Mármol de Macael, la Carrara española está en Almería

Mármol de Macael la Carrara española está en Almería.

El mármol es un material de construcción noble y valioso. Y es en el este de Andalucia, en la localidad almeriense de Macael donde se encuentra una de sus fuentes casi inagotables. Las canteras de la Sierra de Filabres, en Almería, se han explotado desde la antigüedad, cuando erigieron parte del esplendor de Grecia y Roma, sus templos y palacios, su estatuaria clásica, la que ha formado el canon Mediterráneo y Europeo. El mármol producto de la metaformización de las rocas calizas sedimentarias, surge de la tierra tras la transformación de una roca en otra debido al efecto de presión y el calor bajo la corteza terrestre. Y, evidentemente al tiempo, ya que son procesos que necesitan cientos de miles de años para que el mármol aparezca formando grandes vetas. 

El mármol se encuentra en diversos colores que van desde el blanco al negro, pasando por el amarillo, el rojo o el verde. Los cambios de color los provoca la presencia de impurezas de silicio, magnesio y otros minerales en la calcita. Las vetas que dan belleza al mármol cortado se deben a esas mismas impurezas o minerales. Carrara, la localidad Toscana, en Italia, ha dado nombre a uno de los mármoles más famosos de todo el mundo. Sin embargo, el mármol de calidad se encuentra y se produce en casi todo el mundo. Además de Italia, Canadá, China, India, Estados Unidos o Pakistán son algunos de los principales productores.

Almería, en Andalucía, y sus montañas de la Sierra de Filabres son cantera de uno de los más famosos y cotizados de España, el mármol blanco – aunque no sólo blanco -, de Macael. En España se extrae muy buen mármol, pero no sólo en Andalucía. Otras muy buenos mármoles son el mármol negro de Marquina y el rojo de Bilbao, en Vizcaya; el gris de Deba en Guipúzcoa; el rojo de Alicante y el marfil de Coto, también en Alicante, y el de Zafra en Badajoz.

Mármol en Almería, la Sierra de FIlabres y Macael.

Pero en Macael, en la Sierra de Filabres la industria del mármol se ha asentado con fuerza y constituye todo un sector económico, que va desde la extracción, la fabricación de todo tipo de materiales y piezas de mármol a su posterior venta en todo el mundo. La pequeña población almeriense vive en buena parte de la industria del mármol y de sus 10.000 ha de canteras repartidas por la Sierra de Filabres, entre la propia Macael y Olula Del Río, la población vecina.

La peculiaridad de la explotación se basa en que la propiedad del subsuelo es municipal, siento el ayuntamiento el que arrienda la explotación de cada parcela por un tiempo definido. Este sistema ha hecho que los arrendatarios sean por lo general empresas pequeñas y medianas, con alguna gran excepción como Cosentino, pero siempre locales, con lo que por ahora se evitado la dependencia de grandes multinacionales. Algunas de las empresas como la citada Cosentino han conseguido posicionarse muy bien en el mercado mundial, con el mármol y con invenciones como el silestone, un material usado en todo el planeta. Gracias a este modelo, las canteras se explotan de manera bastante sostenible y, sobre todo, benefician a la población local, siendo un motor económico de primer orden.

Macael y Olula del Río reciben muchos viajeros de negocios, de empresas de todo el mundo que se acercan a la ciudad almeriense en busca de nuevos productos y materiales de construcción. El mármol de Macael se exporta a todo el mundo y es común encontrárnoslo en los países del Golfo, en China y Estados Unidos. 

Turismo del Mármol. 

Como decíamos, la historia de la explotación es muy antigua, ya desde el tiempo de los romanos, y antes, por los iberotartésicos y los fenicios. Los árabes utilizaron el mármol de Macael en el Palacio de Medina Azahara, en la Mezquita en Córdoba y el Patio de los Leones de la Alhambra. Del patio de los leones hay una reproducción en la plaza del ayuntamiento de Macael. Después, la Catedral de Sevilla, el Escorial, el Palacio del Kremlin o el Hotel Burj el Arab de Dubai usaron el mármol almeriense de diferentes maneras para sostener o decorar sus fachadas, interiores, entrañas y estructuras.

Por suerte, Macael está sabiendo complementar su desarrollo industrial con la promoción turística y artística. A la entrada de la ciudad un enorme mortero de mármol blanco representa uno de los emblemas de la comarca. No intenten hacer un Alí-olí allí porque necesitarían que venga todo el pueblo para comerselo. Es el mortero más alto y más grande del mundo con 3,29 metros de altura, fabricado, evidentemente de una pieza. Más de tres metros de diámetro en la boca pesa ¡31 toneladas! La mano que reposa en su interior mide casi 5 metros de longitud y sólo pesa 6 toneladas…

El Centro de Interpretación del Mármol, en el centro del pueblo, explica la historia de la explotación de este preciado y útil material, de una forma didáctica y comprensiva. Las canteras se pueden visitar para comprender como se busca, encuentra, y después, como se trabaja el mármol.

Los trabajos del Mármol.

Precisamente por ello, uno de los lugares más interesantes y espectaculares para comprender la grandiosidad del material, de Macael y la Sierra de Filabres, son las canteras a cielo abierto de donde se extrae el mármol. Los montes de la Sierra de Filabres han sido trabajados y desnudados para encontrar y sacar los millones de toneladas de mármol con los que vestir nuestros edificios más prestigiosos. Las vetas más puras y rentables se pliegan y se atraviesan entre zonas de materiales inútiles, lo que hace que la extracción no siga un orden demasiado lógico. La pericia de los mineros, y la suerte, hacen que una parcela sea más o menos rentable. Nosotros visitamos las canteras silenciosas en un día festivo, lo que quitaba el ambiente fabril, dejando una calma quieta de la piedra muda, que nos miraba, impertérrita, desde sus paredes pulidas. 

Macael Viejo, una antigua cantera de mármol amarillo nos contemplaba desde la sobriedad desnuda de altas pareces que los hombres han cortado con tajos certeros. Desde sus decenas de metros de altura, resonaba, hueca y cansada. Pero recobrará la vida, con un poco de suerte, ya que el Ayuntamiento de Macael tiene el proyecto de reconvertirla en espacio cultural, para actuaciones musicales y teatrales. El lugar se presta, sin duda, y de hacerlo se daría un aliciente inaudito al espacio y a la industria del mármol. Macael y su comarca reposan sobre vetas de mármol puro, pero hoy más que nunca, la diversificación y la complementariedad en busca de una economía, y de una sociedad, más sostenible y más humana, son una obligación. Pareciera que en Macael van por el buen camino.

Después nos desplazamos a la zona de la Puntilla, donde decenas de parcelas se explotan simultáneamente. Allí se horada la roca y extrae el mármol con métodos modernos sí, pero que se basan en la sabiduría y en las técnicas ancestrales. El cable de diamante y las maquinas han substituido a la pica, la barra de hierro, a la fuerza humana y animal, pero básicamente se trata de hacer lo mismo. Localizar la veta, comprender la roca, entender sus lineas de fractura, sus debilidades para cortarla de la mejor manera posible y aprovechar mejor el mármol.

Los trabajos ya no tienen la dureza de antaño, no son necesarias decenas de personas, tres o cuatro operarios especializados mueven toneladas de mármol en cada explotación a diario. Después toda esa materia prima se trabaja a medida para los pedidos que afloran de todo el mundo. Todo Macael y Olula, están llenos de talleres y pequeñas fabricas que cortan, pulen y modelan el mármol. Manufactura, industria, pero también arte que se expresa de muchas maneras con objetos y puras obras de artísticas. Macael muestra el abanico completo de lo que, con sabiduría y buen hacer, se puede hacer de la naturaleza.

Museo Andrés García Ibáñez.

El Museo Ibáñez situado en la ciudad vecina de Olula del Río, ha sido una de las grandes sorpresas de este viaje. No se nos cae ningún anillo por reconocer nuestro desconocimiento, del lugar y del artista, y en este caso, hay que hacerlo. Siempre nos han encantado los trabajos del gran pintor y escultor Antonio Lopez, uno de los mayores artistas españoles del siglo XX y XXI, pero desconocíamos por completo los de uno de sus mayores seguidores, Andrés Garcia Ibáñez, otro maestro del realismo y el hiperealismo.

Su Museo Ibáñez, obra personal, idea loca y empecinada que ha creado una de las mayores colecciones privadas de Andalucia y España es una verdadera maravilla. Inaugurado en 2004 reúne buena parte de su trabajo, contemporáneo y clásico. Maestro de un realismo que explora motivos actuales para criticar la sociedad que nos rodea. Al mismo tiempo sus pinturas desbordan de una belleza y erotismo tremendamente atractivo. Andrés García Ibáñez es un artista muy joven pero maduro en su arte. Gracias a su empeño y el de la Fundación Ibáñez-Cosentino, su colección puede ser disfrutada por todos. Y entre esas obras que van desde Goya, Sorolla, los Madrazo, Zuloaga, Benlliure, hasta el propio Antonio Lopéz, cuya monumental Cabeza de Mujer o La Mujer del Almanzora, es una de las obras maestras del museo. Una cabeza monumental de 8 metros de altura, y 230 toneladas de una estructura antisísmica y sobre todo, de una belleza y una simbología íntegra. Representa la cabeza de una mujer que surge de la tierra, de Filabres, de sus rocas marmoléas y bastas, afinadas por el artista para valorar el esfuerzo y el trabajo de las gentes de Almería.

El Museo Ibáñez está hermanado con su homónimo de Melilla y pronto tendrá presencia en un futuro Museo de Bellas Artes en Almeria ciudad. Las telas de García Ibáñez plasman sus variadas influencias, contemporáneas y clásicas y rezuman de actualidad, de pasión y sensaciones. Francas y sinceras, nos han encantado y mostrado que el interior de Almería es un destino ineludible para el turismo que viene. La Sierra de Filabres, Macael, el Observatorio Astronómico de Calar Alto (del que hablaremos), los poblados mineros y las vías Verdes, el desierto de Tabernas y la Sierra de Bédar tienen que poner a esta provincia andaluza y al sur de España en el mapa del turismo natural y cultural. Un turismo que debe ser sostenible y sincero, como los cuadros de Andrés Garcia Ibáñez, con mucho sentimiento y mucha pasión, lleno de recursos y flexibilidad, abierto al mundo y anclado en las rocas sólidas, en la piedra y el mármol de la Sierra de Filabres y el Valle de Almanzora.

Información práctica.

Centro de Interpretación del Mármol en Mácael.

Dirección: Calle García Lorca, nº 50.

Teléfono: 950128916 info@macaelturismo.com

Web: https://macaelturismo.com/web4/centro-de-interpretacion-del-marmol/

Horario

De martes a domingos por la mañana (domingo por la tarde y lunes cerrado).

Octubre – Abril; 10,00 a 14,00 y 17,00 a 19,00

Mayo – Septiembre; 10,00 a 14,00 y 18,00 a 20,00

Museo Ibáñez en Olula Del Río.

Abierto de martes a domingo (ambos inclusive) . Cerrado los lunes, el 1 de mayo y el 25 de diciembre.

Horario

Octubre – Marzo: 11 – 14 h. y 17 – 19 h.

Abril – Mayo: 11 – 14 h. y 18 – 20 h.

Junio – Septiembre: 11 – 14 h. y 19 – 21 h. ​

Dirección c/ Museo, 7 04860. Olula del Río, Almería

Visitas Guiadas: llamar al 950 44 10 27 en horario de apertura, con un al menos un día de antelación.

Web: https://www.museoibanez.com

Agradecimientos.

Tenemos que dar las gracias a todo el equipo de Turismo Andaluz y del Patronato de Turismo e Almería, por mostramos otra zona preciosa de Andalucía. La campaña Andalucía Despierta ha sido un gran acierto en estos tiempos complicados. Esperamos que nuestro trabajo ayude a comprender mejor las posibilidades de un turismo diferente que beneficie más al territorio y que gratifique aún más los viajeros. Andalucía y sus destinos más insólitos no le defraudarán.

Un abrazo especial para Carmen Liria responsable de la Oficina de Turismo de Macael que nos acompañó por Macael, y a Enrique Parra que organizó está maravilla de viaje desde la Oficina de Turismo de Almería. Muchos abrazos también para Fatima Blanco de Turismo Andaluz y Trinidad Blanco, que tan bien nos guiaron, y a nuestros compañeros de viaje Victor Machbel, Marion de MaXperience Spain y a nuestro conductor José Ortega.

Escrito por Iñigo Pedrueza.

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