
Suiza es un país de sobra conocido por su industria, sus montañas y su historia. Además de los típicos y tópicos que hablan de relojes, chocolate y bancos, el país helvético es uno de los destinos turísticos más antiguos y reputados de Europa. Suiza ha sido, Junto a las grandes capitales como París o Londres, Italia y Grecia, el turismo nació quizá, en sus nevadas montañas.
Los balnearios y estaciones de esquí de Suiza ya eran destino de los primeros turistas a finales del siglo XVIII. Después, en el XIX, Suiza se convierte en uno de los paradigmas del turismo aristocrático, el de las curas de aguas y de aire de montaña para la alta burguesía europea. Con la industrialización y el aumento del nivel de vida en Europa, la nieve, la naturaleza, las montañas limpias y puras de los Alpes suizos eran un destino lujoso de preferencia para enfermos de tuberculosis, nobleza y burguesía enriquecida y, también, para muchos refugiados políticos.
Suiza destino turistico del siglo XXI

Hoy en pleno siglo XXI Suiza no ha perdido nada de su encanto romántico. Los Alpes siguen vistiéndose de blanco durante el invierno, el esquí y la nieve son atractivos de primer orden. La gastronomía y los productos típicos son muy sabrosos y de una extrema calidad. Los famosos chocolates, los quesos suizos, gruyère, el tête-de-moine, la raclette (moitié-moitié) etc…
El patrimonio natural es espectacular, con montañas lagos, acantilados y cascadas. La naturaleza ofrece al visitante innumerables opciones para el turismo activo. La oferta va desde los deportes de riesgo, el esquí, el trekking, alpinismo, vas ferraras, running, hasta el senderismo más agradable y menos extremo. La calidad de los servicios es altísima, aunque, como en todo en Suiza, los precios sean altos y haya que tener en cuenta que es un destino caro.

El otro patrimonio, el cultural y arquitectónico es el otro gran atractivo de Suiza. Las ciudades del país son tan coquetas como bellas. Un urbanismo que mezcla planos medievales con la modernidad más absoluta. Ciudades como Zurich, Constanza, Lucerna, Berna, Friburgo, Lausanne, Ginebra o Neuchâtel, Lugano, Locarno, Montreux… la lista es casi interminable. Son ciudades muy habitables, con un urbanismo adaptado a la orografía y siempre con mucho carácter. Puentes, muelles, barrios antiguos, plazas, todo rezuma historia y buena construcción. Simplemente pasear por las calles de cualquier ciudad o pueblo es una experiencia tranquila y agradable.
Además de contemplar los monumentos, los edificios, antiguos y modernos, ir a Suiza significa poder disfrutar de la inmensa calidad de sus galerías de arte y museos. Descubrir sus museos, bodegas, restaurantes y centros de arte es espectacular!
Suiza en todas las estaciones

Suiza no agota nunca los motivos para volver una y otra vez, descubriendo todas sus regiones y cantones. Si el invierno es la temporada alta, pero se pude disfrutar del país todo el año.
La primavera es una apoteosis ya que con el deshielo llega la época de las flores donde la naturaleza despierta y el paisaje vibra con verdes con todos los matices.
El verano suizo es poco conocido y suele ser caluroso y espectacular. Los suizos ocupan las calle, los parques y pueblos. La gente disfruta de los picnics y los restaurantes al aire libre en una mezcla perfecta entre los biergärten alemanes y los picnics a la francesa. La campiña y las cumbres de los alpes brillan con el verde y se llenan de senderistas y montañeros. Teniendo en cuenta el calor del sur de Europa, Suiza se está convirtiendo en un destino estival cada vez más popular.
Por último, el otoño es aún más desconocido. Y es una pena ya que con ese predomino de la naturaleza, Suiza cambia de color al llegar el tiempo donde las hojas se tiñen de amarillos, ocres y naranjas. Suiza y el turismo activo, deportivo o de naturaleza son indisolubles.
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