Marimurtra, el Jardín Botánico de Blanes en la Costa Brava

Fue casi una casualidad que se nos presentase ante nosotros una foto de un lugar que se asemejaba a las recreaciones de lugares casi oníricos de las novelas de Julio Verne, con un templo de estilo clásico sobre los acantilados y excelsas vistas al mar. Y gracias a esa casualidad pudimos conocer el Jardín Botánico Marimurtra.

Detalle de la flor de la chumbera
Detalle de la flor de la chumbera en los jardines de Marimurtra

Pese a superar las 100.000 visitas anuales -con cierto mérito por cierto porque a diferencia de otros museos o lugares turísticos de Cataluña su promoción es mínima- el Jardín Botánico de Marimurtra sigue siendo un gran desconocido tanto para los turistas que llegan a Cataluña, como para muchos ciudadanos catalanes que han oído hablar o vagamente recuerdan que lo visitaron hace muchos años.

La previsión del tiempo era incierta, y tras unos días de invierno seco y soleado, el día antes había caído una tormenta copiosa sobre Barcelona. Aún así, algo preocupados por las fotos tomamos el tren hacia Blanes, la «puerta» de la Costa Brava que se inicia aquí hacia el norte extendiéndose por la accidentada geografía de acantilados de la provincia de Girona.

Nuri Torrelles, del Departament de Docència de la Fundació Carl Faust nos había invitado muy amablemente a acercarnos a conocer el Jardí Botànic Marimurtra, y a la llegada nos fue ilustrando sobre la visita.

Entrada al Jardín Botánico de Marimurtra
Entrada al Jardín Botánico de Marimurtra

De forma introductoria nos situó en el contexto de principios del siglo XX, y en la figura de Karl Faust, mecenas de Marimurtra. Como tantos extranjeros, Faust quedó maravillado por los parajes de la Costa Brava y en particular por el pueblo de Blanes, donde como un cultivado humanista llevó a cabo su proyecto personal más ambicioso, Marimurtra.

Faust se había instalado en Barcelona, como empresario, siguiendo los deseos de sus padres que le habían convidado a dedicarse a los negocios, si bien es cierto que sus sensibilidades estaban dirigidas hacia aspectos menos materiales, como la botánica, por la que sentía una verdadera pasión.

La estatua de Karl Faus en el paseo marítimo de Blanes
La estatua de Karl Faus en el paseo marítimo de Blanes

Cuando conoció Blanes y en concreto la ubicación actual de Marimurtra, Karl Faust se dedicó con empeño y paciencia a adquirir los terrenos donde se asientan los jardines a partir de 1918. Y para los propietarios, el empecinamiento del alemán debió ser visto poco más que como alocado. Máxime si nos situamos en el contexto en el que las propiedades habían dejado de ser útiles con la epidemia de la filoxera que había diezmado los viñedos costeros que precedían.

Los acantilados frente al promontorio de Marimurtra
Los acantilados frente al promontorio de Marimurtra

Ese hobby pronto se convirtió en su obstinación, y en 1924, cumplidos los 50 años abandona su actividad empresarial para volcarse en la culminación de su «pequeño capricho»

Ante el temor de que el gran esfuerzo de Karl Faust pudiera quedar enterrado por el abandono, en 1951 se crea la fundación que lleva su nombre, que toma las riendas para no sólo preservar si no difundir todavía con mayor fuerza el Jardín Botánico.

Hoy la extensión de Marimurtra no sólo por su espacio (de más de 14 hectáreas), si no por la variedad de especies, que reproducen plantas de los cinco continentes (recordemos que el clima Mediterráneo no es único en la Cuenca del Mare Nostrum, si no que está presente en zonas de California, Sudáfrica, Australia y Chile), si no por el éxito con el que logra transportarnos a escenarios naturales tan dispares y lejanos a Blanes.

Los colores de las plantas exóticas
Los colores de las plantas exóticas en el Jardín botánico de Marimurtra

La presencia de plantas foráneas tan insospechablemente capaces de vivir aquí, no deja de lado la importancia de la conservación de las plantas endémicas de Cataluña y de la propia Costa Brava en particular, que frente a su mayor enemigo invasor, el ser humano, tienen aquí un refugio, un oasis donde poder enseñar a los niños y recordar a los más grandes la importancia de la preservación de la flora local.

La ubicación del «Jardí» no es casual, en el promontorio que vigila desde la altura la población costera se forma un peculiar microclima donde la humedad de las nubes de la costa hace que su vapor de agua dulce sirva para mantener más frescas las plantas.

Al mismo tiempo, Marimurtra se destapa sin quererlo como un lugar privilegiado no sólo para el ecosistema botánico, si no para los agradecidos visitantes que descubren en sus miradores panorámicas envidiables, dignas de una postal. No en vano el Jardín Botánico acoge eventos como bodas, que sin duda resultan evocadoras.

Vista desde los miradores de Marimurtra
Vista desde los miradores de Marimurtra

El sol, invitado inesperado nos acompañó en la comida en los restaurantes del centro de Blanes, y poco más tarde, cuando el viento se levantó tempestuoso y gélido, los pasos nos llevaron casi de casualidad por el paseo marítimo hasta la estatua de Faust, al que presentamos nuestros respetos, agradeciendo el haber descubierto uno de los rincones más interesantes de Cataluña.

Las más de 4.000 especies, medicinales, exóticas, aromáticas,… que conviven en Marimurtra se disponen en tres áreas donde la botánica se mezcla con el paisajismo y la propia belleza del lugar, enclavado en la colina desde donde se domina el mar, y donde el mar cada día nace con un humor y unas tonalidades diferentes.

Cartel con el nombre de las plantas
Cartel con el nombre de las plantas

Cada paso en Marimurtra necesita de forma paralela un minuto de atención, un momento de paciencia dedicado a la contemplación. Si hacemos la visita a nuestro aire, sin visita guiada, conviene despertar los sentidos para identificar la belleza que a veces escondida o a veces de forma implícita desprende cada planta o flor.

El hábitat de cactáceas de México en Marimurtra
El hábitat de cactáceas de México en Marimurtra

La primera área, dedicada a la Macaronesia (los archipiélagos de las Azores, Canarias, Cabo Verde, Madeira e Islas Salvajes) y las zonas áridas de África y especialmente México nos transportó a paisajes que ya conocíamos de algunos parajes ya visitados en esas partes del mundo. Las inmensas cactáceas y los agaves que se extienden por el recinto y que admiramos desde el mirador el alto de la pérgola nos brindaron las primeras fotos.

El Segundo Jardín comprende el espacio donde todo tipo de palmeras y araucarias comparten espacio con un área etnobotánico, dedicado a ilustrar con paneles la importancia de la sostenibilidad y el cuidado de la flora.

Poco después pasamos por un túnel que va por debajo de la carretera, que da acceso al tercer jardín, y que es una ventana al mar, con especies de Chile, California, Australia y de Cataluña.

En la pérgola llamada el Templo Linneo (en honor al naturalista Carl Nilsson Linnæus), una tremenda sensación de paz y tranquilad nos invadió, sabedores de que visitando el jardín en febrero y entre semana gozábamos del inconmensurable privilegio del silencio.

La pérgola frente al mar en el Jardí Botànic de Marimurtra
La pérgola frente al mar en el Jardí Botànic de Marimurtra

Toda la franja de costa está volcada al mar con varios miradores que se convierten en bancos improvisados para sentarse a contar las olas. La perspectiva de las alamedas que descienden adaptándose a la montaña hasta estos balcones recuerda los jardines renacentistas de Bóboli en Florencia o de Villa d’Este en Tívoli.

Cuando nos dimos cuenta ya habían pasado casi dos horas y estábamos de nuevo en la entrada, comprando algunas semillas y un par de cactus para recordar nuestro paso por Marimurtra. Nos despedimos de Nuri, que con su cercanía, su amor por su trabajo y por supuesto la hospitalidad con la que nos recibió nos hizo «seguidores» del jardín botánico.

La labor de Marimurtra no acaba con la sensibilización medioambiental ya que en sí es un ente vivo, volcado con la investigación y que cuenta con laboratorio, la biblioteca especializada o espacios para la experimentación biológica. De hecho, el reconocimiento no llega sólo por parte de los visitantes, si no que para los especialistas en botánica es el mejor jardín botánico mediterráneo de Europa, y está catalogado como Jardín Histórico.

Cómo llegar a Marimurtra

La dirección exacta es Jardí botànic Marimurtra – Passeig Karl Faust, 9, 17300 Blanes (Provincia de Girona)
Teléfono: (+34) 972 330 826 Fax: (+34) 972 330 826

Horario : abre sus puertas cada día de 9 a 18h.
E-mail: marimurtra@marimurtra.cat
Web: marimurtra.cat

Mapa para llegar a Marimurtra desde el centro de Blanes

1 comentario de “Marimurtra, el Jardín Botánico de Blanes en la Costa Brava

  1. Cuando visito una ciudad me gusta si puede ser visitar los jardines botánicos, porque encuentras especies desconocidas y se aprende mucho y si además están en un enclave como ese, tiene que ser una maravilla, disfrutando de esas vistas del mar,
    Vuestro relato me ha parecido muy interesante y las fotos estupendas, gracias!!

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