A caballo entre la Sierra de Aracena y Picos de Aroche y la preciosa costa onubense, la cuenca minera de Riotinto constituye un espacio sorprendente digno de hacer parada. El geoturismo y el pasado minero suponen un recurso económico con mucha proyección, y que permite recuperar el pasado industrial a través de sus minas, galerías e infraestructuras mineras.
La actividad minera fue el sustento económico de la comarca del Andévalo oriental en las estribaciones suroeste de la Sierra Morena, provincia de Huelva, y hoy es el principal -pero no único- reclamo turístico. El paisaje es ideal como paisaje de ciencia ficción, hasta el punto que la NASA lo ha estudiado por tener una semejanza con la superficie de Marte. Suelos ácidos, azufre y montañas negras de escorias de mineral, se entremezclan con cortas (minas a cielo abierto) «rumiadas» que parecen pirámides de terrazas que se hunden hacia el centro de la Tierra. Los ríos, ácidos y ferrosos, cobran colores fotogénicos, y al mismo tiempo sorprende ver el fruto de una transformación de cinco mil años del territorio.
Historia minera
La denominada Franja Pirítica de Huelva (en realidad recorre parte del suroeste peninsular) ya explotada desde la antigüedad por fenicios, romanos y árabes, se reactivó -ya con métodos industriales – en la segunda mitad del siglo XIX. El cobre y ácido sulfúrico para las industrias químicas y eléctricas habían experimentado una gran demanda, y dos grandes compañías internacionales: la Tharsis Sulphur and Cooper Coo. Ltd. y, especialmente, la Rio Tinto Co. se encargaron de gestionar su extracción y transporte a los cargaderos en la costa.
Los método de explotación usados en la cuenca de Riotinto fueron diversos. Hubo explotaciones a cielo abierto, otras por cortas, de interior, subterráneas o contraminas. Los minerales extraídos fueron especialmente hierro, cobre y azufre, y el periodo de explotación industrializada fue de 1873 a 1954. Posteriormente, la explotación de las minas se llevaron a cabo con compañías españolas hasta bien entrada la década de los 80.
De la mina a la costa
La pirita (hierro, cobre y azufre) extraída era depurada eliminando las escorias y transportada a las costas para embarcarse. Varios «ríos de vías» recorrían el espacio entre las minas y la costa: El Tharsis – Río Odiel, el Buitrón San Juan del Puerto, el ferrocarril Rio Tinto Huelva o el Minas de Cala San Juan que llegaba hasta Sevilla, a San Juan de Aznalfarache. Durante más de cien años, desde 1875 a 1984, el Ferrocarril minero Riotinto-Huelva fue uno de los tramos con mayor tráfico de cargamento minero del mundo.
En 1954, en plena autarquía de la dictadura franquista, las minas se nacionalizaron, manteniendo un nivel de extracción aún destacado. Su ocaso llegó en los 80, cuando los sectores mineros y metalúrgicos de España sufrieron la pérdida de la competitividad y rentabilidad, llegando al cierre de las minas en 2001.
Como es tristemente habitual, el potencial económico de la una explotación única, quedó relegado a un plano de exportación del mineral, sin tener en cuenta la creación de una red industrial a futuro. Una vez agotado el mineral, o disminuida su productividad, la comarca perdió el motor que sustentaba los miles de puestos de trabajo directos e indirectos.
Si a ello añadimos que durante el siglo XIX, las paupérrimas condiciones laborales, y la contaminación generada por las minas, derivó en conflictos sindicales violentos, podemos acercar la lupa de la Historia para entender el contexto. Las condiciones de vida y trabajo de las minas fueron tan duras, que uno de los episodios más recordados es el conocido “año de los tiros” en 1888. Pocos lo describen mejor que el historiador R. Amador de los Ríos, que viajando por la zona expresó la vida terrible en el el paisaje minero industrial de Riotinto.
El ciclo minero no solo transformó para siempre la geografía de la comarca, si no que dejó impreso su sello en la fisonomía urbana de las poblaciones, barrios y edificios de las diversas poblaciones. Tanto los propietarios de las minas, como los ingenieros ingleses reprodujeron su estilo de vida anglosajón en la Andalucía de finales del XIX y principios del XX. Campos de fútbol, de tenis, cricket competiciones deportivas, espacios de ocio como los casinos, viviendas al estilo británico, y otras infraestructuras como equipamientos para el bienestar social, han quedado como legado arquitectónico que permite leer la influencia que tuvieron incluso en la capital onubense. Hoy la cuenca minera está protegida como Bien de Interés Cultural como Sitio Histórico por la Junta de Andalucía
Qué ver en la Cuenca Minera
Son numerosos los puntos interesantes, tanto desde el punto de vista histórico, como el meramente estético, con la posibilidad de fotografiar espacios áridos en los que el cromatismo de los minerales llama la atención. Un buen lugar para empezar a recorrer la cuenca minera es Riotinto, donde su museo minero permite contextualizar la explotación de sus minas. La visita se ameniza conjuntamente con el recorrido del viejo ferrocarril, hoy tren turístico. La corta de la Peña del Hierro es otro de los puntos imprescindibles.
Las poblaciones de Minas de Riotinto, Nerva y El Campillo componían principalmente el área de extracción, con explotaciones mineras como Corta Atalaya, Filón Sur, Filón Norte y Peña del Hierro. La infraestructura minera se completaba con el ferrocarril de vía estrecha que ponía en contacto las distintas partes entre si y con el Puerto de Huelva, donde finalmente se cargaba en barcos.
Finalmente la ruta la podemos completar con la visita al muelle de Riotinto en la ciudad de Huelva, el principal cargadero de mineral en barcos, y una joya de arquitectura industrial que despide cada día el sol.
El Museo Minero de Riotinto «Ernest Lluch»
La primera sorpresa es encontrarse con el nombre Ernest Lluch primer presidente de la Fundación de Río Tinto y que tras ser asesinado por ETA en el 2000 sirvió como homenaje.
El Museo Minero de Riotinto Ernest Lluch tiene su sede en el antiguo hospital construido por la Río Tinto Company Limited para atender a sus empleados. Ya con el declive de la actividad minera surgió la necesidad de crear una Fundación Río Tinto, institución cultural privada y sin ánimo de lucro, que en la década de los 80 del siglo pasado planteó un proyecto de recuperación del edificio. En los 90 se procedió a adecuarlo como Museo Minero.
La arqueología ha permitido recomponer el puzle de la historia para mostrarnos los 5.000 años de actividad minera desde que tartessos fuesen conscientes de que los materiales obtenidos de la tierra podían servirles como objetos para sobrevivir. Son numerosos los testimonios romanos, impulsores de una explotación más intensiva hace dos mil años.
Como si fuera un pueblo vagabundo, Riotinto fue cambiando su ubicación a la vez que el proceso de extracción minera engullía el suelo donde se asentaba. El recorrido cronológico por las salas del museo minero tocas no solo aspectos técnicos, geológicos o históricos, ya que aborda las más que duras condiciones de trabajo de los mineros, así como la conflictividad laboral que permitió mejorar su día a día. La introducción de las técnicas de la Revolución Industrial iniciada en Gran Bretaña en las minas de Huelva, supuso un salto cualitativo y cuantitativo en la productividad. Sin embargo la mano de obra local, que alcanzó los 10 mil trabajadores, estuvo expuesta a condiciones miserables, con jornadas agotadoras y una vida precaria.
Algunos de los espacios «más visuales» del museo minero son la reproducción de una mina romana con túneles y norias para extraer agua, y por supuesto el andén donde encontramos ferrocarriles de época como el vagón del Maharajá, construido para la reina Victoria de Inglaterra, y que sirvió como transporte para que el rey Alfonso XIII visitase Riotinto. También hay una gran locomotora de vapor inglesa impoluta y que parece sacada de hace 100 años o de un set de cine.
Casa 21
Tras el museo nos acercamos al barrio de Bella Vista, un conjunto residencial formado por casas adosadas y otros edificios destinados al ocio, culto y esparcimiento de los ingenieros ingleses y sus familias.
La denominada Casa 21 reproduce en su interior cómo era la vida de uno de los ingenieros de la Rio Tinto Company Ltd. Éste barrio o colonia residencial se parecía bien poco a los hogares mineros, y suponía un pequeño oasis, sin olvidar que el entorno de toda la comarca estaba indistintamente acompañado de contaminación.
En Bellavista los británicos intentaban llevar una vida similar a la de cualquier barrio de las islas allende el Canal de la Mancha, con escuela, campos de tenis, el “Club Inglés”, o The Kirk, una iglesia presbiteriana de estilo escocés (1891) .
La creación del barrio fue promovida por en1883 por el nuevo director general Charles Prebble. Sobre una antigua colina de escorias de mineral, se alzó el conjunto, con el nombre de Bella Vista, no carente de imaginación ya que las vistas no eran precisamente cautivadoras. En la primera fase de construcción se terminaron la Casa Consejo (Vivienda del General Manager) y una hilera de diez casas. Posteriormente, en1895 se añadieron diez casas más, entre ellas la 21.
Inaugurada en 2005 como pequeño museo, La Casa nº 21 nos acerca al modo de vida de los administradores y gestores de la cuenca minera de Riotinto. Construida en 1885, consta de tres plantas, con un pequeño jardín en la entrada. Para hacer más verosímil el contexto histórico, se ha dotado de muebles y enseres originales. Así, podemos imaginar la hora del te en su sala, los niños jugando en su habitación, las fotos del veraneo en la playa de Punta Umbría
La Planta Baja se articula con el comedor, salón, vestíbulo, jardín delantero y trasero, la cocina y lavadero. Subiendo por las escaleras se llega a la primera planta donde están los dormitorios, el estudio y baño. En la segunda planta estaban las habitaciones del servicio doméstico, el trastero y el cuarto de juegos para los niños.
Minas
Las minas y espacios excavados para extraer el mineral han ido convirtiendo su morfología según avanzaba el proceso minero. Algunas tanto que simplemente no existen al consumir la veta y remover el terreno que envolvía el mineral. Sin embargo es posible visitar algunas cortas (minas al aire libre) desde miradores que nos permiten interpretar la actividad minera, como las cortas como del Cerro Colorado, Peña del Hierro o Corta Atalaya.
Cerro Colorado
En el norte de Riotinto, junto a la carretera a Campofrío A-461, el Cerro Colorado es el mejor exponente visual para comprender el -inabarcable a los ojos- espacio de tierra removida con la actividad minera. Inmensos taludes forman este gigantesco lego de tierra apilada para facilitar la extracción de mineral. La superficie del cerro es de 4,2 km2, con 230 metros de profundidad, y solo la vista aérea y satelital permite darse cuenta de su tamaño.
Aunque hoy parezca una sola masa, en su día fueron tres cortas separadas, Salomón, Lago y Dehesa, que a su vez componían en conocido como Filón Norte. En sus inicios (de 1881 a 1892) se trabajo como mina subterránea de pirita (Salomón), siendo posteriormente el método de mina a cielo abierto (menos peligroso y posible gracias a los avances técnicos que permitían desplazar masas mayores de tierra superficial) el que se centró en pórfidos cobrizos y gossan para la extracción de cobre, oro y plata.
Corta Atalaya
Al norte de Riotinto, no lejos del barrio inglés de Bellavista está la Corta Atalaya, un inmenso cráter que en su día fue mina a cielo abierto donde se extrajeron minerales de pirita, calcopirita, blenda o cuarcita. Los pozos San Dionisio, Alicia y Alfredo seguían las vetas de mineral en esta corta. Se cerró en 1992, y ostenta el título de la Corta a cielo abierto más grande de Europa (tercera del mundo), alcanzando una profundidad de 335 m. con taludes de 37-42º) y dimensiones de 1234 m x 954 m.
Peña del Hierro
Explotada desde época romana, pero de forma intensa entre 1875 y 1950, la Peña del Cierro era una cresta de gran concentración de minerales de la faja pirítica. Se encuentra a unos 3 km al norte de Nerva, y a unos 10 km de Riotinto.
La Peña del Hierro es uno de los espacios más visitados de la Cuenca Minera. La razón es que conserva elementos identificables de la actividad minera, como la corta hoy llena de agua, un malacate para elevar el mineral, las galerías mineras 1 y 2., el túnel de Santa María para el ferrocarril, una trituradora y una tolva para el procesado del mineral, un depósito para el almacenamiento del mineral y una central eléctrica para producir energía. En el subuselo hay otras galerías y cámaras subterráneas de donde se extraía la pirita, pero hoy están inundadas y no se pueden visitar.
La entrada y recepción de visitantes son parte de un antiguo taller de la mina. A unos cien metros están los edificios de la Casa Dirección y la casa de huéspedes de Peña de Hierro. La mina fue explotada desde 1901 hasta 1955 por la compañía inglesa The Peña Copper Mines. El mineral, una vez traído y depurado, se transportaba hasta San Juan de Aznalfarache en Sevilla a través del ferrocarril de las Minas de Cala, una línea construida específicamente para esta corta de la Peña del Hierro en 1912-1914. En las colinas alrededor de la corta aún quedan restos de los edificios que servían como viviendas de los trabajadores.
La mina de Peña de Hierro es paradójicamente el nacimiento del Río Tinto, un río tóxico debido al azufre. Se le considera el que tiene mayores índices de acidez del mundo con un pH de entre 1,7 y 2,5 por la presencia de ácido sulfúrico. Y aún así la NASA puso su lupa al constatar la presencia de microorganismos acidófilos como el Acidithiobacillus ferrooxidans que se nutren del mineral descompuesto, o de algas que crecen en un ambiente tan saturado. Vida en la muerte.
La visita se enriquece notablemente si dedicamos un tiempo extra a ascender a lo alto de la Montera de Gossan. Así se denomina el cerro horadado por la corta minera. Desde lo alto se advierten mejor los colores rojizos de los óxidos e hidróxidos de hierro, que no los romanos mencionan a la hora describir las minas mientras buscaban principalmente oro y plata.
Tren minero de Riotinto
El tren turístico permite vivir la experiencia de los ferrocarriles mineros que transportaban el mineral hasta la costa. Los vagones son originales y se restauraron para reproducir en un pequeño recorrido de doce kilómetros, uno de los tramos que conectaba las minas. En el camino se observa el Río Tinto, con sus colores imposibles, y un paisaje transformado durante generaciones para «arañar» de la tierra los minerales. Solo el verde contraste de los pinos parece desafiar los tonos ocres, amarillos y rojizos de la tierra yerma e inerte. Hoy los bosques intentan ganar espacio, pero la madera de los árboles fue un voraz combustible usado en las teleras, los hornos que se usaban para cocer las piritas. El humo provocado por esta quema provocaba nubes eternas contaminadas, que vertían lluvia ácida arrasando con la agricultura y la ganadería. Los apeaderos fantasmas por los que pasa el tren turístico sirven de memoria, así como las vías muertas y oxidadas, algunas con vagonetas corroídas por el tiempo y el oxido.
Camino hacia la costa
Descendemos geográficamente de norte a sur hacia la costa onubense, parando primero en Valverde del Camino y más tarde en el Dolmen de Soto de Trigueros. Ambos son una buena excusa para descubrir lugares poco conocidos de la geografía de la provincia. En Valverde del Camino nos asomamos al Museo Casa Dirección, convertido en Museo Etnográfico y de las Artesanías. El edificio es un exponente arquitectónico de la influencia inglesa de principios de siglo XX. Fue construido en 1912 como residencia del Director de la Alkali United Company, y hace función de centro de interpretación de Valverde del Camino, desde la presencia inglesa hasta el desarrollo de la industria artesanal local del calzado, madera y metal. Junto al museo está el Restaurante Casa Dirección , capitaneado por el chef José Duque, ideal punto para admirar sus conocimientos gastronómicos, acompañados de los vinos de Huelva.
Más al sur está el Dolmen de Soto, a las afueras de la población de Trigueros. En nuestra visita descubrimos uno de los recintos arqueológicos más interesantes de Andalucía. Gestionado con gran acierto, la perspectiva pedagógica de este monumento megalítico del Neolítico -datado entre el 3.000 y el 2.500 a.C.- resulta cautivadora, siendo un ejemplo destacado de en qué camino dirigir la promoción turística de la Huelva interior.
Muelle de Riotinto
Continuamos el camino acercándonos a la ciudad de Huelva, donde la noche acecha. El atardecer nos sorprende sentados en el muelle de Riotinto. Los colores de los minerales antaño transportados hasta aquí para ser cargados en barcos, parecen evaporarse hasta el cielo, coloreando el horizonte con tonos ocres, rojizos y azulones. Por mucho que queramos detener el tiempo, cada mirada, cada fotografía del muelle es diferente. Los segundos de un invisible reloj de arena van balanceando las bellas tonalidades que hacen de este atardecer uno de los más bonitos de Andalucía. El embarcadero asemeja un esqueleto de ballena, con su arquitectura traslúcida atravesada por los últimos rayos del sol. En los diferentes niveles la gente pasea como hormigas obreras, como vagones arrastrados por mulas o por un ferrocarril del que ya no hay humo ni rastro.
La puesta de sol es solo un punto y seguido – ya que nuestro viaje y ruta por tierras andaluces y la provincia de Huelva continua por la costa. En el horizonte está el Parque de Doñana, el Rocío, Bollullos Par del Condado, Isla Cristina o Niebla, propuestas igual de interesantes en tierras onubenses.
Consejos Visita Cuenca Minera
Es cierto que es posible visitar en un día los principales enclaves como algunas de las cortas como el Cerro Colorado, Peña del Hierro o Corta Atalaya, el museo minero, el ferrocarril turístico, o la Casa 21, pero en dos días podemos disfrutarlo con más paciencia, caminando por algunos senderos que proporcionan vistas espectaculares del paisaje.
Además hay que terne presente que los principales atractivos están dispersos, lo que lleva a planificar las visitas atendiendo a los horarios de la mina de Peña de Hierro, el Ferrocarril Minero, la casa 21 del barrio Bella Vista y el Museo Minero.
MAPA DE LOS PUNTOS DE INTERÉS A VISITAR EN LA CUENCA MINERA DE RIOTINTO
Merce solana
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Estoy interesada en viajar a esta zona de la cuenca minera y me ha parecido interesante.
El Giróscopo Viajero
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Hola Merce!
Gracias por escribirnos. Nos puedes escribir a info@elgiroscopo.es y nos detallas que tipo de viaje tienes en cabeza para visitar la Cuenca Minera. Así te ayudamos con consejos y con opciones de rutas organizadas por nuestros colaboradores por la provincia de Huelva.
Saludos
Visita minas Riotinto
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¡Muy buen artículo!
Es un lugar muy especial por todo el pasado industrial y minero que esconde. Quien lo visita, se enamora del característico color rojizo.
El Giróscopo Viajero
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Hola!
Muchas gracias. La verdad es que las minas de Riotinto ofrecen un paisaje tan diferente que es imposible no quedarse sorprendido. Hemos visto que sois un hotel. Si queréis nos podéis contactar para colaborar.
Saludos!
Ricardo Prieto
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Buen artículo. Iremos pronto a visitar la zona.
Sugiero que bien pudiera ampliarlo con una sección “para conocer más…”, que incluyera más detalles sobre “el año de los tiros” y quizá una de las primeras protestas ecológicas de Europa; la vida cotidiana en la colonia de Bellavista o la voladura del pueblo por motivos mineros.
En el artículo se da a entender que el nacimiento del Tinto está en la corta de Peña del Hierro y se presta a confusión.
Buen artículo. Gracias
El Giróscopo Viajero
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Hola Ricardo! Gracias por tus comentarios. Nos pareció muy interesante la problemática del “año de los tiros” y esperamos poder abordarlo en otro artículo centrado en ello más adelante. Nos falta tiempo 😉 pero se agradecen los comentarios.
Saludos y gracias por leernos.