Nuestro viaje por Brasil se acercaba al final. Después de Sao Paulo, Maresías, Ilha Bella, Angra dos Reis y por supuesto Río de Janeiro, llegaba la ansiada visita a las cataratas de Iguazú.
Tierra de los guaraníes, hoy las cataratas de Iguazú son uno de los parajes naturales más estimados en todo el planeta, formando parte del Patrimonio de la Humanidad reconocimiento de la Unesco, y del selecto club de las siete Maravillas Naturales.
Los saltos de agua de Santa María, como los denominó el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca en 1542 están formados por una sucesión de casi 300 cataratas, 275 en concreto que llegan hasta los 80 metros de altura.
El punto más espectacular es la Garganta del Diablo, cuya caída de agua de 80 metros puede verse desde ambos lados del río desde ópticas diferentes. Mientras desde el lado argentino se accede a través de un tren ecológico que desemboca prácticamente en el borde desde donde se precipitan las cataratas, en el lado brasileño se accede desde abajo, teniendo una vista impresionante de la caída de las aguas, con su furioso rugido natural.
Río abajo se encuentra la confluencia del río Iguazú con el Paraná, lugar donde está el hito que marca la frontera entre los tres países que comparten el territorio guaraní, Argentina, Brasil y Paraguay.
Nuestro viaje
Siguiendo con nuestro estilo mochilero el alojamiento de Foz de Iguazú era una pousada en el centro que cumplía los mínimos. Los precios son asequibles para este tipo de hostales, si bien es cierto que podemos optar por los hoteles de más calidad (y precio) que hay cerca de las cataratas que cuentan con piscinas, servicios de transfer al aeropuerto y a las mismas cataratas, entre otros «lujos».
Ya amanecidos tomamos un taxi hasta la entrada al parque de las cataratas en el lado brasileño. La distancia es de una media hora y entre la charla con el taxista se nos hizo realmente corta.
El Parque de la parte brasileña no es tan extenso pero la frondosidad de la selva hace que a veces podemos sentirnos dueños de este paraíso, aunque al estar totalmente señalizados los caminos no hay muchos opciones de elegir vías alternativas. Las pasarelas discurren paralelas al río en muchos tramos, permitiendo panorámicas de las diferentes cascadas.
En ocasiones da la sensación de que estamos en un parque acuático porque el tipo de turista que llega no aprecia la belleza del entorno y discurre por el parque como un torbellino, sin pararse apenas a disfrutar de la vista. Fruto de ese ajetreo y del poco respeto por la señalización, es habitual ver como mucha gente da de comer a los coaties, los omnívoros típicos que habitan estas selvas.
En guaraní, la palabra coatí significa ‘nariz alargada’ y en el parque han llegado a acostumbrarse a la presencia humana hasta el punto que pululan, especialmente por las zonas habilitadas para comer o las tiendas de souvenirs, donde se ponen las botas sacando tajada de los turistas que buscan una foto junto a los animales. En más de una situación vimos auténticos «hurtos» frutícolas, rasgando las bolsas de plástico para llevarse una buena pieza de fruta. En todo caso, sin ser peligrosos, es mejor no molestarlos, ni comer cerca, ellos estarán encantados de que les saquemos una foto, pero sin pretender que se comporten como un animal doméstico.
Continuamos a pié dirección de la Garganta del Diablo, la más grande del parque. En algunos tramos la condensación de turistas es importante y prácticamente se montan colas para sacarse la foto de rigor con el telón de fondo de las cataratas de Iguazú.
Al final del sendero, como palafitos sobre la parte más tranquila se construyeron plataformas que permiten acercarse hasta las cataratas, permitiendo abrir panorámicas visuales espectaculares.
Una de las sensaciones más únicas y que se grabó para siempre en nuestro recuerdo fue la profusa presencia de las mariposas, grandes, pequeñas, coloridas, apagadas, pero siempre abundantes y cercanas, casi como si entendieran que aún puede haber armonía con los humanos. Su belleza nos cautivó, pero más aún cuando impregnados del rocío de las gotas de las cascadas que nos empapaba, se posaban en nuestro cuerpo, y gentiles bebían de la mezcla de agua y sal de nuestra piel. Extendiendo su lengua, como nunca habíamos visto, nos sentimos como pocas veces en sinfonía con la Madre Tierra.
Visita a las cataratas de Argentina
Si tenemos tiempo es totalmente aconsejable disfrutar de los dos lados de las cataratas, de modo que nosotros cruzamos la frontera al lado argentino para tener otra perspectiva de la misma joya que comparten ambos países.
Pese a separarnos poco espacio, no hay que olvidar que tenemos que cambiar de país, cruzar la frontera y obtener pesos argentinos para pagar en la entrada a las cataratas.
Nosotros nos dejamos aconsejar por el taxista que contratamos para pasar la frontera, si bien es cierto que el hecho de que no fuera posible pagar con tarjeta nos parecía sumamente extraño. La razón es que la Concesionaria de explotación de las cascadas argentinas tiene absurdas normas, más si cabe teniendo en cuenta que ya dentro se puede pagar en los restaurantes y tiendas con tarjeta.
Una vez dentro hay dos rutas complementarias, una en el tren ecológico y otra a pié. Nuestro equipo se dividió porque no quedaban muchas horas de luz, así mientras algunos optaron por la opción del recorrido en el tren turístico hasta la Garganta del Diablo desde el lado Argentino, el resto nos animamos al recorrido en lancha por el río. La sensación de ver las cascadas cayendo con estrépito desde arriba a apenas unos metros da una dimensión enorme de su fuerza. El itinerario remonta el río hasta las cascadas y conviene tener cuidado con las cámaras porque nos podemos mojar enteros.
Información y consejos
Conviene regatear los precios de los taxis y de los servicios turísticos, y tener paciencia porque siempre hay opciones y planes B. Si preguntamos a varias agencias y negociamos siempre podemos conseguir un precio más económico para el transporte. Por contra los precios de entrada y actividades dentro del parque de las cataratas son fijos.
La entrada a las cataratas en el lado argentino: Es importante tener en cuenta que en las taquillas donde se compran las entradas al parque de las cascadas del lado argentino sólo hay un cajero y no siempre funciona, y dado que no se puede pagar la entrada con tarjeta, hay que llevar moneda en metálico. Por ello lo habitual es cambiar moneda en las tiendas de souvenirs que hay a ambos lados de la frontera.
En la mochila nunca sobra el repelente de insectos, especialmente los mosquitos, y un impermeable fino para la capa de gotas que sobrevuelan las cataratas y que calan como la lluvia.
Además de las cataratas podemos visitar la presa de Itaipú, una de las mayores del mundo y que divide Paraguay y Brasil a lo largo de la frontera del río Paraná. Recomendamos hacer la visita guiada donde nos explican toda la historia de su construcción. Por otro lado se pueden hacer visitas a las cataratas en helicóptero, rafting, y la visita que nosotros llevamos a cabo al Parque de las Aves, una experiencia divertida para conocer la extensa gama de aves que hay en la zona, y donde los niños disfrutarán con los tucanes.
Como llegar a las cataratas de Iguazú
Las cataratas del Iguazú están en la frontera del estado de Misiones en Argentina, y el estado brasileño de Paraná, dentro del parque nacional Iguazú, y la mejor forma de llegar es volando a los aeropuertos de Puerto Iguazú en la zona argentina o el aeropuerto de Foz do Iguaçu en el lado brasileño de las cataratas, ambos con vuelos internacionales.
patricia
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ahí estaremos en las cataratas de Iguazú para conocerlo y disfrutar de esta maravilla
El Giróscopo Viajero
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Hola Patricia! Las cataratas de Iguazú son uno de esos lugares a visitar al menos una vez en la vida. Buen viaje!
Maribem
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Quiero saber si puedo recorrer el lado brasileño y argentino de las cataratas en un día! Si estoy en Foz do Iguazú por donde me recomiendas empezar? De día en lado argentino o de tarde??? Que sería mejor…
El Giróscopo Viajero
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Hola Maribem ! Es posible hacerlo en un día aunque mejor en dos para ir más tranquilo. Hay taxis que te cruzan la frontera de Brasil a Argentina. Mejor empezar por el lado brasileño por la mañana y el argentino luego. Buen viaje!!
Aida
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Hola Giróscopo viajero, muchas gracias por tanta buena información, nosotros estamos planeando un viaje a Buenos Aires , solo tenemos una semana y nos gustaría conocer un poco de Buenos Aires como 2 días y otro 1 dia en las cataratas de Iguazu , 2 en Rio y 2 en Sao paulo, como seria la mejor manera, necesitamos consejo con todo transportación , hotel, y excursiones. Muchas gracias.
El Giróscopo Viajero
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Hola Aida! No tenemos información concreta de Buenos Aires y Río de Janeiro, pero nos parece un viaje demasiado intenso para una semana. Yo os diría que os concentréis en una zona solo. Iguazú se puede ver en uno o dos días, dependiendo de si queréis ver las cascadas desde el lado de Brasil, desde el de Argentina, o el de ambos. Buen viaje!!
Rodrigo Jesus Gutierrez
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Hola, vaya aportación tan increíble. Los taxis que pasan de la frontera brasileña a la Argentina para visitar las cataratas piden pasaporte? O algún tipo de visado?
El Giróscopo Viajero
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Hola Rodrigo! Los taxis no, pero en la aduana piden el pasaporte ya que estamos pasando de un país a otro. El taxista solo hace de conductor 😉 Buen viaje a las cataratas de Iguazú.