder al hospital de enfermos contagiosos que había en San Antonio, aunque funcionaba como vía de comercio para pasar las mercancías en la ruta Nantes – Poitiers. Los seis arcos góticos del puente tienen dimensiones diferentes que «quiebran» la corriente.
Junto al río aún divisamos las presas que servían para encauzar las aguas del río y aprovechar su fuerza para mover las ruedas hidráulicas de los molinos. Curtidores y panaderos aprovechaban el caudal en sus oficios, y se contabilizaron veinte molinos de los que quedan aún algunos como el de Delaroche, reconvertido en el hotel Best Western, cuyo restaurante da al río y al castillo.
Algunas de las casas de los curtidores -antiguos secaderos (Le Séchoir)- son viviendas asomadas al puente. Otro molino junto al puente es el de Gervaux, que al menos está datado en 1360 y permaneció en funcionamiento hasta 1987. La rueda de paletas del molino ha mantenido su mecanismo intacto.
Jardines Lemot
Pasado el puente de San Antonio se atraviesan pequeñas calles con comercios hasta alcanzar los jardines de Garenne Lemot. En su día fue un antiguo territorio de caza de los señores de Clisson, adquirido siglos después por el escultor François- Frédéric Lemot.
Encandilado con Clisson puso todo su empeño, esfuerzo y dinero en crear un jardín, diseñando la finca con Joseph Gautret, capataz de Clisson. A partir de 1817 comenzaron las obras de una villa neoclásica que Lemot imaginó con la colaboración de dos arquitectos sucesivos. Después de su muerte en 1827, el proyecto fue retomado por su hijo, quien le rindió homenaje en la «Galerie des Illustres» (Galería de los Ilustres) en la primera planta. Fiel a la voluntad de su creador de acoger a numerosos artistas, la villa alberga actualmente exposiciones de arte.
Reflejo del gusto por el Renacimiento y los gustos neoclásicos, entre el extenso pasto verde encontramos esculturas de la mitología griega y romana. El edificio de la Villa, comenzado a partir de 1824 por el arquitecto Pierre-Louis
Van Cléemputte y terminado en 1861, 34 años después de la muerte de Frederic Lemot, reproduce el estilo neoclásico, que contrasta con las líneas más rústicas toscanas que por ejemplo nos ofrece la Casa del Jardinero (1815) con su torre palomar y tejas rojas.
A lo largo y ancho de las trece hectáreas que conforman los jardines, Lemot dejó huellas evidentes de su adoración por lo el periodo clásico romano-helenístico. Abundan los caprichos y referencias como los Baños de Diana, la Cueva de Héloïse, el edículo con nicho, la tumba antigua, el templo de Vesta imitando el de Tívoli , las rocas Rousseaus y Delille o el Templo de la Amistad, mausoleo de los hermanos Cacault y Lemot, inspirado en los templos griegos.
La villa sirvió como modelo de la comarca. Es por ello que el gusto refinado por la arquitectura trascendió Clisson, y es habitual encontrar bodegas con edificios que siguen el estilo arquitectónico de Andrea Palladio, figura que marcó el Renacimiento.
Viaducto
Cerca de los jardines nos podemos asomar al viaducto que libra bajo sus pies el río La Moine. Data de 1840, y es un lugar peculiar porque sus arcos parecen simular una nave gótica, con el «altar» graffiteado al fondo.
Y si aún tienes ganas y tiempo, aún puedes visitar las iglesias de Santiago, la Iglesia románica de la Trinidad (cuya antigüedad es del año 855, si bien se remodeló en el siglo XII, y alterada de forma importante el siglo XVII), la Garenne Valentín o el Molino de Papel de Le Liveau. Otra gran idea es acudir o bien en septiembre para la vendimia, o bien en junio para presenciar los conciertos del festival Hellfest
Vino Muscadet, el orgullo del Viñedo de Nantes
Acudimos a la llamada de su arquitectura, su paz, y no menos por los vinos. Apenas son 35 km los que se cubren desde Nantes hacia la villa de Clisson, situada al sureste de la capital de la Región de Países del Loira. La zona actúa como una alfombra de viñedos, meta del enoturismo, y que se ha denominado el «Vignoble de Nantes» (viñedo de Nantes). Hay testimonios del siglo III d.C. en los que el emperador romano Marco Aurelio Probo concede la potestad a legionarios de plantar vides en la zona. Conservado como cultivo por los monjes, el despegue de los viñedos de Nantes tuvo un hito importante a principios del siglo XV, cuando el duque Jean V desgravó los impuestos que pesaban como un lastre en la producción y venta de los vinos de Nantes, al mismo tiempo que promovía una feria. De esta forma Nantes se convirtió en el segundo puerto de exportación de vinos. A ese crecimiento también contribuyeron los comerciantes holandeses en el siglo XVI, y por supuesto el comercio triangular que enriqueció a Nantes, y que pivotaba en la trata de esclavos africanos con América y la consecuente exportación de vinos y aguardientes.
La denominación de Muscadet aparece ya en el siglo XVII, coincidiendo con la introducción de las vides de Borgoña de la variedad Melon Blanc. Esta variedad soporta muy bien el frío, por lo que tras la histórica helada de 1709 que congeló las vides, el Melon Blanc asumió el papel protagonista en la región. Con respecto al nombre se piensa que los holandeses, comerciantes de los vinos, pero también de especias de Europa del Este, pudieron añadir nuez moscada para dar un sabor diferente a los vinos.
Con una superficie de 8.000 hectáreas y 92 pueblos distribuidos en suaves colinas, su suelo es ideal para el cultivo de vides gracias a una rica composición de rocas eruptivas y metamórficas. Para entender la importancia del vino en la economía regional basta decir que una cuarta parte de su superficie se dedica al cultivo vitivinícola. Cerca de 645 bodegas conviven, siendo especialmente renombrado su vino blanco Muscadet.
El Muscadet, es un vino blanco seco producido en 4 denominaciones de origen: la general Muscadet y tres DOC regionales, Muscadet Sèvre et Maine, Muscadet Coteaux de la Loire y Muscadet Côtes de Grand-Lieu. El Muscadet Sèvre et Maine es el más cultivado, con un 85% del total de superficie dedicado al cultivo de vides. La peculiaridad del Muscadet es que se elabora a partir de una única variedad de uva, el Melon Blanc (Melón de Borgoña)
Ideal para pescados de mar o fluviales, el Muscadet combina muy bien con quesos de cabra y carnes blancas, además del marisco: ostras, percebes, langosta o gambas.
Festival Hellfest
La música Metal suena con todo su poder acústico en el festival Hellfest. El tranquilo Clisson de poco más de siete mil habitantes aumenta su «aforo» con 170 mil apasionados del «Metal«. Público y artistas de todo el mundo acuden fieles a la llamada de uno de los mayores festivales en su género.
Cómo llegar a Clisson
Depende del tiempo que destinemos a conocer la zona de los viñedos de Nantes podemos optar por el coche, bicicleta, ruta de trekking o en tren. Con varios días dedicados a descubrir el territorio lo adecuado es hacer senderismo o ciclismo, pero si disponemos de un solo día podemos hacer el recorrido en coche (35 km en poco más de media hora) o en tren desde la estación central de Nantes, cuyo trayecto es cómodo y dura 25 minutos.
Actividades
Además de la ruta guiada por la ciudad y especialmente su castillo, en la oficina de turismo nos pueden aconsejar sobre los tours enológicos que permiten recorrer los viñedos y catar los excelentes vinos locales.
Oficina de turismo de Clisson
La Oficina de Turismo del Viñedo de Nantes situada en la place du Minage de Clisson, ofrece información turística de la villa, además de Sèvre y Maine Agglo y el Viñedo de Nantes.
Tel 02 40 54 02 95 – accueil.clisson@levignobledenantes.com
Abierto todo el año (excepto Navidad y Año Nuevo). También funciona como zona de degustación y tienda con la bodega Muscadet de vinos regionales
Para más información pueden visitar la web oficial www.levignobledenantes-tourisme.com