Cuando nos propusimos visitar el sur de Marruecos a partir del pequeño tour en Marrakech, teníamos muy claro que tanto la Ruta de las Kasbahs como Ait Ben Haddou iban a formar parte de nuestra ruta.
El Ksar de Ait Ben Haddou es uno de los lugares más fascinantes del sur de Marruecos, un pueblo fortificado mediante Kasbah anexas y amurallado. Todo ello construido con adobe a partir de barro, agua y una mezcla de paja y estiércol apelmazado, que una vez seco demuestra ser un material resistente y compacto.
Para empezar a hablar con propiedad hay que fijar la diferencia entre kasbah y ksar, que simplemente es conceptual y fácil de entender. Mientras las kasbah son casas fortificadas, el ksar viene a ser una ciudad amurallada y que a su vez puede contar con varias kasbah. De estos dos términos proceden dos palabras del castellano, de herencia musulmana, Alcazaba y Alcázar respectivamente.
Historia de Ait Ben Haddou
La fortaleza de Ait Ben Haddou o Aït Benhaddou tiene como la mayoría de los ksar un pasado común y a menudo poco documentado. La mayoría de las kasbahs surgen en lugares estratégicos cerca de ríos u oasis, y en rutas comerciales. No se conoce en que momento se construyó Ait Ben Haddou, aunque se estima que en torno al siglo XI.
Tradicionalmente las kasbahs están protegidas por torreones defensivos y almenados a semejanza de los castillos europeos de la Edad Media. En el caso de Ait Ben Haddou servía de parada en la ruta de caravanas que venía de Sudán al sur, y que conectaba Marrakech hasta Telouet, continuando hasta las otras ciudades imperiales de Fez y Meknès.
En los años 50 del siglo pasado se inició un despoblamiento de la ciudad antigua hacia las casas modernas situadas al otro lado del río, provocando una situación de degradación al abandonarse las tareas de reparación que cada familia emprendía en su casa.
En 1987 obtuvo la designación de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, una inyección económica que fomentó la llegada del turismo, recuperando el valor patrimonial de la antigua ksar. Ait Ben Haddou es uno, si no el mejor conservado ksar de Marruecos y el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad ha servido especialmente para conservarlo. No olvidemos que el material de adobe es resistente pero al mismo tiempo perecedero y por ello requiere de especial cuidado.
Visita a Ait Ben Haddou
Nuestro periplo comenzó a la llegada a Ouarzazate donde íbamos a pasar un par de días para adentrarnos en el sureste de Marruecos. Llegados en autobús desde Marrakech no perdimos tiempo y preguntamos en la estación de autobuses por el precio para una excursión a Ait Ben Haddou. Tras un tira y afloja para cerrar el trato, y que incluyó miradas al más puro estilo Western comenzamos el viaje que apenas dura media hora.
Cuando llegamos en taxi desde Ouarzazate, la simple figura desde lejos del promontorio donde se alza Ait Ben Haddou nos dejó mudos. El taxista aparcó su Mercedes clásico de los años 80 y en un francés básico acordamos vernos en unas horas.
El Ksar está formado por una ciudad amurallada y seis kasbahs a los pies de la colina que sirven de contrafuertes y torres de defensa, siendo la residencia de las capas sociales más poderosas. Por contra, las casas más sobrias y de la gente común se iban construyendo encaramadas en las colinas, con una o dos plantas. No es extraño que Ait Ben Haddou contase con una judería ya que el comercio era el motor económico de la ciudad, aunque es el recinto que está pendiente de restaurarse. La Medersa, o escuela del Corán y las dos entradas que servían para gestionar la entrada y salida de los mercaderes. también se pueden visitar.
El exiguo río que se presenta ante el Ksar es el Ounila, sobre el que pasamos por un puente de sacos terreros imitando a los niños que se dirigen al pueblo. Antes de que existiera el puente que vemos a unos cien metros la única opción para pasar era a lomos de burros o dromedarios.
Al mismo tiempo que paseamos por los callejones que parecen cascadas de un río que fluye desde la colina, vamos obteniendo perspectivas de las torres de las Kasbahs, decoradas con diseños de formas geométricas al estilo de grecas. El tamaño de las casas, el número de plantas y la decoración sirven para marcar la jerarquización de las familias que habitaban la ciudad, algunas enriquecidas por el comercio.
La entrada a Ait Ben Haddou es gratuita pero si aceptamos la oferta de ver la ciudad con alguno de los guías debemos tener en cuenta que al final de la visita le debemos pagar una propina, por lo que mejor concretarlo antes de iniciarla. En los meses de mayor afluencia veremos mucha actividad, tanto en las tiendas como con la invitación para entrar a alguna de las kasbash, mientras que en los meses de invierno es mucho más tranquilo y la sensación de perderse por las calles mientras vas subiendo a la alto merece la pena.
En lo alto la vista de 360 grados se extiende hasta el horizonte. El viento azota fuertemente y según va avanzando el día las tonalidades de las casas cambian como si se apropiaran de la luz, ofreciendo tonos ocres y rojos que parecen una ilusión óptica. Mientras sacábamos fotos coincidimos con un guía que hacía la visita en español y nos estuvo explicando algunos hitos históricos de la ciudad.
Al bajar nos detenemos en algunas de las tiendas, simplemente para curiosear y sacar algunas fotos. Nos sorprende mucho la cantidad de cerraduras y llaves que se venden como souvenir. Por el precio sabemos rápidamente cuales son vetustas y cuales son reproducciones simplemente avejentadas.
De hecho, Ait Ben Haddou no es precisamente el mejor sitio para hacer compras, ya que la cantidad de turismo que llega hace que en las tiendas no sirva de mucho el habitual regateo. También hay artistas, entre ellos alguno europeo que han instalado su «Atelier», su taller, trabajando la pintura, escultura y artesanía con mucho esmero. Entre ellas una muy curiosa es la de pintar cuadros con té, que al calor del fuego se colorean con diferentes tonalidades.
Después de la restauración del ksar muchas kasbash fueron recuperadas como viviendas y algunas son visitables a cambio de una pequeña entrada. Dentro podemos ver la sencillez con la que se vivía.
Al salir volvimos al taxi a través del puente moderno, una estructura de metal habilitada para favorecer la llegada. Nos alejamos, siempre caminando hacia atrás para no perdernos ninguna perspectiva de Ait Ben Haddou, una imagen que cautiva y evoca.
Ait Ben Haddou y el cine
Un lugar tan especial no pasa desapercibido para el mundo cinematográfica, siendo una de las localizaciones más recurrentes en Marruecos, sobre todo para el cine comercial de Hollywood que ve aquí la posibilidad de recrear escenarios exóticos sin necesidad de recurrir a los efectos especiales. En Ait Ben Haddou se han grabado escenas de películas tan conocidas como Gladiator, El reino de los cielos, La joya del Nilo o El hombre que pudo reinar con Sean Connery y Michael Caine.
Quizá la película que descubrió Ait Ben Haddou para el mundo del cine fue Lawrence de Arabia allá por 1962. Posteriormente vinieron la La Joya del Nilo, siguiendo la corriente del cine de aventuras de Indiana Jones y con Michael Douglas, Kathleen Turner, y Danny DeVito corriendo por las callejuelas del ksar. El cine religioso y la recreación de Oriente Medio vino de parte de la La ultima tentacion de Cristo en 1988, con una particular visión de Martin Scorsese de la vida de Jesís, con Willem Dafoe, Harvey Keitel y Barbara Hershey y casi una década antes la serie de televisión Jesús de Nazaret con un plantel de estrellas internacionales del momento impresionante: Robert Powell, Anne Bancroft, James Mason, Michael York, Peter Ustinov, Anthony Quinn, Laurence Olivier, Claudia Cardinale o James Earl Jones.
A finales de los 90 el éxito de La Momia volvió a desempolvar la atención sobre Ait Ben Haddou, relanzada por la premiada Gladiator, y donde Russell Crowe pasa sus peores momentos como esclavo. En 2004 la superproducción de Alejandro Magno, encabezada por Colin Farrell contribuyó a seguir con la fama cinéfila de Ait Ben Haddou. en 2006 la aclamada Babel también se dejó cautivar por el ksar de Ait Ben Haddou, al igual que en Sahara con Penélope cruz y McConaughe, o Prince of Persia: The Sands of Time. La guinda del pastel (aunque no la última aportación) ha venido de la mano de Juego de Tronos que eligió el patrimonio Unesco para recrear la ciudad de Yunkai por donde pasa la Madre de los Dragones, Daenerys Targaryan.
Cómo llegar al Ksar de Ait Ben Haddou
Siendo un lugar muy conocido y de gran crecimiento turístico es fácil llegar a Ait Ben Haddou. Si estamos en Marrakech encontraremos excursiones y tours que incluyen el ksar además de otros puntos cercanos. Desde Ouarzazate, la ciudad más importante que dista unos 30 km tenemos una media hora en coche hasta llegar. De hecho las opciones de tours desde Ouarzazate son varias, ya sea con excursiones organizadas de agencias, o bien por nuestra cuenta, contratando (o más bien negociando y regateando) la ida y vuelta con los taxistas que encontraremos junto a la estación de autobuses.
laylapeak
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hola, podria decir el precio que acordo con el taxista para tener una refrencia, si es tanh amable, son las cosas mas importantes jejej, saludos
El Giróscopo Viajero
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Hola! La verdad es que no lo podemos detallar, el precio varía dependiendo del tira y afloja. Nosotros tuvimos paciencia y esperamos media hora por si aparecía otro taxista para llevarnos al Ksar de Ait Ben Haddu, y al final fuimos con el único que había. Buen viaje a Marruecos!