Tenía muchas ganas de conocer el Bosque de Oma, recuerdo cuando cursaba EGB, en la ya extinta asignatura de Naturaleza, ya nos contaron la historia de este bosque mágico, y por fin, unos cuantos años más tarde, pude perderme entre los famosos árboles pintados por el Pintor vasco, Agustín Ibarrola.
El bosque de Oma se sitúa en la localidad de Kortezubi, cercana a Guernica, en Vizcaya, pero para llegar hasta allí tenemos que dirigirnos al Barrio de Basondo en Kortezubi, a muchos os sonará ya que aquí se encuentran también las Cuevas de Santimamiñe.
Tras aparcar el coche en un amplio parking gratuito en las inmediaciones de las Cuevas nos disponemos a comenzar una preciosa ruta con amigos y nuestros niños, y es que este itinerario es ideal para realizarlo junto con los más pequeños de la casa. Un par de entrañables burritos nos dan la bienvenida, mientras nos dirigimos a la Oficina de Turismo que se encuentra allí mismo, allí nos entregan un folleto dónde podemos observar los nombres de las diferentes figuras, así como la Ruta hacia el bosque que podemos seguir. Como ha habido una gran afluencia de gente a la zona ya sólo quedaban folletos en inglés y francés pero suele haber información del recorrido.
Comienzo de la ruta al Bosque pintado de Oma
El sol quiere acompañarnos en nuestro viaje por el bosque, aunque las nubes luchan por impedir que los rayos las atraviesen, pero aún así, para ser una mañana de Marzo, no se está nada mal. Comenzamos la ruta ascendiendo por una pequeña pendiente de aproximadamente dos kilómetros, no tiene apenas dificultad, nuestros pequeños lo hicieron de maravilla y eso que aún estamos inciandoles en esto del senderismo. Sin duda creo que es muy importante para los niños que obtengan de estas experiencias algo divertido a cambio, y creo que la Naturaleza junto con la mano del pintor vasco nos los va a proporcionar.
Los pinares invaden el paisaje, y son nuestros fieles acompañantes durante los primeros kilómetros. Los pequeños de la casa, buscan piñas, y palos para utilizarlos de bastones, mientras avanzamos sin prisa pero sin pausa, de repente llegamos a una bifurcación que nos indica que el Bosque de Oma está muy cerca, una flecha nos invita a descender por unas escaleras naturales entre rocas, hojarasca y barro hasta llegar al ansiado lugar.
Es un día festivo y se nota, hay muchísima gente, grupos de familias disfrutar del arte en plena naturaleza. Para los que no conozcáis este lugar os contaré que allá por 1982 el pintor vasco Agustín Ibarrola decidió plasmar sus obras en los árboles de esta zona, comenzó creando figuras geométricas en colores blancos aunque posteriormente aplicó otras formas y animados colores en sus obras.
Para poder observar perfectamente las figuras que se conforman entre varios árboles, debemos situarnos sobre unas pequeñas flechas amarillas que nos indican hacia dónde debemos mirar. Un total de 47 dibujos, formas y colores crean este abstracto bosque.
La primera obra que nos recibe es un BESO, los niños preguntan curiosos que son esos dibujos, porqué se pintaron o quién lo hizo, mientras tanto, cámara en mano intento recoger en imagen algunas de las obras del pintor vasco.
Una de las imágenes que más me gustó es el famoso ARCO IRIS, quizá por el colorido que ilumina el bosque en un día no demasiado luminoso como el de hoy, pero hay otros dibujos curiosos, como el de los HOMBRES Y MUJERES, que se esconden entre los pinares de la malvada SORGINA (bruja), o la pareja de aldeanos con txapela y todo.
Figura 9 Arco Iris desde su lado vertical
Figura 10 Caminantes que se mueven sin moverse en el Bosque de Oma
Figura 15 La pareja azul y roja. Bosque de Oma
Aunque los OJOS de colores y formas diversas también llaman profundamente mi atención. Además de ser bello, los numerosos árboles componen esta figura crean un espectáculo visual único, tengo la sensación que estos pinos nos observan durante todo el recorrido y me pongo a pensar lo interesante que sería si los pinos tuvieran boca en vez de ojos y contasen las historias que han visto desde su quietud. El reloj marca sus horas, por lo que debemos continuar por el sendero para disfrutar un poquito más.
Figura 16 Ojos del pasado y ojos del presente
Dicen en los libros que los dibujos más bonitos, quizá en lo que al romanticismo se refiere, son los que llevan los números 39 y 40. Y os preguntaréis porqué, pues en estos números Ibarrola dedicó a su mujer, Mari Paz, un precioso mensaje de amor junto con el dibujo de un animal, ains, si es que el amor es así de bonito….
Una vez disfrutado de tan bonito lugar decidimos poner rumbo hacia la meta, nos esperan unos tres kilómetros para llegar. El recorrido de vuelta se puede realizar de dos formas distintas, muchos regresan por el mismo lugar que han venido, pero existe una segunda opción, tras atravesar los dibujos de los ojos, vemos un cartel que nos indica por dónde continuar, es una pequeña carretera que da paso a numerosos Baserris o caseríos que protegen al mágico bosque de Oma.
Caserío en ruinas en el camino de vuelta del bosque pintado
Mientras entretenemos a los más pequeños para que el camino se les haga más corto, imagino como sería la vida en esos antiguos baserris que aún quedan en pie en la zona, esperando a que algún comprador le vuelva a otorgar la vida a tan bellas casas.
Dónde comer cerca del Bosque de Oma
A lo lejos y tras subir una cuesta no demasiado grande, vemos el Restaurante Lezika, y los cientos de coches que copan los aparcamientos. Ya nos queda poco y sabemos que la recompensa que nos espera es deliciosa. Unas ricas alubias rojas acompañadas con chorizo y morcilla nos dan la bienvenida, no podía ser menos en esta zona del País Vasco. El bullicio del Restaurantes se mezcla con la alegría de los niños por haber realizado la Ruta, y de los mayores por haber cumplido el sueño que leíamos en nuestros libros de EGB, no se siento que ya puedo tachar otra cosa más de la lista…
Exterior del restaurante y frente a Cuevas de Santimamiñe
Habíamos pensado visitar las Cuevas de Santimamiñe, que se encuentran allí mismo, pero creo que lo pensamos muy tarde, y tienen lleno absoluto, así que con mucha pena pensamos en un Plan B. Mientras, los peques juegan saltando de lado a lado en el pequeño riachuelo en los alrededores del Lezika, ¿estos pequeñajos no se cansan nunca o que?
Hemos decidido poner rumbo a Butrón, menos mal que nuestro amigo Oscar tienen GPS, porque somos un desastre para orientarnos. Nos dirigimos a Gatica, a unos 40 minutos de dónde nos encontramos, aunque más o menos está de camino hacia nuestro punto de partida.
Algunos os preguntaréis que hay en este lugar, pues otro de los iconos de la Cultura Vasca, el Castillo de Butrón….Bien podría ser escenario de Juego de Tronos, sin duda es un edificio imponente y maravilloso, a la par que decadente. Sabemos que este Castillo está cerrado desde hace unos años por lo que no se puede acceder a su interior, nos tendremos que conformar con verlo por fuera.
No hace muchos años era un escenario para la celebración de bodas y eventos, aunque no debía ser demasiado rentable y actualmente se encuentra en venta, es el único castillo romántico que se vende, así que si alguno está interesado…..
Desde el exterior apreciamos los diferentes fases de su construcción, y es que en origen, Siglo XIII, fue una Casa Torre hasta que el Señor de Butrón decidió ampliarlo y añadir las diferentes torres y almejas para que se convirtiera en Castillo. Desde ese momento numerosas luchas y batallas tuvieron lugar en tan bello paraje.
Ha sido objeto de numerosas reformas desde la Edad Media, por lo que su arquitectura es una mezcla de las modas de las diferentes épocas históricas. Formando para mi gusto un edificio de una belleza extrema, parece un Castillo de cuento, rodeado de árboles y jardines (que alguna vez estuvieron cuidados y hermosos).
La luz se empieza a atenuar, el sol nos dice que ya es hora de volver, ha sido un día perfecto, en buena compañía, y visitando algunos lugares que desde la infancia ansiaba conocer. Así que como hemos estado en escenarios de cuento debo despedirme con un ….Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Arantza
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Una excursión ideal para hacerla en familia. A los niños les tiene que encantar ver los árboles con tantos colorines. Muy interesante.
Aitor Pedrueza
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Gracias Arantza. Sin duda, es perfecto para que los niños desde pequeños se conciencien de que la naturaleza es valiosa. Además al aire libre y entre los árboles de colores de Oma se divierten mucho.
Idurre
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El barrio de Oma pertenece al municipio de Kortezubi que es independiente de Gernika-Lumo aunque están cerca.
Aitor Pedrueza
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Gracias por la aclaración Idurre 😉