El Puente Colgante de Portugalete, emblema Unesco de Vizcaya

El Puente colgante de Portugalete, Patrimonio Unesco de la Humanidad se ha convertido en referencia del entorno metropolitano de Bilbao, y en uno de los hitos turísticos del País Vasco. Si bien el nombre oficial es el de Puente Bizkaia, siempre se ha conocido por el nombre de Puente de Portugalete o Puente de la Ria de Bilbao.

Descanso con vistas al Puente Bizkaia
Descanso con vistas al Puente Bizkaia

La relación del puente colgante con las explotaciones mineras es indisoluble, tanto como la teoría del origen de la palabra Alirón, el grito que sirve para celebrar las en otro tiempo frecuentes victorias y obtención de títulos del Athletic de Bilbao. Se cuenta que los empresarios ingleses que dirigían las minas de los alrededores de Bilbao, en Ortuella y la Arboleda recibían paga extra cuando encontraban una veta rica en hierro, que los ingleses denominaban All Iron. La lectura del cartel y la castellanización de término, que como un grito de Aleluya llenaba de emoción a los mineros derivó en una explosión de júbilo que la cantante de coplas Teresita Zazá añadió a una de sus canciones sobre las hazañas del equipo bilbaíno en los inicios del siglo XX.

Sea como fuere esta palabra se suma al repertorio de expresiones alegres que a menudo encontramos en el Viejo Bilbao y por ende las poblaciones donde desemboca la Ría del Nervión, Portugalete y las Arenas de Getxo.

Una historia intensa

Alberto Palacio y Elissague, hijo de un industrial vasco que había hecho fortuna en México es el arquitecto responsable del diseño del Puente Colgante. Admirador de Gustave Eiffel y Ferdinand Arnodin, Alberto que ya había participado en algunas obras como el Palacio de Cristal del Parque del retiro en Madrid, Palacio logró salvar los obstáculos técnicos, burocráticos y demás críticas para gestar la construcción del puente.

Inaugurado el 28 de julio de 1893, el puente recibió en 2006, algo más de 100 años después el galardón de Unesco como Patrimonio de la Humanidad, en calidad de ser el primer puente transbordador de estas características en todo el mundo, y el único en España dentro de la categoría de Patrimonio Industrial.

Antes de acometerse la construcción del puente la única manera de cruzar la ría era a través de pequeños barcos que conectaban las dos orillas, por un lado la villa marinera de Portugalete, y por otro la Margen Derecha con amplios terrenos aún por explotar urbanísticamente.

Las familias más pudientes del Bilbao industrial fueron adquiriendo terrenos y edificando sus villas residenciales paralelamente a la nueva moda de los baños de mar que imperaba en los albores del siglo XX, y esta situación fue un empuje para su construcción.

El puente continuó su habitual actividad hasta que durante la retirada de las tropas republicanas ante el avance de las tropas de Franco que ya habían tomado Bilbao, el travesaño y la barquilla fueron volados para inutilizarlos. El gobierno franquista, tras el fin de la Guerra Civil reanudó el tránsito en 1941. Ya en democracia, el estado del Puente, algo desmejorado y necesitado de rehabilitación, recibió el impulso necesario cuando la concesión de explotación cayó en manos de los actuales gestores, que supieron poner en alza el valor patrimonial del Puente.

La restauración significó algunos cambios, para la gente que lo ve cada día es más visual sin duda fue el cambio de color, que pasó del negro al rojo denominado  ‘Vena Rojo Somorrostro’ que pretende honrar la tonalidad de uno de los minerales que salía de la cercana mina de Somorrostro.

El ambicioso y valiente proyecto de recuperación del puente para integrarlo en la propuesta turística de Bizkaia, pone de relieve el carácter emprendedor que ha caracterizado el tejido industrial del País Vasco.

Las cifras son de vértigo, 61 metros de altura de las cuatro torres, con una pasarela de 160 metros de largo soportada en un travesaño donde se asienta el carro de ruedas que desplaza la barcaza de transporte para coches y personas que cruzan de lado a lado.

El incremento turístico que vive Bilbao y que se palpa año a año tiene su extensión en la visita al Puente de Portugalete, con numerosos visitantes nacionales (especialmente de Madrid, Cataluña y Andalucía) pero también extranjeros (de Alemania, Francia o Japón entre los más frecuentes).

Maqueta del puente colgante en la tienda
Maqueta del puente colgante en la tienda

Nos encontramos con Jabier Goitia, ingeniero técnico en las obras de restauración del Puente Colgante, y guía que amablemente nos ha ofrecido el Departamento de Prensa del Puente Bizkaia, denominación y marca con el que pretende darse a conocer.

Jabi no esconde la melancolía que siente por los tiempos en los que la desembocadura de la Ría de Bilbao era una autopista, y el Puente de Portugalete era el vigía que velaba todopoderoso por los enormes buques de vela o los recién botados que pasaban por debajo de su estructura.

El aspecto es tan diferente que para los que han conocido la fisonomía de Bilbao y las orillas de la Ría hasta que muere en el Mar, en los años 70 y 80 del pasado siglo, permanecen atónitos a la transformación que ha vivido.

Esa nostalgia de ese Bilbao gris, con sus chimeneas, sus astilleros, sus fábricas de transformación de hierro y el tráfico marítimo son comprensibles. Es cierto que las largas avenidas junto a la Ría invitan a los habitantes a vivirla, pero no se puede negar que esa «combustión social» hacía mella en la personalidad de la gente que vivía en torno a la Ría del Nervión.

Hoy en día el Puente Colgante casi llega a las 100.000 visitas anuales, y ya no son sólo los habitantes de las márgenes quienes cruzan para ir a las playas o comer unos pinchos por el centro de «Portu», si no que los turistas llegan desde muy lejos, atraídos por el skyline único.

Además de a barcaza que permite el tránsito de vehículos y personas, el gran atractivo turístico con las vistas desde la pasarela superior que conecta las dos torres por lo alto.

La pasarela que recorremos hoy en día es más amplia que la original, más estrecha y de uso exclusivo para técnicos y trabajadores en tareas de manutención.

Pasarela elevada del Puente de Portugalete
Pasarela elevada del Puente de Portugalete

Los paneles informativos van introduciendo a los turistas en la historia y gestación del Puente Colgante, desde el proyecto original a la ejecución, la reparación tras la voladura en la Guerra Civil y la transformación final en el cambio de siglo que permitió la iniciativa turística.

Para los que no son bizkainos, los mapas de relieve de los montes, edificios y elementos que advertimos desde la pasarela resultan interesantes para situarnos en la labor que desempeñaba el puente salvando la distancia de las dos orillas sin intervenir en el fluido tráfico de barcos que remontaban la ría.

Ascendemos con Jabi por el ascensor del lado de las Arenas, uno de los dos que se hallan en cada extremo, y que en menos de un minuto nos conduce a la pasarela superior.

La pasarela superior del puente ofrece vistas insuperables de los dos márgenes, Portugalete y las Arenas y Getxo. La Margen Derecha con sus casas bajas y sus barrios residenciales fue otro gran ejemplo de la lucha por doblegar el paisaje. Jabi nos cuenta numerosas historias, como la del topónimo de Las Arenas, ciénagas insalubres, con dunas y poco aptas para vivir de las que hoy no queda testimonio. El río Gobelas, en otros tiempos con un caudal más importante se desdibujó para encauzarlo hacia empresas que aprovecharon sus aguas para uso industrial. Con técnicas ingeniosas semejantes a los polders de Países Bajos se desecó los terrenos y se posibilitó la construcción de villas residenciales de las familias más pudientes, enriquecidas con el desarrollo económico del Gran Bilbao.

Los gigantescos cables de acero que tensan el puente se clavan y se hunden en los lados con soluciones de integración urbanística que son dignas de admiración. Hay que pensar que cuando se llevó a cabo el aspecto de la mancha urbana era diferente y que las casas han ido absorbiendo los anclajes hasta el punto de parecen lianas que nacen de los edificios.

Los cables de sujeción de las torres del Puente de Portugalete
Los cables de sujeción de las torres del Puente de Portugalete

Nos despedimos de Jabi agradecidos por su profunda sabiduría del Puente, de la Ría y de mil cosas más sobre las que nos ha encantado charlar distendidamente. Caminamos por la orilla de Portugalete hasta el edificio de Información turística, cuyos colores azulados y amarillos lo embellecen aún más. En el pasado fue la estación de ferrocarril que iba hasta Bilbao, obra de Pablo de Alzola y Minondo.

En lo alto vemos la iglesia de Santa María y subimos para deleitarnos con la vista del Puente desde el mirador de la iglesia, con una estampa verdaderamente increíble.

Nos alejamos  del puente caminando por la ribera de Portugalete, siguiendo el paseo que conduce hasta Barakaldo, adquiriendo nuevas perspectivas y encogiendo las dos torres hasta que logramos que entren en el objetivo de nuestra cámara de fotos. Los terrenos de ACB, la Naval y Altos Hornos se van sucediendo, con sus infinitas explanadas hoy silenciosas y que podrían ser el plató de películas apocalípticas, que en otro tiempo fueron el motor económico de Bilbao, País Vasco y del Norte de España; y cuyo gran reto es reconvertir para dar una oportunidad laboral para las nuevas generaciones.

Información y consejos

Los horarios del Puente de Portugalete son de 10 a 19:00 para la visita a la pasarela superior, y si sólo queremos pasar de lado a lado con la barquilla transbordadora, tenemos horario continuo, incluso con varias salidas nocturnas.

Precios: El precio es de 9€ con audioguía, disponible en castellano, francés, inglés y euskera, o de 45€ si es guiada.

Como es posible que queramos volver al lugar de entrada, el precio de la visita incluye los dos ascensores, el paseo por la pasarela superior y el uso del transbordador, lo que nos permite volver al lugar de inicio o quedarnos en la orilla contraria.

Si aún te has quedado con ganas de hacer fotos, una buena idea es subirte a los barcos que cruzan de lado a lado y sacar fotos desde el medio de la ría.

Si bien es cierto que el tiempo es muy variable y difícilmente podemos asegurarnos un día soleado para visitar el Puente colgante, si tenemos la suerte de hacer la visita en un día de sol, las vistas y las fotos que obtendremos son aún más sorprendentes.

Desde hace varios años se viene desarrollando una media maratón en torno al Puente Colgante, que actúa como escenario de la prueba.

Como llegar

Llegar al Puente Bizkaia es muy sencillo, especialmente si llegamos en transporte público desde Bilbao, con las opciones de metro (la línea que va hasta Kabieces para en Portugalete), mientras que va por la margen derecha tiene parada en Areeta. También hay trenes de la red de cercanías de Renfe de Bilbao, con salidas desde la estación de Abando, en la Plaza España del centro bilbaino.

Hanging Bridge of Bizkaia, a Timelapse, Puente colgante de Bizkaia, un Timelapse from carlos gil on Vimeo.

Mapa de la ubicación del Puente

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