Cae la tarde y ni siquiera las gaviotas se fijan en la Torre del Reloj, escondida por las sombras del crecimiento urbano del puerto de Barcelona. El faro invisible de la Barceloneta construido en 1772 y transformado en reloj en 1911 cuenta los segundos sin esperar una mirada furtiva ni un halago por parte de los paseantes que ni siquiera perciben su presencia tras los edificios detrás de la Playa de San Sebastià .
En nuestros paseos urbanos buscando nuevos secretos en la ciudad nos hemos «colado» en el Moll dels Pescadors, y entre redes y gaviotas nos ha impactado su aún elegante figura, 150 años después de haber iluminado el puerto, jugando a dibujar sombras chinescas en una franja marítima que ha cambiado mucho.
La historia del faro y la torre del reloj esconde mucho más de lo presumible a simple vista. Desde lo alto de su figura se llevaron a cabo las mediciones que permitieron establecer el sistema métrico que hoy funciona como medida universal. Y más allá de la nostalgia por la luz que atraía como un canto de sirena a los barcos, hoy se hace necesario el homenaje, el recuerdo y la reivindicación de un patrimonio a menudo olvidado.
Historia de la Torre del Rellotge
Declarado Bien Cultural de Interés Local, el origen de la Torre del Reloj hay que buscarlo en 1772 cuando se edificó para su uso de faro del puerto. A menudo se menciona que fue el primer faro de Barcelona y uno de los primeros faros del Mediterráneo. Sin embargo la alusión se refiere al tipo de mecanismo empleado, ya que desde hacía siglos se usaban torres y faros con sistemas de aviso o alumbrado manuales, alimentados por fuegos o lámparas de aceite.
Joris Prosper Van Verboom, a la sazón ingeniero militar español de origen flamenco, primer marqués de Verboom, capitán general y fundador del Real Cuerpo de Ingenieros, es una figura poco conocida en Barcelona. Sin embargo fue el responsable de la táctica de asedio de la ciudad condal durante la Guerra de Sucesión. Con los Austrias vencidos, los Borbones le encargaron el reordenamiento de la defensa de la ciudad. De este modo Verboom planteó la construcción de la Ciudadela, demolida en 1868 y ocupada hoy por el precioso espacio urbano que disfrutan los barceloneses.
En 1743, un año antes de la muerte de Verboomm el ingeniero presentó un proyecto de ampliación del Puerto de Barcelona donde, en el que se incluía la colocación al final del brazo de poniente, de un faro para dirigir la entrada de barcos.
Descartados algunos faros de dimensiones mucho mayores, en 1772 se estrenó la modesta estructura que hoy pervive. En el mismo muelle se llevaban a cabo las gestiones del despacho de pasaportes, el control sanitario, la comandancia de marina y la caseta de los prácticos.
Una de las curiosidades de la Torre del Reloj es que cincuenta años después de empezar su «misión» de guiar a los barcos en la bocana del puerto, el científico Pierre F. Méchain, fue el elegido junto a Jean-Baptiste Joseph Delambre, de ejecutar el encargo de la Academia de las Ciencias de París, de llevar a cabo unas mediciones para lograr establecer una medida universal, el el sistema métrico decimal.
El cálculo se basaría en conseguir definir con precisión la longitud del metro, fijada en la diezmillonésima parte de un cuarto del meridiano terrestre, según los científicos de la Academia. Hasta entonces se usaban sistemas de medición dispares, entre ellas las millas anglosajonas, que se negaron a aceptar el sistema hoy universal.
El método utilizado para medir el meridiano, conocido desde el siglo XVII, se denomina triangulación. El principio fue inventado por el holandés Snellius y consiste en dibujar triángulos contiguos a lo largo del meridiano, cada uno con un lado en común con el siguiente. Basta entonces medir los ángulos de los triángulos apuntando, desde un lugar situado en altura (campanario, castillo, torre) y tener la longitud de una sola base para poder deducir de ella todos los lados de los triángulos. cuya suma es precisamente la porción meridiana.
Mientras Delambre cubrirá los cálculos de la parte norte desde Dunkerque a Rodez, Méchain hará lo mismo desde Rodez hasta Barcelona, usando el faro de la Barceloneta como referencia del meridiano de París. La torre se encontraba en un punto estratégico, coincidiendo con la intersección entre un paralelo y el Meridiano de París.
Además del faro se usaron otros puntos geodésicos de Barcelona como el castillo de Montjuic y la Ciudadela. Gracias al estudio se fijaron las las medidas que sirvieron de base del sistema métrico decimal, que aunque tenía unas pequeñas imprecisiones de 0,2 mm fruto de las dificultades técnicas
Pocos años después, Ildefons Cerdà, célebre autor de l’Eixample barcelonés, aprovechó esas denominaciones del Meridiano y el Paralelo, para el diseño de las avenidas Paral·lel y Meridiana, cuya línea de prolongación converge exactamente en este punto.
Entrado ya el siglo XX, el puerto se amplió hacia los nuevos muelles bajo Montjuic, y el faro y las dependencias marítimas de aduanas pasaron a una nueva localización. Perdida su función visual y administrativa, la solución afortunadamente no fue el derribo, si no el cambio de función de la torre, reconvertida en un reloj.
En 1911, ya con la voracidad marítima en alza, el faro se reformó para reconvertirse en una torre con el actual reloj. Al cuerpo de base cuadrada se le añadió un reloj con cuatro esferas en cada lado.
Visita a la Torre del Reloj
La disposición de la torre del antiguo faro y reloj presenta una planta cuadrada rematada en una pirámide truncada. El revestimiento imita a sillares de piedra, con una única puerta de acceso en uno de los lados. A través de una escalera se accede -aunque no es visitable- a la terraza de la torre en la que se encuentra el reloj.
Junto al número siete del reloj se distingue una ventana que se abre desde el interior de la torre, y que permite manipular las agujas. La torre se remata con una cúpula y una estructura metálica decorada que se corona con un pararrayos.
Dónde está y Cómo llegar
La torre del reloj se encuentra dentro del Moll de Pescadors del puerto de Barcelona. Hay una garita en la entrada y el acceso está en principio restringido a los trabajadores del puerto. Sin embargo podemos entrar o preguntar si es posible acceder para acercarnos a ver la torre de cerca.
Los accesos de transporte público para llegar son el Metro: L3 (Verde) – Drassanes o la línea L4 (Amarilla) – Barceloneta; así como en autobús a través de los: 47, 59, D20, V15 y V19.
Germán Cardona
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Xulo…pero no dejan entrar e esta zona del puerto de Barcelona.
El Giróscopo Viajero
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Hola Germán!
Nosotros pudimos entrar hasta la torre del reloj, desconocemos si suelen poner algún problema.
Saludos y gracias por leernos.