El espectáculo de los clavadistas de Acapulco en la Quebrada

Hay quién los define como suicidas, otros como superhombres, pero en la historia de los célebres clavadistas de Acapulco hay una suma de pasión, adicción y necesidad. Lo cierto es que detrás de cada salto, de cada clavadista hay una historia.

Lejos quedan los años de glamour donde no cabía un alfiler en las escaleras de la Quebrada y la terraza del hotel Mirador era un privilegiado balcón para los que tenían el bolsillo más grande. La violencia en el estado de Guerrero ha sido el cáncer que ha diezmado la llegada de público, que al menos cuando hemos visitado nosotros ha disminuido significativamente gracias a la presencia notoria de policía y ejército en las calles. El turismo nacional, sobre todo procedente de Ciudad de México vuelve a sus playas, pero los viajeros estadounidenses y europeos han cambiado el destino por las playas de Riviera Maya.

Salto de un clavadista en la Quebrada de Acapulco
Salto de un clavadista en la Quebrada de Acapulco

Lo actores de Hollywood hicieron de Acapulco un lugar de encuentro y vacaciones y la pandilla de John Wayne, Johnny Weissmuller,  Errol Flyn, Richard Widmark, Cary Grant, o Tyrone Power entre otros decidieron comprar el hotel Los Flamingos y fundar propio grupo apodado The Hollywood Gang.

'Casa de Tarzán', antiguo Hotel Flamingos del grupo de actores de Hollywood
‘Casa de Tarzán’, antiguo Hotel Flamingos del grupo de actores de Hollywood

Gracias a ello el círculo de sus amigos, estrellas del cine, conocieron Acapulco, convirtiéndola en el lugar de moda de Hollywood, y donde celebridades como Frank Sinatra, John Kennedy, Orson Welles o Walt Disney grabaron en sus retinas los mismos saltos que hoy vivimos nosotros.

Una de las estrellas que sirvió para lanzar Acapulco como destino turístico de moda fue Elvis Presley gracias a la película de 1963 Fun in Acapulco (El ídolo de Acapulco), aunque curiosamente la realidad es que Elvis no llegó a visitar Acapulco y gracias a fotomontajes y escenas grabadas en otras localizaciones se rodó la historia.

Historia de La Quebrada Acapulco

Hubo un tiempo en el que Acapulco fue vital para la Corona Española en las transacciones intercontinentales. A su puerto llegaba cruzando el Oceano Pacífico, el Galeón de Manila conocido también como Nao de China (aunque procedía de la colonia española en Filipinas), cargado de suntuosas telas, especias y cerámica oriental, china y japonesa. Al otro lado del virreinato, Veracruz era el otro puerto capital con su ruta hacia España cruzando el Atlántico.

Acapulco se convirtió en una ciudad portuaria con un ajetreo importante, mezcla de culturas y lenguas, y con un constante movimiento marítimo. Como toda ciudad portuaria del siglo XVIII el foco de enfermedades, insalubridad y olor nauseabundo estaba siempre presente. Si a ello añadimos el calor pegajoso, podemos entender que allá por 1799 se buscase una solución atípica para que la brisa suavizase la sensación térmica.

Acantilados de la Quebrada de Acapulco
Acantilados de la Quebrada de Acapulco

Los acantilados de la Quebrada parecen una escultura de la naturaleza pero en la historia que hay detrás es el ser humano el que propició las formas de este famoso lugar. En 1799, a iniciativa del doctor Francisco Javier Balmis (quien viajó por los territorios de la Corona española en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, para innocular la solución a la viruela) se iniciaron los trabajos para crear un corredor de aire que permitiera sofocar los calurosos veranos de la bahía de Acapulco, y así airear el insalubre ambiente del puerto. Por ello  el gobernador José Barreiro ordenó dinamitar el cerro y se hizo un corte en la montaña conocido como el Abra de San Nicolás, nombrado así por la cercanía del templo San Nicolás Tolentino.

El ingente esfuerzo económico de la obra hizo que apenas un año después quedase sin concluirse, y no fue hasta 1886 cuando el coronel José M. Lopetegui, comandante militar de Acapulco recuperó el proyecto que con un relativo éxito permitió crear un corredor de aire hacia el Fuerte de San Diego y el centro histórico de Acapulco. Sin embargo, el proyecto volvió a quedarse definitivamente abandonado por la dificultad geográfica y el coste derivado.

Dicen los lugareños que fue en 1934 cuando el joven Rogeberto Apac saltó por primera vez cuando después de subir a lo alto desafiado por sus amigos el «Chupetas», Poli, el «Viruta», la «Changa», el «Chocolate» y a su hermano Poncho para ver quién escalaba el acantilado, se lanzó por primera vez.

Pronto el ritual del salto se convirtió en un desafió de los jóvenes compaginaban la pesca con la diversión, saltando desde lo alto de la Quebrada, desde 45 metros, calculando perfectamente el mecido de las olas del mar para no romperse la crisma.

Cuando los curiosos empezaron a husmear en lo alto de la Quebrada, atraídos por los vertiginosos saltos de los jóvenes, el lugar empezó a conocerse dentro de Acapulco, y más tarde en todo el mundo.

Sin embargo, no fue Rogeberto Apac quién se hizo célebre, si no un amigo suyo, Raúl García, apodado el «Chupetas» quien atesora el record de mayor número de saltos 37.400. El Chupetas hizo de doble del actor Johnny Weismuller, en las películas de Tarzán, que grabó varias películas en el estado de Guerrero. El Chupetas, al que apodaban así porque se partió los labios en un salto y para bajar la hinchazón le prescribieron chupar paletas (helados) siguió saltando hasta el 11 de diciembre de 1998, a sus 71 años.

El clavadista Raúl García, apodado el "Chupetas"
El clavadista Raúl García, apodado el «Chupetas»

Muchos clavadistas comienzan desde muy pequeños, apenas en la adolescencia, cuando su ausencia de miedo o exceso de confianza ante una mala entrada al agua, hace que se animen a saltar. Algunos son parte de una estirpe de varias generaciones de clavadistas que siguen los pasos, o mejor dicho los saltos de sus padres y abuelos.

El espectáculo de los clavadistas

La Quebrada se alza a 45 metros de altura, y el salto se lleva a cabo en una franja de agua de siete metros de anchura y apenas cuatro metros de profundidad, lo que explica porque el salto solo es apto para especialistas. Si además añadimos la corriente de mar que llega en forma de olas y el arrastre posterior cuando baja el agua, podemos comprender la dificultad que entrañan los saltos. Los clavadistas llegan a alcanzar 90km/h en sus acrobacias, hasta atravesar el agua.

Vista panorámica de la Quebrada
Vista panorámica de la Quebrada

Sabedores de que los saltos de la Quebrada son una de las actividades turísticas más conocidas de Acapulco llegamos con suficiente tiempo y a cada paso y escalón que nos conduce hacia el fondo del acantilado las vistas que hemos casi grabado en la mente a través de postales, fotos y vídeos aún resultándonos familiares incrementan la emoción por ver los saltos.

Decidimos bajar hasta la terraza inferior para ver de cerca los clavados y esperamos pacientemente pertrechados bajo una sombrilla. El público se agolpa tras nuestras espaldas y «engrasamos» nuestras cámaras de fotos mientras los clavadistas pasan a nuestro lado para probar el agua e ir acostumbrando el cuerpo antes de hacer los saltos.

Mientras nosotros resistíamos el furibundo sol que cae a plomo en las paredes del acantilado sin que apenas llegue la brisa, un yate con «privilegiados» espectadores llega frente a los acantilados de la Quebrada y la pericia del capitán permite que se coloque a apenas una decena de metros de la costa, balanceado por las olas que entran y salen en las formas de roca que como cuchillos delinean la costa. Uno de los clavadistas se acerca nadando y se encarama al yate para cobrar la entrada a los saltos.

Ascenso desde el mar hacia lo alto de la Quebrada
Ascenso desde el mar hacia lo alto de la Quebrada

Los clavados siguen una especie de liturgia en la que los bravos saltadores tantean y charlan previamente sobre el estado de la mar, la fuerza de las olas, o la resaca marina. Un primer chapuzón les permite otear el mar sabedores que se la volverán a jugar con el siempre caprichoso y traicionero mar. Respeto es la palabra que siempre está presente en cada salto, ya que el mar es el campo fértil que alimenta uno de los trabajos con más concentración del mundo.

Bajo nuestra atenta mirada, uno a uno los clavadistas se encaraman en la roca y comienzan a ascender hasta las diferentes posiciones desde donde harán los saltos. Antes de los saltos la tradición dicta que hay que dedicar una oración a la Virgen de Guadalupe y por ello se hizo un pequeño altar con la imagen en lo alto de la Quebrada donde los calavadistas se acercan antes del salto.

Los clavadistas se desean suerte antes de saltar
Los clavadistas se desean suerte antes de saltar

Asomados al precipicio el cuerpo se concentra, con la vista puesta en el sucesión de olas, ninguna calcada a la otra, pero son una asimetría que los clavadistas saben leer para acometer el salto cuando el mar «hincha» la Quebrada de agua. Entonces, con una perfecta pirueta que es fruto de horas y años de entrenamiento saltan, y en esos breves segundos nuestros ojos intentan abrirse al máximo, alimentados por el osado y encogedor atrevimiento de quienes desafían al mar.

El salto majestuoso de un clavadista en la Quebrada que asemeja al vuelo de un pájaro
El salto majestuoso de un clavadista en la Quebrada que asemeja al vuelo de un pájaro

El salto los llevan a cabo diferentes clavadistas, que ejecutan saltos mortales o el clásico salto del ángel desde diversas alturas, siendo la más alta la de 35 metros. En apenas tres segundos desde el salto hasta que se corta el filo del agua del Mar Pacífico, los clavadistas resumen un climax de emoción.

Media hora de saltos aproximadamente se nos hace incluso poco porque el espectáculo es hipnotizador pero hay que tener en cuenta el esfuerzo y el riesgo. Al terminar el espectáculo los clavadistas esperan en la entrada aceptando las propinas, bien merecidas ya que integrados en la Asociación de Clavadistas Profesionales de La Quebrada, obtienen un salario de unos 10 000 pesos , un seguro médico y un día de descanso semanal, insuficiente premio para gente que se juega la vida en cada salto para el disfrute visual de los viajeros y turistas.

El equipo del Giróscopo con los clavadistas de la Quebrada
El equipo del Giróscopo con los clavadistas de la Quebrada

Información de Visita a la Quebrada

Salto con antorchas

Fue el Chupeta, Raúl García quién en 1947 realizó el primer clavado con antorcha. Con la llegada del atardecer y la noche se desarrolla el salto de clavadistas con antorchas, aún más espectacular si añadimos el peligro de una menor visibilidad.

Horario de los espectáculos

Los horarios del show de los clavadistas son a las 13:00, 19:30, 20:30, 21:30 y 22:30 horas, los espectáculos de la noche son con antorchas.

Horarios de los saltos de los clavadistas de Acapulco
Horarios de los saltos de los clavadistas de Acapulco

Consejos para ver los saltos

La mejor zona depende de si queremos ver los saltos con la perspectiva total de la Quebrada, para lo que alguna de las plataformas que vamos encontrando según bajamos por las escaleras son ideales. O de si queremos ver de cerca los saltos y distinguir los gestos serios y concentrados de los clavadistas, lo que implica descender hasta la terraza inferior, que es por donde acceden al agua la mayoría de los clavadistas. Eso si, siempre mejor llegar con antelación si queremos asegurarnos un lugar con total visibilidad.

Escalera que desciende a la Quebrada
Escalera que desciende a la Quebrada

En la Quebrada se lleva a cabo el Campeonato Mundial de Clavados de Altura, cuyo nombre honorífico es  Raúl García «el Chupetas», recordando al clavadista con más saltos en la Quebrada.

Cómo llegar a la Quebrada de Acapulco

Desde el Fuerte de San Diego hay unos veinte minutos andando y desde la Catedral apenas 15, aunque con la subida del cerro de por medio que se puede hacer sin prisa, lo que permite llegar andando sin problema. También hay taxis que nos dejan en la explanada de entrada a la Quebrada. Por otro lado para los que lleguen en coche privado pueden dejarlo en el aparcamiento de pago de la misma entrada.

Aparcamiento en la Quebrada frente al hotel Mirador
Aparcamiento en la Quebrada frente al hotel Mirador

Mapa de la Quebrada de Acapulco

6 comentarios de “El espectáculo de los clavadistas de Acapulco en la Quebrada

  1. Me pareció muy bonito el espectáculo de los saltadores de Acapulco. Lo vi desde el Restaurante Mirador, y ni vista a todo el mar.

    1. El Giróscopo Viajero

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      Hola Lourdes!

      Los clavadistas dejan con la boca abierta a los que que asistimos al espectáculo.

      Saludos

  2. Los saltos de los clavadistas de la Quebrada en Acapulco son impresionantes!! Y más de los que entran de frente al agua!! pero cuando fui no vi ningún cartel informativo, solo los clavadistas saben de la placa y los lugareños la historia. Siento que falta más información en lectura o en audio ya que somos medio flojos para leer. Ja ja ja Saludos.

    1. El Giróscopo Viajero

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      Reply

      Hola Josue!
      Tienes razón, el espectáculo de los clavadistas de Acapulco no tiene comparación. Es imprescindible ir a verlos para disfrutar de su pericia. Gracias por leernos 😉

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