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Hoy nos desplazamos a la ciudad de Columbus en el estado norteamericano de Indiana para acompañarles en un paseo arquitectónico entre varias maravillas del siglo XX. Esta pequeña ciudad de provincias (40.000 habitantes, al sur del Estado) a mitad de camino entre las populosas Chicago y Cincinnati, es una de las que concentra mayor patrimonio arquitectónico de los EE.UU, sobre todo teniendo en cuenta su tamaño.
América y, en concreto, sus ciudades suelen ser bastante duras e incomprensibles para los europeos, algo menos las de Latinoamérica, -por su red urbana con un centro más definido, más centralizada y peatonal-. Sin embargo, la amplitud, los espacios inmensos, similares a los de la naturaleza tienen a bloquear los sentimientos de los viajeros europeos. Éstos, a veces aman, a veces detestan Nueva York, Los Ángeles, Miami, Atlanta, Chicago, Toronto o Vancouver.
Columbus, como muchas otras ciudades norteamericanas está repetida y multirepetida a lo largo de los diversos Estados del país. Está costumbre, – similar a la de los nombres propios, que varían hasta el infinito en México, Brasil o Perú- , hace que para un europeo sea todavía más difícil comprender y situar la geografía americana, ya inmensa e incomprensible en si misma. De ahí la costumbre, ridícula para nosotros de añadir el nombre del Estado o del país al de la ciudad. Pero la Columbus que les queremos mostrar no provocará dudas está vez, al contrario nos mostrará una geografía y una arquitectura de tamaño humano.
Arquitectos en Columbus.
La ciudad de Columbus cuenta con un centro, comercial y de servicios, y con amplias zonas residenciales rodeándolo. Típica ciudad del sueño americano, su urbanismo límpido es la imagen de una época, los años 50 y 60 donde todo parecía posible, ordenado, definido. La imagen es verdad sólo a medias, pero a pesar de ello, la arquitectura de estos años no deja de ser una muestra del optimismo y la racionalización de los 30 años gloriosos. Paradójicamente toda esa prestancia, la misma de la serie Mad Men, culminarán en la crisis de final de los años 60 (la Guerra de Vietnam, los conflictos raciales, el Summer of Love, el 68 francés, la invasión soviética de Checoslovaquia y más tarde el fin del crecimiento con la primera crisis del petróleo).
Desde los primeros 50, inversores, industriales y mecenas fomentarán la construcción de edificios acordes con la nueva época. Edificios ligeros, amplios, diáfanos, abiertos a la naturaleza y llenos de los avances técnicos y materiales. EE.UU. va a ser un crisol que mezclará las diversas tendencias arquitectónicas europeas. Será en EE.UU. donde encuentren refugio muchos de los mejores arquitectos y urbanistas que deben huir de Europa durante la II Guerra Mundial. Así, lo mejor a de la Escuela alemana de Bauhaus, Mies Van der Roe; la arquitectura escandinava con los Saarinen, la influencia de Aalto; la escuela austriaca con Neutra; la influencia de Le Corbusier; se unirá a los seguidores de Sullivan y de la arquitectura longuilínea de los rascacielos, con Frank Lloyd Wright a la cabeza. Columbus es así uno de los centros mundiales del Movimiento Moderno.
La Casa Miller.
Es sin duda el edificio más emblemático de Columbus y una de las casas que han marcado la arquitectura del movimiento moderno. La obra de Eero Saarinen, es junto a las casas de Richard Neutra y de F.L Wright, el ejemplo paradigmático del modernismo en lo que se refiere a las casas unifamiliares. Fue encargada por el industrial Irwin Miller en 1953, principal mecenas e impulsor de la arquitectura moderna en Columbus. Diseñada por el arquitecto norteamericano de origen finlandés Eero Saarinen y el paisajista también norteamericano Dan Kiley, esta casa adintelada, de una sola planta y donde dominan las aperturas, se integra a la perfección en un gran parque aislado de la calle.
La casa Miller es una casa menos aséptica y fría que algunas de sus predecesoras como la Farnsworth House de 1951 a las afueras de Chicago; o el pabellón de Alemania de la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Se acerca más a la Kaufmann Desert House de R. Neutra o a las de Wright, aunque la influencia de Van der Rohe sea clara.
Cuatro paralepípedos organizan un espacio central y al mismo tiempo separan funciones, la privada para los adultos, la de los niños, las zonas de servicios y la cocina. En el gran espacio central se encuentra un espléndido salón diáfano. Depurada en líneas, con una sola planta y ventanales inmensos estratégicamente colocados para recibir la luz y sobre todo hacer del paisaje el principal elemento decorativo de la casa. Pero no el único, ya que como indicábamos antes la gran diferencia con las casas más experimentales de Van der Rohe (el Pabellón de Barcelona está vacío y la Casa Farnsworth es casi inhabitable dada su simplicidad de estudio), la Casa Miller es una vivienda donde podemos imaginarnos vivir. Todo el mobiliario se pensó, incluyéndose las sillas Tulip diseñadas también por Saarinen, mesas, butacas y los grandes sofás encastrados en el espacio central del salón que se encuentra a un nivel más bajo que el suelo, el conversation pit. Stores y cortinas limitan y regulan la luminosidad del edificio.
El paisaje cuidadosamente organizado produce diversas estampas que se aprecian desde las diversas estancias de la casa.
La Casa Miller se terminó en 1957, hoy se ha convertido en un museo que puede visitarse, así como sus jardines, simplemente dándose una vuelta por Columbus, Indiana, EE.UU.
North Christian Church.
Esta iglesia que recuerda vagamente a las iglesias noruegas medievales es un verdadero ingenio arquitectónico ya que sólo su longilínea cúpula se ve desde el exterior. Terminada en 1964 tres años después de a muerte de su creador, Eero Saarinen.
De forma hexagonal la aguja de su cúpula llega a los 59 metros de altura. De apariencia dura y fría por fuera, el interior es cálido y acogedor.
Mabel McDowell Adult Education Center
Este centro educativo fue construido en 1960 por John Carl Warnecke. Monumento ejemplar por la simplicidad de líneas y la ligereza de su estructura, que como en los otros casos consigue trasladar los pesos y las tensiones a pocos puntos liberando las paredes de su función sustentante.
Irwin Union Bank and Trust
Este edificio es, sin duda, junto a la Casa Miller y a la North Church, la obra más famosa de Columbus. Situado en el centro este edifico que hoy parece contemporáneo y vanguardista, fue construido en 1953 también por Eero Saarinen para Irwin Miller, dueño de uno de los Holdings más importantes de EE.UU. El estilo es similar, exterior simple, carente de cualquier barroquismo, algo frío y bien integrado en un paisaje organizado y pensado como protección y decoración.
Los interiores se acercan más a la riqueza decorativa del Art Decó vienés, pero con un estilo más depurado y simplificado pero cálido, quizá un resumen de la arquitectura escandinava y sus interiores sencillos pero acogedores.
Numerosos muebles fueron diseñados para el edificio, abundancia de la madera, el plástico y el metal, un estilo ultramoderno que aún hoy es canon de elegancia y estilo.
First Christian Church
Otro edificio de Saarinen, este construido en 1942. Se nota la diferencia con los anteriores, recordándonos más las líneas de la Bauhaus y algunas obras de Alvar Aalto. El interior es sobrio y frío. Construido durante la II Guerra Mundial, aún no habían llegado los años de vino y rosas del apogeo del American way of life.
First Baptist Church
Nada que ver con la última obra que les mostramos, la Iglesia Baptista de Columbus, construida por el arquitecto Harry Weese en 1965 y que presenta ya un estilo más decorativo, con mayor interés en los exteriores que las obras clásicas de Saarinen. Antes del verano del amor, Columbus.
Columbus ofrece su rico patrimonio arquitectónico, un viaje distinto, un viaje complementario a un paseo por Tennesse y Nashville, capital del country, al sur e Illinois con Chicago y los grandes lagos al norte. Otro Estados Unidos.
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