Trekking al Poblado nurágico de Tíscali en Cerdeña

Después de unos días frescos para un inicio de abril en Cerdeña, conociendo el interior de la isla en torno a Orroli y sus lagos de Mulargia y Flumendosa, habíamos dirigido nuestro camino hacia el norte, cruzando Tonara y Orgósolo, dos de los pueblos más interesantes de la Barbaglia (el nombre con el que los romanos denominaron el interior de la isla donde los pueblos nativos se refugiaron cuando llegaron fenicios, cartagineses y romanos).

La "Ventana" de Tíscali. ©Foto de Neus Cañas
La «Ventana» de Tíscali. ©Foto de Neus Cañas

Uno de los hitos del viaje era conocer el poblado nurágico de Tiscali, un recinto arqueológico único, puesto que al gran desconocimiento que hay sobre la civilización primigenia sarda -precedente a la llegada de los pueblos «invasores»-, hay que sumar la ubicación, en plena montaña del parque nacional del Gennargentu, la gran mole montañosa del interior de la isla.

Equipados con ropa de montaña, y con ropa de abrigo por si acaso, nos dirigimos a Cala Gonone desde nuestro alojamiento en el lago Cedrino, donde Chiara de Prima Sardegna nos esperaba para montarnos en su furgoneta y emprender el camino al punto de salida hacia Tiscali. Chiara es guía especializada de las montañas del entorno del Golfo Orosei, que cuenta con itinerarios increíbles que suben y bajan las crestas marinas que funcionan como un imponente muro costero que separa Dorgali de Cala Gonone.

Cartel con indicaciones para el monte Tiscali y la garganta del Gorrupo
Cartel con indicaciones para el monte Tiscali y la garganta del Gorrupo

Con su furgoneta llena de compañeros del Giróscopo Viajero deshicimos parte del camino para ascender la carretera panorámica que desde el nivel de mar sube de nuevo hacia las colinas.

Después de dejar la carretera SS125 accedimos a un camino de tierra entre viñedos. En el parking junto al río que ha horadado las paredes del cercano cañón de Gorropu, dejamos el vehículo y comenzó la etapa de trekking a Tiscali.

El primer medio kilómetro es llano, para ir calentando las piernas. Sin embargo pronto comienza una de las dos partes duras del ascenso, con una rampa que se conoce como la escalera, y cuyo repecho continuo ya causaba los primeros «estragos» en nuestros cuerpos acostumbrados durante días a las delicias gastronómicas sardas. En ese momento más de uno nos acordamos del Porceddu, el pequeño lechón que habíamos devorado dos días antes…

Camino del monte Tíscali
Camino del monte Tíscali

Pese a ser intenso esa parte inicial no es excesivamente larga y enseguida se alcanza un tramo llano que discurre entre bosque, protegiendo de un sol que en verano castiga con dureza Cerdeña.

En la mitad del recorrido encontramos la señal que indica el desvío para Tíscali o para Oliena, el otro municipio que se reparte arduamente la propiedad del poblado nurágico. A partir de aquí y hasta el recinto arqueológico todo es subida, esencialmente sobre piedra, que ya desde hacía rato estaba mojada y deslizante por la lluvia que a ratos arreciaba.

Camino de Tíscali © Foto by Daniele Agnese
Camino de Tíscali © Foto by Daniele Agnese

Justo antes de llegar a la dolina (una caverna cárstica natural cuya bóveda se desploma formando una especie de cueva al aire libre) donde se halla el poblado nurágico alcanzamos un mirador donde podemos ver parte del recorrido realizado.

Inmediatamente se divisa una escalera por las que se divisa la caverna abierta donde en unas terrazas protegidas por el techo de piedra se hallaba el poblado nurágico. La sensación es de grandiosidad, no tanto por el estado de las construcciones, si no por la reflexión de como pudieron construir el asentamiento en ese emplazamiento tan agreste.

Panorámica del poblado nurágico de Tíscali  ©Foto de Neus Cañas
Panorámica del poblado nurágico de Tíscali ©Foto de Neus Cañas

Junto a la entrada nos esperaba el guía del recinto que tras darnos la bienvenida nos explicó la historia del yacimiento en torno a un panel donde se puede ver la cronología de la civilización nurágica.

Con mucho «humor sardo» acabamos hablando con él de historia, política, litigios locales y varias anécdotas más, fruto de que a diferencia de otros yacimientos, Tíscali no tiene forma de cerrarse al público por las noches, y por ello se van turnando los guardias cada dos días, durmiendo en una pequeña cabaña que la administración construyó tras varias quejas, para que los guías no durmieran a la intemperie con un saco.

Explicaciones del guía local de Tíscali
Explicaciones del guía local de Tíscali

Los pobladores de Tíscali acabaron abandonandolo cuando los romanos de forma sútil, fueron concediendo la ciudadanía a la población, optando por una estrategia de asimilación, opuesta al hostigamiento inicial que en un paisaje tan agreste ofrecía pocas posibilidades de victoria ante los autóctonos, que conocían el terreno y todas las cuevas que ofrecen mil y uno escondites (utilizados incluso por bandidos que hasta hace poco utilizaban las cavidades como guarida para esconder botines y secuestrados).

Después de las explicaciones del guía seguimos el recorrido hasta el extremo del recinto, donde se abre una gran «ventana» natural. Actualmente esta cerrado su acceso, por razones lógicas ya que la marabunta de turistas era más peligrosa que la mejor cohorte de la Roma Imperial.

Explicaciones de Chiara de Prima Sardegna  ©Foto de Neus Cañas
Explicaciones de Chiara de Prima Sardegna ©Foto de Neus Cañas

El recorrido nos permitió captar instantáneas de Tíscali desde varios puntos

Caminando por los restos del poblado nurágico
Caminando por los restos del poblado nurágico

Tras reponer fuerzas con el bocadillo de pecorino y embutidos sardos iniciamos el retorno, deshaciendo el camino, justo en el momento en el que el tiempo daba un giro brusco. De repente las nubes negras cubrieron el cielo y en plena bajada nos sorprendió una granizada y un descenso de temperatura que nos dejaron el cuerpo helado. El mayor peligro venía por las rocas resbaladizas que en muchos tramos son la única opción para pisar.

Afortunadamente no tuvimos percances y el mismo frío nos estimulo para bajar en tiempo récord hasta el inicio del recorrido en el parking, donde de nuevo el sol hacía amagos de salir.

El acceso a Tiscali es libre, pero al mismo tiempo hay cruces donde es fácil desorientarse por lo que es recomendable acudir con un guía especializado como Prima Sardegna (expertos además en kayak por el mar), que además nos puede ilustrar con mucha información del paisaje, de la historia y del propio poblado.

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