Nuestro segundo día en Eslovenia amanecía de nuevo mojado, y tras el primer día en Maribor en Ptuj nuestra ruta continuaba hasta el punto más turístico del país, las cuevas de Postojna, aprovechando para conocer además el castillo de Predjama.
Las fuerzas no menguaban después de pisar territorio de Bulgaria, Serbia y Croacia, deseando aprovechar la estancia en Eslovenia para no perdernos en este día las joyas eslovenas de Predjama y Psotojna.
Las cuevas de Psotojna son un lujo para el visitante. Además de su singular belleza, es un espacio turístico accesible y perfectamente adaptado, ubicado en la salida Postojnska jama (Cuevas de Postojna) de la A1 que va desde Liubliana hasta la costa.
Las indicaciones no tiene perdida y el parking es gigantesco, con emplazamiento para autobuses que desembarcan de forma continua. La oficina de turismo muestra información en muchos idiomas, permitiendo realizar las guías en inglés, esloveno, alemán, francés o italiano, o mediante audioguías en español. Existen muchas entradas combinadas que a forma de pack nos facilitan visitar el Vivario, las grutas y el Castillo de Predjama a menos coste. Por si fuera poco hay opciones más aventureras para adentrarse en otras grutas más salvajes con un itinerario que mezcla espeleología y naturaleza.
En nuestro caso, y teniendo en cuenta que la ruta guiada no comenzaba hasta una hora después, optamos por conocer la exposición de mariposas exóticas, y luego el Vivarium, donde conocimos a «Proteus«, un reptil único que se halló en las entrañas de la cueva. Su color blanco y su ceguera lo hacen tremendamente llamativo, siendo la mascota protegida por las autoridades de la cueva.
Después de conocer la historia de la cueva hicimos cola para empezar la visita. No hace falta volverse loco para estar los primeros puesto que una vez dentro llegamos a los andenes donde nos subimos a un tren que se adentra en las profundidades de la tierra. Ya de por si el trayecto es toda una experiencia, especialmente para los niños. Asusta un poco la sensación de que vamos a golpearnos la cabeza, pero os podemos asegurar que a menos que os levantéis (no lo recomiendo a menos que os apetezca decapitaros) es imposible que os llevéis un coscorrón.
Pronto comienzan la sucesión de columnas pétreas de estalactitas y estalagmitas que si bien al inicio son una novedad pronto se hacen tan comunes que perdemos la cuenta. Cuando para el tren bajamos a la entrada de la ruta donde nos separaron por idioma de guía. Mi compañero Javi prefería el inglés, y yo el italiano, idiomas que controlamos de nuestros años jóvenes de Erasmus, así que nos separamos durante la visita.
El itinerario comienza con una ascensión hasta el punto más alto de la cueva, una montaña debajo de una bóveda natural desde donde la panorámica. El guía nos va explicando los puntos más característicos como el puente ruso, la columna spagghetti, el pesebre, la sala de los tubos, la blanca, y un sinfín de formaciones que recuerdan cada una a un objeto o animal.
La ruta es circular, y acaba en un área con la tienda de souvenirs y recuerdos, donde podemos enviar una carta desde la oficina de correos más extravagante del mundo, y que ya desde hace cien años funciona. Justo después está un gigantesco cubo de vidrio donde dentro hay algunos especímenes de Proteus, que sufren los flashes de cámaras de fotos (por cierto prohibidas).
Tras esperar a los rezagados que llenan las bolsas de compras volvemos al tren que recorre el camino a la inversa, saliendo justo al lado del torrente que sigue oradando la piedra desde hace millones de años.
El castillo de Predjama
A apenas 11km está el otro gran punto de interés de la zona, el castillo de Predjama, así que después de comer arrancamos nuestro coche de alquiler y en apenas veinte minutos ya estábamos ante una de las fotos más bellas de Eslovenia.
Desgraciadamente el castillo ya estaba cerrado porque en horario de primavera a las cinco de la tarde concluye el periodo de visita. Os dejamos los horarios de todo el año para que estéis atentos:
Un año después pudimos visitarlo por dentro, y conocer los pasajes que ascienden pegados a la roca escarpada, como un molusco adosado a la montaña. Su sistema defensivo casi colgado de la roca permitió al nobel Erazem Lueger, burlarse según la leyenda del asedio, mientras conseguía escabullirse al exterior a través de la galería de túneles naturales. De esta forma se aprovisionaba y mostraba los productos frescos con ostentación a los sitiadores. Sin embargo, una traición interna hizo que le asesinaran con un cañonazo mientras se encontraba en los baños que se ubican en lo alto de la fortaleza.
Ese día nos tuvimos que contentar con las vistas desde el camino que lleva hasta la entrada, el paseo por la explanada donde en verano se celebran las justas medievales, y el descenso hasta el río que súbitamente se hunde en las profundidades de la roca cárstica.
El «atrezzo» de nieve que poco a poco se iba diluyendo tras las copiosas nevadas que nos acompañaban desde Belgrado le daba un aspecto aún más salvaje y gélido, lo que nos permitió imaginar los duros inviernos en la zona, aislados y encerrados.
La noche amenazaba con atraparnos en unas carreteras poco transitadas en abril, así que la jornada con el estupendo circuito por las cuevas de Postojna y el Castillo de Predjama concluía con una cena fantástica bajo la lluvia de Liubliana donde dormíamos.
Nuestro alojamiento era una pensión muy sencilla, un Hostel económico y más o menos céntrico, apto para trotamundos, pero no recomendable si buscamos lujos: ALIBI M14 HOSTEL. Aquí podéis ver más hoteles para reservar en Eslovenia
Mapa para llegar de las Cuevas de Postojna al castillo de Predjama