Vamos a un lugar mágico de la isla de Sicilia en Italia, los Montes Nebrodi. Pareciera que son décadas desde la pandemia, cuando el sector del turismo giró la cabeza hacia los proyectos de turismo sostenible, buscando un concepto menos agresivo y erosionador de los viajes.
En algunos casos fue un espejismo, un arco iris que se deshacía con la misma rapidez que las gotas de lluvia se secan mientras caen evaporando el abanico de colores cromático. En otros, el cimiento logró ser perenne, y fruto de ello hoy recogemos una cosecha de nuevos destinos para viajar con los necesarios ritmos lentos.
Los territorios desconocidos para el turismo general son numerosos, siendo precisamente una oportunidad para huir de la masificación y acercarnos a la vida cotidiana, a los sabores de otro tiempo, y a las velocidades mínimas en los que los placeres provengan del mordisco de un tomate que sabe a tomate.
Para ser divulgadores y prescriptores, cualquier Cicerone debe patear el territorio, tocar la tierra, mancharse, empaparse de la realidad sin adulterar, y sobre todo hablar y hablar con el mosaico humano de los lugares. Fruto de nuestro último viaje a Sicilia hemos podido conocer el proyecto de Albergo Diffuso de los Montes Nebrodi.
Pero ¿Qué es el Albergo Diffuso de Nebrodi?
Su origen está en la idea del Profesor Giancarlo Dall’Ara, que asesoró al escritor Leonardo Zeiner para sentar las bases de un proyecto de recuperar la zona italiana de Carnia (Friuli-Venecia Julia) devastada por un terremoto en 1976.
El concepto de Albergo Diffuso ofrece un modelo de hospitalidad horizontal que pretende revalorizar y recuperar zonas olvidadas y alejadas de los circuitos turísticos tradicionales, o lo que por ejemplo en nuestro país se ha denominado la «España vaciada«.
Los viajes experienciales van ganando terreno y cada vez son más los que en ve de coleccionar destinos y postales, se sienten atraídos por las sensaciones, recuerdos y vivencias. O lo que es lo mismo, la motivación del viaje es el camino recorrido, no la meta.
Ese patrimonio inmaterial lo creamos de forma personal a partir de las motivaciones y sensaciones individuales que cada viajero obtiene. En vez de la contemplación buscamos con mayor ahínco la vivencia de lo auténtico, no de lo vendido en un folleto o en una foto con filtros de Instagram.
El fundamento básico del Albergo Diffuso de Nebrodi es el desarrollo territorial sostenible, fomentando el marketing turístico de una forma lenta pero eficaz, cercana y no agresiva.
Los alojamientos que forman parte de la red de un albergo diffuso -su traducción sería alojamiento disperso- no se concentran en un solo edificio, si no que aparecen diseminados en varios lugares de un pueblo o de un territorio. Y además no añaden mayor presión urbanizada, si no que reaprovechan casas vacías en pueblos que han perdido población por la emigración. De este modo se preserva la arquitectura local para que la transformación y crecimiento turístico encaje con la identidad local.
Albergo Diffuso de los montes Nebrodi
El Albergo Diffuso de los Nebrodi reúne a diez pueblos que se han adherido a la idea de desarrollo turístico. Lamentablemente otros no han querido o entendido la importancia de sumarse a un proyecto de revalorización del territorio en el que se debe ir de la mano. Es por ello que a la hora de descubrir los Nebrodi nosotros hemos seguido los pasos del Albergo Diffuso, pero sus encantos trascienden la línea de colinas que recorta el cielo de Sicilia cada atardecer.
El Albergo Diffuso de los Montes Nebrodi presenta una propuesta de hospitalidad turística a un paso del mar y del turismo de playa. Asomados como un balcón al Mar Tirreno y a las islas Eolias – que casi se pueden tocar con los dedos-, los pueblos de los Nebrodi son el elemento complementario de un turismo menos adulterado.
El reto de los proyectos de Albergo Diffuso es bidireccional. Por un lado hacer pedagogía interna para que la población absorba la importancia y el valor turístico de su entorno, y aprovechando esa fuerza, transmitirla a posibles viajeros que no entienden de fronteras y que a veces pueden estar en la otra parte del mundo.
De hecho Nebrodi -y la provincia siciliana de Messina en general-, es uno de los destinos a los que llegan numerosos australianos, hijos y nietos de emigrantes que a lo largo del siglo XX buscaron fortuna en tierras australes.
QUÉ VER EN LOS NEBRODI
Vaya por delante que si Sicilia no se puede ver en una semana -algo obvio pero que conviene siempre aclarar- con los Nebrodi ocurre lo mismo. Vivirlos es renunciar a las prisas, y los mismos encantos que destila, los ritmos lentos, las carreteras sinuosas de montaña y finalmente la hospitalidad de sus gentes, nos convencerán ya desde el inicio.
Cuando se piensa en Sicilia vienen a la cabeza sus playas, sus grandes urbes como Palermo o Catania, las siete islas Eolias y por supuesto el volcán Etna. Pero cuando el viajero descubre los Nebrodi se sorprende de la «otra Sicilia», la de los montes verdes llenos de bosques, de las cascadas y los lagos, la de los copos de nieve que caen en invierno, y la que aún late con pausa.
Las crestas que se adentran en el interior desde la costa de Capo d’Orlando y Brolo parecen los surcos de un arado, o las uñas de la diosa Deméter creando valles y colinas que se elevan abruptamente en pocos kilómetros. Allí nos esperan los pueblos de Ficarra, San Salvatore Fitalia, Capri Leone, Mirto, Floresta, Galati Mamertino, San Marco D’Alunzio. Frazzanò, Longi y Ucria.
FICARRA
Ficarra se ha ganado a pulso ser uno de los pueblos con mayor interés turístico de los Nebrodi. La suma de patrimonio y tradiciones proyectada con su propuesta de arte contemporáneo, han dibujado un caso excepcional y digno de alabanzas.
Su fertilidad artística es el resultado de décadas volcada a recoger los frutos en forma de un aura cultural que a veces tiene más valor y repercusión fuera de Sicilia e Italia que «en casa». El proyecto «Diván contemporáneo» se ha erigido por derecho propio en uno de los tesoros más grandes que puede tener un pueblo, la cultura.
La Al Fakhar árabe -la gloriosa- maravilla con su paisaje de casas apoyadas en lo que parece ser una grupa de camello, con dos pequeñas colinas coronadas por el monasterio franciscano y la antigua cárcel. Los antiguos palacios nobles albergan tesoros en forma de propuestas culturales como el museo de la cerámica, el museo de las marionetas, la habitación de la seda o el museo de los juegos y juguetes medievales.
Gracias a la labor del pueblo, las huellas ya invisibles del gran poeta Lucio Piccolo, cobran relieve. Primo del renombrado Giuseppe Tomasi di Lampedusa, su acervo cultural e impronta quedaron eclipsadas con el éxito del Gattopardo, si bien su figura bien merece atención. Es más, el mismo Tomasi pasó un tiempo aquí descansando, mirando desde la ventana de su morada las Eolias, quizá inspirando el nombre del Príncipe de Salina con su silueta que se ve alzándose sobre el mar.
Qué ver y hacer
El antiguo monasterio, hoy en ruinas, albergó una de las mayores colecciones de libros, solo superada por la biblioteca de Palermo. Sus techos desnudos susurran su pasada grandeza, siendo sede de eventos artísticos y culturales.
El interior del Palazzo Milio es una indescriptible residencia de artistas y sala de exposiciones en estancias con decoración que invita sentirse en un baile del Gattopardo. Aquí encontramos recreado el estudio de trabajo del poeta Lucio Piccolo, que sirve para inspirar a talentos de todo el mundo cuando son invitados a absorber y volcar su arte en Ficarra.
Sorprende la cantidad de razones para pararse a cada paso por una Ficarra de dimensiones pequeñas. Pero las hay y muchas, como el citado museo del juguete y los juegos medievales «encerrado» en la antigua prisión; el puesto de pescado reconvertido en una vitrina del concepto de Museo Disperso (Museo Diffuso); el museo del aceite o la habitación de la seda -donde aún se cría el gusano de la seda- que recuerdan dos de las actividades económicas que aportaron riqueza a Ficarra.
SAN SALVATORE FITALIA
Apostado en lo alto de un punto estratégico de los Nebrodi, con vistas hacia Mirto, Frazzanò, Castell’Umberto, Longi y Galati Mamertino, hacemos parada en el pueblo de San Salvatore Fitalia.
Asentamiento promovido por los árabes, el primer núcleo de San Salvatore di Fitalia fue fundado por Roger I en la Edad Media, con el nombre de Santissimo Salvatore. En 1863 pasó a denominarse San Salvatore di Fitalia -que en griego significa «plantaciones»-, aludiendo al cauce de agua que corre en a los por el desfiladero que comparte con Frazzanó.
Qué ver y hacer en Salvatore di Fitalia
Las atracciones culturales más importantes del pueblo son la Basilica del Salvador Mundi o de San Salvatore -construida en el período bizantino y completamente transformada en el siglo XVIII añadiendo preciosas decoraciones barrocas-; el Santuario de San Calogero, construido en el siglo XIX , el Museo de Tradiciones Religiosas – con una colección de objetos que ilustran la importancia de la religión cristiana en diferentes zonas de Sicilia-; y la iglesia parroquial de Santa María Assunta, erigida en el siglo XVII, contiene un maravilloso tríptico normando y un altar muy decorado destacando el estupendo tríptico de mármol esculpido en 1530 por Antonello Gagini.
Pasear por el pueblo de San Salvatore di Fitalia permite disfrutar de sugerentes esculturas de hierro forjado, o los murales de Ravo Mattoni, entre los que destaca el que representa la Natividad con los santos Lorenzo y Francisco de Asís, obra que el famoso Caravaggio realizó para el Oratorio de la Compañía de San Lorenzo di Palermo, robada en 1969.
Entre los productos típicos de San Salvatore di Fitalia destaca el aceite de oliva extra virgen, miel, avellanas, castañas, embutidos del cerdo negro de Nebrodi, su pan, aceitunas y setas.
CAPRI LEONE
Capri Leone se divide principalmente en dos partes: una parte montañosa a unos 400 m sobre el nivel del mar con el núcleo primigenio, y una marítima llamada «Rocca di Capri Leone«, a medio camino entre Capo d’Orlando y S. Agata Militello.
Qué ver y hacer en Capri Leone
En las laderas del núcleo sobre lo alto son varias las históricas iglesias como la Annunziata (que conserva un campanario del siglo XVIII), de San Costantino -con una destacable estatua de la Inmaculada Concepción de Gagini-, de Sant’Antonio, o la de San Rocco. Paseando entre sus cuestas la paz es absoluta, solo rota por la reunión de vecinos en el bar al atardecer, no lejos de la fuente del león, que sirvió en 1862 para complementar el nombre original de Capri -y diferenciarla de la isla de la región de Campania-.
En «Rocca» son de nuevo numerosas iglesias las que nos encontramos en su paisaje urbano, que se ha desarrollado enormemente en las últimas décadas. Sobresale la estatua de la Madonna negra del Tindari, meta de peregrinación, coronando el “u palumaru«.
Para complementar la visita a Capri Leone nada mejor que una parada en la fábrica de cerveza artesana de Kottabos, cuya calidad la hemos podido constatar con una cata de diferentes estilos.
MIRTO
Entre Capri Leone y Frazzanò es menester la parada en el pueblo de Mirto. Su topónimo nos recuerda rápidamente los bosques de este tipo de árbol tan frecuente en el Mediterráneo. El cultivo de seda y de lino fue muy importante en la economía local, proliferando una pequeña industria textil al calor de las modas del siglo XX.
Qué ver y hacer en Mirto
En su pequeño centro histórico se descubre el Duomo di Santa Maria Assunta in Cielo, de origen normando aunque muy reformado a lo largo de la historia, además de la iglesia convento de los capuchinos o la Chiesa Santa Maria del Gesù ( siglo XVI). Pero es sin duda el Palazzo Cupane, sede del Museo del Costume e della Moda, la meta a la que nos dirigen los pasos.
Museo del Traje y la Moda Siciliana
Es sin duda uno de los museos más interesantes de los Nebrodi, por no decir de Sicilia. La colección del Museo Del Costume e della Moda Siciliana forma un arco cronológico que permite comprender aspectos como la historia, la economía e incluso la convulsa política siciliana.
La cantidad y calidad de los vestidos y trajes es tal que son muchos los expertos en moda de todo el mundo que no pierden la oportunidad de conocerlo. Su director, Giuseppe Miraudo – entre otras cosas colaborador del director de cine Franco Zeffirelli- es el artífice que ha logrado reunir más de 1.500 prendas y complementos sicilianos- vestidos, sombreros, corpiños, encajes y diversos accesorios-, fechados entre el siglo XVIII y mediados del XIX.
La ropa tradicional de los campesinos contrasta con los trajes tradicionales para los eventos sociales y religiosos, y más aún con los suntuosos vestidos y ropa de la élite siciliana. El recorrido por sus salas imprime visualmente un discurso que casi podemos sentir y escuchar de las voces de las personas que vistieron esas prendas. La actriz de Messina Maria Grazia Cucinotta ejerció de embajadora, y a lo largo del recorrido por el museo veremos fotografías con vestidos del museo.
Las colecciones, donadas por particulares, ilustran la forma de vestir de los sicilianos durante más de dos siglos, contando la historia del traje no sólo como un artefacto, sino sobre todo desde una perspectiva antropológica y etnográfica.
FLORESTA
En Floresta casi se toca el cielo. O al menos eso se podría pensar a 1.275 metros de altura, que le otorgan a la población de los Nebrodi el título de la de mayor altitud de Sicilia. Por aquí cruzan ciclistas y moteros fascinados por las curvas y cuestas de las carreteras que desde la costa norte de Sicilia atraviesan los Nebrodi hacia el Etna y los pueblos del mar Jónico como Taormina.
Los veranos aportan el frescor ante el calor del nivel del mar, mientras que los inviernos son duros y con la posibilidad de que la nieve cubra los alrededores.
Como su nombre indica Floresta – de Foresta- siempre ha contado con frondosos bosques, usados ya por los romanos para abastecerse de madera y construir barcos de guerra. Abandonado durante centurias, en el siglo XIV el lugar pasó a formar parte de los dominios de Federico de Aragón y se convirtió en feudo para la producción de cereales y la trashumancia de ganado.
No fue hasta 1820 cuando pequeña comunidad se convirtió en municipio y en el trazado urbano aparecieron la iglesia matriz de Sant’Anna y las calles principales de Via Vittorio Emanuele y Via Umberto I.
Qué ver y hacer en Floresta
El pueblo, cruzado por la carretera que continúa hacia el interior y el Etna, posee dos templos: la Iglesia Matriz dedicada a Sant’Anna y la Iglesia de Sant’Antonio da Padova. El primero es del siglo XVIII y fue fundado por el noble español Duegna con el título de San Giorgio, en honor a la aún patrona.
La presencia de numerosas cabañas de pastores circulares – llamados «pagghiari ‘mpetra», «cubburi» o, según la definición reciente, «Tholos»- diseminados por el territorio, invita a la práctica de trekking con rutas muy sugerentes.
Aprovechando el paso por Floresta son muchos los que hacen parada para comprar productos como la provola florestana y los embutidos de suino nero, delicias que se pueden probar también en el restaurante y tienda Salumeria del Casale.
GALATI MAMERTINO
El pueblo de Galati Mamertino nos adentra en el interior de los Nebrodi, como la antesala a la naturaleza más virgen de Sicilia. Caminar por las calles de su centro histórico transmite una atmósfera de otros tiempos, con antiguos palacios nobles como el Palazzo De Spuches, casas de piedra y espléndidas iglesias como San Luca, ofreciendo ritmos tranquilos solo rotos con la efusividad y participación en los eventos y fiestas locales.
Qué ver y hacer en Galati Mamertino
Son muchos los puntos de interés de Galati Mamertino, que empiezan con espacios culturales como Museo etno-antropológico con el molde de un elefante enano de unos 2 metros (Elephas Mnaidriensis) que vivió en Sicilia hace unos 200.000 años -el original se conserva en el Museo Gemellaro de Palermo-; el Museo de la Música y las tradiciones populares con objetos de apenas cien años que nos recuerdan cómo ha cambiado la sociedad; o el interesante museo del molino con piezas tremendamente valiosas para la producción de grano, harina y pasta.
Un lugar incomparable por su singularidad es el Museo di Giocattoli, un templo de diversión fruto del ingenio del señor Salvatore, un auténtico inventor nonagenario que con mucho arte e imaginación ha creado juegos que divierten a niños y adultos.
En Galati Mamertino hay varios centros de elaboración de miel (en realidad las que la elaboran son las abejas), como Apicoltura Smiriglia, que ofrece la posibilidad de tours para ver de cerca los panales, vestidos con el traje que nos protege de picaduras.
A las afueras de Galati resulta imprescindible la excursión a la cascada de Catafurco, remontando el arroyo San Basilio. El recorrido discurre por un camino de mulas, atravesando campos de cultivo y zonas de pastoreo abiertas donde aún es posible encontrar rebaños y rebaños, o antiguas aldeas como Molisa. El premio final es la cascada de Catafurco, que se precipita desde una pared de casi 10 m de altura entre rocas calizas duras y desiguales. El momento ideal para disfrutar todo su torrente es la primavera.
SAN MARCO D’ALUNZIO
La cima del Monte Castro a 540 metros sobre el nivel del mar sirve para entender que mar, playa y costa, son perfectamente compatibles con una Sicilia de interior. San Marco d’Alunzio representa con su historia y monumentos, el rico pasado histórico, gastronómico y cultural de los Nebrodi.
Alwntion para los griegos, Haluntium para los romanos, Demenna para los bizantinos y San Marco para los normandos, el pueblo se proyecto sobre la costa tirrena como un sacrificio de belleza sin mayor pretensión que recordar que hay muchas «Sicilia» que merecen ser visitadas.
Qué ver y hacer en San Marco D’Alunzio
El viajero entiende nada más a San Marco D’Alunzio que es fácil incorporarse a los ritmos tranquilos de los Nebrodi. Los ancianos juegan a las cartas saludando a los recién llegados, con la simpatía de ganar nuevos embajadores de uno de los pueblos más bonitos de Sicilia.
Es cierto que hay numerosos puntos que merecen visita, pero evitando las prisas, lo más adecuado es caminar descubriendo el templo de Hércules (siglo IV a. C. y convertido en ó en una iglesia cristiana dedicada a San Marcos Evangelista por los normandos); o el monasterio benedictino de Badia Grande, construido por la reina Margarita de Navarra en el siglo XVII que funciona como Palacio de Eventos y Conferencias»; o las sugerentes ruinas del castillo normando (siglo XI) en la parte más alta de San Marco d’Alunzio que fue residencia de la familia Altavilla, en particular de Adelasia, tercera esposa del rey Ruggero I.
A ellos se suman rincones que obligan a parar los pies, los ojos y hasta el alma, como la fuente en Piazza Aluntina en mármol rojo de San Marcos (del 1897), el bajorrelieve en una pared de roca representando la historia de San Marco; o el artístico banco obra de Leonardo Cumbo que invita a saborear el panorama de las montañas Nebrodi y el mar de Sicilia.
Y puestos a seguir una ruta religiosa conviene empezar por el Museo Bizantino-Normando que alberga el monasterio benedictino. A unos pasos la Iglesia de San Teodoro y volviendo junto al ayuntamiento la iglesia Matriz de San Nicola con su destacada fachada con tres portales de mármol rojo local. Igualmente sobresaliente es la Iglesia de María SS. Dell’Aracoeli que cuenta con unas catacumbas en las que hay varios cuerpos momificados.
FRAZZANÒ
En el corazón del valle de Fitalia, Frazzanò surge de la conquista normanda de Sicilia y la construcción del castillo de Belmonte.
Según la tradición popular, el topónimo «Frazzanò» deriva de presencia de hayas en la zona, cuya bellota en siciliano se llama frazza. Mientras un divertido chascarrillo sugiere que el nombre deriva de un hombre de Frazza que, cuando un extranjero le preguntó: «¿En tu ciudad sólo crece frazza, el alimento de los cerdos?» él respondió con resentimiento «¡aquí frazza no!».
Qué ver y hacer en Frazzanò
El monumento más destacado de la población, con el permiso de las Iglesias de María SS Annunziata y la de San Lorenzo, es la cercana Abadía de San Filippo di Fragalà, también conocida como Demenna o Melitiro.
Dedicada a San Filippo di Agira, fue un destacado centro cenobítico basiliano, es decir una comunidad de monjes de la orden de San Basilio.
La construcción de la abadía fue obra del abad Gregorio en 1090 gracias a los favores concedidos por el conde normando Roger y la reina Adelasia. Desde una portada manierista se accede a un patio cuadrangular. En la planta baja se encuentran diferentes estancias como almacenes, cuadras, cocinas y laboratorios.
En el lado oriental se encuentra la Iglesia, a la que se accede por un portal de 1614. Su interior lo forma una sencilla sala, pavimentada con mayólica Nasitana del siglo XVI, la planta de la Iglesia está cruzada por un gran ábside central y dos pequeños ábsides laterales que llevan hermosos ciclos de frescos del siglo XII-XII.
Una escalera de piedra sube al primer piso del convento, donde se conservan varias celdas, y la que fue la residencia de un alcalde que vivió aquí en el siglo XX.
LONGI
Siguiendo la carretera bajo la Abadía de San Filippo di Fragalà se alcanza Longi, cuyo nombre proviene de Castrum Longum. De fundación de los sicanos, fueron árabes pero especialmente normandos los que impulsaron su desarrollo. Es un pequeño pueblo de montaña ubicado en una terraza natural dentro del Parque Nebrodi y «puerta» a la imponente Roca del Castro.
Qué ver y hacer en Longi
Caminando por las calles es posible ver los restos de un antiguo castillo medieval que data del siglo VIII, la Iglesia Matriz dedicada al Arcángel Miguel, a la que se accede a través de dos escaleras monumentales de piedra de mármol local que dan a la Piazza Umberto I y que presume de la estatua de María Auxiliadora (de la escuela Gagini), y las ruinas de la Iglesia de las S.S. Salvatore.
Un punto tremendamente interesante es La Petagna, centro expositivo de la naturaleza típica de los montes Nebrodi. Creado por Salvatore Migliore, el espacio muestra alrededor de 500 fotografías relativas a flores, setas y animales del valle de Fitalia.
Además, hay otros espacios reservados para árboles y arbustos, insectos, rocas, con fósiles relacionados, aves. nidos, orquídeas silvestres.
La población posee ambientes naturales muy sugerentes como el desfiladero la Stretta ideal para el descenso de barrancos; el bosque Mangalaviti compuesto de hayedos, robles centenarios, arces, fresnos, acebos, tejos, perales, manzanos silvestres; puntos panorámicos que permiten la observación de aves como los buitres leonados siguiendo la ruta de trekking de Portella Gazzana; y el lago Biviere.
Para los amantes de las emociones fuertes recomendamos el Nebrodi Adventure Park, aunque está temporalmente cerrado (parece que abrirá en abril de 2025). Al menos nos compensará acercarnos a comer en el restaurante Il Canalotto, un deleite gastronómico, que junto a la Pretusa y la Falda, son lugares de los que saldremos con la certeza de que hemos comido muy bien.
UCRIA
Pasado Castell’Umberto y ascendiendo hacia Floresta se halla el pueblo de Ucria a más de 700 metros del mar. Sobre las huellas de dos torres sarracenas -que permitían controlar el territorio gracias a la panorámica sorprendente que cubren-se sucedieron los normandos, suevos, angevinos y aragoneses.
Tras la Segunda Guerra Mundial la emigración despobló Ucria, especialmente en dirección a Waltham (Estado de Massachusetts), en Estados Unidos, donde hay una importante presencia de descendientes.
Qué ver y hacer en Ucria
El centro de pueblo presume de un conjunto de iglesias como la iglesia Matriz «San Pedro Apóstol», la de la Santísima Virgen María, la Madonna dell’Annunziata o las ruinas de la Iglesia de Santa María della Scala. En las pastelería Cuttone podemos conocer las delicias gastronómicas a partir de la nocciola (avellana) típica de los Nebrodi.
Bernardino da Ucria fue un botánico y religioso italiano muy relevante en el siglo XVIII. Trabajó en el Jardín Botánico de Palermo, siguiendo el innovador sistema de clasificación de Carlos Linneo. Su labor y reconocimiento en Sicilia fue tal que hoy preside con un busto el de la Banca Vivente del Germoplasma Vegetale.
Este interesante espacio alberga las semillas de diversas especies de plantas en riesgo de extinción, con una vocación de estudio, recogida y conservación de semillas de especies forestales y de especies arbustivas herbáceas endémicas del Parque Natural de los Nebrodi. La oferta formativa del Germoplasma se completa con la posibilidad de albergar conferencias y reuniones de estudio relacionadas con la biodiversidad y la educación ambiental.
Los amantes de la gastronomía hallarán un encantador rincón para comer productos de los Nebrodi en el restaurante Baita a las afueras de Ucria.
No lejos resulta peculiar la Rocca Di San Marco, entre bosques de pinos y robles. Es una mole pétrea de arenisca con diez metros de altura en la que se halló un registro de material del Paleolítico superior formado por lascas sílex y cuarcita. La erosión de agua de lluvia y viento ha dibujado la superficie de la pared con pequeñas grietas de diversas formas, que a la vez servía de refugio a los pastores.
Según la mitología, en una época muy lejana, cerca de la Rocca di San Marco vivía «U zzu Dragu«, que era un dragón de inmenso tamaño, que dejó huellas gigantescas en la parte superior de la Rocca.
Y así, siguiendo el rastro del dragón acaba nuestra ruta por los Nebrodi, sabedores de que solo acabamos de descubrir la punta del iceberg de un territorio que tocará degustar en nuevos viajes.
Alojamiento en Nebrodi
Para las vacaciones en los pueblos Nebrodi podemos elegir entre alojamientos en diferentes pueblos o bien elegir uno que nos permite movernos sin cambiar.
Dos buenas recomendaciones son el Agriturismo il Vignale en Longi, apacible e inmerso en la naturaleza de avellanos y castaños; o el Hotel Alimunera en CastellʼUmberto un pequeño lugar moderno y con estilo hotel boutique. Ambos cuentan con piscina.
Raúl
- Edit
Qué maravilla de destino poco conocido son los Nebrodi.
El Giróscopo Viajero
- Edit
Hola Raúl!
Te damos toda la razón. Los Nebrodi y los pueblos del interior son tan desconocidos como interesantes, tanto si es el primer viaje en Sicilia como si volvemos a revisitar la isla.
Saludos